27-MEW.
Gulf me ha llamado, mi corazón está loco de contento, pero mi cerebro es más cauteloso. No quiero hacerme ilusiones, pero las ilusiones es lo único que me queda en este momento.
No he podido concentrarme en nada después de su llamada, mi mente vuela en mil cosas que pueden pasar esta noche. Mi secretaria me ha presentado a su sustituto esta mañana, ya que ayer después de nuestra reunión no tenía el cuerpo para nada, y prácticamente no me he enterado ni de su nombre. Parece un chico simpático y resuelto, se llama Saint creo y parece un joven bien preparado, mañana le prestaré el caso que se merece, pero hoy sencillamente no puedo pensar en nada más que en Gulf.
Son casi las ocho y media cuando Loren y Saint llaman a mi puerta para informarme que se van a casa y yo les deseo buenas noches mientras pienso que solo treinta minutos me separan de mi reunión con Kana.
Acabo de mandar unos emails a la sucursal de Estados Unidos y me dedico a esperar. Me miro en el espejo del baño de mi despacho, ¿seré capaz de resistirme a besarlo, a tocarlo, a hacerlo mío como llevo deseando todo este tiempo? No sé ni siquiera si eso es algo que él me permitiría, lo amo tanto que duele y mucho además. Mi cara parece cansada y el moratón de mi mejilla no ayuda, parezco algo mayor desde que he llegado a este país. En cambio Kana está precioso, su piel del color de la miel es tal y como la sueño cada día. Sus labios llenos y rosas son tan adorables como siempre. Su cuerpo ha ganado fortaleza, su porte es majestuoso y sus pasos cuando camina son seguros y firmes, en definitiva es sexy como el infierno.
-¿Mew? - oigo a Gulf llamarme desde la puerta de mi despacho.
Inspiro con fuerza y salgo en su busca.
-Hola Gulf, pasa por favor - le digo indicándole la silla frente a mi escritorio.
Lo miro disimuladamente, hoy su atuendo informal lo hace un poco más accesible. Vaqueros rotos, camiseta blanca y chaqueta de cuero. Veo que ha dejado sobre el sofá un casco de moto.
-¿Viajas en moto? - le pregunto señalando el casco rojo.
-Sí, el tráfico a estas horas es infernal, la prefiero para moverme por la ciudad - me cuenta.
-Buena idea - le contesto, no me salen las palabras cuando está tan cerca de mí.
-Tengo las peticiones y las preguntas de los inquilinos, si quieres podemos repasarlas ya, no quiero quitarte mucho tiempo - me dice, parece que tiene prisa por dejarme, y eso ahoga un poco mis esperanzas.
-No tengo prisa, nadie me espera, ¿a ti sí? - le lanzo mi pregunta al aire.
-Realmente no, pero mañana es sábado y supuse que esta noche tenías planes - me dice.
-Hace mucho que no hago planes de diversión Gulf - le respondo sinceramente.
-De todas formas cuanto antes acabemos antes nos iremos a casa - me dice con un gesto que me dice que no quiere hablar más del tema.
-Bien, ¿cuáles son esas peticiones? - le digo rindiéndome a la evidencia de que esta cita es meramente profesional.
-En primer lugar tienen la preocupación de que el restaurante que existe ahora mismo en el edificio tenga que cerrar por no adaptarse a las especificaciones de los comercios que tu empresa quiere implantar en la zona. Pete y Ae son muy queridos y tienen miedo que tengan que marcharse - me cuenta.
-Le echaré un vistazo al negocio, si es viable que con unas mejoras puedan quedarse, no me opondré a que se mantengan en el mismo local, hablaré con Crystal para que lo estudie y te diré algo en breve, ¿qué más? - le pregunto.
-¿Dónde se quedarán mientras se acometen las obras? Hay muchas personas mayores que necesitan ascensor o rampas para poder acceder, y muchos no tienen familiares a los que acudir para que los acojan mientras duran las obras - me plantea.
-Bueno, había pensado realojarlos en un edificio que hemos comprado cerca del río, las viviendas son totalmente habitables. Pensaba convertirlo en un edificio de oficinas, pero puede esperar hasta que terminemos las obras del Old Customs. Las personas más mayores y con dificultad motora pueden alojarse en la planta baja. Los demás en las plantas de arriba, aunque hay ascensor y rampa en la entrada - le cuento.
-¿Qué edificio es? - me pregunta curioso.
-¿Te acuerdas donde vivimos cuando estuvimos en la universidad? - le pregunto.
Él no dice nada, solo palidece un poco y asiente con la cabeza.
-Pues es el primer edificio que compré cuando empezamos la expansión por Tailandia - le cuento.
-¿Por qué? - una simple pregunta con una simple respuesta.
-Por ti, porque es el único hogar que recuerdo como tal - le respondo lo más sinceramente que puedo.
Entonces ocurre lo que jamás me atreví a soñar, Gulf se levanta, rodea la mesa y se inclina sobre mi cara. Yo no muevo ni un pelo, no quiero que se espante y se vaya, tampoco sé si es un sueño, puede ser que me haya quedado dormido y esto sea uno más de mis húmedos deseos.
Gulf alarga su mano y toca mi mejilla magullada con delicadeza.
-Lo siento - me dice, y yo sigo sin moverme, solo lo miro como el que mira la cara de Dios, no sé si estoy autorizado a hacerlo, pero simplemente no puedo dejar de admirar su belleza divina.
-Yo... - balbuceo, no sé qué decir y entonces todos mis anhelos se hacen realidad y los labios de Gulf están sobre los míos. Es mucho mejor de lo que recordaba, mejor que mis sueños, mejor que respirar. Sus dedos se enredan en mi pelo mientras de su garganta sale un sonido entre jadeo y gruñido que hace a mi corazón saltar de emoción.
Me atrevo a posar mis manos en sus caderas y lo empujo un poco para sentarlo sobre el escritorio mientras me pongo de pie.
-Gulf... - intento decirle por qué lo dejé ese día, intento darle la explicación que se merece, pero no puedo coordinar dos palabras juntas con coherencia.
-Ahora no quiero saberlo Mew, no digas nada, por favor bésame, solo bésame - me susurra y yo obedezco como su perro fiel que soy.
Me sumerjo en su boca maravillosa y es como beber agua después de correr por el desierto. Todo el amor que siento por él se derrama sobre sus labios. Mis manos lo atrapan por la cintura atrayéndolo hacia mí para poder llegar más profundo. Él no se queda quieto tampoco, se agarra a mi camisa y sus dedos se deslizan por los botones con maestría, y una vez tiene acceso a mi pecho se deleita tocando todo a su paso. Después rompe el beso que nos estamos dando y rueda su lengua sobre mis pezones haciéndome sollozar de placer.
Esto es demasiado intenso, me cuesta respirar, ahora me parece tan irreal, después de tanto tiempo por fin estoy donde pertenezco y no lo puedo asimilar. Mi erección es más que evidente y mi respiración agitada lo dice todo de mi estado de ánimo.
-Después de tanto tiempo me sigues pareciendo el chico más guapo del planeta - me suelta mirándome con la lujuria pintada en su perfecta cara.
-Tú eres un sueño hecho realidad, tan especial que no sé cómo tocarte - le confieso.
Él coge mi mano y la lleva directa a su entrepierna, después la desliza por su cadera y se levanta un poco para que pueda apretar su trasero a gusto.
-Tócame como si nunca te hubieses ido, como si estos diez años no hubiesen existido - me pide y aunque sé que eso no es posible, por él lo intentaré.
Después de esa aceptación explícita me dejo llevar por mis emociones, siento que esto pueda ser un error, pero no puedo parar, esto que siento es más fuerte que yo. Lo desvisto suavemente como si fuese el mejor regalo del mundo, su cuerpo ha cambiado un poco, es más fuerte, más duro y ha perdido esa redondez en sus caderas que yo adoraba, pero sigue siendo lo más sexy y precioso del mundo para mí. Sus gemidos de placer que me regala cuando mis manos empiezan a moverse por su cuerpo son como vitaminas para mi corazón, lo hace renacer, vibrar de nuevo con sensaciones que ya había empezado a olvidar.
Cuando estamos desnudos los dos lo pongo de pie y lo abrazo con fuerza, siento toda su piel pegada a la mía y un jadeo de placer escapa de mis labios, ¡Dios, es tan hermoso!
-Mew, hazme tuyo ahora - me pide con su mano bajando y subiendo por mi erección que gotea con la expectación. Entonces dejo de pensar y me concentro en hacerlo estallar de placer. Me arrodillo frente a su cuerpo y mi boca rodea su polla que reluce delante de mi cara, un grito ahogado sale de su garganta y yo me deleito con cada suspiro que puedo arrancarle. Cuando siento que ya lo he vuelto suficientemente loco le doy la vuelta y paso mi lengua por la sedosa piel de su espalda, y esta vez soy yo quien gime de placer. Su piel es dulce y picante, no ha cambiado nada, siento la misma necesidad abrumadora, la misma ansiedad por tocarlo en todas partes a la vez que sentía cuando nos conocimos.
Mi lengua roza su entrada y Gulf se arquea para hacer más profunda mi intromisión. Yo le doy todo lo que me pide, mis dedos se abren paso a su interior, está apretado y caliente. Mi lengua rodea mis dedos que están profundamente anclados en su interior y veo como lleva su mano a su polla necesitada de atención para masturbarse mientras sigo mi suave tortura entre sus nalgas.
-Mew... - jadea una suplica y yo no me hago derogar más, escupo en mi mano, toco fuertemente mi erección y me alineo contra su agujero que me llama. Aprieto un poco y un grito desgarrador sale de él.
-¿Estás bien? - le pregunto, tengo miedo de haberle hecho daño, llevo diez años sin hacer esto y a lo mejor estoy desentrenado.
-Hace diez años que no dejo que nadie me haga esto, así que ve con cuidado - me dice con las mejillas rojas y yo me quedo en shock. Sé que ha tenido relaciones mientras hemos estado separados, pero nunca pensé que se había reservado el derecho de que alguien lo tomara a él.
Me gustaría saber por qué razón no ha dejado a nadie hacérselo, pero no es momento de interrogatorios, eso será más adelante.
-Perdona, yo también estoy desentrenado, iré despacio - le digo y empujo un poco más dentro de él. Una vez paso el apretado nudo de músculos el deslizamiento es más fácil y cuando toco fondo tengo que respirar y rezar todo lo que sé para no correrme en este instante y estropearlo todo.
-Gulf, eres tan perfecto... - intento decirle lo que siento.
-Muévete Mew, ahora - me ordena y yo lo hago, suave al principio, salvajemente después de un rato.
Mi cuerpo se estrella contra el suyo y él me pide que lo haga más fuerte, levanto su cuerpo con una mano dejando que su nuca se apoye en mi hombro para poder atacar su boca sin miramientos, mientras mi otra mano lo sujeta fuertemente por la cintura. Lo taladro sin parar, una y otra vez, su mano baja y sube frenéticamente por su polla reluciente de pre-semen. Es este momento por el que he luchado fieramente durante todo este tiempo. Su cuerpo se arquea y mi nombre sale de su boca como un suspiro mientras se corre con fuerza sobre mi escritorio. Un segundo después me derramo dentro de su cuerpo, mi orgasmo me arrastra hacia arriba, en una espiral de placer intensa y maravillosa. Mi pecho estalla con el amor que me he guardado diez años y se derrama por mis ojos sin poder evitarlo. No quiero dejar de abrazarlo, pero en cuanto ve mis ojos lleno de lágrimas Gulf deshace nuestro abrazo. Me mira con la confusión y mil preguntas reflejadas en su rostro mientras recoge su ropa y se viste todo lo rápido que puede. Sin decir nada coge su casco y se aleja de mí y siento un vacío tan grande en mi interior que tengo miedo que me trague por completo.
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