Capítulo 2
Aunque ese hombre no aparentase amenaza alguna muchos retrocedieron. A ojos de Shizune, él no era más que un desconocido, alguien que no podría ser más que un simple campesino, pues con él cargaba cajas en cada uno de sus hombros, pero aquellos shinobis criminales parecían saber algo, de ahí que se exaltasen apenas ver la figura de esa persona.
—¡¿Qué haces tú aquí?! —Interrogó quien al frente del escuadrón se encontraba. Su tono, aunque fingía ser duro dejaba expresar una extraña preocupación hacia el recién llegado y quienes le seguían actuaban de la misma forma.
—¡Ya dejen de estar molestando a los demás, busquen un trabajo honesto delincuentes! —Sin pensar en irse; declaró con fuerte voz, pero ni ello parecía haría retroceder a los enmascarados y Shizune aunque no lo conocía, intuía que estaba siendo bastante insensato al actuar de esta forma ante tantas personas, pues este era un pueblo que al menos ella nunca ha transitado, no tenía conocido alguno ni recorrido nunca sus calles, pero si algo era evidente, aquello era que quienes les buscaban sabían quién era él.
En medio del Caos y las discusiones, los ojos de aquella mujer rubia débilmente relucieron su castaña retina, miraron el símbolo que atrás de su espalda indicaba sabiduría, e iluminación, su tono lo reconoció, porque solo ha pasado unas horas desde la última vez que le escuchó, en este punto no sabía exactamente si soñaba o realmente lo que observaba era real, desventajas que el alcohol trae, pero sea cual sea el caso, se preguntó cuál podría ser el nombre de ese joven.
—No te metas en estos asuntos! —Advirtieron las siluetas que apenas se revelaban bajo el brillo de la luna, pero él continuó erguido y no retrocedió ni un solo paso, tampoco su rostro parecía expresar preocupación.
—Ya les dije que se vayan de este pueblo, no quiero golpearlos otra vez! —de disgusto total fueron sus palabras, sin importar que el número de enemigos fuese considerablemente extenso, en este punto incluso Shizune se preocupó por cómo sus palabras se tornaron en amenazas que provocaban a los ninjas delincuentes e inevitablemente las consecuencias de ello aparecieron, pues muchos más rodeaban las calles, algunos otros parecían morar en las profundas sombras, acechando dispuestos a desatar su poder cuando se trata de matar a alguien, resentidos, enojados y repletos de cólera ante alguien como él y por esa despreocupación que se oponía y no parecía considerar su fuerza, ellos eran shinobis, armas que muchos temerían enfrentar y luego dispuestos a causar una masacre más avanzaron con seguridad y deseos de saciar su disconformidad y delante de ellos, una exagerada cantidad de hojas metálicas fueron lanzadas, cuchillas cuyo filo destelló con el poco brillo nocturno dirigiéndose a Shizune y compañía.
Ella se preparó y dejando atrás a sus acompañantes desenvainó un Kunai que repelió todas y cada una de las armas que intentaron acribillarles pero tantas eran que por un momento pensó que no sería lo suficientemente rápida y las opacas siluetas se adelantaban, ella era una ninja médico e ir de frente no era su especialidad y menos cuando no estaba lista para una batalla de este tipo, con civiles cerca, y por un momento su mente se quedó en blanco. Los ninjas criminales se aproximaban con un deseo de muerte que podía transmitirse tan solo con el brillo que se notaba desde el fondo de sus máscaras, pero todos esos sentimientos y la voluntad con la que actuaban se desvaneció con los primeros tres que intentaron acercarse, pues todos y cada uno de ellos sucumbieron ante aquella inesperada fuerza que les doblegó y lo único que pudo saberse de esas personas, fueron los estruendos que sus cuerpos generaron cuando chocaban contra el concreto de las calles o las paredes cercanas, era tan rápido que los ojos de Shizune apenas pudieron percibir lo que ocurrió.
El estrepitoso y rápido recorrido pasó a convertirse en un brusco y agresivo cambio de ambiente, en donde todos se mostraban rígidos y atónitos por lo que acabó de ocurrir, seguramente no era la primera vez que lo presenciaban y debieron intuir que como aquellas veces, las cosas no terminarían bien para ellos.
—Maldito... —Mascullaron algunos, si ben antes mostraban seguridad absoluta, ahora el temor era notorio en ellos quienes comenzaron a retroceder, no querían saber lo que pasaría si una de esas patadas les lograba alcanzar, porque con él las cuchillas ni jutsus parecen funcionar sin importar cuantos vayan en contra suya.
—Se los diré un vez más. —Ahora cuando volvió a habar, su tono fuerte y rígido fue mucho más imponente que la primera vez que Shizune lo escuchó, pues sin la necesidad de desocupar sus brazos pudo hacer tal hazaña y comprendió la cautela de los delincuentes en contra de él. —Salgan de este pueblo y no regresen más! —Advirtió de un fuerte grito.
—algún día te daremos tu merecido, no creas que puedes escapar de nosotros! —vociferó el líder mientras aquellas siluetas desaparecían en la lejanía, temerosas y maldiciendo la llegada de ese chico, y una vez más la calma regresó a esa noche profunda y melancólica.
Shizune inmediatamente sacudió su cabellera y se puso a la defensiva, con lo ocurrido no podía darse el lujo de ponerse en peligro ni mucho menos a los demás.
—No se preocupe, no le haré nada —Educadamente y después de notar la desconfianza de la mujer exclamó.
—¿De verdad? ¿Qué te hace diferente de ellos? —interrogó ella.
—Bueno, si estoy aquí es porque estoy trabajando y eso es todo —Explicó él señalando las cajas que traía en sus brazos. —No soy un delincuente, eso puedo asegurárselo, ni siquiera traigo armas conmigo —Dijo después animadamente y ella, aunque poco convencida guardó su kunai y prestó atención a la adorable mascota y a la otra mujer que oculta por una sombra fue imposible de reconocer para el hombre, pero en cuanto fue bañada por la luz de la luna llena reconoció el rostro que relució frente a sus ojos, era ella la mujer que perdió en aquella húmeda mañana.
—¿Se siente bien? —preguntó preocupado acercándose a la bella chica que sostenía en sus brazos a su inconsciente mentora, el caos había terminado y debería ayudar a la mujer de Rubia cabellera.
—Lo estoy, ha sido muy oportuno, gracias —respondió ella amablemente. El pequeño cerdo corrió hacia las féminas bastante asustado aún.
—No deberían ir por estos sitios a altas horas de la noche, las fronteras con el país de la cascada y con el país de la lluvia son muy peligrosas —él explicó y bajó las cajas que traía encima de sus hombros, la chica no se impresionó, los delincuentes habitan en todos lugares, los ninjas de estos días no prestan su fuerza honorablemente para servir a su país y recorren a este tipo de vida que solo torna al mundo más gris.
él se acercó y miró una vez más ese rostro inconsciente de hace una noche, su cabello rubio de pronto parecía brillar en el oscuro sitio y esas facciones que describen a una ruda mujer le hicieron recordar el nombre que fue pronunciado bajo la lluvia, nadie esperaría encontrarse dos veces en circunstancias extrañas y algo le dijo que esta no sería la última tampoco.
—Lady Tsunade, despierte por favor, tenemos que regresar! —dijo la voz de la consciente mujer que intentaba traerla de regreso en sí, pero no importaba cuanto insistiera, no parecía lograría nada.
—Puedo ayudarla si quiere —aquella voz amable sugirió. —Será más seguro si vamos juntos, si ellos regresan puede ser peligroso —sugirió él, Shizune dudó por unos momentos, pero negarse parecía un poco difícil, su actitud, su gentileza parecían atraparle, no había visto a alguien así en mucho tiempo.
Ambos caminaban tranquilos por la solitaria calle, el peso de la mujer rubia se recargaba en ambos y ahora con la luz del alba ella pudo detallarle de mejor manera y sobra decir que él también lo hizo.
Su corto cabello oscuro se mecía delicadamente con cada paso que daba, su yukata negro combinaba bien con el color de sus ojos, ojos tan oscuros que daba la impresión de reflejar un vacío total, no porque ella desprendiese un sentimiento amargo, simplemente eran de esa forma, porque no pudo distinguir el color de su retina, era linda y él no podía negarlo.
—¿Quiénes eran las personas que nos atacaron? —Shizune, ese era su nombre, pero él no podría saberlo hasta el instante en que ese u otros labios puedan entregarle esa información, pero tampoco es que quisiera averiguarlo.
—Son bandidos, asaltan de vez en cuando este y otros pueblos —él respondió. —Creo iban detrás de ustedes —comentó luego.
—No puede ser, seguramente Tsunade-sama volvió a meterse en problemas —Concluyó la chica con frustración y más adelante llegaron a un edificio, una posada en la cual habían rentado alguna habitación y en la cual se adentraron para dejar el cuerpo de la mujer inconsciente.
—Muchas gracias por tu ayuda, de verdad espero no haberte causado problemas —Se disculpó Shizune y él ofreció una sonrisa como respuesta.
—No se preocupe, en realidad ya había terminado con mi trabajo —Dijo él y luego se dispuso a irse, pero antes de decir algo notó algo preocupante.—Se ve mal... —Comentó él mirando la profunda cortada que se marcaba a lo largo del brazo de aquella mujer azabache, seguramente causada por la exagerada lluvia de cuchillas de antes.
—No es nada —Ella replicó sonriendo despreocupadamente a pesar de la gran herida que en su piel se formaba. —Lo trataré en seguida, así que puedes estar tranquilo —Explicó y no mentía, los conocimientos médicos que ha adquirido a lo largo de su vida deberían servir para algo, aunque él no terminó muy convencido de esa respuesta.
—Por favor espere, regresaré en seguida —Dijo él y se acercó a la ventana en donde sin esperar a Shizune saltó y desapareció de la vista de esa mujer que no entendió mucho. Regresó pocos minutos después y en la misma ventana se posó, aquellos ojos oscuros señalaron a Shizune amablemente mientras extendió un pequeño objeto, un recipiente metálico.
—¿Qué es esto? —preguntó la dama de cabellera morena.
—Es una crema de orquídeas de fuego —explicó ante la confusión de la mujer que parecía dudar de recibirlo, no porque no quisiese, simplemente que lo encontró extraño.
—¿Orquídeas de fuego? —preguntó algo incrédula y él extendió un poco más su brazo hacia Shizune.
—Así es, cubre la herida con ella y te curarás muy pronto —él explicó insistiendo, hasta que al fin con algo de dudas ella aceptó sin despegar sus ojos del recipiente redondo metálico y antes de siquiera poder decir algo, el chico ya había desaparecido.
Pasaron dos días desde entonces. Aquél joven caminaba cargando consigo una carretilla y se acercó a un bar.
—Oh vaya, que bueno que estás aquí, el licor estaba a punto de terminarse —El dueño del local le recibió aliviado.
—Vine desde el puerto lo más rápido posible, pero ya llegué —el joven sonrió también mientras cargaba las cajas y se adentraba al negocio que a simple vista parecía más eufórico de lo normal, pues un gran bullicio podía escucharse a pesar de que no era muy visitado a esas horas del día.
—¿Qué es lo que sucede? —indagó ante la multitud que gritaba animadamente en el fondo.
—Es un monstruo, nadie puede derrotarle y está acabando a los más fuertes del bar! —anunció la voz anonadada de uno de los clientes, él no comprendió mucho, pero se sintió curioso, pues no era lo suficientemente caótico para tratarse de una pelea ni tan moderado para pasarlo desapercibido.
—Es un juego de pulsadas, al parecer hay alguien qué es bastante fuerte —informó el dueño mientas extendió el pago al joven.—Oye, tú cargas muchas cosas sin esfuerzo, por qué no lo intentas? —sugirió después.
—No lo sé, no quisiera meterme en problemas... — contestó mientras contaba el dinero, extendió un poco su vista intentando saber quién era esa persona fuerte, pero ver a través de la multitud resultaba imposible.
—Incluso están apostando, si ganas ese dinero no vendría mal ¿no? —preguntó incitándole a ir y parecía que lo lograría porque la atención y curiosidad del chico era notoria.
—Bueno, supongo que podría intentarlo — murmuró rascando su cabello y con ese pensamiento se abrió paso por la multitud que rodeaba el evento, y más adelante, coincidió nuevamente con esos ojos castaños, porque frente suyo se encontraba aquella dama de tez blanca y rubio cabello.
—Lady Tsunade, creo que debería parar con esto —Dijo la voz de la dama que sostenía al cerdo en sus brazos quien fue la que delató conocerle tan solo con mirar su alborotado cabello.
—Nada de eso, ¡¿qué no queda nadie que quiera ganarme?! —una vez más, su voz poco clara interrogaba a los cuatro vientos, pero nadie a estas alturas parecía respondería y accedería, habían visto de la increíble fuerza que esa mujer posee, era un monstruo como anteriormente se había afirmado y cuando pensó que todo esto podría terminar alguien caminó entre las personas que esperaban al valiente que desafiaría a tan fuerte mujer.
Parecieron ser desconocidos en ese instante, pero el silencio que de pronto se presento en ellos era un indicio de que esta no es la primera vez que esas miradas coinciden, unos ojos que desprendían rudeza no dejaron de señalarle, con poco ánimo al reconocer a aquel desconocido que había presenciado dos de tantos momentos que acarreaba una y otra vez, un jovencito que de alguna manera le fastidiaba.
—Quisiera intentarlo —exclamó él con una sonrisa dibujada en su rostro, despreocupado y sin parecer tener en cuenta que antes de él muchos habían sucumbido ante su fuerza y además de ello perdido mucho dinero, porque si había en algo que no podía perder eso era la fuerza bruta que los brazos de tsunade pueden descargar.
Obviamente shizune también reconoció al tipo que ahora pudo detallar de mejor forma, pudiendo ver de claramente su rostro animado que antes apenas pudo si pudo distinguir.
—Si eso es lo que quieres, más te vale que apuestes antes —Sin rodeos Tsunade contestó extendiendo sobre la superficie un par de billetes con un valor considerable y el chico estuvo de acuerdo cuando dejó sobre la superficie el mismo valor.
—¡Vamos Gokú, tú puedes! —De pronto el bullicio que se había apagado volvió a avivarse, tsunade simplemente gruñó por ver como insinuaban que podría ser un buen espectáculo, lastimosamente para ellos, el título que porta era desconocido en ese recito y si ellos lo supieran la gracia de este evento desaparecería, pues podría ser considerada fácilmente la mujer más poderosa sobre la faz de la tierra y una vez más extendió su mano dispuesta a concluir con esto. Él se mostró un poco nervioso cuando tocó la mano de la mujer, su agresividad y rudeza ya era suficiente para intimidarle aún cuando apenas si la conocía, se encontraban de la manera en que menos se esperaban, como dos personas que ignoraban el extraño encuentro que tuvieron hace poco, omitiendo el hecho de que se conocieron bajo una precipitación y se despidieron en esa misma lluvia.
Quien fue el juez apretó el agarre por parte de ambas partes. —¡Listos! —Exclamó con fuerza y ambos asintieron, preparados para lo que sea que ocurriese, mirándose fijamente, con intenciones distintas reflejándose en su retina. —¡Ahora! —fue el grito que inició todo y la fuerza de la rubia inmediatamente empujó el brazo de su oponente y todos cerraron los ojos para no ver cómo ella acabaría con el joven que le desafiaba, sin embargo, no hubo un golpe que anunciase un ganador, pues antes de que la piel de ese chico tocase la superficie de madera ya había logrado oponerse con éxito a último momento.
— E-es más fuerte de lo que pensé" —en sus pensamientos esa frase resonó, completamente sorprendido por la fuerza de esa mujer, una fuerza que nunca antes había sentido, una fuerza que estuvo a punto de doblegarle y sus gestos no evitaron delatarle, pues el brillo de sus ojos, su rostro perdido y su brazo que temblaba eran una prueba de su incredulidad. ¿Quién era ella? ¿Quién era esa mujer ruda que tiene frente a sus ojos?
—¡Eso es, vamos! —Las voces eufóricas Gritaron cuando por primera vez alguien logró hacer algo de frente a la invicta dama y poco a poco él recobraba terreno.
El seño de tsunade se fruncia dejando evidente que se esforzaba más de la cuenta y la misma shizune se mostraba incrédula por lo que observaba, un joven hacía frente al poder de uno de los tres legendarios Sanín ¿Por qué?
—Demonios, realmente es fuerte —Pensó la mujer que ejerció más fuerza intentando frenar al chico, pero él avanzó y pronto estuvieron en donde todo comenzó.
Los demás aclamaban la fuerza del joven, el licor se regaba, los gritos eran mucho más fuertes y las apuestas comenzaban, en ese pequeño instante, en esos segundos de tensión el tiempo dio la impresión de detenerse una segunda vez, para él y para ella, los ojos desafiantes pasaron a transmitir curiosidad absoluta e intriga total, el alboroto desapareció y el seño en el rostro de tsunade no hacía más que incrementar mientras él continuaba preguntándose por ella, sabía su nombre y nada más.
Un crujir se levantó aún por encima de las voces, y con ello el tiempo se terminó, pues la mesa se redujo a un objeto inútil a romperse abruptamente, terminando con las apuestas, la incertidumbre y los gritos que clamaban por un ganador, pero el asombro en tsunade y shizune no desapareció, porque el brazo del tipo seguía manteniéndose rígido y suspendido en el aire, aún manteniendo la fuerza de la rubia mujer.
—¿qui-quién es él? —con angustia Shizune se preguntó, no porque creyera que Tsunade pudo haber tenido problemas, pero ningún don nadie siquiera lograría mantenerse ante su mentora, ni siquiera con la fuerza que hace una noche él demostró, porque simplemente ella era mucho más que tan vaga muestra de fuerza bruta.
El contacto cesó y la mirada que les había conectado también desapareció.
—Vaya, es una lástima... —dijo él rascando su cabeza. —Realmente me estaba divirtiendo... —murmuró y aún con esa aura de no conocer nada de lo que rodeaba tomó el dinero que se encontraba en el suelo y sin decir nada salió del lugar, sin dar oportunidad de intentarlo una segunda vez, sin corresponder a los ánimos que muchos le habían ofrecido, dejando a una bella chica con un sabor amargo en su boca.
Se molestó inesperadamente, no ganó ni tampoco perdió, pero algo en ese rostro le había martirizado por unos cuantos segundos, porque cuando ella parecía ejercer bastante fuerza, él se había mantenido sereno y apenas sorprendido y cuando se marchó no dio la impresión de huir, simplemente parecía insinuar que no tenía caso continuar. Tal vez el alcohol ayudo a cultivar ese molesto sentimiento que combinado con su agresividad y poca paciencia concluyeron con ella levantándose de su asiento y fue a buscarle.
Fin del Capítulo 2.
Bueno shavos, comenten, voten si les ha gustado, nos vemos en el próximo capítulo bye.
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