Capítulo 8.

Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.


Los pasos de Naruto eran lentos y calmados mientras observaba los alrededores. Reconocía ese sitio perfectamente y algo de nostalgia se pudo expresar en su rostro, después de todo, aquel era el lugar donde conoció a uno de sus más grandes amigos y también donde contempló por primera vez al hombre que se levanta fuerte y valiente ante cada situación.

El bosque y los senderos brotaban de vida otra vez y el valle cerca de las fronteras era tan hermoso como la primera vez que lo observó hace ya más de tres años, 

Aún así, a pesar de esos sentimientos presentes, Pronto la preocupación se apoderó de cada una de sus expresiones, pues en lo que debía ser esa pequeña y acogedora cabaña no había nada más que un desastre que llevaba hacia un lejano pasado que no podría olvidarse, en ese entonces la decadencia en la vida de esa persona empezó desde el instante en que el mundo Shinobi comenzó a presionarle sin piedad.

—A dónde has ido Gokú, te necesitamos... —Apretando sus puños musitó, sin saber el paradero del tipo de cabellos alborotados, hoy más que nunca le necesitaban, necesitaban de ese poder que les ofreció esperanza a todos.


Reencuentro - Capítulo 8.


Si, fue como si un Genjutsu estuviese ocurriendo frente a sus ojos, pero no era así y lo sabía, su doujutsu y los otros sentidos no podían engañarle, no era una ilusión y pronto un golpe intentó conectarle en su rostro y por poco logra impactar, pero las habilidades del uchiha le permitieron defenderse en el último momento.

De esa forma Itachi retrocedió varios metros amortiguando el impacto con su antebrazo que se estremeció de tal forma que no evitó expresar dolor con una mueca, su enemigo era absurdamente fuerte y su cuerpo se lo hizo saber, nada de esto era normal y enfrentar lo desconocido no es una opción.

—Es increíble. —Resaltó con una rasgada voz.  —tu taijutsu es excepcional, y aunque no sabes ninjutsu lo complementas muy bien con armas, he de suponer que no es la primera vez que te enfrentas a estas técnicas tan básicas... —Itachi habló desde la oscuridad, sus ojos destellaron y se le vio caminar hacia la luz plateada de la luna nuevamente.

—Solía entrenar con mi abuelo, no puedo hacer ninjutsu, pero me enseñó a distinguir algunas técnicas... —Respondió Gokú. —Tus ilusiones no van a afectarme, así que piensa mejor las cosas... —advirtió no separando sus ojos de la deformada retina del uchiha.

—Lo sé y tal vez puedas anticipar algunas técnicas... —contestó y de pronto, las aspas de sus ojos brillaron amenazantes bajo las sombras. —... pero el niño no puede hacerlo. —Exclamó luego, fue entonces que un fuerte grito resonó en el lugar, inmediatamente Gokú miró en la lejanía y pudo ver a Naruto revolcarse en el suelo entre llantos y chillidos.

—¡Naruto! —clamó gokú y sin perder tiempo corrió hacia el chico que no paró de actuar de esa forma.—¡¿Qué le has hecho?! —exclamó después, la molestia en su tono fue bastante clara y sus manos rígidas expresaron su odio hacia el Uchiha.

—Lo que le haya hecho no importa, lo que debes saber es que no terminará hasta cuando yo lo decida. —Respondió el uchiha. —Escúchame bien, desistiremos de llevarnos al niño por hoy, si deseas detener esto eres libre de seguirnos y continuar, pero el niño no la va a pasar muy bien. —Aclaró y tranquilamente se dio media vuelta listo para marcharse. —Es decisión Tuya seguirme, pero atente a las consecuencias. —Gokú no supo que hacer en ese instante, las opciones que no afectasen a naruto eran inexistentes y arriesgarse a continuar con esto no era una buena idea, si tenía la oportunidad de proteger al chico debería conformarse con eso.

Itachi desapareció entre las sombras, tinieblas que se convirtieron en un gran cúmulo de aves oscuras que graznaron antes de emprender vuelo a quién sabe dónde, Naruto continuó revolcándose algunos momentos más hasta que dejó de moverse, fue el instante en que dejó de percibir las presencias de esos tipos, no cabía duda alguna de que Akatsuki era fuerte e inteligente, subestimarles no era una opción.


—Vaya vaya, así que eso ocurrió. —Jiraiya habló después de escuchar los relatos sobre lo sucedido, el amanecer ya había llegado y contemplaba con la luz del alba el devastado escenario.

—¡¿Eso es lo único que tiene para decir sabio pervertido?! —Furioso Naruto exclamó apuntando al Sannin. —¡Mientras usted estaba festejando en el pueblo, Gokú tuvo que vérselas solo, se supone que usted es un ninja fuerte, no sé cómo siquiera lo consideraron para esta misión! —continuó reclamando mientras sus ojos blancos y grandes expresaban su enojo, pero inmediatamente fue reprendido duramente por un sorpresivo golpe.

—¡No me hables de esa manera mocoso, respeta a tus mayores y respeta mis investigaciones! —exclamó el adulto y naruto sobó entre lágrimas su cabeza, pero aunque discutiesen por ello, el verdadero asunto era otro, y le continuaba desconcertando como ese joven había logrado hacerle frente a Uchiha Itachi y a Kisame de Kirigakure, aún cuando le observaba no tenía sentido alguno, era un asunto en el cual valía la pena indagar.

—Lamento lo ocurrido, debieron vigilarnos de alguna forma y aprovecharon la situación. —Acercándose Jiraiya se disculpó, no pudo evitarlo, después de todo gokú contemplaba su hogar destruido y el ambiente arrasado en su totalidad, con una mirada melancólica y bastante decaído. —¿Te encuentras bien? —decidió preguntar ante el silencio que presente en el joven.

—Mi abuelo me indicó que ser un Shinobi no representa traer la paz, aún así me enseñó todo cuanto pudo para que pudiera estar a salvo, pero no he logrado proteger nada. —Con voz baja gokú habló y se agachó para sujetar uno de los pocos Kunai que reposaban en el devastado suelo. 

—Le informaré a Tsunade sobre la situación, seguramente tomará cartas en el asunto cuando tome el puesto así que no te preocupes. —Informó el Sannin y golpeó la espalda del Joven y gokú sonrió ante esa propuesta.

—¡Yo tengo una mejor idea! —se acercó el niño aún sobando su cabeza y luego apuntó al Son. —Podrías venir con nosotros y ayudarnos a buscarla ¿no lo cree así sabio pervertido?. —sugirió con ánimo mientras miro al adulto.

—¿Buscar a Tsunade San? —murmuró y sus ojos brillaron cuando pensó en aquella mujer, fue como un vago momento que le trajo algo de tranquilidad ante las calamidades dadas.

—Vamos Gokú, será divertido. —Insistió Naruto. —No es por nada, pero este sitio es muy peligroso y aburrido, podrías acompañarnos si no tienes donde quedarte. —continuó proponiendo y gokú pensó un momento sin saber qué es lo que debería hacer.

—¿De-de verdad podría? —preguntó a jiraiya, y al anciano no es que le gustase la idea de viajar con más personas, pero tampoco podía negar que todo esto era demasiado misterioso como para no ponerle un ojo encima.

—Si no tienes a dónde ir sería la mejor opción. —respondió Jiraiya y con ese comentario se unió en la búsqueda de aquella mujer comenzando así, una nueva aventura.



—¿Entonces realmente nunca habías salido de ese pueblo? — Preguntó Naruto mientras arqueaba una ceja y caminaban por un sendero, ya varios días habían pasado con un rumbo hacia quién sabe donde.

—Bueno, así es en realidad. — Contestó Gokú y rascó su cabeza. 

—Y dime una cosa, ¿no tienes padres? —preguntó Jiraiya y él negó. 

—El abuelo fue quien me crio, nunca me habló de ellos y aunque le pregunté nunca me dijo nada. —respondió el joven rascando su mejilla buscando responder y Jiraiya expresó intriga ante esa respuesta. —Bueno, tal vez mencionó algo al respecto, pero no recuerdo mucho, pues él murió hace mucho tiempo. —Riendo explicó de mejor manera.

—Oye, yo tampoco conozco a mis padres, somos bastante parecidos ¿no crees? —riendo naruto exclamó, era bastante curioso que tuviesen eso en común y gokú se animó también, no parecía molestarle hablar de ese asunto.


Caminaron por un par de días, hasta que más adelante llegaron a un pueblo que se alzaba en medio de algunas montañas, todos descansaron un poco en las afueras antes de aventurarse a entrar.

—Bien, ya que sabes cómo es Tsunade seguramente es buena idea separarnos para buscarla. —dijo jiraiya y suspiró pesadamente. —Ojalá Tsunade esté en este sitio, comienza molestarme que se siga moviendo. —se quejó el viejo Sannin estirando su espalda y Gokú no se preocupó, porque sus sentidos le anunciaban que la mujer podría estar más cerca de lo que pensaba. 

Casi sin rumbo caminó entre la gente, sin percepción alguna mas que aquella en la que se concentraba al buscar la posición exacta de Tsunade. No supo como cuando se apartó de Jiraiya, ni en qué momento entró a ese sitio, un casino en donde , era él en medio de ruidos repetitivos de gente furiosa y eufórica, y en menos de lo que esperó, fue el instante en que nuevamente volvieron a cruzar miradas, era distinto a las veces anteriores y los ojos del joven no dejaron de señalar en ningún momento a esa mujer que poco expresiva lo hizo de la misma forma, un pequeño gesto de sorpresa se pudo ver en esa retina castaña que atrapa la atención de muchos hombres, podía ser que gokú solo era uno más de tantos que ha logrado cautivar.

—¿Son Gokú?, ¿Qué haces aquí?— ella preguntó con un tono sugerente de sorpresa, e inclinó su cabeza y él se acercó bastante contento, pero aún así no supo que contestar, al menos no inmediatamente, pues se quedó quieto mientras no creía que nuevamente la tenía frente a él.

—Oye, contéstame! —exclamó y golpeó su frente ante el silencio incómodo, inmediatamente agitó su cabeza y regresó a la realidad.

—Yo- yo he venido a buscarte. —Respondió balbuciendo en medio del sonido constante de las máquinas y demás cosas, aturdido por el encuentro. 

—Buscarme? ¿Por qué me buscarías? —ella indagó levantando una ceja.

—Jiraiya y Naruto...  este, me trajeron y te han estado buscando! —explicó rascando su cabeza, nervioso y supo que lago andaba mal cuando en el rostro de la mujer no pudo ver más que disgusto.


Dejaron el sitio de apuestas y descansaron más tranquilos en un restaurante cercano, él no se atrevía a mirarla, después de todo esto simplemente resultó extraño, nunca se había sentido de esa forma donde realmente ha deseado volver a alguien sin ninguna razón, pues un día se hizo la idea de que nunca volvería a verla y hoy estaba frente a Tsunade en un sitio alejado fuera de todo lo que conoce.

—¿Dónde se ha ido la otra señorita? —un poco nervioso por la situación decidió preguntar, la sola mirada fulminante de la mujer era suficiente para presionarle.

—¿Hablas de Shizune? andará por ahí intentando buscarme. —Respondió ella despreocupadamente y continuó mirando al joven hombre.—mencionaste a Jiraiya y un tal naruto, ¿puedes decirme por qué vas con ellos? ¿acaso les hablaste sobre mí? —indagó bastante disgustada, tan así que el solo tono de su voz intimidó al Son.

—¡No-no fue así realmente!. —Aclaró él. —Les mencioné sobre usted, más no de su paradero, unos ninjas destruyeron mi hogar y no tuve más opción que acompañarles. —Explicó después y esa información fue bastante sorpresiva para la mujer. Su rostro duro, de pronto expresó una pizca de intriga.

—¿Es cierto? ¿Quiénes eran? —indagó, sin embargo antes de que pudiese continuar alguien interrumpió su conversación.

—Será mejor que tomen ese asunto en un lugar menos público, no es muy bueno mencionar ese nombre. —Dijo Jiraiya que tomó tranquilamente asiento a un lado de Gokú y marcó una sonrisa en su rostro, de alguna forma les termino encontrado. —Cuánto tiempo Tsunade. —Saludó después con ánimo, pero a mujer simplemente expresó una señal de molestia, de alguna manera bastaba para saber que realmente se conocían.

Todo terminó bastante extraño, la propuesta de ir a Konoha no fue aceptada por Tsunade, ni tampoco tuvo ánimos para continuar escuchando las declaraciones de Jiraiya y naruto, no recuerda mucho de aquella conversación, salvo los gritos de disgusto de naruto en contra de la rubia mujer, este desenlace parecía ser inevitable si se tenía en cuenta la presión que Orochimaru le infundió, tenía dos caminos y bastantes más razones para guiarse por uno de ellos.


—Esa mujer... ¡¿qué demonios se cree?!. —masculló naruto mientras descargaba su ira en la técnica que venía aprendiendo sin éxito alguno, Gokú le vigilaba mientras Jiraiya hacía quién sabe qué cosas por el pueblo.

—No te enojes, eso solo hace que pierdas la concentración. —Indicó Gokú, pero naruto no parecía estaba dispuesto a escucharle, realmente estaba furioso después de todo esa mujer había despreciado su sueño de ser Hokage diciendo que ostentar tal importante puesto solo era un juego de niños ¡y eso no era todo!

—Pero, se suponía que el principal motivo de este viaje era llevarla a Konoha y así ella podría curar a mis amigos, ¡no es justo! —él se descargó frustrado liberando la presión de su incompleto jutsu. —¡No sé por qué consideraron a esa mujer para un puesto tan importante cuando ni siquiera le interesa lo que ocurra en Konoha!. —exclamó y continuó estrellando la presión de su técnica en contra del ambiente y gokú no pudo hacer más que observarle, después de todo no podía hacer nada.

—Oye, deberías ayudarme! —exclamó naruto apuntando a Gokú.

—¿Ayudarte? pero ni siquiera tengo chakra y ni entiendo lo que quieres lograr. —dijo el joven levantando sus hombros.

—¡No me salgas con eso¡ ¡peleaste contra el hermano de Sasuke y contra un un pez ninja poderoso, si me ayudas podré poner en su lugar a esa vieja amargada! —explicó y se acercó al Son.

—Pe-pero, no creo que puedas lograrlo, ella es sumamente fuerte. —Informó Gokú, pero sus explicaciones no hacían más que colmar la paciencia de niño.


Desde la noche a la madrugada el entrenamiento intensivo se daba sin parar, Gokú intentó darle algunos concejos sobre combate cuerpo a cuerpo, pero no parecía mejoraría como él lo esperaba y muy seguramente el propósito de lograr hacer cambiar de parecer a Tsunade por la fuerza solo quedaría en un sueño inalcanzable.

En una pesada noche Gokú cargó y acomodó el cuerpo exhausto de naruto junto a la corteza de un árbol, se le notaba un poco preocupado, después de todo la determinación del joven era admirable, realmente parecía necesitar de la ayuda de Tsunade y este asunto le afectaba bastante más de lo que cualquiera pensaría, él quiso ayudarle, pero no había forma de que pudiera hacerlo, más sin embargo sus anteriores dudas sobre intentar algo cambiaron, después de todo el ambiente era distinto.

ágilmente saltó hacia la cima de un risco cercano y trepando a la cima encontró una vez más a esa mujer devastada, silenciosa y depositando sus penas en una botella de alcohol que le acompañaba, quién sabe desde cuándo les vigilaba.

—Dices no tener habilidad, pero estás pendiente de todo. —Ella musitó, apenas si prestando atención en la llegada del joven.

—No debería beber de esa forma, es tarde, seguramente la señorita Shizune le está buscando. —Indicó Gokú y se acercó lo suficiente para sentarse cerca de la rubia dama que no dijo nada por unos eternos momentos de silencio, solo tuvieron a la brisa del viento entregar su frío canto.

—¿Te encuentras bien? —ella preguntó repentinamente y sorprendió al chico por esa pregunta. —Me sorprende que pudieras salir vivo y proteger al muchacho contra esos oponentes.—afirmó con un pesado suspiro, si estaba sorprendida no lo expresaba con gestos. — Jiraiya me comentó lo que hiciste, no puedo creer que lograras hacerles frente. —explicó casi como si fuese un asunto recurrente para no quedarse en silencio.

—Bueno, no fue fácil, eran las personas más fuertes con las que me he encontrado, realmente son poderosos. —Dijo él dibujando una sonrisa. —¡Sus habilidades eran increíbles, nunca había visto a un Shinobi de esa clase!. —continuó explicando y avivó la conversación, pero su respuesta desconcertó a la mujer.

—Qué tonto, suenas como si estuvieses feliz por haberte encontrado con esas personas. —Dijo Tsunade con un tono disconforme.

—Bueno, en el fondo me gustó encontrarme con personas así de fuertes, enfrentarse a unos ninjas tan poderosos no es algo que ocurra todos los días —dijo él rascando su mejilla. 

—Realmente no entiendo de lo que hablas, eres extraño, más extraño de lo que me imaginaba. —con un poco de fastidio exclamó y dio un sorbo a su trago. 

—La razón por la cual no aceptó el puesto de Hokage, ¿es porque aceptará la propuesta de ese tipo? —indagó mientras no dejó de verla y expresó esas dudas que le han intrigado todo este tiempo.

—Si es así, ¿vas a cuestionarme? —ella respondió mirando con poco ánimo al chico. 

—No, después de todo ni yo sabría qué hacer. —Dijo él. —Lamento si la incomodé, olvide lo que dije... —corrigió después.—El mundo Shinobi parece ser más cruel de lo que he podido ver, ser egoísta ante esa injusticia parece estar permitido.

—Hasta que dices algo con sentido. —ella masculló y dio un sorbo más a su bebida, sin embargo, tras haber escuchado las declaraciones del joven, un amargo sentimiento pudo notarse en su rostro. 

—Pero, creo que no dormiría tranquilo, si cumplir mi anhelo trae el mal a alguien más, si eso le hace daño a personas inocentes... —susurró y llevo sus oscuros ojos hacia el cielo despejado, y se perdió observando las estrellas y sus palabras se quedaron en el aire y ella se quedó esperando por las declaraciones que se desvanecieron, algo le dijo que al igual que ella, él desea con todo su ser poder ver a alguien por quien aún continúa esperando.

El silencio volvió a presentarse, el viento les continuó golpeando y el frío incompasivo les fastidiaba, pero de alguna forma fue como aquella noche, solo bastaba con contemplar un paisaje nocturno mientras las penas y calamidades no les dejaban en paz.

—Nawaki era el nombre de mi hermano. —Repentinamente los labios de Tsunade pronunciaron esa palabra y sus ojos claros se posaron fijamente en el niño que dormía tranquilo más allá. —Su actitud era bastante similar, incluso me atrevería a decir que más de lo que he esperado.—afirmó y no fue difícil para gokú entender que hablaba de Naruto.

—¿Esa es la razón por la que siempre le vigila? —indagó gokú, pero ella no respondió, al menos no a esa pregunta.

—Ser el futuro Hokage, alborotaba con eso constantemente al igual que ese niño, Jiraiya es muy cruel al haber traído a alguien así... —musitó con fastidio, pero la melancolía de sus ojos delataba su tristeza.

—Si, Naruto realmente parece querer conseguir ese sueño a toda costa, yo también pienso que ser el Hokage es genial. —comentó y dibujó una sonrisa mientras observaba al niño y recordaba su determinación.

—¿Por qué dices eso? 

—Bueno, ya sabe... —él balbuceó y trató de ordenar sus pensamientos. —Siempre he pensado que el Hokage significa ser la persona más fuerte de la aldea, pero mi abuelo me dijo que el Hokage es quien vela por la seguridad de todos los habitantes, es listo y antepone a los demás antes que él mismo, tener ese rango significa que debes ser valiente para afrontar las situaciones y cargar con el peso y la confianza de los demás, es genial, incluso dicen que el cuarto Hokage se sacrificó por Konoha. —él habló y se pudo ver la sinceridad de sus palabras que inevitablemente capturaron la atención de Tsunade.

—Al parecer tú también admiras ese tonto puesto. —dijo ella con algo de fastidio y desvió la mirada, pero realmente las cosas no eran así, las declaraciones de gokú continuaban resonando en su cabeza.

—No es por eso en realidad, lo que admiro realmente es a ti. —contestó e inesperadamente fue un comentario que desconcertó a la mujer ante su poca claridad. —Si le consideraron para ese puesto no es simplemente porque sea familiar del primer Hokage, deben creer firmemente que usted es capaz de cargar con todo eso, es una mujer muy fuerte. —él afirmó y los ojos de la mujer se abrieron al percibir cada palabra que la describía porque el tono del joven realmente logró sentirse tan sincero como inocente, comprendió que a través de los ojos del chico, ella es más de lo que es en realidad.

—Hablas mucho. —siseó ella y miró nuevamente al uzumaki que yacía tranquilo en el pasto bajo ellos. —Admirar a alguien que no sabe qué camino tomar es absurdo. —ella afirmó fríamente por esa declaración.

—Yo lo hago, y no dejaría de hacerlo simplemente por eso. —dijo él animadamente y sonrió. —El día en que la vi por primera vez fue fácil notar su tristeza, sé que carga con un gran peso y que a pesar de eso continúe es admirable, pero más que eso, ese día vi a alguien fuerte y hasta ahora no me he equivocado. —respondió y Tsunade le miró detenidamente sin decir o reprochar ante esa idea, simplemente no pudo, no pudo dejar de contemplar a ese hombre...



Fin del capítulo 8.


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