Capítulo 27: Actualidad
El castaño esperaba a Chuuya mientras miraba por las ventanas. Los paisajes eran increíbles, no es que se fijara mucho en esos detalles en la normalidad de su vida. Pero desde el día que llegaron Chuuya no dejaba de hablar emocionado de lo hermoso que era el levantarse y ver esos paisajes a través de la ventana.
Y, a quien engañaba, cada vez que escuchaba a Chuuya hablar sobre cualquier cosa, lograba ver el mundo desde otra perspectiva.
Sonrió para si mismo, eso no se sentía nada mal, para nada mal
- ¡Dazai! – la voz del pelirrojo resonó en el silencio que se había creado
El castaño camino sin apresurarse por el pasillo
- ¿Estas listo? – contesto abriendo la puerta de la habitación
Chuuya de inmediato encontró su mirada. Tenia una mueca en su rostro
- ¿Al menos me dirías como vestirme? – le contesto con un suspiro. Dazai lo único que la había dicho era que se preparara para salir. Había optado por una vestimenta casual, pero nunca que podía esperar con el castaño
Dazai le sonrió mal intencionado
- ¿Quieres que te ayude a vestirte?
El pelirrojo subió una ceja ante eso
- No – fue una negación determinada, que no dejaba ningún espacio para las dudas
- No tienes que estar avergonzado ¿No te ayudaba cuando éramos niños?
El castaño dio un paso mas cerca de Chuuya, el que opto por levantar ambas manos como señal para detenerlo.
- ¿No íbamos a salir? – contesto visiblemente nervioso. Creía firmemente que Dazai estaría mas que dispuesto a cumplir sus palabras, pero no estaba dispuesto a jugar con fuego hoy
Dazai de inmediato se detuvo, parecía estar evaluando los pro y contra de salir. Terminando por suspirar decepcionado
- Tienes razón – contesto con una mirada seria.
Chuuya lo miro curioso ¿Qué era tan importante como para que le hiciera caso? Normalmente se seguiría burlando por un buen rato
- ¿Entonces? – insistió el pelirrojo
- ¿Qué?
- ¿Estoy bien vestido?
Dazai subió una ceja ante eso. Mirándolo de pies a cabeza, por supuesto que estaba bien vestido ¿Había algún sentido en que se lo preguntara?
- ¿Me preguntas eso cuando fue Kouyou-san la que te enseño a vestirte?
Chuuya le sonrió divertido
- Bien vestido para lo que sea que planeaste, Dazai
El castaño asintió. Acordándose en último momento de cierto detalle.
- No te coloques esos gorros o sombreros tuyos – comento acercándose a el closet en busca de algo que había escondido – Tengo algo que tienes que usar
Chuuya miro el gorro de lana que había agarrado de antemano. Dejándolo sobre la cama resignado
Observo curioso como el castaño rebuscaba en la ropa ¿Le iba a regalar un sombrero? No creía que eso fuera posible, teniendo en cuenta que Dazai aun se quejaba cuando los usaba.
- ¡Aquí están! - el castaño se giró sonriente a mirarlo
El pelirrojo dio un paso atrás ante los dos objetos que le mostraba
- ¡No usare eso, Dazai! - ¿Qué diablos era lo que planeaba?
Chuuya apretó con mas fuerza la mano de Dazai, aunque sin intención de lastimarlo, solo necesitaba saber que seguía ahí apoyándolo. La venda en sus ojos no le dejaba ver nada, así que tenia que confiar por completo en la guía del castaño
- ¿No crees que es un poco excesivo que cubras mis ojos? – Era extrañamente divertido, sin embargo
- Nop, quiero que sea una sorpresa – Dazai devolvió el apretón a la mano del pelirrojo, dándole tranquilidad, aunque no detuvo su paso
- Tengo que preguntar ¿En qué parte de esta salida son necesarias las orejas de ratón? – Dazai le había entregado una venda negra y unas orejas de ratón, era normal que sospechara de lo que sea que fueran sus planes. Ante la insistencia del castaño había terminado por colocárselas, pero solo cuando este dijo que también las usaría.
Se preguntaba como los habrían mirado las personas mientras caminaban con eso en sus cabezas
- Durante toda la cita, Chuuya – espeto este con simpleza
El pelirrojo tropezó ante esas palabras, siendo atrapado por la cintura antes de que tocara el suelo.
- ¿Estas bien? Lo siento, olvide que tus piernas son mas cortas que las mías
- ¡Solo por unos pocos centímetros, idiota! – espeto Chuuya sin quejarse por el agarre que tenía ahora Dazai sobre su cintura – Olvida eso, ¿Dijiste cita? – Llevo sus manos a la venda para poder mirar a Dazai mientras hablaban, pero el castaño lo detuvo con un simple gesto
- No te la quites, Chuuya – espeto este atrapando las manos del pelirrojo entre las suyas- Y si, dije cita, nunca hemos tenido una ¿Verdad?
El pelirrojo negó suavemente con la cabeza. No, nunca habían tenido una…
Dazai volvió a caminar, llevando más firmemente de la mano a Chuuya entre las suyas.
A los pocos minutos de caminar, el ruido de personas riéndose se comenzó a escuchar con mas intensidad, junto con una música que se le hacía extrañamente conocida ¿Qué es lo que estaba ocurriendo?
-Bien, ahora si Chuuya – dicho esto el castaño quito con suavidad el nudo de la venda, tratando de no tirar el cabello del pelirrojo
Chuuya parpadeo acostumbrándose poco a poco a la intensidad de la luz. Bueno, a las múltiples luces que ahora le devolvían la mirada.
Dazai miro divertido el rostro sorprendido de Chuuya, sus ojos azules estaban abiertos de par en par al reconocer que estaban en un parque de diversiones
- No había visto esto antes en este lugar – susurro el pelirrojo admirando el lugar. Y eso que en los meses que llevaban acá, se habían aprendido cada lugar cuando salían a caminar
Nunca había estado en un parque de diversiones. Asi que para eso eran las orejas de ratón. Muchas otras personas las estaba usando
- Llegaron en la mañana – comento Dazai volviendo a tomar la mano de Chuuya entre las suyas – Es un tipo de feria que recorre el país
El pelirrojo lo miro con una ceja alzada
- ¿Por eso no me acompañaste en la mañana a dar una vuelta? – como Dazai no lo acompaño, se apresuro a regresar en vez de recorrer todo como tenia planeado
- No quería arruinar la sorpresa – el castaño se encogió de hombros, aunque tenia una sonrisa en el rostro - ¿No es un lugar genial para tener una cita?
- A ti no te gustan las grandes multitudes – espeto Chuuya divertido. Haciendo énfasis al hecho de que estaban rodeados de muchas personas
- Puedo hacer una excepción hoy, además ¿Dónde más podríamos encontrar algodón de azúcar? – el castaño señalo un puesto donde lo estaban preparando.
Había varias tiendas junto a las atracciones, pero la que mas destacaba era la que vendía ese dulce tan típico en los eventos. Estaba llena de estos con distintas formas y colores.
Chuuya parpadeo confundido
- A ti tampoco te gustan los dulces, Dazai – le comento sin perder la sonrisa de su rostro
- Y yo te digo que hoy puedo hacer una excepción - A penas dijo esto camino hacia el puesto sin soltar a Chuuya. Comprando dos de ellos con rapidez. Uno de color rosa y otro de color azul
- ¿Cuál quieres? – pregunto sosteniendo en su mano libre los dos grandes dulces
- ¿Los dos saben igual?
- Supongo
A decir verdad, ninguno de los dos había probado el algodón de azúcar
- ¿Entonces porque son de distintos colores? – contesto el pelirrojo agarrando el de color azul.
Antes de que Dazai contestara el señor que los preparaba, que los escuchaba atento, contesto
- Es por el colorante, muchacho – suponía que ninguno de los dos había comido antes
Ambos lo miraron al mismo tiempo. Dazai ya lo sabía, no era difícil de inferir, pero Chuuya le sonrió agradecido.
El señor los evaluó atento. Parecía dos chicos divirtiéndose con normalidad, con esas apariencias tan inofensivas nadie sospecharía que eran personas importantes en la mafia. Aunque esa era la idea, después de todo.
- Que los disfruten – comento el señor riéndose anta la emoción que joven muchacho parecía tener. Volviendo a atender a los otros clientes que iban a apareciendo.
Dazai guío a Chuuya a una de las bancas que destacaban en la entrada del parque, estaban puestas de tal modo que se podía apreciar las luces del parque y algunas de sus atracciones.
Chuuya fue el primer en probarlo. Sorprendiéndose ante lo dulce que en verdad era, disolviéndose con suavidad en su boca. Sus ojos azules brillaban cuando dirigió su mirada al castaño, el cual solo lo miraba con una suave sonrisa, sin probar en ningún momento el algodón en sus manos
- Esto es delicioso – comento Chuuya mientras volvía a probarlo. En último momento frunció el ceño – Aunque es demasiado dulce para tus gustos, no vayas a comerlo, Dazai
- Estoy bien, enano - Chuuya miro consternado como Dazai se obligaba a comer el que se había comprado. La mirada de desagrado que apareció en su rostro hablaba por si sola - ¿Y bien? – pregunto el pelirrojo divertido
- Claramente es lo mas dulce que he probado en mi vida – contesto este con una sonrisa engañosa. Esa respuesta no daba a entender que era un sabor desagradable pero tampoco afirmaba que era delicioso
Chuuya se rio divertido
- Solo dámelo, Dazai – contesto procediendo a quitarle el algodón de azúcar para terminar de comérselo.
El castaño lo miraba con una mueca
- ¿Cómo puedes comer cosas tan dulces sin hartarte?
- ¿Porque te hartan las cosas dulces? - contesto en cambio Chuuya limpiándose las manos con las servilletas que venían junto con las golosinas. Cuando termino, miro curioso a Dazai - ¿Por qué elegiste este lugar?
El castaño se encogió de hombros
- ¿Por qué no lo elegiría?
- Es ruidoso, hay gente y por, sobre todo, tienes que actuar normal – contesto de inmediato Chuuya alzando una ceja
Dazai se rio divertido. Si, era el peor escenario para sus gustos. Sinceramente hubiera preferido estar solo con Chuuya en un lugar tranquilo, donde solo pudiera tenerlo para el toda la noche. Mirándolo, tocándolo…
- ¿Dazai? – el muchacho lo miraba extrañado. El castaño lo estaba mirando demasiado fijamente, quizás el algodón de azúcar lo había enfermado- ¿Quieres que te compre agua?
El castaño lo agarro con suavidad del brazo para detenerlo
- ¿Qué? – pregunto Chuuya volviendo a sentarse
- Hicimos una promesa ¿Verdad? – La mirada confundida del pelirrojo era clara, así que Dazai se apresuró a explicarle – Chuuya dijo: “Quiero ir a un parque de diversiones algún día contigo, subirnos a todos los juegos y comer algodón de azúcar” – Eran exactamente las mismas palabras que Chuuya había dicho ese día
El mencionado se sobresalto cuando los recuerdos volvían a su memoria. Sentía su rostro extrañamente acalorado
- ¿Cómo te acuerdas de eso? – susurro cubriéndose el rostro avergonzado por haberse olvidado de eso. En primer lugar, no era normal tener ese tipo de memoria. Claro que tenía recuerdos con Dazai, en realidad, la mayoría de sus recuerdos tenían que ver con Dazai, pero, esa promesa hecha con tanta alegría había sido olvidada a medida que crecían. Miro entre sus dedos al castaño que tenía una sonrisa suave en el rostro – Teníamos ocho años, Dazai
- Me han dicho que tengo una memoria aterradora – comento este intentando que Chuuya se quitara las manos del rostro, pero este se resistía con bastante éxito, así que termino por darle un descanso – Aunque ¿Debería sentirme ofendido por que no recuerdes nuestras promesas?
El pelirrojo negó rápidamente con la cabeza sin quitar sus manos de su rostro. Se quedo unos segundos en silencio, pensando en que decir
- Yo siempre quise que tuvieras una infancia normal, Dazai – susurro este tratando de no mirar al mencionado – Que fueras a la escuela aun si después terminabas odiando a todos los niños, que no tuvieras que entrenar y solo jugar a cualquier maldito juego, que pudieras leer esos estúpidos libros difíciles que tanto te gustan y que nunca he podido entender, que dejaran de…torturarte cada vez que podían– puede que en ese tiempo haya sido un niño pero el siempre comprendió que lo que le hacían a Dazai no era normal –Ese día en la escuela pregunte como podía hacer a mi amigo feliz – Chuuya recordaba como se acerco a su profesor de ese entonces esperando una respuesta que lo ayudara – Resulta que en esa época, estaban de moda ir a parque de diversiones, la respuesta a la felicidad de un niño, así que pensé, que si podía ir contigo, al menos por ese día, serias feliz, por eso lo dibuje - sintió como sus manos temblaban ante el recuerdo
Dazai escucho todo lo que le decía con atención.
- Chuuya, mírame – insto tomándolo de las muñecas con suavidad. El pelirrojo dejo que tomara sus manos, pero mantuvo su mirada fija en el suelo. Si tuviera su sombrero sería más fácil ocultar sus ojos, no quería saber que expresión estaba haciendo cuando Dazai era un experto en descifrar sus expresiones - Yo no tuve una mala infancia
Chuuya levanto de su rostro ante eso, mirando a Dazai con el ceño fruncido
- No te atrevas a decir mentiras para consolarme
- Yo no consuelo con mentiras, pensé que lo sabrías mejor – una respuesta contundente de parte del castaño, no quito la mirada de Chuuya – Yo no fui a la escuela como tú, pero te ayude a hacer tus tareas, fue divertido – comento el castaño recordando esos momentos cuando Chuuya regresaba en las tardes – Y jugamos juntos ¿No recuerdas los juegos de la escondida o cuando dibujábamos? – los ojos azules del pelirrojo brillaron ante los recuerdos que le llegaban a su mente – Y sobre esos libros que no puedes entender, termine de leerlos hace bastante tiempo, podría repetir cada palabra para ti – Chuuya negó con la cabeza sonriendo, sabía que podría repetírselos si quería – Y ahora estamos en un parque de diversiones ¿No querías traerme aquí para que fuera feliz?
- ¿Eres…feliz?
Dazai frunció el ceño fingiendo pensarlo
- Hay veces que no – comento este logrando con Chuuya tuviera una mueca triste en el rostro – Cuando no me quieres besar, cuando estas triste, cuando no me dejas jugar con tu cabello y cuando no me dejas seguir tocándote - Chuuya se rio, golpeándolo con su hombro sin hacerle daño – Soy feliz, no tengas dudas de eso
No estaba mintiendo, Dazai no sintió que tuviera una mala infancia. Durante toda su vida supo que si miraba a hacia atrás tendría un recuerdo de Chuuya en el cual apoyarse. Quizás no fue una infancia normal, pero no cambiaría ningún momento de los que vivió junto a Chuuya
- ¿Dazai?
El castaño se había perdido en sus pensamientos, así que, volvió a enfocar su vista en su compañero
- ¿Sí?
Chuuya alzo sus manos para atraer su rostro al suyo. Dazai no reacciono por la sorpresa en primer momento, sintiendo como sus labios eran acariciados con delicadeza. Un beso suave, lleno de ternura. Chuuya siempre lo besaba así, transmitiendo un sentimiento tan cálido que hacía que su corazón se estremeciera. El sentimiento de ser apreciado por alguien no tenía una comparación equiparable. Llevo sus manos a la cintura de Chuuya, atrayéndolo mas cerca. Sintió el jadeo sorprendido de Chuuya cuando dio suaves mordiscos a sus labios, no buscaba lastimarlo, solo queriendo que le diera permiso para profundizar…
El sonido de unos niños riéndose sobresalto a Chuuya, quien se separó sonrojado de Dazai. Quien tenía una mirada frustrada.
El pelirrojo se cubrió los labios hormigueantes, tratando de esconder el bochorno de haber besado a Dazai en público.
Aun así, termino por conectar su mirada con el castaño
- Yo también soy feliz, Dazai – le murmuro con una bella sonrisa
Dazai lo miró fijamente, tenía el rostro descompuesto
- ¿Por qué haces me haces esto?
Chuuya se rio, levantándose de la banca en la que estaban sentados
- De que estas hablando – comento este sonriente – Solo estaba besando al idiota de mi novio ¿No puedo hacer eso?
Dazai suspiro. Chuuya era muy cruel cuando quería
- ¿Qué hacemos ahora? – comento el pelirrojo mirando hacia los juegos que había
- Tengo varias ideas de lo que podríamos hacer ahora – el tono de Dazai era cada vez más oscuro
Chuuya de inmediato dirigió su mirada al castaño.
- En el parque de diversiones, Dazai – aclaro con el ceño fruncido
- Cualquier lugar me sirve
- No seas idiota, hablaba de ir a jugar o algo – Dazai continúo mirándolo - Prometiste subirte a todos los juegos conmigo
- Siempre podemos volver mañana
Chuuya tuvo que jugar su última carta
- ¡No volveré a iniciar un beso, idiota!
El castaño suspiro. Mirando resentido a Chuuya.
- Nos subiremos a todos los juegos Chuuya – espeto finalmente con una media sonrisa. El pelirrojo lo miro desconfiado, algo no estaba bien con su forma de decirlo
- Hay un “pero” en esa oración ¿Verdad?
- Me gusta que lo captes tan rápido – Dazai se levanto de la banca para acercarse a Chuuya, provocando que este tuviera que alzar un poco la mirada para encontrar los ojos del castaño. La maldita diferencia de altura – Apostemos algo
El pelirrojo lo miro interesado, se cruzó de brazos
- ¿Qué quieres apostar, Dazai?
El castaño sonrió triunfante, sabiendo que lo había logrado. Señalo todos los juegos
- El que muestre la reacción emocional más fuerte respecto a cualquier atracción pierde, antes de que preguntes porque hago esta apuesta es porque somos de la mafia Chuuya, no debería haber ningún juego que nos sorprenda ¿No crees?
Chuuya le sonrió. Ciertamente era difícil emocionarse con un juego cuando solían vivir la muerte a diario
- ¿Cuál es la recompensa por ganar?
- El perdedor hará todo lo que el ganador quiera
- ¿Cualquier cosa? - Chuuya lo miro con sospecha - ¿Qué estas planeando?
- Quiero divertirme
El pelirrojo no pudo obligarse a pregunta si quería divertirse en los juegos o estaba buscando un modo de molestarlo a él
De todos modos, no podía negar que sería un juego divertido.
- Bien – Chuuya estiro su mano hacia Dazai, este alzo una ceja confundido – Asi se cierran los tratos ¿No?
El castaño parpadeo sorprendido. Antes de sonreír burlón.
Sacudió con firmeza la mano de Chuuya
- Que gane el mejor, Chuchu
Gracias por leer gente hermosa, preciosa e increíble ❤❤❤
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