Capítulo 1
Adrien llegaba a su habitación, luego de un día muy agotador como héroe de París.
—Hawk Moth no ha tomado descanso ni un día, ya es el akuma número 9 de esta semana — exclamó mientras se arrojaba sobre su cama— estoy tan cansado y nisiquiera llegamos al fin de semana.
—Dímelo a mí, ni siquiera tengo fuerzas para comer mi preciado queso— exclamó Plagg saliendo de la mochila de Adrien y también arrojándose sobre la cama.
Ambos soltaron un gran suspiro cansado.
—Tratemos de dormir un poco que en unas horas tendremos que levantarnos de nuevo— anunció Adrien mientras se acurrucaba entre sus cobijas—
—Ya no quiero seguir haciendo esto, no quiero seguir haciendo nada por nadie.— habló Plagg con tono frustrado.
—No digas eso Plagg, no es culpa de los parisinos akumatizarse, la mayoría de ellos caen en sentimientos negativos y no saben como actuar ante una akumatización.
—Ahora que lo pienso, la culpable de todo esos akumas fue esa tal Chloé Bourgeois, alguien debería ponerla en su lugar.
—No hables así de ella, Chloé no tiene la culpa.
—Sí, la tiene, durante estos dos años ha causado más akumas que cualquiera, esa mocosa es culpable de la mayor cantidad de akumas, ya no me alcanzan las patas para contar los akumas que ha causado.
Adrien se quedó en silencio.
—Ella, simplemente aún no sabe cómo ser más amable, necesita la ayuda de alguien.
—¿Y por qué no la ayudas a cambiar?, no podemos estar combatiendo dos akumas por día por su culpa— decretó Plagg enojado— ya hemos hecho suficiente por ella por estos años.
El kwami esperó la respuesta de su portador, pero solo pudo escuchar su suave y lenta respiración, Adrien ya se había dormido.
Plagg chasqueo la lengua.
—Si fuera un humano la pondría en su lugar...— exclamó antes de cerrar sus ojos para dormir— la haría arrodillarse frente a mí y pedir perdón por todo lo que ha hecho.
...
Por alguna razón, a mitad de la noche y sobre la mansión Agreste, comenzaba a formarse una gran e inmensa nube negra que desprendía rayos color verde esmeralda brillante.
Y dentro de la mansión Plagg se removía a los lados, sobre la cama, mientras que sin darse cuenta rayos leves de color negro y verde lo rodeaban.
...
Ya era de mañana y era un hermoso día, el solo resplandecia en lo alto y el cielo era tan azul como podía ser, no había ni un solo rastro de alguna nube.
Adrien se despertó lentamente, sintiendo que en su cama había cierto peso extraño.
Giró para saber que era ese raro peso, no identificado.
Cuando miró al propietario de ese peso, saltó de la cama asustado.
Sobre su cama había una persona desconocida, con cabellos negros cual carbón, piel blanca cual leche, y era tan grande y alto que ocupaba casi la mitad de la cama.
O y también tenía cola y orejas, sin mencionar que estaba desnudo.
Adrien al ver como una cola de gato se comenzó a mover, empezó a gritar.
El gritó de Adrien hizo que aquel desconocido despertara.
—Adrien es muy temprano para despertarme de mi sueño embellecedor.
—¿Plagg? ¿Eres tú? — preguntó perplejo.
—Por supuesto que soy yo, ¿quién más sería?— cuestionó ofendido.
Plagg inconcientemente giró su cabeza hacia el gran espejo, que se encontraba a un lado de la cama, y apenas vio su reflejo saltó de la cama sorprendido y gritó.
—¿Quién es ese? — preguntó señalando el reflejo.
Plagg notó que el desconocido frente a sus ojos hacia sus mismos movimientos.
—So-soy yo— dijo sorprendido— So-soy un humano, ¡Y estoy desnudo!
Plagg se apresuró a esconderse bajo las sábanas para tapar su nuevo cuerpo humano desnudo.
—¿Cómo es posible? — preguntó Adrien— ¿Alguna vez en la historia un Kwami se convirtió en humano?.
Plagg asomó su cabeza fuera de las sábanas y negó.
—Es algo imposible, jamás había pasado, nunca en los millones de año, nunca un Kwami se transformó en un ser humano— respondió.
—Casi humano, por lo que vi, tienes orejas y cola de gato aún. — comentó Adrien.
Ambos se quedaron en silencio unos segundos.
—Debemos ir y hablar con el Maestro Su-Han, él debe saber lo que te sucedió.
Adrien se dirigió hacia su armario y comenzó a sacar ropa y tirarla hacia Plagg.
—Ponte esto.
Plagg tomó las ropas y las miró con negación.
—No es de mi estilo—comentó.
Adrien lo miró molesto.
Plagg gruñó.
—Si tengo que ponerme ropa que sea algo que convine con mi esencia. — dijo apartando la mirada.
—Plagg esto es urgente, y esa ropa es la única que tengo, tienes que ponertela.
Plagg rodó los ojos y se cruzó de brazos.
—No quiero.
Adrien suspiró cansado.
—Plagg ponte la ropa— ordenó el rubio.
De pronto el anillo que poseía Adrien, comenzó a brillar y desprender magia.
Sobre el cuerpo de Plagg comenzaron a aparecer marcas oscuras y sus extremidades comenzaron a moverse por si solas.
—¿Qué, qué está pasando? — se cuestionó Plagg con un leve tono de dolor.
Él se pusó la ropa tal y como Adrien había ordenado.
—¿Qué fue eso? — preguntó Plagg asustado luego de que su cuerpo dejó de moverse por si solo y las marcas desaparecieron.
—Lo-lo siento Plagg, no sé qué fue eso. — se disculpó Adrien mirándolo preocupado y luego dirigió su vista al anillo— Creo que aún le obedeces si tengo él anillo.
Ambos se miraron.
—Tenemos que ir rápido con el maestro Su-Han. —anunció el rubio— Pero hay que tener cuidado, tendrás que salir sin que te vean.
—Gran idea genio, pero ¿cómo salgo de aquí sin que me noten? — preguntó sarcástico el peli-negro y se levantó— Soy más alto y más robusto que tú ahora, no creo que esconderme en tú bolsillo funcione.
Adrien miró a su alrededor buscando una salida y sus ojos fueron a parar hacia la ventana.
Plagg dirigió sus ojos hacia esa dirección y comenzó a negar.
—Por supuesto que no— negó rápidamente Plagg.
—Oh vamos, eres mitad gato, seguro caes de pie. — animó Adrien.
—También soy mitad humano y seguro me quiebro, Adrien es una habitación en un primer piso, sin contar que caere en la entrada.
Adrien se lo pensó.
—En la entrada nunca hay nadie, podemos hacer una cuerda con las sábanas y algunas ropas.
Plagg rodó los ojos y suspiró.
—Bien, pero si muero, entierrame junto a mucho camembert.
Adrien asintió y río.
Ambos se pusieron a anudar sábanas y ropas para crear una cuerda.
Luego la arrojaron afuera de la ventana.
Plagg se subió y tomó la soga improvisada, salió hacia afuera sosteniéndose de la cuerda y miró con temor hacia abajo.
—Esto no terminará nada bien— murmuró.
Dió un pequeño impulso con sus pies, pero ese impulso se convirtió en un gran salto, haciéndolo chocar contra la pared de un edificio.
—Auch— se quejó—
Plagg se iba a caer, pero rápidamente se impulso de nuevo para caer sobre un techo de una casa.
—Al parecer aún tengo poderes— comentó orgulloso.
—¡Plagg! — gritó Adrien.
El nombrado dirigió su vista hacia él y dio un gran salto para volver a estar en la ventana de la mansión.
—¿Estás bien? — preguntó Adrien.
—Mejor que bien, al parecer tengo los poderes que te doy cuando eres Chat Noir.
Adrien suspiró aliviado.
—Eso es bueno.
La puerta de Adrien sonó tres veces.
Ambos amigos se miraron.
—Rápido, ve a la calle, ahora salgo e iremos a ver al Maestro.
Plagg asintió y dió un gran salto hacia afuera, mientras Adrien se dirigía a la puerta.
—Adrien— nombró Nathalie con seriedad.
—Hola Nathalie, buenos días— saludó el rubio.
—Adrien te estas atrasando para la escuela y recuerda que hoy tienes examen de matemáticas.
Adrien hizo una mueca y suspiró.
—Lo olvidé por completo.
—Debes apresurarte si quieres llegar a tiempo— informó la mayor y comenzó a marcharse.
Adrien tomó su mochila con rapidez y comenzó a salir.
Se dirigió con rapidez hacia la entrada donde lo esperaba Plagg, que estaba escondido.
La limusina paro enfrente de ambos y Plagg lo miró confundido.
—¿Iremos a ver a Su-Han en limusina? — cuestionó.
Adrien negó.
—Tendremos que ir primero a la escuela, hoy tengo examen y no puedo faltar, luego de eso iremos a ver al maestro.
El guardaespaldas de Adrien se acercó apresuradamente hacia él sintiendo a Plagg como una amenaza.
Adrien rápidamente lo detuvo.
— Él es un amigo, irá conmigo a la escuela— informó.
El guarda espalda lo miró y asintió, se dirigió hacia el asiento del conductor y espero a que ambos se subieran, luego arrancó.
—Adrien, sin ofender, pero tú ropa me está apretando— comentó Plagg.
Adrien observó a Plagg.
—¿Qué? — dijo el peli-negro sintiendo la intensa mirada del rubio.
—Tendrás que ir conmigo a la escuela, ¿no puedes esconder tus orejas y cola? — cuestionó.
—No lo sé— respondió dudoso Plagg.
Él comenzó a pensar en si sus orejas y cola se podían esconder y como si fuera magia, todo lo relacionado a lo felino desapareció.
Ambos se miraron sorprendidos.
—Eso es algo bueno, creo— comentó Adrien.
La limusina se detuvo y ambos comenzaron a bajar.
—Oye que haremos si alguien pregunta que hago aquí— cuestionó Plagg.
—Seguro ya pensaremos en algo— respondió Adrien.
Plagg miró a su alrededor.
—Todo se siente tan diferente ahora que soy humano— comentó.
Los ojos de Plagg fueron a parar hacia una cabellera rubia larga.
—Esa es Chloé Bourgeois.
Adrien también dirigió su vista hacia ahí.
—¿Qué tiene ella? — cuestionó.
Plagg cambio su semblante a uno molesto.
—Por culpa de ella no he podido descansar estos últimos días, ahora que soy humano la pondré en su lugar.
—¿Qué?, Plagg no lo hagas. —susurró Adrien y extendió su brazo para detenerlo pero fue en vano
Plagg comenzó a caminar en dirección de Chloé, quien estaba de espalda hacia él, si andar era fuerte y determinado.
—¡Chloé Bourgeois! — nombró alzando la voz.
En cuanto la rubia escuchó su nombre comenzó a girarse en esa dirección.
—¡Tú eres...!
En cuanto Chloé conectó sus ojos con los de Plagg, él se al instante se quedó totalmente helado y sin palabras ante tal mirada de hielo, comenzó a sentir una corriente eléctrica recorrerle por todo el cuerpo.
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