02 ❦︎ en algún lugar
1994. México
Luego de pasar la clase de inglés, y unos minutos antes de irse a sus casas, Lucía iba platicando con Memo. Era raro como ella nunca hablaba con nadie, pero sí había intercambiado más de diez palabras con él y la conversación aún seguía viva.
Lo que ella pensaba, era que Memo le seguía hablando porque aún no sabía todo lo que decían de ella en la escuela.
─¡Oye Memo! ─tenoch y dani llamaron al chico.
─Te llaman de nuevo.
─Sí, eh... nos vemos. ─le sonrió un poco, pero muy poco.
Lucía entró al baño antes de irse, y desde dentro de un cubículo pudo escuchar la conversación de Mariana y Paulina, dos de las chicas bonitas y populares de la escuela. Primero estaban hablando de lo que había pasado con Marifer y Alex, después de Lucy, como era de esperarse. Todos hablaban de ella.
─Ay no, pero también este niño nuevo que no fue nada discreto cuando le dieron el papelito.
─Sí, como es que se llama ¿Guillermo? ─dijo paulina. ─Creo que ya hizo amigos.
─Sí, veo que Alex y Tenoch y Dani le hablan mucho.
─Ah no, yo hablaba de Lucía. Desde el recreo andan caminando como mensos los dos... Creo que aún no la conoce muy bien.
─¿Por?
─Ay no te hagas, ves que dicen que tiene una ets.
─Ah, sí... pero bueno, igual y es chisme, nunca la he visto con nadie.
─Me caga Lucy, no sé por qué.
─Solo porque Alex te decía que la dejaras de molestar, ya dilo.
─No seas tonta Mariana, eso no-
Justo en ese momento, salió Lucía del baño y se miró frente a frente con las otras dos.
─Estábamos hablando de Lucía la de tercero. ─dijo rápidamente mariana.
─Sí sí, no era de ti. ─le sonrió.
Las dos salieron y se empezaron a reír.
Ya afuera de la escuela, lista para tomar el pesero e irse a su casa, Lucy escuchó que alguien le llamaba, aunque se le hacía raro si nadie le hablaba. Quizás no era para ella, aunque era la única que estaba ahí parada.
Bueno, después de reconocer esa voz no se le hizo tan raro.
─¡Oye! ─volteó a ver y ahí estaba memo. ─Hola. ─le saludó un poco tímido.
─Que onda. ─se acercó. ─¿Por qué sigues aquí?
─Es que aún no pasan por mí.
─Chido.
─Hace rato... me iba a decir tu nombre... y ya no me lo dijiste.
─Ah sí, me llamo Lucía. Mi mamá me dice Lucy pero a mí me caga, suena muy pendejo.
─Suena bonito.
Ya nadie dijo nada por los próximos segundos.
─¿Qué escuchas?
Lucy se acercó más a Memo, mucho, para poner su oído al lado del audífono de él. Él de por sí era tímido y todo le daba pena. Quería pensar que lo que le estaba pasando en ese momento era lo mismo.
Pero ni siquiera podía responderle.
─Eh... este... Duncan Dhu.
No supo qué hacer en esos segundos que tuvo a Lucy tan pegada a él, solamente se le ocurrió mover un poquito los pies y sonreír mucho ya que ella no estaba viendo.
En sus audífonos estaban sonando "en algún lugar". Le gustó mucho a Lucía, sin duda la escucharía completa en su casa.
─Está padre. ─le dijo ella.
─Sí.
Estuvieron sonriéndose por unos segundos, hasta que Lucía quitó su sonrisa y bajó la mirada.
─Perdón por preguntar pero... ¿te sientes bien?
─Es una pendejada... pero ahora que me doy cuenta sí me gusta hablar con alguien más que no sea yo... digo, nadie me habla y en mi casa estoy sola todo el día, mi mamá cuando está nunca habla de otra cosa que no sea maquillaje, novios, ropa, novios... no sé ¿no quisieras a veces mandar a todos a la chingada y ya?
─Mmm... a veces.
ella rió. ─¿Qué vas a hacer hoy en la tarde?
✨𓏲*ੈ🚬‧₊˚🎧
Memo iba llegando a la dirección que Lucía le escribió, era un parque, se veía que no iba mucha gente ahí, había solo como otros tres chicos. Pero eso sí, los gatos hasta sobraban.
─Ay, se ve que aquí vienen puros marihuanos hijo. ─le dijo pascual, antes de que bajara del auto memo. ─¿Seguro que esta es la dirección que te dio tu amiga?
─Sí... de hecho allá está mira. ─la apuntó con su dedo, ella estaba de espaldas, acariciando a un gato.
─Bueno. ─dijo no muy confiado. ─Vengo por ti a las nueve.
─Un poquito más tarde, ándale.
─Pero son las siete, dos horas está perfecto.
─Por favor. ─juntó las manos.
─Ta bien, pero a las diez en punto eh.
─Gracias. ─le dio un abrazo. ─Nos vemos más tarde.
─Suerte con la chica. ─le guiñó un ojo.
Memo se acercó a donde estaba Lucía, aún seguía con los gatos.
─¿Lu-Lucy?
ella volteó rápido. ─Ay Memo, hola. ─se puso de pie. ─Vamos a sentarnos.
Fueron a una banca que había ahí en el parque y se sentaron los dos. Era ya tarde, estaba empezando a oscurecer y hacía frío.
─Creo que este es mi lugar favorito de toda la ciudad. ─empezó diciéndole lucy. ─No hay ruido de carros ni de gente peleando.
─Está cool.
─Además me gusta venir porque hay muchos gatos.
─El plan perfecto.
Lucía sacó de su mochila su caja de cigarros y un encendedor. Memo por su parte volteó la cabeza y evitaba mirar lo que había sacado. Hasta que vio como Lucy extendió la caja para ofrecerle.
─Ehh, no fumo... pero gracias.
Estuvieron callados por unos segundos, hasta que Memo empezó a toser por el humo que tenía tan cerca de él.
─Ay perdón perdón, lo voy a apagar.
─No no, está bien, no pasa nada.
─Oye Memo...─agachó la mirada. ─Que padre que me sigas hablando... o bueno, soy yo quien no te deja de hablar.
─Nada de eso, también me caes bien.
─Es que... ¿no te han contado nada de mí?
─No. ─memo estaba mintiendo, lucy desde luego se dio cuenta y no le quitó la mirada de encima hasta que por fin lo confesó. ─Bueno sí... Tenoch me dijo que... que... que tú... bueno es que-
─Que hace un año un pendejo de la generación que salió empezó a decir que yo me cogí a tres de sus amigos y que me le aventaba a él pero que él siempre me bateaba.
─Algo así.
─Se llama Carlos el maldito... él estuvo por meses detrás de mí, creí que yo le gustaba, porque me trataba como si le gustara... entonces un día me dijo que sus padres iban a salir toda la noche, que si podía ir a su casa... me escapé de la mía y fui con él. ─memo escuchaba detenidamente. ─No pensé que él tenía otras intenciones, aunque igual fui bien pendejada porque obvio que si un wey te dice "ven tengo casa sola" es porque solo te quieren meter mano y ya. Pero bueno, a mí él sí me gustaba mucho y... confiaba mucho en él... y... dejé que me tomara una foto. Después de que me dije que no quería hacer nada, se la anduvo enseñando a todos y-
─Pero todos tenemos fotos, no es nada malo.
─Ay Memito que ingenuo eres... yo digo de una foto... de esas.
─¿De esas? ─se tardó unos segundos en entender. ─Ahhh.
─Sí y luego empezó a inventar que yo le hice un oral en el baño de la escuela, que me acosté con quién sabe cuántos chavos, y que incluso uno me pegó una infección.
─Que horrible... que bueno que ya salió.
─Pero eso no quita que todo lo que dijo quedó ahí en la escuela.
─¿Nunca le dijiste nada a tu mamá? ¿O a los maestros? Al director.
─Obvio sí, fue lo primero que hice. Bueno, lo primero fue ir a la policía a demandarlo por tener una foto íntima mía y mostrarla, pero me dijeron que no podían hacer nada si no iba conmigo un adulto, le dije a mi mamá y obvio al principio se enojó cabrón, me dijo que como pude ser tan idiota pero pues ya se le pasó, pero eso sí, jamás me acompañó porque dice que no tiene tiempo, así que lo dejé pasar... y pues el director, ya sabes que es un payaso, solamente dijo que iba a expulsar a los que estuvieran involucrados pero nunca hizo nada más... así que mejor dejé de insistir.
─Lucy... lo lamento.
─No quiero ningún lamento, lo que más detesto es dar lastima. Por eso estoy bien así, sin que nadie me hable, porque si alguien lo hace es solo por lastima o para burlarse de mí.
─Bueno... pero no puedes hacer como si nada pasa.
─Créeme que sí. Lo he hecho durante todo el año.
─Yo no te voy a dejar de hablar por esto. Es más, tú me caes súper bien... a lo poco que llevamos de hablar. ─ella le sonrió. ─No pensé que fuera a hacer amigos, mucho menos el primer día, pero aquí estoy contigo.
─Pues la neta sí está chido tener amigos.
─Sí.
─¿Traes tu walkman? Yo traje mi cassette pero olvidé el mío. Qué pendeja.
─Sí sí yo sí lo traigo.
─¿Quieres escuchar mi música?
─Este... si quieres.
Memo sacó su walkman de su mochila y reprodujo el cassete que Lucía le dio. Los dos se lo acomodaron para escuchar bien, solo que ninguno podía ponerlo puesto porque así no podrían escuchar.
Tenían que estar muy cerca nuevamente, como hace rato en la escuela. Incluso sus mejillas se pegaban, Memo estaba tan nervioso que solo apretaba sus puños para no chillar de los nervios.
─Esta me encanta. ─dijo lucy cuando sonó "un minuto de ti" de mikel erentxun.
─un minuto de ti. ─memo no pudo ocultar su emoción, a él también le fascinaba esa canción. ─También me gusta mucho... es mi canción.
─Nuestra. ─memo la miró con las mejillas súper rojas. ─Digo, a los dos nos encanta.
─Ajá... ─sonreía.
La canción terminó, luego siguió una de Caifanes. A Lucy se le subió la energía que hasta se paró la de la banca para cantar y bailar.
─No dejes que nos coma el diablo amor... que se trague tu dolor.... ─esperó a que memo la continuara.
─No me la sé. ─dijo apenado.
─¿Cómo? Ay no Memo, eso es un delito eh.
─Y no sé por qué, no me importa saber por que... ¡no dejes que nos coma el diablo amor!
Memo ni estaba escuchando bien la canción, porque estaba poniendo más atención a la niña que tenía bailando y cantando frente a él. Lucía se le hizo bonita desde que le habló en la escuela por primera vez, verla ahora sí, se le hizo mucho más bonita.
Dejó de cantar, siguieron con la plática que fluyó de lo más natural. Todo era perfecto, nada forzado, más el ambiente tranquilo y gatuno, no pudieron haber tenido un plan más perfecto. Memo no creyó como algo tan simple superaba a todos los lugares que ha ido con sus padres.
Ya casi a la hora de irse, siguieron escuchando música y Lucy prendió otro cigarro. Como en ese tiempo también estaba muy de moda Luis Miguel, Lucy obvio que tenía música de él en su cassette y ahora estaba sonando "contigo en la distancia".
Ella estaba cantando en voz muy baja, viendo hacia exactamente nada, para estar más cómoda, mejor se recostó del hombro de Memo.
O bueno, sinceramente lo hizo porque quería estar más cerca.
Esa sí se la sabía, pero le daba pena cantarla. Aunque luego de pensarlo un poco, entendió que todo tipo de pena se le iba a empezar a olvidar con Lucía a su lado.
Entonces le hizo segunda voz.
─Ya son las diez. ─dijo él viendo su reloj. ─Pascual va a venir por mí, ya no ha de tardar... ah mira, ahí viene.
─Me gustó haber venido aquí acompañada. ─le sonrió. ─Ojalá podamos venir más seguido.
─Sí. ─él igual sonrió.
Lucía estaba a punto de darle un beso en el cachete, cuando Pascual pitó y les echó la luz del carro.
─Bueno... ya me voy.
─Sí Memo, nos vemos mañana en la escuela.
Se despidieron con las manos, luego Memo se dio la vuelta.
─¿Te vas tú sola? Si quieres te pasamos a dejar, ya está todo oscuro.
─Ay no hace falta, todo el tiempo me regreso sola.
─¿Pero tan tarde?
─Bueno... está bien pues, vamos.
Fueron al carro y ahí estaba Pascual, sonriente como siempre.
─Hola mijo. ─vio que el chico venía acompañado. ─Ay hola muchacha. ─le extendió la mano. ─Pascual, un gusto.
─Lucía. ─le sonrió igual y le saludó.
─¿Podemos pasar a dejar a Lucy a su casa?
─Claro por supuesto, súbete niña.
─Gracias Pascual.
En unos diez minutos ya estaban llegando a la casa de Lucía, así que ya era hora de despedirse.
─Gracias por traerme. ─bajó del coche. ─Nos vemos mañana en la escuela Memo.
─Sí Lucy, hasta mañana.
Finalmente Lucía se fue y ahora sí Pascual iba a hacerle miles de preguntas a Memo.
─Uuuuy Memo el primer día y ya pescaste a una chica linda. ─se reía. ─Que bueno hijo, me alegra que hayas hecho amigos.
─Pascual Lucy es mi amiga, es con quien más hablé hoy. Es más, fue la primera en hablarme.
─Oye desde hace rato que te abracé noté que hueles a cigarros... ¿que hiciste Memo?
─Ah, no es que... Lucy fuma.
─¿Y la besaste o qué? Porque hasta tú hueles.
─No, no la besé, solo... me dio un abrazo. ─no pudo evitar sonreír
─Ay Memo, nomas no te quiero ver fumando ni haciendo cosas malas eh... ya ahora sí vamos pa la casa que se hace tarde. Mientras hay que... ─prendió el estéreo. ─las de Yuri, perfecto.
Así concluyó el día, Memo no se la pudo haber pasado mejor.
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