Capítulo 32: Actualidad

Chuuya fue el primer en abrir los ojos, su primer pensamiento fue de inmediato sobre el dolor que recorrió cada rincón de su cuerpo. Casi lo compararía al día que desperto luego de su primer  entrenamiento con Kouyou, casi, porque ahora, realmente sentía que no se podría mover, junto con que, en los entrenamientos no despertaba con dolor de garganta. No quería ni siquiera pensar en por que le dolía la garganta, el solo recordar eso lo llenaba de bochorno.

Se cubrió el rostro con ambas manos, no tenia los arrepentimientos del día siguiente pero no dejaba de ser vergonzoso…lo que habían hecho…lo que había dejado que le hicieran, se giro un poco con una mueca para mirar al culpable de su estado, este dormía plácidamente, ni siquiera parecía tener ganas de moverse de su posición. El pelirrojo noto que, incluso en sueños tenia su mano agarrada, como si no quisiera que se escapara

Chuuya llevo su mano libre al cabello de su novio, tirando con fuerza uno de sus mechones de cabello, al diablo con  despertarlo o no, le dolía todo el cuerpo, el bastardo no había tenido piedad incluso para una primera vez. No es que no lo hubiera disfrutado…le gusto y… el castaño siempre había sido muy intenso, así que se espero que fuera así

Dazai se quejó, pero no despertó, ciertamente, el pelirrojo no podía evitar admirarlo, desde que había salido de la Port mafia, el castaño se daba el lujo de dormir profundamente, antes, siempre despertaba primero o no dormía, pero ahora, dormía en un estado profundo confiando por completo su vida a Chuuya  

- Eres un idiota, Osamu – gruño molesto, pero al mismo tiempo con cariño, alcanzo con su mano el reloj en la cómoda.

Mediodía, ya deberían estar en camino a otro lugar, no podían seguir mas tiempo en esta pequeña ciudad. Pero, primero necesitaba una ducha, se habían quedado dormido del cansancio, y seguían en el mismo estado de desnudez cubiertos solo por una sabana, seguro el pensamiento de una ducha no había cruzado por su mente.

El pelirrojo se incorporó con dificultad, ¿Cómo algo tan placentero dejaba secuelas tan dolosas? Miro unos segundos a Dazai, aprovechando que este dormía, lo beso con suavidad en una de sus mejillas

- Buenos días – susurro con una sonrisa, no podía no decirlo

Dazai se estiró con pereza. Aun con los ojos cerrados estiro su mano buscando a Chuuya, pero su lado de la cama estaba completamente vacío. De inmediato abrió los ojos buscándolo con la mirada, pero los resultados fueron los mismos. Chuuya simplemente no estaba.

Se incorporó de inmediato, sintiendo que no podía respirando con dificultad, ciertamente aun le costaba despertar y no verlo, le traía malos recuerdos, colocándose rápidamente unos boxers corrió por el pasillo, no lo pensó mucho antes de dirigirse a la puerta de la salida pensando en buscarlo en la calle, ni siquiera tomo en cuenta su falta de vendas

- Me molestaría mucho si alguien te viera así en la calle – escucho que le decían desde la sala, el castaño se detuvo en su búsqueda desesperada – así que, si vas a salir, al menos ponte una camisa

- ¿Chuuya? – susurro enfocando su mirada en el pelirrojo, quien bebía una taza de café cómodamente en el sofá

- ¿Qué? – contestó este alzando una ceja, no había terminado su ducha hace mucho, así que solo tenia puesta una camisa y un bóxer – Te deje dormir, parecías querer descansar- continuo al ver la falta de respuesta de su novio - ¿Osamu?

El castaño parpadeo confundido, estaba aquí, no se había ido,  se acercó a su  lado pelirrojo, quitándole el café de las manos

- ¡Eh! ¡Eso es mío! – espeto malhumorado, aunque tragando sus palabras al verse atrapado en un desesperado abrazo - ¿Dazai?

No recibió respuesta alguna, así que solo opto por regresar el abrazo, palmeando su espalda con cariño, aprovechado de recorrer con suavidad su piel sin vendas

- Odio despertar y no verte a mi lado – comento finalmente el castaño, separándose para mirarlo a los ojos con una pequeña sonrisa – Buenos días

- Buenas tardes – comento en cambio con una pequeña sonrisa – Ya es más de medio día

El castaño le regreso la sonrisa, apoyando su espalda en el respaldo del sillón, atrayendo a sus brazos al pelirrojo, quien hizo una pequeña mueca por el dolor muscular, gesto que no paso desapercibido por el castaño

- ¿Tu cuerpo esta bien? – pregunto Dazai besando el cabello húmedo por la ducha del pelirrojo, sintiendo el olor del shampoo que tanto le gustaba a Chuuya

El pelirrojo se sonrojo ante la intima pregunta, aunque no tenia derecho a ello, no después de todo lo que habían hecho.

- Estoy bien…- susurro evitando mirar a su novio. Finalmente, suspiro – Bien, me duele como el demonio el cuerpo, fuiste un maldito bastardo, imbécil – gruño malhumorado ante su falta de movilidad, sus últimas fuerzas se habían ido luego de preparar su café y sentarse, por eso no regreso a la habitación

- Oh, pero Chuuya también lo quiso – espeto este con cariño, bajando su mano hacia la cadera del pelirrojo, simplemente acariciando con suavidad – Y todo se pudo haber detenido si lo hubieras dicho antes

- ¡Yo dije que te detuvieras! – espeto a la defensiva, sonrojándose por completo…si lo pensaba, el fue el que pidió que llegaran al final -  Eres un idiota

- Pero me amas – comento este sonriente por la confesión que había obtenido – Chuuya me ama

- No es como si no lo hubiera hecho antes de…decirlo en voz alta – susurro por lo bajo el pelirrojo, permitiéndose apoyar su espalda en el cuerpo del castaño - Tú...no puedes desaparecer , Dazai - susurro recordando lo que habían conversado anoche

- Estaré dónde tú estés, cariño. Así que, tampoco trates de desaparecer

Chuuya negó suavemente con la cabeza

- Nunca - la sinceridad de apoderó de esa palabra, no podía alejarse de nuevo, no cuando casi se habían destruído por estar separados

Se quedaron cómodamente apoyados en el otro, al menos hasta que el castaño sintió como la espalda del pelirrojo poco a poco se iba humedeciendo por las gotas de agua que caían del cabello sin secar de Chuuya.

- Chibi – comento tomando uno de los mechones largos - Déjame secar tu cabello

- ¿Por qué te dejaría hacer eso? – el pelirrojo alzo una ceja ante la petición. No era la primera vez que se lo pedía

- Nunca me has dejado - explico este con un puchero, abrazándolo como si fuera un peluche

- Si no me insultaras cada vez que lo pides lo consideraría – Chuuya rodo los ojos ante su fingido tono de berrinche

- ¡No he vuelto a decir que tus brazos son demasiado cortos para secar bien tu cabello como argumento! – solo había sido una vez

- Ni me lo recuerdes, idiota

El pelirrojo lo evaluó con la mirada, suspirando en rendición al final. Era su último día en esta ciudad, además…no podía moverse como para secarlo él

 - Bien - espeto. El castaño le sonrió y sin perder oportunidad, lo tomo entre sus brazos sin dificultad

- ¿Eh? – Chuuya no salía de su sorpresa al ver alzado en brazos - ¡Puedo caminar! – o podía intentarlo

- Déjame malcriarte hoy, fui muy duro contigo anoche – se excuso llevándolo nuevamente a la habitación – La próxima vez seré más suave

- ¿Quién dice que habrá una próxima vez? – espeto Chuuya de mal humor

- Habrá una próxima vez, no creo poder mantenerme lejos de tu…

- ¡Ya! ¡Entiendo! ¡No sigas! – se tapo el rostro sonrojado, no tenia que dejarlo terminar la frase para saber sus malas intenciones con esa frase

El castaño se rio divertido, dejándolo suavemente sentado en la orilla de la cama mientras buscaba el secador de pelo, el pelirrojo lo miro contagiado por su entusiasmo infantil, solo iba a secarle el pelo, pero, se dejo llevar, permitiendo que el castaño se pusiera a su espalda

Dazai sujeto su cabello entre sus dedos por unos segundos antes de comenzar a secarlo. No podían conversar por el ruido del secador, pero estaban en un ambiente cómodo, a los pocos minutos Chuuya sintió como Dazai apagaba el secador, pero, en vez de dejarlo ir comenzó a sentir como tironeaba su cabello sin hacerle daño.

- ¿Qué estás haciendo? - exclamo intentando mirarlo, pero Dazai lo mantuvo quieto.

 - Espera casi termino - murmuro este, Chuuya se mantuvo quieto – ¡Listo! Primera vez que me queda tan bien

El pelirrojo lo miró fijamente, y sin decir una palabra se miró en el espejo de la cómoda. Hizo una mueca ante las dos coletas que tenía cada lado de su cabello. Se las quito de golpe y se lanzó sobre Dazai, al diablo con su dolor de cuerpo

- ¡Eres un idiota! - le dijo mientras lo intentaba a agarrar del cabello este se reía divertido, esquivando cada intento de Chuuya por alcanzar su cabello.

- ¡Te veías hermoso!  - le dijo este agarrándolo por ambas muñecas para detenerlo

- ¡Por eso no te dejo tocar mi cabello! - le murmuro molesto.

Dazai se rio, atrayéndolo a un abrazo en su regazo. Descanso su mentón en su cabello rojizo con delicadeza

- No pude resistirme - le dijo con diversión. Chuuya resoplo apoyándose en el hombro de Dazai

- Y yo no podré resistirme a cortarlo si sigues molestándome - le espeto el pelirrojo con una sonrisa, tema delicado para su novio

- No te atrevas - gruño Dazai con la mirada completamente en serio- Me gusta tu cabello...y si eso no te convence, ten en cuenta que Kouyou-san también ama tu cabello y te torturada si lo cortas

- Neesan no me haría eso – pareció pensarlo un segundo antes de sonreír suavemente – Aunque, podría culparte a ti y torturarte, suele relacionarte con todos los malos ejemplo en mi vida

- Eso es cierto – apoyo el castaño sosteniéndolo cerca, en la posición que estaban se podían mirar a los ojos, Dazai aprovecho para recorrer todo su rostro con una sonrisa cariñosa. El pelirrojo sintió que su rostro se sonrojaba ante la intensa mirada de Dazai

- ¿Qué? – susurro manteniendo en todo momento la mirada

- Te amo, Chuuya- le susurro este atrayéndolo para besarlo, recorriendo con sus manos el torso del pelirrojo, el cual se estremeció ante la sensación, aun se sentía sensible por todo lo que habían hecho- ¿Me amas?

El pelirrojo trago con fuerza no iba a caer otra vez en el juego, comprendió que lo mejor era no ocultar nada, no quería repetir ese…interrogatorio

- Te amo mucho- contesto en un susurro el pelirrojo cuando Dazai lo dejo de besar. Era algo vergonzoso de decir, pero...de vez en cuando no era algo malo de mencionar – Pero ni creas que hare algo mas hoy…realmente me duele todo el cuerpo

- No te hare nada, no seria bueno que tu lindo cuerpecito se lastimara más

Chuuya resoplo, pero se sonrojo levemente, no sabía cómo podía segur sonrojándose luego de todo lo que habían hecho

El castaño sonrió encantado con el sonrojo en el rostro del pelirrojo, nunca pensó que esta persona se volvería el centro de su mundo, el centro de todo lo que era bueno en él, se preguntó…en qué momento comenzó a amarlo, en qué momento comenzó a pensar que no podría vivir si esta persona desaparecía. Recordó por un momento cuando eran niños, cuando se recostaban uno a lado del otro en la alfombra, mirándose a los ojos como si nada mas existiera fuera de esa habitación, tomados de las manos en busca del apoyo de otro. La mirada de Chuuya, sus ojos azules, que por mucha oscuridad que vieran seguían teniendo una luz que le encantaba cada vez que los veía, ¿Cómo hubiera sido su vida si nunca lo hubiera conocido? ¿Habría sido una vida? no podía imaginárselo, no había manera de imaginarlo, después de todo, si miraba hacia atrás siempre estaría Chuuya, en cada respiración, en cada pensamiento, en cada rincón de su oscura alma. Lo amaba, lo necesitaba y definitivamente no podía vivir sin él. Sin duda, no habría futuro ni existiría un pasado sin Chuuya

- Gracias – susurro el castaño de la nada, Chuuya lo miro confundido, encontrándose con una mirada que parecía conocer cada uno de sus secretos, aunque, si era así…Dazai lo sabía todo

- No quiero malinterpretar y creer que me estas dando la gracias por haberme acostado contigo – comento con un tono burlón por la mirada seria del castaño

Dazai sonrió encogiéndose de hombros

- Tienes razón, debería agradecerte  - tomo la mano donde estaba el anillo, besándolo con suavidad – Gracias por eso

Chuuya abrió la boca y la cerro sin saber que decir

- ¡No me agradezcas por eso! – termino por exclamar avergonzado, hoy era el día para avergonzarse, y supo, cuando vio a su novio abrir la boca para volver a hablar que el bochorno no se detendría, así que se apresuró a interrumpirlo – ¡Solo explica porque me decías gracias!

El castaño se rio en voz baja por su clara forma de evitarlo, pero, simplemente lo tomo por la barbilla para que se miraran a los ojos

- Por quedarte conmigo cuando éramos niños, por no abandonarme, por volver a mi y…- lo beso en la punta de la nariz con dulzura – Por existir

Bien……. eso si fue la cereza en el pastel, Chuuya no pudo evitar sonrojarse, su rostro rápidamente se tiño de rojo, sintiendo como el calor aumentaba. Se cubrió el rostro con ambas manos

- No tienes que agradecerme…por eso – repitió mirando entre medio de sus dedos – Yo…soy el que debería…agradecer el que me llevaras contigo – susurro finalmente recordando el momento en que llego a la Port mafia – Dios, como puedes decir cosas tan vergonzosas

Dazai sonrió, escondiendo su rostro en el cuello del pelirrojo

- No puedo avergonzarme cuando solo digo la verdad – comento este abrazándolo por la cintura

- No me vengas con eso, Osamu – espeto malhumorado el pelirrojo, dejando que sus manos acariciaran el cabello castaño de Dazai-  Tú tampoco te avergüenzas cuando mientes, eres el perfecto ejemplo de alguien que no siente vergüenza, ni siquiera parecer ponerte nervioso

Dazai se rio divertido ante eso

- Ayer estaba nervioso – comento cerrando los ojos, relajado ante los suaves toques del pelirrojo en su cabello  

- Mentira – espeto el pelirrojo tirando levente del cabello de Dazai – No hay modo, parecías muy seguro de ti mismo mientras me… torturabas – suspiro, aguantado los recuerdos que querían llegar

- Es enserio – insistió el castaño separándose del cálido abrazo para mirarlo a los ojos – Estaba nervioso por saber tu respuesta, no quería escuchar que en realidad no lo decías por que, en el fondo, me veías solo como un…hermano – ante lo último sonrió con burla. Chuuya trato de enojarse, pero termino riéndose a carcajadas, uso la peor referencia – Solo bromeo, cariño. Ciertamente solo estaba nervioso por que te desmayaras antes de conseguir mi respuesta

- Eres un idiota – espeto dejando de reír el pelirrojo

- Un idiota que te ama

Chuuya suspiro, al menos no negaba que era un idiota. Poco a poco le sonrió emocionado, provocando que el castaño lo mirara confundido

-  Es hora de viajar a otro lugar, no será bueno que nos reconozcan – comento extrañamente emocionado Chuuya

- ¿Estas feliz? – comento el castaño sonriéndole de regreso

Chuuya asintió, la última vez eligió él, era el turno del castaño de seleccionar un lugar

- ¿Ya pensaste donde quieres ir? – pregunto curioso el pelirrojo

Dazai asintió, poniendo una sonrisa que no demostraba nada en particular

 - Tromsø – comento logrando captar la atención de Chuuya, quien lo miro confundido por la elección – Te va a encantar, lindos paisajes, calles limpias, animales libres y…mucha mucha mucha nieve

Chuuya lo miro ingenuo de sus verdaderas intenciones, sonriendo emocionado ante la mención de la nieve

- ¡Hay que ponernos en marcha! – se levanto casi olvidando su dolor de cuerpo, casi, por que tuvo que apoyarse de la orilla de la cama. Miro fulminante a Dazai – No digas nada- El castaño alzo ambas manos, no iba a burlarse por el momento – Y no me toques…

- ¿Ehhhhh? ¿Por qué?  - eso no era justo

Chuuya pareció reacio a hablar, pero el castaño lo comprendió al ver como un aura roja se esparcía alrededor de su cuerpo. El pelirrojo hizo su cuerpo mas liviano, evitando que el dolor apareciera al hacer esfuerzos grandes

- No me toques, tenemos que irnos hoy – advirtió nuevamente señalándolo – Enserio, Osamu

- Ya que me llamaste Osamu, puedo aceptar tus términos o podría llevarte en brazos, de todos modos, no tenemos que llevar casi nada para viajar – solo un poco de ropa, luego personas harían limpieza en la casa deshaciéndose de todo lo que pudo haber quedado

- No dejare que te vean cargarme en brazos – gruño, nunca se sabía quién podía estar mirando – Solo ayúdame a organizar las cosas para irnos

- Bien, bien – Dazai no se iba a quejar, mientras más rápido llegaran a su nuevo destino mejor para él - Por cierto, compré para ti  ibuprofeno

El pelirrojo alzó una ceja ante eso

- ¿Para qué?

- Para el...dolor - comento con una sonrisa - Te ayudará

Chuuya parpadeo confundido pero asintió, eso era un golpe de suerte
...pero

- Tú ¿Tenías planeado esto? - espeto mirándolo con sospecha

- Oh, si, pensé que algún día beberíamos alcohol, así que compre para un posible dolor de cabeza pero...que suertes que se pueda usar para otras cosas - explico con una sonrisa inocente - Te lo traeré

El pelirrojo lo miro caminar fuera de la habitación, no debía sospechar de esto ¿Verdad?

Chuuya suspiro con tristeza mientras sostenía la llave de la casa en sus manos, este había sido su primer destino de sus vidas libres, no podía evitar sentirse un anhelo a dejar este lugar, se paseo por las habitaciones, escuchando como el sonido de sus pasos hacían un eco que resonaba, haciendo evidente de que era una casa sin contenido, al menos material, pero, para el pelirrojo siempre estaría llena de recuerdos.

Con cuidado quito el llavero de oso de la llave, esto era algo que no dejaría. Se quedo mirando el oso en su mano, el tiempo lo había gastado un poco, pero los ojos del pequeño peluche brillaban como siempre. Un recuerdo de la felicidad de su infancia, de la tristeza de la perdida  y del amor en su vida. Jugo con uno de los brazos del peluche, recordando como le hizo compañía en los momentos en que no podía más, en aquellos momentos en que solo quería regresar y ver a Dazai

- Mi amigo es un peluche – murmuro sonriente, no es que se lo fuera a decir a Dazai, quien se había reído cuando vio que aun guardaba ese oso, bromeo mencionando que podía comprar uno mas grande. El pelirrojo no dijo nada, porque sabía, que el castaño aun guardaba sus dibujos y aquella pulsera que le regalo en navidad, una que ya no podía usar debido a que su muñeca había crecido, pero, que el castaño nunca se atrevió a botar

Sonrió un poco, recordando las palabras de Dazai, realmente no tenía que agradecerle nada, era Chuuya quien debía agradecerle, en la oscuridad de su mundo en las calles pudo encontrar una esperanza para vivir, pudo encontrar una familia y una persona que estaría con él toda la vida.

No importaba como seria el futuro, no importaba que algún día tuvieran que regresar a la Port mafia, nada importaba mientras pudieran mantenerse juntos

- A tu lado por siempre, Osamu – ese era su mas fiel lema y cometido, algo que llevaba grabado en su alma y corazón

- ¡Chuuya! ¡Te estoy esperando! ¡Me van a raptar aquí a fuera si no vienes! ¡Hay una abuelita mirándome! ¡Se que tiene malas intenciones conmigo!– la voz del castaño resonó desde la calle

Chuuya se rio, como si alguien pudiera hacerle algo al jefe de la Port mafia. Guardo con cariño el oso en su bolsillo, manteniéndolo cerca

- ¡Voy! – grito, mirando unos momentos más el interior de la casa, antes de cerrar la puerta, solo dejando un pequeño eco que resonó junto a las risas de dos personas que se alejaban entre bromas y sonrisas de felicidad



Fin

Gracias a todos los que llegaron al final de esta historia, gracias por su apoyo y gracias por todo el animo que me otorgaron😿🥺❤️❤️❤️, espero que les haya gustado leerla tanto como a mí me gustó escribirla ❤️❤️❤️❤️
Gracias gracias gracias 😊😘😘😗
Besos y abrazos infinitos para ustedes~

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