Andrew

—¡¡Ayuda!!—Gritaba Akko.

—¡Sucy!—Le gritó Lotte

—Ya voy—Dijo con un tono perezoso, el de siempre, sacó un libro y una varita de capa, y el libro no era para nada delgado, ¿Como cabía eso ahí?.

Pasó página por página hasta encontrar la que quería.

—¡Bronhja!—Levantó la varita al cielo y burbujas empezaron a aparecer, eran tantas que ya no se podia ver, al despejarse las burbujas Akko no estaba en la guillotina.

—Auch.—Escuche, esa no era la voz de Sucy ni Lotte, está era una más linda y suave.

¿Por que me pesan los brazos?

Miro a mis brazos y ahora yo estoy sosteniéndola, sin mencionas que nuestros rostro están muy cerca.

Ella tiene los ojos cerrados mientras se sigue quejando de dolor, abrió los ojos.

Empezamos a mirarnos fijamente, ella se dio cuenta de eso y se sonrojó.

¿Que estoy haciendo?

—Eh...—¿Por que no puedo hablar?, no es la primera vez que hago esto.—, ¿Estas bien?—pregunto cuando sentí que mis nervios se calmaban.

—Uh, si, eso creo—Me contestó ella, debo decir que es algo linda.

Rayos, voltee la mirada hacia otro lado y me di cuenta que todos nos miraban, cuando regresó mi mirada a Akko ella tiene sus manos en su cara ocultando su sonrojo.

—¿Quieres que te baje?—Pregunte al ver como Sucy se estaba riendo y Lotte sonreía.

—Si...

La deje en el suelo con cuidado, trató de no mirarla mientras colocó mis manos en los bolsillos de mi pantalón.

—¿Quien dejó escapar al conejo?—Dijo una voz femenina que se asomaba por el gran balcón, tenía un vestido celeste con adornos dorados, ¿Que tienen las personas con ese color?.

—El, majestad.—Me señaló un guardia.

—¿Por que lo ha hecho?—Me dijo mientras bajaba las escaleras para llegar al jardín donde están todos los presentes, incluyéndome.

No podía decir que fue Sucy, ¿Que clase de caballero sería?.

Me acomodé la corbata.

—No creo que merezca que le corte la cabeza.—conteste con naturalidad.

—¿Y por qué no?—Me contestó la rubia.

—Creo que la pregunta es ¿Por que lo haría usted, majestad?

—Por lo torpe que es, ya le he dado muchas oportunidades pero ya no puedo darle más.—Me contestó cuando ya estaba delante mío, dirigí mi vista a Akko que ahora estaba temblando a mi lado.

Le empecé a acariciar la cabeza y dije:

—¿Que hizo este conejo?—Akko estaba a punto de decir algo pero luego recordó quien estaba al frente mío y que le podía hacer, sonreí de lado.

—Quebró todos lo platos—Eso no es tan malo—, Por tercera vez—Apreté la cabezada de esta coneja, la cual se empezó a quejar y trato de quitar mi mano.—, Además, siempre llega tarde.—le di más fuerza a mi agarre.

—¡Auch!—Se quejaba la coneja pero decidimos ignorarla.

—¿No cree que haya una manera de perdonarla?—Le pregunte, ella empezó a examinarme de arriba a bajo.

—Frank—llamó la reina, un chico rubio con bigote, que parece falso, apareció.—, Quítate ese bigote—Le regaño.

—Perdón—Dijo con una sonrisa y se quitó el bigote.—¡Oh!, hola Lotte—La mencionada se puso nerviosa y se sonrojó, volvió al mismo estado de antes.

Sucy sacó el mismo periódico de su capa y le dio otro golpe.

—H-hola—Contestó con un nerviosismo notable que hizo sonreír más al rubio.

La reina fingió una tos que logró llamar la atención de Frank.

—¿Que necesita de mi, majestad?—Preguntó el chico dando una reverencia

—Aveces me pregunto cómo terminaste siendo mi consejero.—Soltó una risa nerviosa.—Trae a Dragneelt, le daremos una prueba de fuerza.

—En camino—Dijo antes de irse a buscar esa cosa.

La reina se volteo y empezó a caminar hacia la entrada del castillo.

—Si lo vences, Akko dejara de ser mi sirvienta y te ayudaré en lo que quieras, pero si fallas, dile a adiós a su cabeza.—dijo antes de entrar al castillo.

Esto no va a ser para nada sencillo a juzgar por ese nombre, ¿y por qué siento que me tocan el brazo?.

—No eres débil.—Dijo Akko.—bien, confió en ti.—levantó el pulgar.

—Déjamelo a mi—También levante el pulgar.