2. Fuego
Precaución: Fuego y ataque de ansiedad, si no te sientes cómod@ con esos temas te recomiendo no leer el capítulo.
Erika
Era de noche y estábamos preparando la cena. Mi padre estaba asando carne mientras que mi madre cocinaba arroz. Yo y mi hermana estábamos poniendo la mesa.
-Erika, creo que es hora de hacer amigos. Hoy cuando vayamos al parque irás y hablarás con niños de tu edad.-dijo mi padre. No me gustaba socializar, soy muy tímida.
-Vale papá, intentaré hacer amigos.-dije, él sonrió.
Después de cenar, fuimos al parque. Había mucha gente. Y para mi suerte estaba el grupo de cinco chicos, supongo que podría ser buena idea ir a hablar con ellos. Parecen simpáticos.
De pronto, empezó a haber mucho humo. Cuando iba a levantarme para ir a hablar con el grupo, un hombre empezó a correr en dirección a lo transcurrido. Empezó a salir más humo y miré hacía esa dirección. Salía de la misma calle donde vivíamos, podría ser nuestra casa. Todos nos miramos y salimos corriendo hacia nuestra casa.
Cuando llegamos, vimos algo que no queríamos ver. Nuestra casa estaba ardiendo. Mi madre empezó a llorar al igual que mi hermana. Yo estaba en shock y mi padre al parecer también. Cuando mi padre salió del shock, fue corriendo en dirección a la casa. Intenté pararlo, pero era demasiado tarde, había entrado.
Los vecinos empezaron a tirar agua dentro de la casa por el tejado.
Papá estaba dentro, no me podía quedar ahí parada. Cogí mi móvil y llamé a los bomberos y la ambulancia.
Después de diez minutos se vio una silueta saliendo de casa. Era mi padre, corrí hacía él y le abracé fuertemente.
Sentí un objeto dentro de su chaqueta, pero no le tomé importancia. Tenía algunas quemaduras en la cara y en las piernas, pero no parecía nada grave. Fuimos donde estaban mi madre y mi hermana y las dos abrazaron a mi padre.
Llegaron los bomberos y la ambulancia. La ambulancia empezó a atender a mi padre. Y los bomberos a apagar el fuego. Al cabo de un rato, apagaron el fuego.
-Cariño, lleva a tu hermana a casa de la tía. Tú ve al parque a hacer amigos. Ya verás que contento se pone papá cuando venga y le digas que tienes muchos amigos. Yo acompañaré a tu padre al hospital. Tardaremos un rato, así que no nos esperes. Si pasa algo me llamas.-dijo mi madre mientras me abrazaba.
-Vale, avísame si pasa algo por favor.-dije mientras hacía una mueca.
Mis padres se fueron en la ambulancia y toda la gente se empezó a ir.
Llegamos a casa de mi tía y le expliqué todo.
-Vale, no te preocupes por tú hermana, ella estará bien aquí. Tu padre es fuerte, te lo aseguro. Tú ve al parque y haz muchos amigos.-dijo mi tía mientras abrazaba a mi hermana.
Me despedí de ellas y me fui al parque. Estaba lleno otra vez. Pero ya no estaba el grupo de niños.
No quería hacer amigos, no ahora. Mi padre podría estar en peligro.
En peligro
En peligro
En peligro
Esas dos palabras no paraban de sonar en mi cabeza. Mi respiración empezó a fallar. Y empecé a llorar como nunca antes lo había hecho.
No podía respirar
Matteo
El incendio sucedió en la casa de la chica solitaria. A su padre le habían llevado al hospital. No parecía muy grave, pero si lo han llevado será por algo.
De todas formas, yo y mis amigos fuimos de nuevo al parque.
Cuando llegamos, en un banco un tanto alejado del parque estaba una persona sentada, tenía sus rodillas pegadas al pecho. Sus brazos rodeaban sus piernas y su cabeza estaba agachada. No parecía estar bien.
Nos acercamos un poco y descubrimos que era la chica solitaria. Estaba llorando, pero lo que más me sorprendió fue que...
No podía respirar
Rápidamente, todos corrimos hacía ella y yo me senté a su lado. Los demás estaban arrodillados en frente del banco. Ella levantó la cabeza, cuando nos vio la volvió a bajar. Seguía sin poder respirar correctamente.
Sin pensarlo la atraje a mí y la abracé, ella al principio pareció confundirse, pero después me correspondió.
-Bien, ahora vas a intentar respirar al ritmo de mis latidos del corazón.-dije mientras la intentaba relajar. Ella asintió levemente.
Empezó a inhalar y exhalar al ritmo de mis latidos. Intentaba mantenerme lo más tranquilo posible para que ella pudiera calmarse.
Después de un rato se calmó y dejó de llorar.
-Pe-perdón por esto, no tendríais que haberos preocupado.-dijo ella mientras tartamudeaba.
-No te disculpes, lo que te ha pasado es difícil de asimilar.-dijo Izan refiriéndose al incendio.
-Gracias.-dijo mientras sonreía, giró su cabeza hacia mi y su sonrisa se ensanchó. Yo la abracé más fuerte.
-Oye, siempre te vemos sola. Queríamos preguntarte algo. ¿Quieres unirte a nuestro grupo?-dijo Pau. No lo había pensado, era muy buena idea. Parecía que todos estaban de acuerdo.
-¿De- de verdad?-preguntó tartamudeando.
-¡Claro!-respondió Hugo mientras todos asentíamos.
-Gracias.-dijo ella tímidamente.
-Venga, vamos a los columpios y hablamos.-dije mientras me levantaba y ayudaba a la chica, la cual todavía no sabemos su nombre, a levantarse.
Corrimos hacia ellos y yo y ella nos sentamos en los únicos columpios que había.
-¿Cómo te llamas?-preguntó Claudia con curiosidad.
-Erika, ¿Y vosotros?-respondió a la pregunta de Claudia.
-Yo soy Matteo, él es Izan.-dije lo primero mientras me señalaba y lo segundo mientras señalaba a Izan.- Él es Hugo.-dije mientras señalaba a Hugo.- Y ellas son Paula y Claudia.-dije señalando a Paula y a Claudia.
-Hola.-dijeron todos al unísono. Ella ríe levemente.
-Hola.-dijo suavemente.
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