A wave of a dream
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Terminaba de escribir algunos detalles para futuros proyectos, la felicidad ilustrada en su rostro mientras la tinta dejaba las curiosas cursivas de su afirmación. El sol de la tarde previa a la caída del manto estelar se colaba cálido entre los ventanales, generando un ambiente cómodamente soñoliento en el que lo mejor parecía pasar el tiempo acurrucado en su pareja.
De reojo veía cómo éste hacía anotaciones en su cuadernillo especial que era recipiente de su inspiración, colocando de a momentos su dedo en el mentón, adoptando una posición que no hacía más que agregarle ese carácter de intelectualidad.
Recuerdos brotaban de repente, saboteando su concentración en el presente y dándole el lujo de detallado de cohibirse al notar comportamientos anteriores.
Su inexperiencia del ayer de los años le abrumaba, sobretodo porque no sabía calificar del todo aquella incesante euforia que le producía el mirar del chico con hoyuelos; esos ojos avellanas tan expresivos y sus palabras que, si bien llegaban a aburrir a algunos, en su caso hacía que su admiración por la sabiduría que poseía aumentara como el desorden de un mar en medio de la tormenta, agitándolo bruscamente con sólo una sonrisa.
La forma en que escribía los cuentos, por los que siempre optaba comprar un periódico, le hacían enamorarse un poco más del interior del más alto. Renglones que embadurnaban su imaginación con el disfrute del juego que su creatividad podía aprovechar para transportarse fuera de la ciudad en la que vivía; evitaba hundirse en la nostalgia que cada día invadía como si fuese un domingo por la tarde, el momento más triste de toda una semana, donde la gente finalmente se hacía consciente de que al siguiente día debía volver al deber y dejar de lado su preciado ocio, solo que esta tortura parecía ya perpetua en el paisaje.
—Hyung... —su voz que pretendía ser sutil para no interrumpir de firma tan abrupta los pensamientos del mayor salió más alta de lo que creía, obteniendo la total atención de Namjoon—, ¿de qué va a tratar tu próximo cuento? —cuestionó, bajando el volumen avergonzado, sintiendo que probablemente lo presionaba al decir aquello.
Pero para su buena suerte, Namjoon reaccionó relajado y feliz, clara muestra de que realmente ya tenía una idea y se encontraba ansioso por decírsela.
—Pues, últimamente ha habido algo que ha estado por mi raciocinio la incógnita de la definición del sueño —habló, su voz ronca pero suave; señaló el asiento a su lado, invitando a su novio a la larga explicación, cosa que con gusto acató.
—¿A qué te refieres con eso? —ladeó su cabeza, mientras se recargaba ligeramente en el contrario.
—La gente se refiere a sueño cuando quieren dormir, pero también lo usan cuando se habla de las imágenes que pasaron por sus cabezas mientras dormían, y en otras ocasiones lo usan para referirse a ideales. Pero creo que si nos ponemos a pensar en el último significado que te dije, es algo meramente extraño e interpretativo a la vez que es irreal. Es decir, por ejemplo, te planteas alcanzar tus propósitos en la vida, o bueno, sueños; sin embargo, hay veces en que nosotros nos excedemos en creer cosas de las cuales obviamente nunca podremos llegar a ser y terminamos cernidos en la mediocridad del conformismo por lo que nos dé el paso de los años, aletargando nuestro estilo de vida y frustrándonos silenciosamente cuando el hubiera nos ataca, simplemente por no haber sabido lo que queríamos —movía sus manos, usándolas como recurso para facilitar el entendimiento—. Viéndolo en un marco contrariado, al alcanzar aquellos anhelos, puede que no nos sintamos realizados o incluso busquemos ir todavía más lejos, y si bien está la posibilidad del éxito, ahora que dejo salir mi pesimismo creo que no es una buena idea eso, ya agotaste todo tú esfuerzo en lo anterior y es difícil reivindicarse porque tú entiendes que hiciste lo que podías al lograr lo primero, te fatigaría más el ser ambicioso. Y resulta aún más interesante cuando ves la complejidad del desarrollo que uno se plantea a sí mismo e incoherente que puede llegar a ser, sabiendo que puede quedar un punto en que te pasarán las dos cosas y termines peor con esa mezcla de incertidumbre —suspiró.
—Pero, Joon, ¿no crees que tal vez no sea así? Es decir, puede que con algunos suceda eso, pero yo deduzco que uno nunca llega a plantearse lo que quiere porque, como tú dices, conforme pasen los días, meses y demás, la vida nos va a ir dando toda clase de situaciones pero eso son factores para modificarnos y, es probable que alcancemos muchos sueños pero siempre terminaremos generando más, las dos cosas sin siquiera saberlas hasta hacer una retrospectiva y analizar todo aquello que poseemos; opino que si hacemos eso, nos daremos cuenta en cuanto nuestro ser sienta una clase de paz particular.
Después de unos segundos de silencio, Namjoon rodeó con uno de sus brazos la delicada anatomía del castaño, atrayéndolo más y dejó un corto pero pesado beso sobre la tersa frente, retirando la invasión de mechones de la misma. Casi como acto reflejo, el menor se encogió en su lugar, apretando dulcemente sus ojitos ante el tacto.
Amaba cada una de las reacciones de Jungkook, su timidez cuando lo sorprendía o la actitud juguetona que tomaba cuando quería mimos y, por supuesto, los incontable sonrojos cada que veía toda la dicha que reflejaba su actitud hacia él, enamorándose más de la apreciación sin igual que cepillaba con sus gestos.
—Cielos, eres tan lindo —sus labios se curvearon, emocionados—. Y no lo había pensado de esa forma, aunque creo que lo que mencionas es parte del sentido común, algo que normalmente olvido. De todos modos, gracias por ello, me has dado algo mucho mejor de lo que venía planeando, bebé.
Posterior a ello, comenzaron a redactar juntos las primeras grafías que vendrían en el próximo relato, escribiendo y borrando errores, fortaleciendo el adorable lazo que tenían desde que Jungkook se presentó ante él como gran fan de sus escritos.
Y así como pudieron realizar importantes avances, el mundo ahí fuera continuaba su paso, ahora el cielo coloreado de una oscuridad elegante de donde sobresalían unos pocos diamantes, separados unos más que otros y centelleando con avidez parsimoniosa.
El cansancio laboral había cobrado factura mayor después de la cena, ocasionando que el menor empezara a cabecear mientras esperaba a que Namjoon concluyera con la organización de sus herramientas para el día siguiente.
A paso arrastrado, el par de dirigió a su habitación compartida, de inmediato el menor se escabulló debajo de las sábanas, poco importándole el colocarse o no su pijama, de cualquier forma, vestía ropa lo bastante cómoda y suelta para utilizarla al momento de dormir. Mientras Jungkook refregaba su mejilla en la almohada, disfrutando de la sutileza y frescura de la tela, Namjoon abotonaba la camisa de su ropa de dormir.
Se metió al lado libre de la cama, girando su cuerpo, postrando su vista en el castaño al mismo tiempo que apoyaba la cabeza en su brazo.
—Jungkook, tú eres uno de mis más grandes sueños —admitió en un murmullo, viendo que los adormilados orbes que sobresalían de entre las sábanas se abrían en un júbilo aturdido, y el color rojizo fluía hasta la punta de sus orejas.
—Hyung, te amo, eres un sueño hecho realidad —el sonido era amortiguado por el encubrimiento en sus bonitos labios, pero claro ante la agudeza de oído del mayor. Se acercó al prístino chico y con ansia lo besó, quitando el estorbo que era la sábana. El sabor era adictivo, un juego cuyas reglas creaban una y otra vez.
De un momento a otro, el deseo lujurioso incrementó en ambos, definitivamente olvidando todo y enfocándose en ellos. Las prendas que en vano se esmeraron por tener fueron retiradas exclusivamente por el amoroso libido y el impulso por el añoro de pertenencia entre sus pieles.
Los dedos del moreno jugueteaban por cada rincón de Jungkook, provocando suspiros y gemidos entrecortados que clamaban por ir más lejos, y como bienhechor, le concedía ese glorioso lujo al pálido, marcándolo en todo los sentidos posibles y demostrando su necesidad de amarlo sin límites.
Un dígito entró en el más joven, incomodándole al inicio pero que con confiados movimientos causó placer y obligó a que uno más le acompañara, volviéndose más sensible ante las sensaciones y cegado por la profundidad de la mirada de Namjoon, quien le aseguraba protección y cuidado. El tercer y último entró, haciendo que arquearse su espalda de forma sensual y sus costillas se marcaran sutiles en las capas externas de su porcelana piel.
Desesperantes juegos previos, alargados gracias al mayor que adoraba la vulnerabilidad de la desnudez no solo de cuerpo, sino de alma que Jungkook le entregaba en instantes tan íntimos como aquellos. Pidiendo permiso, sacó los dátiles y los reemplazó con su miembro, lentamente conquistando la corrugada zona, haciendo que el menor apretara los dientes en busca de aguantar la intromisión.
Notando aquello, repartió caricias en el cabello del pasivo mientras se acostumbraba a tenerlo dentro. El cazador meneo de la esbelta cadera del castaño fue suficiente para que iniciará sus embestidas, yendo profundo desde el principio pero tortuosa mente pausado, expandiendo las carnes que asfixiaban su miembro con delicia.
La insistencia del más joven le aseguró y, nuevamente, cumplió sus deseos, afianzando el agarre que probablemente dejaría huella. El ritmo era acelerado y el choque provocaba un salpico sonoro que acrecentaba la excitación y estimulaba la danza en la que se hallaban ahogados. Los gritos agudos y gruñidos se mezclaban en perfectible armonía y los brazos del menor se adherían resistentes a la cama.
Sin toque en su necesitado miembro, el castaño se corrió manchando al otro en el proceso, cosa que al menos no le importó entre que recibía los empujes pasionales hasta que, sintió el conocido líquido caliente derramarse en sus entrañas con un cosquilleo atrofiante al sentir las palpitaciones de la ya flácida hombría de su novio.
Regularon la respiración, al igual que sentían la ensoñación del relajamiento muscular. Sin embargo, Namjoon salió con cuidado y buscó pañuelos para limpiar el desastre de fluidos de los dos, siendo ayudado por las energías restantes de Jungkook. Nuevamente se acomodaron en la cama, cubriendo sus anatomías y reposando, uniendo sus manos por encima del pecho del más pequeño, arrebatándole un sonrojo y un gesto de clara satisfacción por la ocasión. Aunque no duraron así por mucho.
Con unos movimientos un poco bruscos, que sacaron una liviana carcajada en Namjoon, el menor logró colocarse como la cuchara grande, arropando entre sus extremidades al mayor, relajándolo con su dulce tacto y provocándole la felicidad de tenerlo en cuanto se abrazó a su cintura. Tras unos minutos de silencioso fervor el uno al otro, se dejaron llevar al mundo de los sueños, sosteniéndose entre ellos.
Cortito pero bonito uwu, dedicado a nuestro líder God Namjoon y nuestro bello maknae de oro Jungkook por su cumpleaños.
Espero que les haya gustado.
-Efeati
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