》Prólogo《
-¿A dónde vamos mi amor?- pregunta Lizzie juntando su mano con la de Jonathan mientras este conducía con sumo cuidado en la carretera. Era de tarde y el sol ya se había estado ocultando.
-Te tengo una sorpresa- responde el rubio con una sonrisa.
-Yo igual- la castaña lo mira ansiosa.
En eso viene sorpresivamente a toda velocidad y en el carril contrario un camión que en un mal movimiento impacta contra la camioneta donde iban el rubio junto con la castaña volcando la camioneta. Ella protegía su vientre como podía hasta que el cinturón se soltó y ella salió volando a través del parabrisas ya inexistente hasta impactar contra el césped donde había una enorme roca en la cual cae su cabeza contra ésta.
El camión como por arte de magia desapareció y un par de peatones que pasaba por ahí rápidamente llamaron a emergencias y a la policía para ayudar a la pareja.
...
En otro lugar muy lejos del accidente un hombre joven pelinegro realizaba unos trabajos en su despacho cuando siente un extraño dolor en el pecho. Como si hubiese ocurrido algo muy malo. Un mal presentimiento.
Toma su teléfono y comienza a llamar una y otra y otra vez a Jonathan, su mejor amigo y no obtiene respuesta, aumentando su preocupación.
Hasta que una llamada una hora más tarde desconocida lo descoloca por completo.
-¿¿¿¿QUE???? Deme la dirección, voy para allá de inmediato- pide el hombre sobresaltado saliendo del lugar.
...
Lizzie y el rubio son rescatados y llevados al hospital con suma urgencia. Al llegar llevan a la mujer a realizarle una serie de estudios y a realizarle las respectivas curaciones, más en la zona de la cabeza que no paraba de sangrar.
-Traumatismo de cráneo, múltiples golpes. Necesita una transfusión de sangre urgente o ella y el feto no podrán sobrevivir- por suerte tal vez, o por obra divina, tenían en su banco de sangre la tipología de ella y se la lograron suministrar.
Al hombre le realizaron varias tomografias y estaba algo consciente por el dolor fuerte pero una serie de costillas rotas auguraban un panorama algo desalentador. Era cuestión de tiempo que moriría.
Las familias de la pareja que sólo eran Linda, madre de ella y el padre de él, George llegaron al hospital a esperar noticias. Luego llega el pelinegro quien la madre de Lizzie detestaba por cómo trataba a su hija. Durante años, Sebastian y Lizzie se llevaron mal, nunca desde que la chica se había ennoviado con Jonathan pudieron congeniar, más por el lado de él. Aunque en el fondo, la realidad era otra pero muy escondida celosamente por el hombre, quien ahora lucía preocupado a medida que el tiempo transcurría.
-¿Que haces aquí Sebastian?- murmura la mujer- ¿Vienes a ver como mi niña se debate entre la vida y la muerte, verdad?- le recrimina entre lágrimas.
-No es momento para discutir- interfiere George.
-¿Aún no reciben noticias?- pregunta Sebastian angustiado.
-Ninguna todavía- responde el hombre y en eso viene el doctor.
-Familiares de Jonathan Spencer y de Lizzie Hart- pregunta y tanto la madre y el padre se acercan al igual que Sebastián.
-El hombre sufrió múltiples golpes pero sobre todo costillas rotas que dañaron algunos órganos vitales y... Tiene las horas contadas, lo lamento mucho- en eso el padre comienza a llorar de la angustia apoyado por Linda, quien tomaba su mano y Sebastian comienza a sollozar.
-La mujer en cambio sufrió golpes leves, pero sobre sufrió un traumatismo de cráneo tras un golpe fuerte en la cabeza que la dejó en coma. Milagrosamente el feto se salvó y está en buenas condiciones pero las últimas 72 horas serán cruciales para ver como evoluciona el estado en la que se encuentra la chica- comenta serio el médico- De salvarse, es poco probable que reaccione de inmediato- añade.
-¿Feto?- pregunta Linda algo sorprendida.
-Así es señora. Su hija tiene 4 semanas de embarazo- Sebastian sintió su corazón romperse, su mejor amigo a punto de morir y su novia en coma, embarazada y con riesgo de morir o de algo peor.
-Lizzie...- pronunció para él mismo muy afligido.
...
Pasaron 2 meses de aquel accidente, Jonathan murió pero supo antes de irse que estaba esperando un hijo y pudo despedirse con dolor de la mujer que amaba y de su padre. Sebastian estaba sentado en una silla frente a la cama de hospital a la que Lizzie fue confinada. Su vientre comenzaba a notarse, las heridas en la cara sanaron, la cabeza seguía vendada, la piel estaba totalmente pálida al igual que seguía en estado de coma y estaba conectada a un respirador artificial. Los doctores decían que podría pasar hasta años hasta que ella decidiera volver del largo sueño a la que ese accidente la llevó. El hombre muy afligido recordó la conversación que tuvo con Jonathan antes de morir.
***Flashback***
-Voy a ser padre y no voy a poder conocerlo, pero voy a... cuidarlo siempre, lo juro. Sebastian necesito que me prometas que cuidarás a Lizzie a pesar de todo, confío en ti para eso- murmura débilmente el rubio.
Sebastian sólo sollozaba -Pero ella me odia amigo, sabes que no nos llevamos bien- responde triste
-Ella te odia pero porque... tu dejaste que eso pasara- comenta.
-Eso no es cierto- Sebastián desvío la mirada a otra parte.
-Tú amas a Lizzie pero comenzaste a tratarla mal para que ella te odiara- Sebastián se sorprendió al oír de la boca de su amigo el secreto que llevaba guardando desde hace años, más sin embargo no pudo decir nada.-Siempre lo supe amigo. Pero tengo que admitir...que se te pasó la mano al humillarla demasiado por lealtad hacia mi- añade a duras penas.
-No sé que decirte amigo. Nunca quise traicionarte, pasó y no lo pude evitar por más que lo intentara- bajó la cabeza arrepentido.
-Te doy el camino libre con ella amigo. Ella va a necesitar a alguien que la sostenga emocionalmente... cuando yo ya no esté aqui- murmura el rubio bastante frágil y resignado.
-No digas eso amigo. Tú no nos dejarás, Lizzie te necesita, tu hijo te necesita- el pelinegro se negaba a aceptar perder a su mejor amigo de toda la vida.
-Por favor Sebastian. Haz que Lizzie se enamore de ti y se el padre para mi hijo que yo no podré ser, por favor, prometelo- sollozando toma su mano.
-Lo.... prometo- comienza a llorar y en eso las máquinas comienzan a sonar sin parar haciendo reaccionar al pelinegro.
-¡Doctor! ¡Doctor!- grita alarmado y en eso llegan y lo sacan de la habitación para sacar al rubio de la crisis,
Esa noche Jonathan murió tras varias veces intentar ser reanimado, y Sebastian se juró a si mismo que jamás le faltaría nada al hijo de su mejor amigo, ni a la misma Lizzie.
*Fin flashback*
El pelinegro como todos los días toma la mano de Lizzie esperando a que ella se lo apretara. Esperando que despierte para insultarlo como lo hacía antes. Sebastian sabía muy dentro que lo que vendría luego de que Lizzie despertara sería difícil, luego de lo mal que la había tratado todos estos años. El lograr su perdón y su amor. El hombre tenía fe en que ella abriría los ojos y también sobre su situación. Le daría su espacio y la esperaría todo el tiempo que fuese necesario pero nunca la dejaría sola.
-Lizzie, cariño, preciosa, despierta. Por favor. Todos te extrañamos. Sobre todo yo, necesito que abras los ojos para que al menos me insultes, para que me mandes al diablo, al menos asi sabré que estás bien. Si no quieres hacerlo por mi, hazlo por el bebé que llevas en tu vientre, ese bebé que crece sano gracias a ti. Al que salvaste ese día. El necesitará de su madre, al igual que yo. Ya no puedo soportar callar este amor tan grande que te tengo, pero sé muy bien que no vas a creer en ninguna de mis palabras por todo el daño que te hice, sé que me odias y que no soportas estar cerca mío y que eso es solo mi culpa, es por eso que quiero que despiertes para así poder luchar por tu perdón y por tu amor-besa su frente aún vendada- No voy a rendirme, Lizzie. No voy a dejarte sola en esto mi amor. Voy a conquistarte y te haré feliz como te lo mereces. Te lo juro- finalizó esperanzado y se sentó de nuevo a velar su interminable sueño causado por el coma.
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