Capítulo 1
Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, los créditos son para sus respectivos creadores.
Un sueño repetitivo le atormentaba nuevamente, una visión hacia un pasado trágico, un recuerdo amargo y una huella que no podría borrarse con nada. Desde entonces, los días se habían tornado grises, el aire que su piel percibía era frío y los días se han tornado cortos y aburridos, pero aunque aquellas imágenes solo aumentasen más y más su constante miseria, siempre esperaba tenerlas presentes, porque aquella era la única manera de estar junto a las personas que amó con toda su alma, y entonces una vez más como todos los días regresaba al mundo real.
Hoy era uno más de tantos dolores de cabeza que precedían su despertar, fastidios causados por la exagerada cantidad de alcohol que solía consumir las noches anteriores, la verdad poco o nada le importaba cómo llevaba su vida, pues a su edad ya había vivido tantos infortunios que pensar en un futuro sonaba ridículo, si le preguntasen diría que simplemente pensaba en el día que no despertaría nunca más, sin embargo como ya dije, esta no era la ocasión, y suspiró con pesadez y amargura ante el deseo que no se hacía realidad.
Pero en tanto pudo aclarar su mirada, notó lo que nunca pensó que llegaría a pasar, pues se encontraba en un sitio que no conocía, su resaca le aturdía y le dificultaba el analizar la situación pero aún así pudo reconocer que ese recinto, esa cama y cada pared que le rodeaba no formaban parte del apartamento que hace poco había alquilado, aquel era un sitio extraño y no quiso saber lo que pudo haber pasado para terminar en tal sitio, lo único que quería era saber era el paradero de su Aprendiz.
—Shizune, tráeme algo para este maldito dolor de cabeza! —Llamó, casi siempre ella le despertaba fuese el lugar que fuese cuando se sobrepasaba con los tragos, pero esta vez ella no respondió a sus llamados y después de esperar bastante decidió darse su tiempo y analizar el entorno.
Había una pequeña ventana que transmitía la luz de un día gris, podía escuchar el sonido estridente de la lluvia y el agua fluir como si un rio cercano golpease las piedras que el agua arrastra. Había despertado en lugares poco concurridos cuando no se trataba del sitio en el cual se hospedaba, como el bar de la noche anterior, en el pasillo antes de llegar a la habitación e incluso una vez en la calle, pero nada se asemejaba a esto y de ahí la causa de su inquietud, misma que incrementó cuando la puerta se abrió y miró al anfitrión del sitio.
Era un joven hombre, no más de unos 20 años. Tenía una cabellera morena; erizada y extraña que se asemejaba a una palmera, ojos tan oscuros que era difícil distinguir la retina de su pupila y su fino rostro inspiraba alegría con el primer gesto que le ofreció y amablemente se inclinó antes de pasar.
—¡Buenos días! —saludó cortés y la dama rubia no respondió, estaba anonadada por la revelación dada, como ya dije; no era un panorama con el que antes habría lidiado ¿Quién era este chico y qué hacía ella en este lugar? —¿Fue una noche muy agitada no?—ante el silencio de la mujer, el chico continuó y se acercó a la cama, con él traía una cesta y en ella algo de ropa sobresalía, prendas que la dama reconoció al instante e inmediatamente descubrió las sábanas en las que dormía notando que apenas si tenía una sola prenda que cubría todo su cuerpo.
¿Qué era esto? ¡¿estaba en la casa de un hombre y casi desnuda?! Su nerviosismo y desconcierto no hizo más que aumentar, no recordaba nada y el panorama presentado la ponía en una posición poco favorable.
—¡¿Qué es lo que me has hecho?! —preguntó inmediatamente, llena de cólera y poco le importó lo que hacía, golpeó la pared y rompió la madera con su inconmensurable fuerza, no podía creer que ella hubiese caído tan bajo como para acostarse con alguien, nunca lo ha hecho y no se lo creía, menos con alguien tan joven.
—¡Tra-tranquila! —Balbuceó él. —¡Su ropa ya está seca, solo quería entregársela! — la voz un poco temerosa del Joven se escuchó en el recinto y bastante preocupado se alejó de la mujer rubia, no comprendió por qué ella se había enojado tanto y tan de repente, y así mismo, esa actitud del chico fue inesperada, porque retrocedió y en sus ojos no podía verse más confusión de la que la mujer expresaba.
—¡¿Y por qué tienes mi ropa?! —la cuestión fue aún más fuerte que la anterior, disgusto total era lo que podía expresarse y esa voz profunda era tan imponente que podría hacer retroceder a cualquiera y el tipo no fue la excepción.
—No quería molestarte, pero pensé que sería incómodo para usted dormir con ropa húmeda —Explicó el joven hombre a las dudas de la bella dama que levantó una ceja ante esas declaraciones que seguía sin poder entender.
—¡No sé de qué hablas, explícate! —solicitó la chica aún bastante molesta, tan así que volvió a golpear la pared creando fisuras que se extendieron incluso hasta el techo, no era la primera vez que alguien intenta sobrepasarse con ella solo por verla en un estado dócil, pero ni ello le haría causar un tipo de locura para seguir el juego, sin embargo las cosas podían ser más simples de lo que ella pensaba.
—Ayer estabas peleando con unos tipos en las afueras del pueblo —dijo él señalándole con su dedo exaltando a la chica. —Los tipos huyeron pero no parecía que estaba en un buen estado, pensé que estaba mal dejarla ahí. —explicó él rascando su cuello e intentando ser lo más sincero posible con la mujer que continuaba dudando de él.
—¿Y por eso me trajiste a tu casa y me sacaste la ropa? —ella cuestionó todo lo que le había dicho, desconfiando del tipo, después de todo fiarse de alguien en estos tiempos es ridículo.
—Bueno, quise llevarte a tu casa, pero usted se durmió antes de poder averiguarlo, despertó después pero solo vomitó en la entrada —rascando su mejilla intentó explicar de mejor manera la situación y ella entendió se avergonzó por lo que sea que ayer dijo o hizo, como sea, aún quedaban muchas cosas que explicar. —y bueno, su ropa estaba bastante húmeda, no le hice nada ni tampoco tenía alguna intención mala, como puede ver aún continúa lloviendo... —el tono de su voz indicaba que era sincero en cada declaración que ofrecía, al final, fuese verdad o mentira no tenía de otra más que creerle, pues no recordaba mucho salvo que retó unos tipos en un bar, seguramente ese era un indicio de que no mentía.
La lluvia continuaba precipitándose con fuerza en el exterior, aquellos ojos castaños se reflejaban en el cristal que le permitía ver la fría tormenta, en sus manos mantenía una taza de té, hace poco se había cambiado de ropa y aguardaba a que el fuerte aguacero terminase para poder irse de este incómodo sitio y de esta situación.
Era un silencio profundo, él no parecía hablar mucho y ella tampoco quería decir algo, más bien se dio la oportunidad de disfrutar el paisaje frente a sus ojos, rodeada e un bosque espesó más allá, el bambú rodeaba la cabaña y la lluvia pintaba de un tono plateado el ambiente, el calor de una fogata era reconfortante y la bebida en sus manos empañaba su fino rostro, de alguna manera este era el sitio más tranquilo que ha visto en años.
—¿Usted es una Kunoichi? —una repentina pregunta nació en medio del silencio que les dividía, aquella era una palabra que causó fastidio en la mujer que prefirió no responder. —Ayer, a pesar de estar ebria pudo derrotar a esos tipos fácilmente, es muy fuerte —Alagó el joven con un tono animado, le había visto pelear y eso debió cautivarle de alguna manera a pesar de la agresividad que acompaña esa fuerza, pero ella continuó sin responder y el silencio perduró bajo el constante golpe de la fría precipitación.
—¿Vives solo? —con poco ánimo decidió preguntar, no es que estuviese interesada en indagar sobre aquel desconocido, pero sin mucho que hacer era la única opción que encontró ante la incómoda situación, pero tampoco hubo palabras de parte del joven, simplemente asintió mientras también se sentó un poco alejado a beber un poco más de café.
Los ojos de la mujer le señalaron en ese instante, analizando su extraño cabello y su forma de vestir bastante peculiar, el lugar era bastante estrecho, y las paredes se adornaban por máscaras, artesanías y muchas más cosas, lo encontró curioso y antes de darse cuenta miraba el sitio meticulosamente mientras el joven le observaba también.
—Son de mi abuelo. —Comentó sin necesidad de alguna pregunta, solo bastó de aquella curiosidad que la mujer desprendía. —La lluvia en esta época del año es bastante ¿No cree? —preguntó después, con un tono animado que continuaba resaltando bastante en el ambiente gris.
—He visto lugares más húmedos —ella respondió regresando la mirada al frente, fría y aparentemente aburrida, a ojos del chico seguramente continuaría molesta por lo de esta mañana. —¿Tu abuelo es un ninja ambú? —preguntó después, refiriéndose a las máscaras que anteriormente había visto, objetos que solo utilizan las filas de ese escuadrón, pero el chico negó.
—Era un ninja—contestó él feliz, pero en un tono melancólico. —Aunque nunca supe si era un ninja ambú, ya sabrá por qué —explicó rascando su cuello en el proceso, la mujer comprendió todo a lo que se refería y no cuestionó nada, no le interesaba y tampoco quería hacerlo, ya el ambiente se tornó melancólico y aún más incómodo, como si si el estar en el hogar de un extraño no era suficiente para perturbarle.
—Bien, creo que me voy —la mujer anunció y dejó su posición, después caminó hacia el pórtico y se detuvo antes de cruzar hacia la fría lluvia.
—No debería irse así —la voz del joven se levantó inmediatamente. —El camino hasta el pueblo es algo largo, podría resfriarse, puede esperar un poco más, no hay problema. —sugirió ante el actuar de la bella mujer.
—Ya he perdido mucho tiempo aquí, hay alguien que debe estar preocupada por mí, lamento lo de la pared —explicó con su tono frío y carácter duro.
—Al menos debería esperar a que la lluvia sea menos fuerte —Insistió él, mirando desde atrás su espalda, su rubio cabello mecerse con la brisa, imponente y misteriosa, debía admitir que es la primera vez que mira a una mujer de ese tipo.
—No creas que una simple lluvia como esta puede causarme problemas —fue la respuesta de la mujer. —Gracias por tu ayuda y perdón por las molestias —con esa declaración caminó hacia la fría lluvia, decidida a dejar este inesperado evento y continuar con su vida, pero debería esperar un poco más, porque la mano del chico le detuvo e impidió que continuase.
—¡Espere por favor! —insistió él y luego dejó de tocarle mientras entró nuevamente a la casa, la mujer decidió esperar ante la constante preocupación del joven y poco después él regresó. —Esto podría ayudarle —extendiendo un paraguas de madera concluyó, no sería la mejor de las ayudas, pero peor sería quedarse mirando.
Miró nuevamente al joven que inesperadamente le continuaba ofreciendo ayuda, era extrañamente amable para no obtener nada a cambio, raro si lo pensaba de de esa forma, pero tampoco daba la impresión de fingir ser gentil, tal vez el ser alguien humilde era la razón de ello
—Se ve bastante bien —Susurró ella mirando el objeto antes de extender su mano y tomarlo. Una mirada melancólica hizo brillar sus ojos castaños, parecía haber despertado un lejano recuerdo y era evidente en sus gestos, el joven incluso lo sintió de esa manera, tal vez esta lluvia, este día gris y todo el ambiente era una más de esas visiones a ese pasado, un pasado que estaba escrito para todos quienes han vivido la guerra en carne propia.
—¿Se siente bien? —él indagó, rompiendo el silencio amargo en la mujer rubia que no dijo mucho y se apoderó completamente del objeto.
—No volverás a verlo, ¿estás de acuerdo? —Posando el objeto sobre su cabeza ofreció esa declaración, en ese instante, todo pareció detenerse, la lluvia, el viento, cada sonido e incluso el tiempo mismo, porque a las espaldas de la bella mujer el sol brilló resplandeciente, no la conocía, no sabía su nombre ni nada que se relacionase a ella, no lo sabía en absoluto, pero sintió que quería hacerlo.
—No, claro que no —Susurró evitando dejar evidente ese fugaz sentimiento que de él se había apoderado. —Tengo varios y puede que usted le dé un mejor uso —despertando nuevamente ese gesto amable explicó y no evitó contagiar un poco a la mujer que frente a él se encontraba y que después de girarse comenzó su recorrido, alejándose poco a poco y él supo que pronto aquella figura desaparecería en medio de la gris precipitación y casi sin poder contenerlo habló una última vez. —¡Disculpe! —levantó su voz en medio del escandaloso aguacero, y creyó que no le escucharía, sin embargo contra todo lo que pensó; ella se detuvo, más no se volvió. —¡¿Puedo saber cómo se llama?! —fue la última cuestión que hizo y luego, en medio del estruendo y bajo la manta grisácea que bañaba el bosque; pudo percibir ese único nombre que bien podría recordar por siempre, y lo repitió débilmente.
<<Tsunade>>
Apuesta tras apuesta, y cuando la suerte le favorecía, aquel dinero que solía ganar era convertido en sake instantáneamente mientras el juego continuaba una y otra vez, así había sido desde hace ya varios años, viajando de pueblo en pueblo con el mismo propósito.
Era verdad que su adicción al juego y las apuestas era parte de ella desde que recuerda, es un vicio heredado por su abuelo quien es conocido como Dios de los ninjas y que no puede simplemente dejarlo, pero últimamente tanto esa adicción como el alcohol han ido aumentado día tras día.
—¡Lady tsunade! —una voz interrumpió su juego, preocupada y angustiada. —Creo que ya es suficiente, deberíamos irnos. —tomando su ropa le incitó a hacerle caso y marcharse, porque aunque solían hacer esto la mayor parte del tiempo, solo habían algunas fechas en que el pesar de su corazón aumenta, es la fecha en la cual la muerte de esa persona fue anunciada, una persona que alguna vez fue la única familia que tuvo con ella. Era una fecha amarga que estremecía a su maestra y ella lo sabía mejor que nadie, incluso podía sentir el dolor que transmitía cada lágrima que solía escaparse de vez en cuando, solo ahí se entendía que el gozo de apostar y los estragos del alcohol solo buscan desvanecer su constante tortura.
—Déjame Shizune, si quieres irte puedes hacerlo, yo estaré bien —fue la respuesta que ofreció, llamando así a la dama de cabellera morena que en sus brazos sostenía un pequeño y adorable cerdo.
—¡Claro que no! —con fuerte voz contestó. —¡Ayer la perdí de vista solo un momento y no apareció hasta el día siguiente! —reprochó y le empujó con más fuerza incitándole a salir del establecimiento, la suerte de hoy poco les había favorecido y la noche avanzó demasiado como para continuar en este repetitivo plan, porque aunque repetitivo, tenía sus límites y hoy parecían haberse olvidado de ellos.
—Lo siento deben marcharse, cerraremos en unos minutos —alguien interrumpió la conversación, era uno de los camareros el que informó amablemente, pues a altas horas de la noche era de esperarse, y más siendo este un sitio del cual no conocían mucho.
El ambiente de aquel bar antes de cerrar era como cualquiera que antes habrían visitado y como algunas de esas veces, ellas eran las únicas en quedarse hasta el final, en la soledad extraña que esos establecimientos dejan, cuando ya las luces de los lugares cercanos se han apagado y también cuando en la lejanía muchas veces ha podido verse el amanecer asomarse en el horizonte.
Ella tomó como pudo a su mentora y sobre su hombro logró recargar el peso de una Tsunade a punto de dormir, ya que apenas si podía caminar y eso sumado al cerdo que cargaba entre sus brazos solo le dificultaba las cosas, sin embargo eso no era lo único que el resto de la noche les aguardaba, pues las cosas se complicaron lo suficiente como para preocuparse y múltiples siluetas aparecieron opacando la luz de la luna, rápidas e inesperadas que posándose sobre los techos y calles cercanas señalaron amenazantes al par de damas, tantas eran que Shizune se mostró atónita por tal escenario presentado.
—Es ella, ¡es la mujer que nos causó problemas hace una noche! —Una voz se escuchó de entre tantos ninjas que aparecieron, llena de ira y cólera cuando reconocieron el rostro de la mujer Rubia sobre los hombros de Shizune.
Las luces de las casas cercanas se apagaron demostrando el temor de aquellos que posiblemente han presenciado este tipo de escenarios una y otra vez, y con ello la espesa oscuridad rodeó las calles siendo el brillo de la luna el único que se apiadó ante la lúgubre noche.
—Lady Tsunade, por favor despierte — suplicó Shizune, la realidad es que no debería suponer un problema para ella quien era la dicipulo de uno de los más grandes shinobis que han existido, pero con la mujer inconsciente las cosas no hacían más que complicarse e ir en contra de tantos ninjas ella sola no era una buena idea, y más si debía proteger a su mentora y la mascota con la que cargaba. ¿Cómo hacerlo?, con cada segundo que transcurría el peligro no hacía que aumentar, consecuencias de causar problemas en pueblos fronterizos, pero aún así decidió no mostrarse asustadiza ni temerosa y si debía de demostrar su calidad de ninja lo haría.
—¿Qué es lo que quieren de nosotras? —preguntó la mujer azabache pero antes de siquiera poder responder algo esa voz resonó en todo el sitio, fuerte, rígida y cero nerviosa.
—¿Qué es lo que pasa? —cuestionó alguien, y ante ese tono muchos se estremecieron e incluso retrocedieron mientras desde las sombras alguien se acercó lentamente.
Shizune le observó entonces y los ojos de la mujer rubia se abrieron ante el tono disgustado que reclamó en la noche fría, y así, débilmente pudo ver al joven avanzar ante las incontables siluetas, cualquiera que tuviese razón pensaría mejor las cosas, cualquiera que supera lo que una tropa shinobi puede hacer temería, si no era así, ¿Qué pasaba por la mente de ese hombre? ¿Cuál era su nombre para advertirle de la estupidez que estaba por hacer? ¿Cuál era su nombre?
Fin del Capítulo 1.
Bueno, mi adicción por los ships me ganó esta vez y no pude contenerme, espero que esta historia sea de su agrado y si es así les agradecería su apoyo con un estrellita y un comentario.
y bueno, no hay mucho que aclarar, salvo que gokú llegó a este mundo por alguna razón, toda duda más adelante se resolverá y espero llevar esta relación lo mejor que pueda, así que daré mi mejor esfuerzo, nos vemos en el siguiente capítulo bye.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top