1
Albus Dumbledore se paseaba por su oficina mientras leía un libro, como todas las tardes a la misma hora; cuando fue interrumpido por una luz cegadora seguida de muchas voces y amenazas de muerte.
Humo lleno toda la sala...
—¡Te mataré Narcissa Jean Malfoy! —se escucho por todo el lugar.
—Calmate enana— gruñó una rubia.
Varios chicos seguían en el suelo esperando a que el humo se disipara y quejandose de lo doloroso que fue el golpe, los mayores que ya se habían levantado esperaban encontrar una solución, cuando vieron algo que casi los hace caer al suelo de nuevo.
—Chicas, no quiero interrumpir su bonita pelea familiar, pero a menos de que el fantasma de Dumbledore esté frente a nosotros, su pequeña travesura funciono—dijo un pelinegro asombrado viendo al viejo director de Hogwarts.
El silencio inundó el lugar, el humo se fue por completo y todos pudieron visualizar perfectamente al viejo mago.
Lily fue la primera en salir del asombro.
—¿En que año estamos, profesor? —preguntó amablemente.
—En 1995, señorita Weasley—contestó el hombre con una mirada curiosa.
—Oh no, no soy Weasley profesor. Soy una Potter—corrigió la chica con una sonrisa ladeada, que le confirmó al viejo hechicero que era nieta de James Potter.
—Le pido una disculpa entonces, señorita Potter—sonrió como si hubiera encontrado un baúl de oro—Ahora, ¿Me podrían decir que hacen en este tiempo?
Fred fue el que contesto—Queremos cambiar el futuro profesor, estamos hartos de que nuestra familia viva en constante tristeza—resumió el pelirrojo.
—Queremos es un término general Weasley, otros más bien fueimos traídos en contra de nuestra voluntad— siseo un chico viendo con ojos entrecerrados y brazos cruzados sobre el pecho, al antes mencionado.
Albus del pasado soltó una risa haciendo que el chico se enojara más.
—Bien, bien, ahora que se que unos están aquí por voluntad propia y otros básicamente fueron secuestrados... ¿Que planean hacer aquí? Por que supongo que si cometieron el delito del que los acusa el joven Lestrange ya debían tener un plan para cuando llegarán aquí... — miró a Narcissa por encima de sus gafas de media luna con una sonrisa cómplice.
Todos pasaron por alto que supiera que el chico fuera un Lestrange, pues era una copia de su padre.
La chica Malfoy le sonrió de vuelta al hombre— Esta en lo correcto profesor, nuestro plan era hablar con nuestros padres para explicarles lo que sucedera en los próximos años y...
Fue interrumpida por el resoplido de otra rubia— Mejor díselo a todo el mundo mágico, de paso Voldy se entera y tal vez recapacite— se burló.
—Margot... — habló su novio en tono de advertencia. La chica rodó los ojos y miró hacia otro lado.
Lily que no había estado del todo de acuerdo con el plan post-robo del giratiempo, habló.
—De hecho... No es tan mala idea— todos la vieron como si estuviera loca— No hablo de decirle a todo el mundo mágico, pero si a todo Hogwarts, no sólo nuestros padres participaron en la batalla, no sólo ellos perdieron a personas queridas, vinimos para ayudar, no sólo a nosotros, si no a todos—Dumbledore sonrió orgulloso de la chica, al igual que sus hermanos y novio.
—¿Que propones entonces, Lilu? — le preguntó un metamorfomago.
—Propongo que nos presentemos en el gran comedor y respondamos las preguntas de todo el que quiera saber que pasará con su futuro, que contemos como será la guerra y cómo es que podremos acabar con el sin nariz más rápido— simplificó su plan.
—En ese caso, hay personas que necesitamos que no están en Hogwarts, Lily— le recordó Rose.
—Podemos llamarlas, estoy segura que el profesor Dumbledore nos ayudara con eso, ¿cierto? — miró al mencionado con súplica.
El asintió y le habló a su fénix— Fawkes, avisale a la profesora McGonagall que la necesito en mi despacho— en ave desaparecio envuelta en llamas.
James miró la acción embobado— Siempre quise uno de esos, ¿Me lo regala?
—Lamento informale joven Potter, que es lo único que no puedo darle— el castaño asintió desilusionado.
En ese instante Scorpius hizo aparecer un pergamino y una pluma; los cuales le pasó a Lily, ella comenzó a escribir la lista de las personas que necesitaban.
~Arthur, Molly, Bill, Charlie y Percy Weasley.
~Lucius y Narcissa Malfoy.
~Andromeda, Tedd y Dora Tonks.
~Remus Lupin y Sirius Black.
~Daniel y Pandora Parkinson.
~Rafael y Clarissa Nott.
~Cassandra Zabini.
~Dorian y Marie Greengrass.
~Oliver Wood.
~Amos, Elizabeth y Cedric Diggory.
~Fleur y Gabrielle Delacour.
~Rolf Scamander.
~Audrey Anderson.
~Katherine Rowan.
Al terminar, la pelirroja le dio el pergamino al viejo director y este solo la leyó rápidamente antes de que la puerta fuera abierta y por ella entrará la profesora de Transformaciones.
—Minerva, que bueno que llegas, necesito que le avises a estas personas que su presencia es requerida en el castillo cuanto antes— y le entregó la lista a la mujer, que no dejaba de ver a los chicos.
Los Merodeadores le sonrieron— Hola Minnie, se ve más joven— dijeron a coro.
Esta de más decir que a la pobre profesora casi le da un infarto, pues le recordaron a sus antiguos alumnos y Merlín sabe que no quería volver a vivir eso.
—¿Quiénes son ellos, Albus?— preguntó alterada.
Por lo bajo, James susurro— Su peor pesadilla— la profesora abrió los ojos asustada, el castaño recibió un golpe por parte de su hermana.
—En su momento los sabrás Minerva, tranquilizate y ve por esas personas— hablo tranquilo el director.
La profesora asintió y prácticamente escapó de la sala.
Los Merodeadores estallaron en risas, mismas que fueron calladas por las malas miradas de sus familiares.
—¿Como se presentarán? — pregunto Dumbledore curioso.
—Por edades profesor y si nos diera unas capas para cubrirnos por el momento, sería fantástico— pidió Cissy.
Con un movimiento de varita, todos estaban cubiertos por capas negras.
—Cool, parecemos mortifagos... Ujum, ¡Potter regresale la nariz a nuestro Señor! — dramatizo Fred con su varita en mano.
—Fred, no seas infantil— lo reprendió Lucy.
—Que amargada eres Lúcifer— dijo y le sacó la lengua.
Antes de que entrarán en una batalla, Dumbledore habló.
—Pueden usar la sala de los menesteres como dormitorio, mañana comenzarán sus presentaciones— les informo.
—Muchas gracias profesor—agradeció James y salió de la oficina junto a Lily, Narcissa, Scorpius, Rose, Albus y Fred.
Este último corrió escapando de la furia de su prima.
Los demás estaban sorprendidos y molestos de que un profesor tan experimentado permitiera eso, pero salieron unos minutos después.
Dumbledore, solo miro irse a la futura generación con una sonrisa divertida pintada en su arrugado rostro.
No fue necesario usar un mapa o pedir indicaciones, en su tiempo, ellos usaban esa habitación más que su propia sala común. Unos caminaron el silencio y otros iban soltando maldiciones entre dientes para que los más pequeños no los oyeran.
Al llegar los restantes a la sala de menesteres los responsables de que estuvieran en ese tiempo ya estaban dormidos en las camas que la sala les había proveído, a los otros no les quedó más remedio que dormir también, a la mañana siguiente sería un día muy largo.
Después de que todos cayeran en un sueño profundo, una pelirroja habló.
—Les dije que si nos hacíamos los dormidos ellos se dormirian
—Tenias razón Liliane, pero ahora tenemos que dormir, no queremos que se despierten—rió su hermano mayor.
—Siempre la tengo Jamie... ¿Scorp? — susurro tímida la chica.
—¿Si, Lilu?
—¿Puedes dormir conmigo?
El rubio se levantó de su cama y camino hasta la de la pelirroja donde se acostó a su lado para así ambos dormir al fin.
Ninguno de sus hermanos protesto, pues si no era Scorpius sería uno de ellos, y Lily no era tranquila cuando dormía, preferían sacrificar al rubio platinado.
—¿Cissy? —preguntó un azabache.
—¿Si, James?
—¿Puedes dormir conmigo?
—Ni es tus sueños—contestó la chica antes de cerrar sus ojos.
—Pero... ¡Amor!, no quiero dormir solo— hizo un puchero que la chica no pudo ver.
Ella rodó los ojos— Babeas mucho Sirius, y hablas dormido— le reprendió enojada.
El se levantó de su cama y se puso a un lado de la que le pertenecía a su chica— Cissy, rubia hermosa de mi corazón, te prometo que no te molestare— rogó.
Bufando, se hizo a un lado para permitir que su novio se acostara con ella. Segundos después, el sueño venció a ambos.
[...]
—¡Levantense o llegaremos tarde! —gritaba una francesa enojada.
Todos se despertaron debido a los ruidos que asociaron con una banshee. Al ver que solo era su rubia amiga, volvieron a cerrar los ojos.
Enojada, tomó su varita y les arrojó agua a todos los que pudo.
—Ya les ahorre un baño, así que se me levantan, se cambian y me acompañan al gran comedor— rugio, asustados, se levantaron y comenzaron a seguir sus órdenes antes de que la vena Weasley explotara.
20 minutos después, todos parecían estar listos. Satisfecha, la mujer comenzó a caminar hacia la salida.
—He, ¿Vic?
—¿Si, Teddy?
—¿Iras en pijama?
Ella se puso roja como tomate y con magia cambió su pijama por ropa y la capa del día anterior.
—Ahora si, vamos— haciendo caso omiso a ls risas, tomó la mano de los más pequeños de su clan y salió del lugar.
[...]
En el Gran comedor se encontraba la segunda generación, ajena a todo el drama que vendría.
—Deja de comer así Ron, te vas a atragantar—reclamaba una castaña a su mejor amigo.
—Herm... —Harry no termino su oración, pues Dumbledore se había puesto de pie para dar un anuncio.
—Queridos alumnos, las clases del día de hoy serán canceladas... —todos vitorearon, pero la cara de sapo, nombrada Dolores Umbridge al nacer, estaba indignada—debido a que tenemos unos invitados muy especiales— finalizó con una sonrisa.
En ese momento, la puerta del gran comedor se abrió, dando paso a un grupo de encapuchados. La segunda generación y el profesorado que no estaba al tanto de quienes eran, les apuntaron con sus varitas, pues pensaron que mortifagos atacaban Hogwarts.
—Bajen sus varitas, ellos son los invitados—les anunció el director divertido.
—Ya oyeron al hombre, bajen sus varitas —después de decir eso, Lily comenzó a reír como foca retrasada.
Todos, excepto los de la tercera generación, estaban confundidos.
Cuando ella dejó de reír, el director puso (con magia, obviamente) una tarima en donde estaba la mesa de los profesores, por lo cual, ellos fueron a sentarse a las mesas de los estudiantes.
—¿Por qué tienen a un sapo gigante vestido de mujer? —preguntó Fred confundido.
—Es la profesora Dolores, respete señor... —la profesora McGonagall espero que dijera su nombre, pero este nunca hablo.
—Minerva, dejalos, son jóvenes— le resto importancia —ellos se presentarán en cuanto lleguen las personas que le pedí—contestó amable Albus Dumbledore.
—Oh...
Después de decir eso, por la puerta (que aun se encontraba abierta) entraron todas las personas que Lily había nombrado en el pergamino.
—Ahora si, que comience el primero— aplaudió el director, dando por iniciadas las presentaciones.
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