24-GULF.

Me despierto con un dolor de cabeza tremendo, intento ubicarme en la penumbra en la que me encuentro y veo que estoy en el hospital. Hay alguien sentado en la silla al lado de mi cama.

- ¿Mew? – lo llamo. ¿De verdad era él o lo he soñado todo?

-Soy mamá cariño – me dice mi madre desperezándose.

- ¿Qué ha pasado? – le pregunto.

-Que el amor de tu vida ha vuelto y te ha dado un soponcio, lo normal – me dice con una sonrisa.

- ¿No lo he soñado?

-Me temo que no cariño. Mew estuvo aquí prácticamente hasta hace diez minutos que lo eché de la sala de espera – me resume.

- ¿De verdad? – todavía no sé qué pensar, cómo sentirme.

-Le dije que tendría que buscar otro momento más propicio para hablar contigo – me dice.

-No quiero verlo, no quiero hablar con él – balbuceo, no sé si podré contenerme cuando lo vea y acabe besándolo, pegándole o arrancándole el corazón.

- ¿Ni siquiera quieres saber que ha sido de él estos diez años, por qué te abandonó o por qué regresa ahora? – me pregunta.

-Yo... - no lo sé, no sé nada de nada.

-Piénsalo y después toma una decisión sensata no basada en el rencor o en el orgullo – me pide.

-Yo odio a Mew, y jamás le perdonaré – sentencio.

-Eso no te lo crees ni tú, y como ya sabes del amor al odio solo hay un paso y viceversa, así que descansa un rato, voy a traerte algo para desayunar y después nos iremos a casa – me replica.

-Yo me voy a mi apartamento, todavía tengo que repasar algunas cosas del caso del Old Customs y ahora que sé que Mew es el dueño de la inmobiliaria que pretende derribarlo tengo que prepararme – le respondo con mi voz más firme.

-Muy bien, pero primero comerás algo y punto – me ordena con el dedo a un centímetro de mi cara.

Ni me atrevo a llevarle la contraria, mientras ella me busca algo de comer yo aprovecho para ducharme y cambiarme con la ropa que me ha traído. Necesito hablar con Fiat, hay que reorganizar el caso del Old Customs, seguramente Mew tenga contactos en el ayuntamiento que pueden retrasar la solicitud de P'Sam para siempre. Tenemos que pensar en otra cosa, no pienso rendirme, y mucho menos ahora.

De camino a casa solo pienso en sus ojos castaños, su pelo brillante y ese traje que se ceñía a su cuerpo de manera esplendorosa. Odio que siga siendo tan guapo o más de lo que lo recordaba, odio que mi cuerpo grite su necesidad de volver a verlo. ¿En serio Gulf? Piensa con la cabeza y déjate de fantasías, no me puedo creer que me lo esté planteando si quiera.

Me bajo del taxi que cogí para llegar a mi apartamento, ha empezado a llover, así que corro hasta el portal y entro sin casi mirar por donde voy. Entonces por el rabillo del ojo puedo vislumbrar a alguien que está en la acera calándose hasta los huesos. Cuando miro más detenidamente lo reconozco al instante. Es Mew todavía con ese traje de firma pegándose a su cuerpo por culpa del agua, tiene que ser ilegal estar guapo incluso en las peores situaciones.

Salgo del portal y voy hacia él, mis piernas se mueven solas, la adrenalina corre por mi cuerpo haciendo que mi corazón lata desbocado, he soñado con este momento tantas veces, y cada vez me despertaba entre lágrimas al darme cuenta que otro día comenzaba sin Mew en mi vida.

Cuando estoy a su altura veo como su cuerpo tiembla, no sé si es por el frío o por mi cercanía. Veo en sus ojos el anhelo que he esperado tanto tiempo y me doy cuenta de que es verdad, que jamás he dejado de amarlo, pero no puedo perdonarle, no debo hacerlo si quiero sobrevivir.

Por eso dejo que mi mano sostenga todo el dolor que he sentido estos diez años y se estrelle contra su cara. Él encaja el golpe cómo puede y vuelve a mirarme suplicándome tantas cosas que empiezo a no poder respirar de nuevo. Mis lágrimas se confunden con la lluvia y lo prefiero no quiero que sepa lo mucho que me afecta volver a verlo. Su mejilla empieza a enrojecerse, pero él parece no notarlo. Lo miro y es mi Mew, ese que cambió mi vida y la convirtió en una explosión de color y después lo destruyó todo como un tsunami.

-Mew... - quiero gritarle, pegarle y decirle que se quite de mi vista y no vuelva, pero las palabras se me atascan en la garganta.

Él sigue sin decir nada, solo levanta su mano y la apoya en mi mejilla suavemente como el que toca algo sagrado y mi corazón traicionero quiere morir de felicidad e instintivamente me apoyo en esa caricia por un segundo.

-¿Por qué? – le pregunto sin querer abrir mis ojos, no quiero que me convenza de nada. Mi madre tenía razón necesito una explicación.

-Te he echado mucho de menos Kana – me responde, y la cordura vuelve a mí, todavía cree que soy ese niño estúpido que lo idolatraba.

Aparto su mano de un manotazo y lo empujo lejos de mí.

-Te he dicho que no vuelvas a llamarme así, ese chico que abandonaste ya no existe Mew, ahora lárgate y déjame en paz bastardo de mierda – le espeto y corro hasta mi casa dejándolo bajo la lluvia. Espero que se sienta al menos la mitad de abandonado y humillado de lo que yo me sentí esa noche de nuestro primer aniversario.

Y ahora son las dos de la mañana y no puedo dormir, necesito sacar todo este rencor, odio, malestar de mi cuerpo. Me enfundo en mis pantalones vaqueros, cojo mi chaqueta de cuero, y me dirijo al bar del centro donde suelo ir cuando tengo ganas de una cerveza y una mamada. El camarero y yo somos buenos amigos y cuando acaba su turno a veces nos enrollamos en el baño. Es lo menos parecido a Mew que puede haber, pequeño, rubio y de facciones delicadas. Tiene una boca de ensueño y siempre está dispuesto para mí y eso me encanta.

Cuando llego enseguida me siento en la barra y le pido una cerveza. Él me mira con coquetería y me informa que en quince minutos acaba su turno. Yo paso mis dedos por sus sensuales labios y mi polla salta de la emoción. Me bebo la cerveza y en quince minutos tengo a mi rubio de rodillas y con mi erección en su boca. Joder es demasiado bueno, necesitaba esto, olvidar por un momento mi mierda de vida y la reaparición de Mew.

Mew, con su sensual forma de caminar, sus fuertes brazos y su manera de follarme hasta dejarme sin aliento. No he dejado que nadie me lo vuelva a hacer, me convertí en el activo de todas mis parejas. Una vez Earth y yo peleamos por ese tema y me dijo que en realidad lo que me pasaba era que no quería serle infiel a Mew, al tío que me había abandonado como a un perro viejo.

Descarto mis pensamientos y me concentro en lo que he venido a hacer. Levanto a mi camarero favorito y le bajo los pantalones, no soy suave, pero a él le encanta eso. Me pone un sobre de lubricante y un condón en la mano y aparta sus pantalones para que tenga más acceso a su precioso culo. Lubrico mis dedos y lo abro para mí, es todo muy caliente y depravado. Me coloco el condón y lo penetro sin miramientos, ¡joder! Es totalmente sensual, su culo se mueve delante y detrás pidiéndome más y vaya que se lo voy a dar. Agarro sus caderas con fuerza y lo follo como si no hubiese un mañana. Su hermoso pelo rubio rebota con mis estocadas, sus manos fuertemente agarradas a la encimera del baño para no caer y su espalda arqueada por el placer es excitante. Gime sin parar pidiéndome más, no quiero escuchar sus suplicas, así que le tapo la boca con la mano y sigo follándolo sin parar.

Mew, maldito Mew, sal de mi cabeza y de mi corazón, no puedo evitar soñar con esa última noche juntos y el éxtasis me llega cuando ese recuerdo me atraviesa como un rayo.

Mi camarero se corre jadeando de placer y yo me derramo dentro de su cuerpo gritando el nombre de Mew. Después de recuperar el aliento, salgo de su cuerpo y me deshago del condón.

-¿Quién es Mew? – me pregunta con curiosidad.

-Nadie importante – le respondo secamente.

-No te preocupes, lo nuestro es solo sexo, si quieres gritar el nombre de otro no me importa – me dice con una sonrisa.

-Mew es el peor error de mi vida – le respondo.

-Entiendo, bueno cuando quieras gritar el nombre de ese error mientras me follas, ya sabes dónde encontrarme – me dice dándome un suave beso y saliendo del baño.

Me miro al espejo durante un segundo y la imagen que veo no me gusta en absoluto, me siento vacío, sucio y no sé por qué siento que me he traicionado a alguien.

Diez años construyendo lo que soy y a Mew le han bastado cinco minutos para volver a poner mi vida patas arriba. Pero si cree por un momento que va a poder conmigo está muy equivocado, prepárate Mew Suppasit porque voy a destruirte por completo.

Empezando por ese edificio del río, haré que pierdas todo por lo que has luchado todo este tiempo, te arrepentirás del día que me conociste, eso te lo juro.

Y con esa promesa lanzada al aire me marcho a casa a descansar, mañana empieza mi revancha.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top