Al resguardo de la llave
- Pero Otto, entiende que no es justo, ¡me pusieron al mando de un tren fantasma infinito!
- Ah, ah, Max, si tiene un final naturalmente hay un comienzo, además, debes reconocer que Saint Andrews es una ciudad demasiado grande, no has recorrido ni siquiera la mitad de ella
Eso era cierto, por mucho tiempo pensó que Saint Andrews se trataba de una pequeña ciudad costera y rural sin nada extraordinario pero estaba bastante equivocado: era monstruosa, y sus edificios daban vértigo ¿cómo rayos se suponía que custodiara todo eso?
- Además, lo único que debes hacer es enviar niños muertos al juzgado y llevo un buen tiempo sin saber nada de un escoces infante fallecido ¿sabes?
- E-estaba perdido en un pueblo fantasma -se excusó sonrojado, nuevamente, odiaba su país, todos ahí se asonrojaban demasiado fácil y ya era incómodo de por si lidiar con su cabello rojo pasión, parecía toalla sanitaria usada...
- ¿Ah, sí? ¿y no tendrá acaso alguna relación con el tren fantasma? -¿estaba siendo sarcástico! Eso si daba de que hablar, aunque... ¡mierda! ¿cómo no lo había pensado! EL JODIDO PUEBLO FANTASMA, seguramente entre toda la neblina hubiera encontrado alguna pista sobre ese horrible tren, pero ahora estaba tan lejos de allá... PUTA MADRE.
¿Qué era madre..? ¿de dónde se había aprendido tantas groserías..?
- No es una mala teoría -murmuró disimulando su vergüenza en vano, sus orejas coloradas lo delataban.
- Bueno, bueno, pero ya llevas dos semanas ausente así que solo te pediré que, por favor, te aterrices un poco más ¿si?
- Está bien -no puso excusa alguna y emprendió el vuelo de regreso a tierra, Oso Polar se ponía a aullar mucho ante su ausencia y Sneachd le picoteaba la cabeza.
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La vida social de Logan no sobrepasaba los límites de los mellizos Richard pero no por eso era menos interesante; esos hermanos no se llevaban nada bien pero le gustaba hacerse la tonta para conocer la versión de cada uno ante cada desastre que causaban, una vez incluso vio a Adolf llorar, y Adolf nunca, jamás, había llorado en los 8 años que lo conocía, y fue simplemente porque su hermana le dijo tal cual que nunca lo iba a querer como la quería a ella que era su mejor amiga o a sus padres que eran quienes le habían dado la vida porque era un desgraciado tarado con pinta de relajado y sabelotodo que solo la hacía quedar como una imbécil para satisfacer su mísera existencia y jamás lo iba a perdonar por eso.
La herida todavía no cerraba del todo pero sabía bien taparla para no hacer sentir en tensión a su única amiga mientras que Agnés hacia menos obvios los evidentes celos hacía su hermano mayor igualmente por su amistad con ella.
Sin embargo eso no evitaba que fuera menos incómodo, a veces sentía como si se estuvieran peleando por su aprobación constante por sobre la de su hermano. Las indirectas tan claras que se lanzaban entre charla y charla no ayudaban.
En ese momento estaba en medio de otra de las tormentas de los mellizos sin remedio donde Agnés era quien lanzaba comentarios ingeniosos entre tartamudeos poco evidentes que daban a conocer que se los había estado guardando mientras que Adolf trataba de dejarlo por la paz mientras que al mismo tiempo dejaba salir alguna que otra bomba para al menos poder decir que no había perdido la guerra. Era lo mismo cada martes, pues cabe mencionar que todos los lunes en la tarde su madre los ponía a hacer deberes y como siempre exentaba al mayor por ser el favorito (porque si, su madre ya tenía favorito, igual que su padre, lo cual explicaba mucho la necesidad por que ella también tuviera uno: estaban empatados).
Su conversación ya la estaba cansando un poco por lo que se colocó los auriculares un segundo y despegó a una dimensión más agradable.
- "There's gotta be a reason that I'm here on Earth"
- Te odio
- "Gotta be a reason for the dust and the dirt"
- Es todo lo que sabes decir ¿no es cierto!
- "(...)So what's it worth, what's it worth?"
Debe de haber una razón por la que estoy aquí en la Tierra. Una razón para el polvo y la suciedad. El cambio de estación nunca cambió mi dolor. Así que ¿qué vale la pena? ¿qué vale la pena? Vale la pena otro trago de whisky y otro sorbo de ginebra. Otro trago de veneno que se hunde lentamente. Si estamos bajando juntos mejor tomemos otro golpe. No estaremos para siempre así que hagamos lo mejor de esto.
Le gustaba escuchar música y olvidarse un poco de su mierda en momentos como esos, era reconfortante, pero también peligroso: estaba caminando a mitad de la calle.
Los autos atravesaban como podían a la colegiala despistada mientras los gemelos y el ángel le seguían la pista desde la banqueta, aunque claro, los gemelos no tenían ni idea de por que rumbo se estaba yendo la fémina entre comentarios ácidos y remedadas.
Sneach tenía un lugar especial para ella en su mochila desde que se había encontrado una aguja de coser enterrada entre la tierra y Oso Polar todavía era novato aprendiendo a no subirsele encima o sobarse en sus piernas públicamente pero era obediente por lo que cuando Maxwell le pidió empujar a la joven con cuidado al otro lado de la calle este acotó sus instrucciones de inmediato.
Logan se llevaba un mechón de pelo atrás de la oreja mirando fijamente la pantalla cuando de repente sintió una masa peluda y costrosa frotarse en sus piernas sin cuidado, volvió la vista a su entorno de inmediato y huyó a la banqueta cuando percibió un trailer a tan solo medio metro de su cara tocarle el claxon con fuerza. Vaya que esa niña era afortunada.
- ¡Lo siento! -exclamó apenada al conductor volviendo con sus amigos, quienes no contentos con no haberse inmutado de su ausencia comenzaron a gritarse cosas más fuerte. Genial.
Decidió acabar su día de una vez por todas acelerando el paso lo suficiente como para perderlos, ya mañana se disculparían con ella a coro o esa misma tarde la llamarían horrorizados preguntando donde estaban, la verdad le daba igual.
- Bien hecho, Polar -murmuró el ángel contento mimando su cabeza por tres segundos de consuelo, los cuales el perro no dudaba en aprovechar como era debido.
Empezaba a sentirse como una clase de ángel guardián, y ni siquiera hacia bien su primer trabajo custodiando vías.
Por un momento cuando disimulaba tontamente su sonrisa por ver a Oso Polar tan contento dirigió su mirada hacia la niña, ¿Logan MacRury? quien miró su espalda atónita por segundos, y luego regresar a su caminar desfrenado con una expresión de no poder creérselo ¿acaso ella podía verlo? La cosa se ponía cada vez más interesante...
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