|Protección|
-Dime que no es cierto. ¡Dime que no es cierto lo que acabo de oír! ¿Cómo que Jonathan murió y Lizzie perdió la memoria? ¿Donde está? ¡Quiero verla!- exige una consternada Sarah a la madre de la castaña.
-Sarah, trata de calmarte. Lizzie está descansando en compañía de Sebastian...- La pelinegra la interrumpió.
-¿Sebastian, hablas del mismo Sebastian que sabemos? ¿Ese odioso, grosero y frío que siempre trató mal a Lizzie?- la rubia asiente- A ver Linda, explícame como sucedieron las cosas porque no lo entiendo, de verdad- pide la joven preocupada por su amiga.
Linda procedió a contarle todo lo sucedido desde el accidente a la pelinegra quien no pudo evitar llorar. Pues le dolía saber que su hermana de otra madre no la recordaba para nada.
Al ver que la pelinegra no mejoraba, ambas salieron del hospital ya que la chica se había alterado y necesitaba calmarse pues no quería alterar a Lizzie más de lo que ya estaba, no podía verla así, y para ello le sugirió ir a su trabajo que compartía con ella para trabajar en la próxima campaña. Habían llegado en menos de treinta minutos a la sede de la revista de moda del cual Linda era jefa, dueña y accionista mayoritaria para trabajar, siempre medio tiempo, desde el accidente de Lizzie no podía quedarse un dia entero, pues su única hija era su mayor prioridad en ese momento. Sarah era una de las modelos de su firma, lucía un poco mejor pero aún preocupada ya que había estado trabajando para varias campañas fuera de Estados Unidos y el enterarse de todos los acontecimientos de golpe la alteraron demasiado.
Luego de ultimar detalles en el trabajo, fue al departamento de Lizzie a empacar sus maletas con ayuda de Sarah, ya que había quedado con Samantha que la castaña se instalaría al día siguiente en la casa que compartía ella con Sebastian, su hijo. Aún no podía creer que él estuvo perdidamente enamorado de su hija durante todo este tiempo y que lo había estado ocultando, la mujer tenía varias desavenencias con el pelinegro por todo lo que había hecho, pero se ha sabido redimir desde el accidente, ya que no se había movido de su lado y estaba dispuesto hasta a reconocer al hijo de su mejor amigo ya fallecido que la chica llevaba en su vientre.
Mientras tanto en el hospital, Lizzie se encontraba dormida luego de comer sus tan ansiados cupcakes. Sebastian no paraba de contemplarla, velaba su sueño y cuidaba que nada le pasara ni a ella ni al bebé. La chica tenía una de sus manos sobre su vientre abultado y el hombre no pudo contener el impulso de colocar su mano sobre la suya, como si necesitara proteger al ser vivo que estaba en camino. El doctor le había dicho que en unas semanas más se podía develar el sexo, y no paraba de pensar en la promesa que le había hecho a su mejor amigo antes de morir, de cuidar a la castaña y al bebé que estaba esperando.
"Te amo mi Lizzie, no veo la hora de decírtelo mirándote a los ojos, espero que cuando ese momento llegue, tú puedas sentir lo mismo que yo. Te esperaré toda la vida, a ti y a nuestro bebé, nuestro, porque ya lo amo, aunque todavía no nace, ya verás que nacerá bien y será fuerte, porque su padre desde allá arriba lo cuida al igual que yo aquí abajo lo haré"- promete el hombre en sus pensamientos y besa la frente de la chica con cuidado de no despertarla.
...
-No puedo creer que todo el plan haya salido mal Jonathan... Yo no quería que nada te pasara a tí, todo era para ella, ella debía morir y no tú- sollozaba una mujer frente a la tumba de Jonathan-Pero te prometo que cuando acabe con ella y con ese bastardo que espera, me iré junto a tí, amor mío y estaremos juntos para siempre- Deja una rosa blanca sobre la tumba del rubio y se levanta para irse.
...
-No, por favor, no...- murmuraba Lizzie en sueños alterada y Sebastian se acerca rápidamente a ella alarmado.
-Lizzie, cariño. ¡Despierta!- toma su mano y comienza a moverla despacio y con cuidado
-¡NO!- la chica despierta comenzando a llorar y el pelinegro la abraza para consolarla.
-Tranquila cariño, estoy aquí contigo, fue solo una pesadilla- besa su cabeza y la chica sollozaba en su pecho.
-Soñé que estaba en un auto, y después daba muchas vueltas, yo salí disparada de ahí por la puerta y caí sobre el césped, mi cabeza me dolía mucho... ¡mi bebé! ¡necesito saber si mi bebé está bién!- la chica comenzó a hiperventilar tocando su vientre abultado y el hombre se separa y la toma de las mejillas.
-Fue una pesadilla Lizzie. El bebé está bien y por él tienes que estar tranquila, respira- pide y ella empieza a calmarse lentamente.
-Tenía miedo Sebastian, mucho miedo por mi hijo, creo que lo que soñé fue el accidente que sufrí y donde murió el padre de mi bebé- lagrimea.
-Lizzie, no pienses en eso. Al bebé no le hace bien que estés así alterada, ven- se sienta en la cama y mueve los cables que están conectados a ella y vuelve a abrazarla esta vez contra su pecho- concéntrate en los latidos de mi corazón y trata de relajarte, no me pienso mover de aquí hasta que te calmes- asegura decidido y ella comienza a normalizar su respiración.
-Gracias por esto Sebastian- agradece la chica minutos después.
-No es nada, para eso están los amigos- responde dolido, pues el hombre deseaba ser más que eso para la chica, pero debía de tener paciencia.
-Odio estar tan confundida por todo Seb... Me duele mucho-suspira triste- todo esto es nuevo para mi y eso me frustra demasiado- se aferra al hombre y este vuelve a dejar un beso en su cabeza.
-Lo sé preciosa, lo sé, pero tienes que estar tranquila por esa personita que viene en camino. Todo lo que sientes, lo siente él o ella, te prometo que cuando nazca, te ayudaré a recordar poco a poco- ella se separa y lo mira.
-¿Lo prometes?- pregunta y este deja un beso en su frente.
-Lo prometo- responde y ella lo vuelve a abrazar.
-Me siento segura contigo Sebastian, no sé, desde que desperté me has cuidado a pesar de que no sea tu responsabilidad- comenta la chica y el pelinegro sonríe.
-Te cuido porque me importas Lizzie, mucho. Jamás voy a dejarte sola, y a este ser tampoco, siempre los voy a proteger- toca su vientre.
-Te creo, confío en tí Sebastian, y en mi mamá también, lamento haberte tratado tan mal al comienzo- se disculpa apenada y él la mira.
-Ya no pienses en nada más, mañana te darán el alta y podrás descansar más cómoda en mi casa. Mi mamá es psicóloga y se comprometió a ayudarte con toda la incertidumbre que tienes por la amnesia y también vive allí. El doctor recomendó un espacio neutro para ti para que puedas llevar tranquila tu embarazo ya que de volver a tu casa con tu mamá podría generarte un colapso nervioso o algo peor y eso podría afectar al bebé- ella lo mira con miedo.
-No quiero que nada malo le pase a mi bebé- se toca el vientre.
-No va a pasar nada malo, no lo voy a permitir. ¿Has pensado ya en que te gustaría que fuera?- pregunta animado cambiando de tema.
-La verdad no tengo ninguna preferencia, solo deseo que nazca bien y ser una buena mamá para este pequeño ser- sonríe.
-Lo serás Lizzie, estoy completamente seguro de ello- responde mirándola con amor.
Un rato más tarde, Lizzie volvió a quedarse dormida esta vez sin soltar la mano de Sebastian, que la miraba con una sonrisa al lado de la cama. El pelinegro sin duda se sentía feliz por este pequeño pero significativo paso que dio con la castaña, ella confiaba y se sentía segura con él y no dejaría por nada del mundo pasar la oportunidad que la vida le estaba dando para empezar a ganarse el corazón de la chica poco a poco, empezaría con cuidarla y acompañarla en su embarazo, ayudarla a recuperar sus recuerdos después de dar a luz, redimirse por sus malas acciones con ella demostrándole con hechos su inmenso amor, darle su debido espacio y cuando ella lo perdone, tomar su mano y la del bebé y avanzar hacia un futuro juntos como una familia.
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