I- infieles
Los gemidos eran ahogados por los labios contrarios, las manos expertas recorrían con maestría la delgada cintura, para después perderse entre las piernas blancas y torneadas de Elizabeth.
— "Es-Estarossa.." — el pequeño gemido de su nombre le supo a gloria.
Ella acariciaba sus pectorales con la suavidad que se le caracterizaba, un ronco gemido salio de sus labios.
— "mng..nnnmg" — ella acariciaba su ereccion, primero dando masajes en la punta después a lo largo.
Arriba
Sentía las sensaciones mas placenteras de su larga vida.
Abajo
Sus labios se estamparon con los de ella, sus lenguas se enredaron y iniciaron una batalla de lo mas erotica.
Arriba
El masejeaba su mojada entrada, mientras suspiros y jadeos eran escuchados y sentidos a poca distancia de sus labios.
Abajo
Las caricias se hicieron mas rápidas y dos dedos largos, se adentraron en aquella cálida y mojada entrada haciéndola gemir en alto.
Sus mentes en blanco no dejaban lugar para otras cosas mas que las sensaciones que sentían.
Las lamidas en el cuello, los masajes en sus pechos, las piernas enrolladas a su cintura y los labios acariciándose con los contrarios, dieron inicio a la unión tan anciada y sensualmente esperada.
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Las estocadas eran rápidas y el rechino de la cama junto con el ruido de sus cuerpos al hacer aquella erótica danza era lo que se escuchaba en aquella habitación de una cabaña a las afueras de Camelot.
Los rasguños en la espalda masculina y las mordidas en el blanco y hermoso cuello, eran la prueba de pertenecerle el uno al otro.
— "aa-ah~.....ah~.....mas~..m-mas" — los ojos de Elizabeth nublados de placer, su cuerpo hermoso perlado de sudor y sus gemidos, hacían que Estarossa casi acabara.
— "mng...E-Elizabeth" — un gemido mas fuerte se escucho, al encontrar y rosar ese punto orégano, que hacia volverla loca.
Ambos sabían que lo que hacia estaba mal, ambos estaban consientes, pero lo prohibido tienta, y la curiosidad mata al gato, y el placer al humano, la tentación es el demonio mismo, así que, así acabaron, fundiéndose en lo profundo del otro y llamándose por sus nombres en gemidos, amándose en las noches con la luna de testigo y el de una habitación.
La culminación estaba al tope, las estocadas se hicieron mucho mas rápidas, los gritos que ya no trataba de callar Elizabeth salían y los gruñidos y gemidos roncos de Estarossa se escuchaban, unas estocadas mas, y el climax mas delicioso los ataco, gritando ambos su nombres ante ello.
— "Es-Estarossa!!!" —
— "E-Elizabeth!!!!!" —
Él termino dentro de ella, ambos callendo agotados en la cama, descanso su cabeza en sus pechos y ella gustosa lo acepto, acariciando sus cabellos, ambos respirando agitadamente pero con una sonrisa de satisfacción y amor.
Salio con cuidado de ella, acostándose a un costado, y abrazándola delicadamente, ambos sin importar cuan sucios estaban se dejaron caer en los brazos de morfeo.
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— "espero verte pronto" —
— "nos veremos pronto" —
Mismas palabras en la mañana, con besos cariñosos, y despedidas con un reencuentro próximo, separándose para ir por caminos separados......por bandos distintos pero unidos por solo una cosa....venganza.
Ella llega al lugar donde siempre sabe están aquellos a los que no saben de sus furtivos encuentros, y aquella persona a la que engaña.
Él se reúne con su raza que no sabe de su encuentro a tracion, tal vez, y a él no le es tanto problema, por que a todos les desinteresa lo que hagáis los demás, siempre y cuando se haga lo que se debe.
— "oh, Elizabeth, ¿donde estabas?" —con una sonrisa Meliodas se acerca a ella, y ella le regala una sonrisa, que no es falsa pero tampoco verdadera.
— "hermano, donde estabas" — Zeldris con voz seria se queda mirando.
— "de paseo" — y ambos daban la misma respuesta, Meliodas confiaba en Elizabeth, pues estaba seguro nunca le mentiría.
Zeldris sabia que su hermano a veces parecía un vago, así que estaba acostumbrado a sus "paseos", también sabia que no era estupido para traicionarlos.
Ambos creyendo ilusamente.
A veces el remordimiento le caía a Elizabeth, pero cuando Estarossa la tocaba, se olvidaba hasta de su nombre.
Y Estarossa también de alguna manera pensaba le fallaba a su hermano, pero la venganza se debía hacer, solo que no se preparo para enamorarse en el proceso, pero lo aceptaba mas que gustoso.
Meliodas no sabia nada, el confiaba completamente, la amaba, y el sabia también ella lo hacia.
Zeldris sospecha, él lo hace, pero no dice nada, por que sabe que su hermano hara lo correcto y en caso contrario, él no tendra piedad.
Ningún bando sabia de las noches de amor de ambos protagonistas, de la lealtad que estaban rompiendo.
Y ellos no lo miran así, solo se aman para después fingir ser enemigos, Meliodas ya no es importante para ninguno de los dos.
Y el lo sabe, lo sabe, al estar parado fuera del castillo de Camelot, mirando a la que esperaba fuera su esposa, en los brazos de su hermano, besándose y prometiéndose amor en medio de la guerra, estando él a una distancia mirándolos, con los brazos caídos y con su corazón roto.... y se dio cuenta que lo de Estarossa, también era el proteger a la mujer que ama de su propia raza.
Y se pregunta por que no se dio cuenta.
Y a una distancia opuesta, Zeldris miraba la sonrisa de Estarossa, pensaba que estaba bien, dejarlo ser feliz, aun en cuanto después de terminar con sus promesas tengan que enfrentarse, y sea su obligación el eliminarlo por traición......
Todos lo hacían, todos se preparaban para lo inevitable.
— "este si que es un problema" —
Y Merlín era la única que estaba de acuerdo con aquello, por que los había descubierto, pero dejo que las cosas pasaran como tenían que pasar, y lo inevitable era el enfrentamiento de esos tres.
Y así Estarossa y Elizabeth, se prometieron el amor eterno, por que no sabían si saldrían vivos de esto, ambos tomados de las manos, se prepararon para la ultima batalla.
Espero les guste, saludos
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