F- fe
Cada uno de ellos había perdido todo tipo de esperanza, en especial ella.
Britania había sido totalmente tomada por los diez mandamientos y nadie podía hacer nada para parar las cantidades de demonios que destruían todo a su paso, los cuerpos vacíos de aquellos que se rebelaron contra ellos.
Cada uno de los pecados capitales hacia lo posible para darle un giro a aquel panorama, pero aunque sus cuerpos sangraran a montones, los golpes les dolieran hasta los huesos, y las lágrimas brotaran por perder a sus seres queridos, nada cambiaba en aquel lugar donde ahora era un infierno.
Cada uno hizo lo imposible, pero nada lograron mas que perder todo, ahora los ciudadanos eran esclavos, los caballeros entretenimiento para los mandamientos y ellos, los siete pecados capitales, eran unos cautivos en el castillo encerrados en unas celdas de hierro que era indestructible.
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— "ya despertaste" — en una cama de un cuarto del reino de Camelot se encontraba sentada Elizabeth, quien había sido secuestrada por la misma persona que siempre y ahora mismo la visitaba.
— "...." — de su boca no salio ninguna palabra, ella ya estaba demasiado cansada.
— "me han informado que no has probado bocado, debes Alimentarte Elizabeth" — aunque para cualquiera que escuchara esas palabras pensaría que eran de preocupación o amabilidad, para ella que escuchaba ese tono de burla con la sonrisa sarcástica, no lo eran.
Estarossa miro con la misma expresión de aburrimiento de siempre hacia la albina, quien solo se encontraba sentada en la cama, mirando en ningún lugar en especifico.
— "come, no quiero enojarme contigo" — y sin mas salio de la habitación, para que poco tiempo después entrara de nuevo con una charola con comida en su mano.
Elizabeth miro como se acercaba a ella y le estiraba la charola.
— "come" —la orden estaba clara, así que con un poco de miedo y demasiado lento, la tomo y acomodo en sus piernas para empezar a comer bajo la atenta mirada de su captor.
— "buena chica" — cuando hubo terminado, le quito la charola y le beso delicadamente la frente.
— "tu me haces sacar lo peor de mi Elizabeth" — su voz era tenebrosamente amable.
— "no quiero mostrarte ese lado malo de mi, así que come lo que Gloxinia te traiga, ¿de acuerdo?" — ella solo asintió con la cabeza, y Estarossa con una sonrisa de satisfacción se separo unos pasos de ella, para poder estirar su mano y acariciar su rostro, y sus labios para después acercarse y besarlos, al separarse sin decir nada salio de la habitación.
Elizabeth aguanto un poco mas las lágrimas que querían salir y que se acumulaban en sus bellos ojos,
Ya estaba rindiéndose pero no le importaba, Meliodas había muerto, sus amigos estaban encerrados, y su hogar estaba siendo destruido junto con su gente, ya no le quedaba nada por lo cual quedarse o pelear.
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Estarossa caminaba hacia el lugar de reunión en donde se encontraban sus compañeros, con una enorme sonrisa en su rostro //por fin, por fin, Meliodas, querido hermano, ahora yo tengo eso que tanto anhelabas, por la que nos traicionaste, y solo para mi, sin que te metas en mi camino//.
— "llegas tarde" — la voz de su hermano pequeño, Zeldris, lo saco de sus pensamientos dándose cuenta de que ya había llegado.
— "lo siento, pero estaba entretenido en otro lugar" — su voz cantarina ya no se le hacia tan inusual al pelinegro.
— "¿otra vez con la humana esa?" — no sabia que tenia aquella mujer que hacia que sus dos hermanos cayeran a sus pies, Estarossa no contesto solo se sentó en el sofá de cuero estirando sus piernas y cruzándolas con sus brazos detrás de su cabeza doblados, en una pose despreocupada, pero sin quitar su sonrisa.
— "parece que si" — Gloxinia que estaba al lado de Dolor hablo con una pequeña sonrisa.
— "y bien para que es esta reunión, me estoy aburriendo y tengo hambre" — Derriere bostezo para después mirar a Zeldris.
— "como va la caza a los caballeros, Fraudin"-el mencionado dejo salir una sonrisa.
— "bien, demasiado bien diría yo, todavía hay algunas ratas que corren rápido, pero las encontraran en cuestión de tiempo" — asintió para después mirar hacia Monspiet.
— "el portal..... ¿todavía no lo has encontrado?" — si querían que los demás demonios salieran para poder gobernar completamente Britania, tenían que conseguir la ubicación exacta para dicho acontecimiento.
— "todavía no, el sello al contrario de nosotros al romperse sigue reteniendo la salida, se necesita mas tiempo" — Zeldris le dio la razón y después miro a todos en concreto.
— "nuestras bajas solo fueron Galand y Merascylla, Galand esta hecho roca y en cuanto a la otra, todavía la Merlín esa no me la entrega, pero no hay de que preocuparse, tarde o temprano lo hará, Gloxinia que hay del bosque de las hadas" —.
— "de eso no hay que preocuparse, ellos no son una gran amenaza" — sus ojos negros pararon en su hermano Estarossa.
— "hermano, como vez los acontecimientos" — el aludido solo le regalo una medio sonrisa.
— "muy divertidas, pero seria mas divertido eliminar a las que no nos sirve" — todos sabían a quienes se refería, el menor le daba la razón pero Merlín debía sobrevivir para utilizarla en unos asuntos, Estarossa en si solo lo quería hacer para ver que tipo de expresiones ponía su hermosa muñeca, y deleitarse con ellas.
— "lo pensare, por ahora seguirán encerrados, Dolor te toca el turno de llevarles alimento, en cuanto a los demás, sigan con sus tareas encomendadas" —.
Todos se retiraron, Estarossa se dirigió de nuevo a la habitación de Elizabeth para darle las nuevas posibles noticias acerca de sus amigos.
Cabe decir que se deleito y disfruto de cada uno de sus gestos, sus bellos ojos lo miraban con un odio que logro hacerlo sonreír y un miedo que lo hizo mirarla con lastima mal fingida.
Elizabeth ahora solo rezaba por que su muerte llegara pronto, para encontrarse y estar con su amado, por siempre.
ponía fe en ello.
Espero les guste, saludos.
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