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—¡Alto! — grito una mujer vestida de rosa.
Todos se giraron a verla con fastidio pues el grito había sido tan agudo que les había lastimado los tímpanos.
—Se irán de aquí en este presiso momento y las clases seguirán su rumbo— exigió golpeando el piso con un pie.
—¿Quién se cree usted para hablarme así? — habló una de las encapuchadas arrastrando las palabras.
—Soy la suma inquisidora, niña insolente — las mejillas de Dolores se inflaron y comenzaron a tornarse de un feo color rojo.
—¿A sí? Pues yo soy hija de la ministra de magia— expuso divertida.
—No existe una ministra, bruja estúpida— le grito la señora enojada.
Trece varitas se levantaron contra la mujer.
—Dolores, le recomiendo que se calme... —trato de razonar Dumbledore pero ella no lo escucho y ataco primero.
El hechizo no le dio a quien iba dirigido, si no a cierta pelirroja explosiva y la tercera guerra mágica casi se libra pues cuatro encapuchados atacaron al mismo tiempo.
A duras penas pudo esquivarlos la bruja rosa. Pero su varita sufrió los daño, pues uno de esos hechizos hizo que se partiera ya que le había dado en el núcleo. Antes de que ella reclamará a gritos, Ginny la petrifico.
Todo el comedor estalló en aplausos y gritos de agradecimiento hacia la pelirroja que se veía las uñas distraída. Sus hermanos bailaban alrededor de ella y se inclinaban en exageradas reverencias.
—Oh mi reina, usted hizo lo que nadie pudo— habló Fred en un exagerado acento inglés.
—Alguien por favor escolte a la suma inquisidora a... — Dumbledore fue interrumpido por la profesora McGonagall.
—A los calabozos, por Godric— decía con una sonrisa en la cara.
Fred y George tomando iniciativa, cargaron a Umbridge sobre sus hombros como si de un saco de papas se tratara y se fueron mientras tarareaban una canción que inventaron en el camino.
Los chicos estaban listos para presentarse después de esa interrupción, pero Harry Potter tenía otros planes.
—¿Como sabemos que no son mortifagos disfrazados? —acuso en dirección a su profesor.
Y entonces "una" encapuchada habló.
—¿Te atreves a acusar a tu madre de ser una mortifaga, Harry James Potter Evans? —y se quito la capucha dejando ver a una linda pelirroja.
—¿Ma... Ma... Mamá? —tartamudeo Harry pálido.
"Lily Potter" comenzó a reír para después disculparse.
—No, lo siento Harry—y entonces regreso a su forma original, dejando ver a un hombre de unos 25 años, castaño y de ojos miel.
Cierto hombre lobo al verlo casi se desmaya, parecía su copia; claro, mucho más joven. Todos se percataron de eso y al instante lo asociaron como pariente del antiguo profesor de DCAO. Aunque les parecía raro que fuera un metamorfomago, pues este don no era muy común.
—Iba a dejar mi metamorfomagia para el final, pero tenía que hacer eso—rió —Y, otra vez, lo siento pa... Harry.
El aludido solo asintió un poco molesto.
—Ahora si, población de Hogwarts, mi nombre es Edward Remus Lupin...—fue interrumpido por Sirius.
—Pará el carro copia, mi amigo aquí presente no tiene familia— Remus bajo la cabeza.
Teddy sonrió— No en este tiempo, pero si en el futuro. Soy su hijo— expuso.
—¡Te dije que no te escaparías, maldito testarudo! —grito Tonks para después abrazar (y casi asfixiar) a Remus que se encontraba más blanco que un cascarón de huevo.
—Nymphadora, deja de acosar a Lunatico, lo matarás y tu hijo no nacerá— le riño Sirius.
—¡Oh calla! , pulgoso— le gruño de vuelta la chica de cabellos rosa chicle.
Todos rieron, y Teddy no podía evitar sentir tristeza al ver a sus padres, a sus verdaderos padres, juntos.
Las lágrimas comenzaron a nublar su vista, pero alguien en el público le sonrio; la mujer que junto a su padrino lo había criado, y se sintió mejor. Ella había dado todo por el desde que lo conoció, cuando Teddy tenía 1 año.
Cuando al fin sus progenitores volvieron a prestar atención, al igual que todos los demás, el sonrió y continuó.
—Como ya se dieron cuenta, mis padres son Remus Lupin y Dora Tonks, aunque, ¿Que ubieras hecho mamá, si te dijera que no eres mi madre?
Tonks no lo pensó mucho— Me mudo a Utah
Ante esa respuesta la mayoría rió, el joven de la tarima negó con una sonrisa.
—Emm... ¿En que me quede?
Un chico de Ravenclaw fue el que respondió— En tus padres.
—Oh sí, mis padres son ellos— los señalo— Tengo 26 años, trabajo como profesor de DCAO aquí en Hogwarts...
—Y es el mejor—grito James.
—Si, una vez nos enseñó nigromancía con una araña— secundo Fred emocionado.
—¡¿Como fue que le enseñó nigromancía a uno jóvenes, señor Lupin?! —grito McGonagall—¿Quien fue el irresponsable que lo dejó hacer eso? —preguntó mirando a Dumbledore.
Toda la tercera generación rio y a coro contesto—¡Usted!
La profesora palidecio. Y no hablo más, permitiendo así, que Teddy continuará.
—Cuando estudiaba en Hogwarts fui a Hufflepuff—la casa mencionada aplaudió— estuve en el equipo de quiditch como buscador solo en segundo año ya que me hecharon por no atrapar la snitch en toda la temporada— solo tres casas rieron, la amarilla no estaba muy contenta con eso—La clase que más odie en toda mi estadía en Hogwarts fue pociones, ¿Quién diablos quiere pasarse toda una hora observando un caldero con agua?
Snape lo miro mal— Le informo, señor Lupin, que el arte de hacer pociones...
—¡Callate quejicus, deja a mi sobrino hablar! —lo callo Canuto.
—Okey, ya les dije mi nombre, mi edad, padres, casa, profesión... —fue enumerando con sus dedos—a mi me cuido mi abuela Andromeda hasta que mi padrino salio de Hogwarts, luego el y su esposa me criaron como a un hijo, por eso los llamo papá y mamá.
Esa fue la parte más difícil para Teddy, aunque probablemente la que más le dolería sería cuando dijera que sus padres murieron cuando sólo era un bebé.
Remus y Tonks estaban confundidos, pero Hermione y Harry si habían entendido el por qué, Ron sólo comía pollo.
La metamorfomaga se atrevió a preguntar— ¿Por qué? ¿Que nos pasó? ¿Acaso...?
Lágrimas otra vez se acumularon en su bellos ojos, su cabello se torno negro—Si, murieron en la batalla de Hogwarts, cuando yo tenía apenas 3 semanas de edad.
Ante esta declaración, todos los cercanos a la familia comenzaron a llorar—¿Quién nos...?
—A ti, Antonin Dolohov, y a mamá, Bellatrix Lestrange
—¡Esa maldita perra! — dijo Andromeda furiosa.
Narcissa, que se mantenía seria, cerro sus puños con tanta fuerza que las uñas se le marcaron en las palmas de las manos. Su hermana había asesinado a su sobrina y había dejado a un niño huérfano, ¿que más haría esa loca?, se preguntaba la señora Malfoy.
—Harry... —llamó Remus a un cabizbajo Potter —gracias, gracias por cuidar de nuestro hijo.
El chico lo abrazo, se sentía culpable, pero sabía que la guerra era culpa de los ideales de Voldemord.
—¿A quien debo de agradecer por ser la madre que yo no pude? —preguntó Dora.
—Lo lamento, pero no me corresponde a mi decir con quien se caso papá Harry, pero si te diré que es la mujer más hermosa padrino
El aludido se sonrojo, muchas chicas del gran comedor estaban encantadas, pues pensaban que ellas eran las más hermosas.
—¿Alguna pregunta?
—¿Tienes novia? —preguntó, para sorpresa de todos, Sirius.
—No tío, tengo una linda esposa—mostró un bonito anillo sobre su dedo— y también tengo una hija, que en un momento presentaremos, si es que su padre no me mata antes, aunque, suegrito, quiero aclarar que ya estábamos casados cuando procreamos a mi hija.
Sin más que decir, salto de la tarima y fue a reunirse con su familia.
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