Capítulo 15
—¡Son Gokú, espera! —Con ese llamado se puso de pie, pero no pudo hacer nada al respecto, la puerta de su oficina fue azotada después de que Gokú abandonara el lugar. —¡Ve tras él, pensaré en algo!—Dirigiéndose a su aprendiz ordenó, y Shizune acató la petición.
—¡Gokú-san! —Shizune exclamó y alcanzó al joven en las afueras del palacio, pero el Son no se volvió, continuó avanzando sin regresar a verle. —Por favor espera ¿Qué es lo que haces? ¿Renuncias así de fácil? —le preguntó y avanzó mientras acompañaba su caminar intentando obtener una respuesta.
—No tiene caso.—Respondió. —Esto no es ser un ninja, mi vida no ha cambiado en nada.—declaró y avanzó frustrado.
—Pero, solo debes esperar un poco, Lady Tsunade solo busca que te adaptes.—ella afirmó, pero de poco sirvieron sus comentarios, él solo continuó avanzando. —¿Por qué decidiste convertirte en un ninja si vas a terminar con todo de esta forma? —con esa duda, logró interrumpir el trayecto del joven que pareció verse afectado.
—Cuando la conocí parecía asustada por esta decisión, si realmente podía convertirme en un ninja, quería serle de ayuda.—Confesó y se volvió hacia Shizune. — finalmente tuve un propósito. mi fuerza es lo único que tengo, pero si eso no es suficiente, no tiene caso quedarse. Siento que no he encajado en ningún lugar y aquí no es diferente.—Finalizó y reanudó su caminar.
—Lady Tsunade puede ser un poco dura a veces, pero es normal, es gracias a ti que ahora estamos aquí.—Shizune le animó. —Solo considéralo un poco, ella siempre tiene una razón para actuar. —Aún con esa última afirmación, no logró nada y poco tiempo transcurrió antes de perder por completo la figura de ese joven.
No tenía muchas cosas y lo poco que trajo fue empacado, no se encariñó mucho con ese pequeño apartamento, desde un inicio no lo vio como un hogar, esta no era su casa, ni su mundo, solo era un lugar al que decidió venir por la admiración que sembró hacia la mujer que ahora dirige la villa, pero, esa misma sensación volvió a embargarle cuando la encontró tras abrir la puerta.
Sus ojos castaños y claros dejaban notar cierta molestia y des conformismo.
—¿Qué hace aquí? —fue la cuestión inmediata que se dio.
—Tengo una misión para ti.—Tsunade habló, manteniendo su expresión dura y seria.
—Ya no seré un ninja.—respondió e intentó avanzar, pero Tsunade no se lo permitió.
—¿Y dónde queda tu promesa? —su tono duro le exigió responder.
—No me necesita.—respondió . —me convertí en un Shinobi porque pensé que eso tendría alguna importancia para usted.—aclaró, manteniendo fija su mirada en ella. —No la culpo, yo soy consciente de mi condición y seguramente no confía en mi habilidad, no debes preocuparte, me macharé y nada habrá cambiado.—recalcó e intentó salir, pero nada fue distinto, Tsunade no se lo dejaría tan fácil.
—Está bien, tú ganas.—Dijo la Hokage. —¿Quieres misiones de alto rango? las tendrás, pero no serás un Shinobi común.—le advirtió, no obstante, pronto entendería que eso no es todo a lo que Gokú aspira, detrás de esa determinación hay algo más que siempre le está impulsando.
—Eso no es lo que me importa.—Dijo él. —¿Realmente quiere tenerme aquí? ¿quiere que sea un ninja? —fue más claro, tanto que su voz se entonó firme, una actitud nueva para la Senju que abrió sus ojos por la impresión que la embargó. No pudo contestar a esa duda, se mantuvo quieta, incapaz de separar sus ojos de ese joven que la confrontaba al otro lado del marco, un joven que ha decidido levantar sus puños, por el simple hecho de admirarla, debió saber que detrás de ese sueño, es ella su inspiración.
—No quiero que seas uno más.—Dijo Tsunade y se acercó para tocar delicadamente su mejilla. —Tu eres muy diferente, y las personas diferentes tienden a llevar lo peor.—explicó, ahora con un tono más suave, similar al que una madre utilizaría con un hijo, pero este no era el caso, eran un hombre y una mujer que desde hace tiempo no pueden evitar sentir la necesidad de estar cerca del otro.
—Supongo que su experiencia es la que habla, pero no sé si es lo que usted quiere de verdad.—Dijo Gokú al notar la melancolía grabada en los ojos apagados de la Senju.
—Muerte, miseria y dolor es lo único que existe, no es algo que yo desearía para ti.—dijo Tsunade. —Pero no sé si lo que hago sea lo correcto, ¿estás de acuerdo con eso?
—Eso me basta, si usted cree en mi, es suficiente.
Terroristas - Capítulo 15.
Vamos, aún quedan muchos encargos por repartir sasuke.—La voz de Gokú expresó júbilo y emoción, su trote era suave pero constante y detrás de su espalda cargaba varios leños, Sasuke le seguía casi en la misma situación, más jadeante y cansado. El entrenamiento, aunque inusual, era realmente agotador, y este solo era el inicio de la diaria rutina que debía soportar.
Más tarde el sonido del río y la cascada se infiltraban a través de la arboleda cercana, el sol brillante resplandecía sobre sus cabezas y el agua salpicaba en muchas direcciones.
—¡Bien Sasuke estás mejorando! —Gokú le animó mientras le observaba mantenerse contra la corriente. —Tus movimientos son menos rígidos y tu respiración es más calmada.—Resaltaba, ver el avance de su alumno era realmente entretenido, más aún, la determinación que el pequeño demostraba era muy gratificante.
—¡Dice eso, pero no puedo más!—respondió, siendo arrastrado por la corriente con dirección hacia la cascada, una vez más terminó precipitándose por esa extensa caída, y así terminó esa práctica, sin embargo, el día estaba lejos de terminar.
—Eso es, a pesar del arduo trabajo, puedes mantener el equilibro.—El sudor descendía por el rostro de sasuke, tanto sus piernas y brazos temblaban por el anterior entrenamiento, aún con ello, sobre la copa de ese gran y alto madero, podía resistir por mucho más tiempo esa posición tan incómoda que solo continuaba lastimando su cuerpo, la mejoría era bastante evidente.
El sol besaba el lejano oeste, su brillo dorado resaltaba en las nubes y el frío de la noche se avecinaba.
—¡Una vez más!.—Gokú indicó, pero Sasuke no hizo caso y se desplomó sobre la hierva, cansado y agitado.
—¡Ya no puedo! —exclamó. —¡No entiendo cómo ese gato es tan veloz! —con fastidio dejó escapar esa incógnita mientras observaba al felino saltar amigablemente a los brazos de Gokú.
—Vamos Sasuke, Mizifu es muy hábil, eso es todo.—respondió el Son. —Además aún hay muchos puntos ciegos, te concentras en mantenerlo vigilado y te olvidas de ti, graba sus movimientos y predice su siguiente táctica.—Se dirigió amablemente a su alumno y le extendió la mano. —Creo que es hora de dar el siguiente paso, ve a casa y descansa, mañana empezaremos el verdadero entrenamiento.—le indicó y el cuerpo de sasuke se estremeció en cuanto a la idea, no supo cuánto tiempo podría mantenerse cuerdo.
En la oficina del Hokage, Gokú miraba un poco extrañado el interior de una maleta. —¿Qué es esto? —Abrió la prenda y se encontró con muchas cosas, entre ellas un uniforme extraño y una máscara, Prendas la cuales se fue obligado a vestir.
—Es tu nuevo cargo.—dijo la Hokage más tarde. —A partir de ahora serás miembro del escuadrón Ambú.—Aún a pesar de su explicación, el rostro del chico no parecía cambiar su incertidumbre, no pasó mucho tiempo para que Tsunade aclarase esas dudas.
En ese instante, una nube de humo apareció y exaltó al varón que retrocedió por el inesperado suceso, luego, cuando la neblina se hubo desvanecido, una bella figura se reveló.
—Ya estoy aquí quinta.—la fémina voz anunció con una pequeña reverencia y luego se irguió manteniéndose quieta.
—¿Quién es ella? —preguntó.
—Ella será tu nueva guía, te enseñará todo lo que debes saber.—informó y entonces la mujer se volvió hacia él.
Tenía un cabello púrpura y largo que llegaba hasta su cintura, traía un uniforme muy distinto al que usualmente usan los chunnin o Jounin, y claro, su rostro era cubierto por una máscara similar a la suya, no supo distinguirla, parecía un oso.
—Será un placer trabajar contigo.— Ella dijo, pero solo se limitó a eso, no hizo más que verle a través del objeto que cubría sus ojos.
—Mucho gusto —le saludó. —¿Pero qué pasará con Anko?—preguntó muy confuso.
—Continuará con su labor cotidiana. A partir de ahora, ella será tu mentora.
Ella parecía ser mucho más reservada que cualquier otra persona, que antes haya conocido, no decía mucho, y ninguna palabra salía de su boca salvo para advertir de algo.
—Ahí al frente, a las tres en punto.—En ese entonces, esa fue la primera misión que compartieron. Los ambú resultaban ser una especie rara de ninjas, nunca revelaban su rostro y por ende él no debía decir su identidad tampoco. sus misiones eran en su mayoría alejadas a los trabajos cotidianos que los shinobis hacen, nada comparado a su anterior ocupación.
—Son 15 personas.—Gokú le informó.
—¿Estás seguro? —
—Si, hay otros a unos 500 metros, son al menos 50, hay otros pequeños grupos en los alrededores. —Con tal precisión, incluso su experimentada compañera mostró sorpresa, ningún sentido sensor que haya visto sería tan exacto como el de este joven, Tsunade ya se lo advirtió en algún punto, este chico estaba lleno de sorpresas.
—Bien, es hora de comer.—Gokú le llamó y extendió una manta bajo la hierva, el joven uchiha se mostró un poco incrédulo.
—¿Almorzar? —preguntó y parpadeó observando las cantidades de comida que Gokú extraía de su canasta.
—Entrenar está bien, pero de nada sirve si no comemos apropiadamente.—le indicó y gentilmente le extendió una bola de arroz. —Ahora tu cuerpo necesita de mucha más energía que antes, comer te abastecerá.—Realmente parecía saber de lo que hablaba, podría ser joven, pero su tono era bastante convincente.
—No debe molestarse, puedo traer mi propio almuerzo.—Dijo sasuke.
—No te preocupes, ayer hice una misión de un rango alto y me pagaron bastante, ¡así que aproveché para comprar mucha comida! —A veces, las expresiones de ese joven eran muy extrañas, Sasuke no sabría como describirlo, era como si compartiese el mismo ánimo de Naruto, pero definitivamente este tipo sabía lo que hacía, no le fastidiaba, de hecho era un poco intrigante.
Bajo la sombra de un gran madero, tanto alumno como maestro reposaban sobre la hierba.
—Descansar también es importante, sobre exigir a tu cuerpo está mal, así que duerme.—le indicó y placenteramente se acomodó un poco más en esa relajante posición.
—Es la primera vez que me da un descanso.—resaltó el niño con un poco de frialdad.
—Eso es porque necesitaba que te acostumbres al entrenamiento, todo ahora es muy distinto.—Explicó y luego, el silencio solo fue opacado por los brillantes sonidos de la naturaleza, pasó bastante tiempo antes de que las dudas de sasuke se reanudasen.
Terminado ese pesado día, tanto Gokú como el pequeño Uchiha transitaban por las calles de konoha,
—¿Entonces no tiene familia? —la intriga seguía presente en sasuke, era imposible no abstenerse de querer saber más.
—No, al menos no que yo sepa.—respondió. —un ninja de Akatsuki mató a mi abuelo, he estado solo desde entonces.— Declaró y se ganó la total atención de sasuke.
—¿Akatsuki?—repitió consternado y Gokú afirmó levemente con su cabeza. —¿va a tomar venganza? ¿Es por eso que se hizo un shinobi?—con voz baja hizo esa pregunta, siempre siguiéndole desde atrás, intentando encontrar esa respuesta en alguien similar a él.
—No lo sé.—Dio un fuerte suspiro. —Akatsuki tiene una fuerza formidable, antes de saber que fueron ellos, me emocionaba pensar que podría pelear con esa gente, pero ahora todo es distinto, no sabría describirlo.—respondió y llevó sus manos a su nuca. —En realidad no quiero pensar en eso, supongo que mi deber como ninja es acabar con esas personas.
—¿Entonces, no siente odio?
—No lo sé, supongo que son los riesgos de ser un ninja, hay personas malas y esa es la verdad, pero morir protegiendo y peleando por algo no me provoca odio, siempre he admirado a mi abuelo y ahora no es diferente, solo me hace pensar que quiero ser tan fuerte como él.—Afirmó, una idea con la cual inmediatamente sasuke no se identificó.
—Yo no puedo pensar de esa forma.—expresó con repudio y apretó sus puños.
—Bueno, tu hermano es un criminal, debes enfrentarlo de todas formas, así que solo queda esforzarnos para enfrentar a Akatsuki.—esa fue una conclusión bastante certera, sasuke no tuvo nada para contradecir, todo se reducía a ese pensamiento, batallas y muerte, a eso se reduce la vida de un shinobi.
Tsunade observó al par de jóvenes caminar por una de las calles aledañas al palacio, desde su ventana reconoció ese cabello alborotado, soltó una pequeña sonrisa al ver lo cercano que se ha vuelto con el joven Uchiha. Los rumores ya habían llegado a sus oídos, pero no ha tenido ninguna oportunidad de verlo acompañad del último portador del sharingan en konoha.
No podía evitarlo, Gokú era esa calamidad de la cual no podía dejar de prestar atención. Preocupación, intriga, afecto, un poco de esos sentimientos la embargaban, y en su mano tenía aquel colgante, un recuerdo de una bella orquídea, una tan rara como el hombre que se la obsequió. Poco caso hacía a las palabras de Jiraiya, Gokú era el último apoyo con el cual contaba, y tal vez cegada por ese pensamiento, no se preguntó por lo que sea que el destino podría guardarle.
El tiempo transcurrió, las horas de trabajo y entrenamiento continuaron su curso.
—Bien, es hora de ver los resultados. Seguramente tus movimientos serán mucho más rápidos y precisos, pero es momento de intentar avanzar. —Esas palabras alegraron enormemente una tarde que parecía ser como cualquier otra, .
—E-entonces, finalmente me enseñará sus movimientos?—indagó y se pudo ver la emoción reflejarse en el rostro de sasuke.
—no del todo, pero empezaremos por algo sencillo.—respondió Gokú y después, el par de chicos se sentaron tranquilamente en la superficie del campo siete, la curiosidad de sasuke por el entrenamiento era muy evidente en su impaciente espera.
—No sé mucho sobre jutsus, así que en eso no puedo ayudarte.—Gokú aclaró. —en todo caso, hay jutsus que drenan mucho más chakra que otros, el moverse y sobre esforzarse lo harán de igual manera, así que evita perder energías inútilmente. —explicó y Sasuke afirmó. —Muchos ninjas se apoyan del chakra para potenciar sus ataques y en jutsus que muchas veces son fáciles de predecir y resulta en un desgaste inútil de fuerza.
Realmente no era algo difícil de entender, sasuke comprendía lo básico, mejorar sus capacidades físicas le daría mayores ventajas sobre sus enemigos, y ahora aprendería la forma correcta de combinar sus ataques tal cual su ahora maestro lo demostraba, incluso habiendo frente al sharingan de Uchiha Itachi, sin embargo, antes de que Gokú empezara con el entrenamiento, se petrificó completamente sin razón alguna.
Una brisa fría se esparció por la arboleda que rodea la villa, las aves dejaron de graznar y la luz rojiza bañó cada rincón de un tono intenso, casi presagiando que el lugar iba a llenarse de sangre, anunciando la muerte que estaba próxima.
—Esta sensación, ya la había sentido antes... —informó y fue a sus memorias buscando la causa de esta incertidumbre, entonces la respuesta llegó. —Akatsuki.— recitó con voz baja y fría, apenas perceptible para los incrédulos oídos del joven Uchiha, que anonadado, presenció en la lejanía las explosiones que se produjeron y estremecieron la villa.
Aún así, la presencia de esas personas no era lo más alarmante, si no la razón de estar ahí. —¡Naruto! —exclamó, reduciendo todo a esa conclusión y entonces sus ojos se entrecerraron con temor.
—¿Akatsuki? ¡¿Itachi está aquí?! —La voz e sasuke no se hizo de esperar. La cólera se adueñó de sus expresiones y su ojos divisaron los complejos cercanos y entonces comenzó a caminar, sin embargo, fue detenido por su maestro.
—Yo iré, debes quedarte aquí...—Gokú le indicó, idea que no fue bien recibida por Sasuke.
—¡¿De qué está hablando?! ¡Obtendré mi venganza, he mejorado mucho! —Sin espera de una respuesta quiso continuar, pero Gokú se lo impidió.
—¡No solo es tu hermano, hay muchos más! —advirtió. —No hay posibilidad de que puedas hacer algo, es un ataque masivo.—continuó, pero la terquedad del joven pudo más con su sentido de razón y forcejeó.
—Eso no se sabrá hasta que lo compruebe. —exclamó el joven Uchiha, pero no mucho después se desplomó sin fuerza alguna sobre el campo, pues Gokú le golpeó su cuello con la fuerza suficiente para dejarle inconsciente.
—Lo siento.—
Los bombardeos estremecieron Konoha. los gritos resonaban en cualquier rincón de la villa y los escombros expulsados por los ataques se precipitaban desde las alturas.
—¡Qué vista tan espectacular, el arte se desata frente a mis ojos!—Exclamó una voz desde las alturas, su largo cabello rubio ondeaba con el viento que nacía desde el caos que se libraba bajo sus pies. —¡Vamos maestro Sasori, al menos podrías darme tu opinión! ¿no compartes la belleza de mi poder? —cuestionó a la persona que a su lado reposaba en esa ave formada de su arcilla explosiva.
—Concéntrate Deidara. —advirtió Sasori, que con uno de sus jutsus, invocó tantas marionetas que por un momento sus figuras opacaron la poca luz del atardecer y el ejército descendió para continuar aterrorizando la villa.
Los habitantes corrían despavoridos y repletos de temor, los pocos shinobis se formaban y combatían la amenaza de todas las formas que podían, pero sus fuerzas se habían reducido desde aquel ataque que Orochimaru trajo a la aldea hace tiempo, viéndolo desde varias perspectivas, nada de esto parecía terminaría bien, Akatsuki era una amenaza mucho mayor y los mismos jounin que conocían su existencia les temían.
—¡Necesito a todos los jounin en el frente norte! —ordenó Tsunade que lanzando un fuerte golpe, interceptó una de tantas marionetas que terminaron rotas en el suelo. La preocupación era muy evidente en su rostro, ella mejor que nadie sabía cuán vulnerable se encontraba la aldea, y esta situación no era algo con lo que esperase lidiaría tan pronto, también sabía perfectamente los motivos por los cuales Akatsuki desataba tal terror. —¡Intercepten a Naruto y sáquenlo de Konoha!—ordenó a los ninjas enmascarados que afirmaron a sus órdenes, pero era bien sabido que ni ellos ni algún otro jounin común podría contra aquellos que buscan al pequeño Uzumaki, en ese instante, desde lo más profundo de su corazón deseó que la única persona en quien puede confiar ese trabajo estuviese en la aldea, cerca de Naruto, cerca de ella.
Fin del capítulo 15.
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