3. "Tú eres la excepción."
Capitulo III
Artemis.
—Eres una mujer muy interesante, Cristina, estoy complacida...— la voz de mi madre sigue lanzando cumplidos a Cristina mientras yo tomo un sorbo de mi whiskey.
Ya todos se han ido, solo quedamos mis padres, mi novia y yo en la sala de la casa, conversando. Los ojos de mi madre brillan al hablar con Cristina, es tan obvio que ha pasado las exceptivas que ella tiene para mi, mi padre comenta que esta cansado y se retira.
—Es hora de dormir,— se gira hacia Cristina, —Le diré a Claudia que te preparé una habitación de huéspedes.— mi madre se levanta pero yo le tomo la muñeca ligeramente deteniéndola.
—No es necesario, Cristina dormirá conmigo.— veo como Cristina se sonroja, bajando la mirada. Una sonrisa sarcástica llena mis labios, considerando todas las cosas que ella me ha dejado hacerle, no es nada inocente.
Una expresión de desaprobación cruza el rostro de mi madre, —Artemis...
—Ya somos adultos, madre, no estas cuidando la castidad de nadie.— suelto su mano y me levanto, —Yo iré a decirle a Claudia que suba toallas extras y algunos bocadillos a mi habitación.
Mi madre quiere protestar pero con Cristina ahí, se que no se atreverá. Pongo el vaso de whiskey en la mesa al lado del mueble y meto las manos en los bolsillos de mis pantalones para caminar a la cocina.
Cuando llego al marco de la puerta de la cocina, la veo y me detengo. Claudia esta terminando de limpiar y organizar todo, esta de espaldas a mí, los años han hecho maravillas en ella. Su cuerpo se ve mucho más femenino, más maduro, sus curvas aún más pronunciadas. Ese vestido se pega a su cuerpo como una segunda piel y su flamante cabello rojo esta alto en una cola, mi mente llena de alcohol me lleva a imaginarme agarrándome de su cabello mientras la tomo desde atrás sobre la mesa de la cocina.
Ella ya no es aquella chica de 15 años a la que me le declaré inocentemente, es una mujer que se vería muy bien desnuda en mi cama, una mujer a la que follaría duro.
Sería tan fácil subirle ese vestido...
Basta.
Meneo la cabeza, sacudiendo esos estúpidos pensamientos lujuriosos, decido hablar, —¿Cansada?
Ella se tensa visiblemente antes de girarse hacia mi. Por un momento solo me mira con esos ojos llenos de fuego y algo más... ¿Miedo? ¿Deseo? No lo se, el aire entre nosotros cambia, y una tensión que jamás he sentido antes es palpable entre nosotros.
Su voz es suave pero cortante, —No.
Una parte de mi quiere preguntarle como esta su madre, como le va en la universidad pero no me importa, ella ya no es mi amiga, es solo la mujer de servicio, y quiero que eso le quede claro, —¿No? Creo que deberías decir 'No, señor.' ¿O es que has olvidado como dirigirte a los señores de esta casa?
Su mirada se endurece y puedo notar las ganas que tiene de decirme algo pero no lo hace, —No, señor.— a pesar de que alarga la ultima palabra con rabia, una sensación agradable me cruza al oírla decir eso. Claudia siempre ha sido tan feroz y abrasiva como el color rojo de su cabello, no es fácil para ella doblegarse y eso solo me hace querer doblegarla.
—Trae toallas y bocadillos a mi habitación.— le ordeno fríamente. Ella solo asiente, y salgo de ahí.
-
Claudia.
¿No, señor?
Definitivamente, no soy del agrado de Artemis, no puedo creer que aún me guarde rencor por algo que pasó hace tanto tiempo. Necesita superarlo, pasar la pagina, o tal vez ya ni siquiera lo recuerda y simplemente quiere tratarme como lo que soy: La mujer de servicio.
De mala gana, toco la puerta de su habitación con mi mano libre porque en la otra, en mi antebrazo llevo las toallas y en mi mano la bandeja bocadillos. Trago grueso, porque me inquieta el hecho de estar con él en su habitación.
Artemis abre la puerta y cuando lo veo, aprieto la bandeja en mi mano, su camisa esta desabotonada hasta casi su ombligo, revelando un pecho definido. Aparto la mirada y le ofrezco lo que tengo que en mi mano, —Sus toallas y bocadillos, señor.
Odio tener que llamarlo así. Cuando no pasa nada, lo miro de nuevo y él ha caminado dentro de la habitación, —Pon las toallas sobre la cama y los bocadillos en la mesa de noche.
No quiero entrar ahí pero obedezco, lo primero que escucho cuando entro es la ducha, mis ojos se entrecierran y entonces escucho la voz de una mujer gritar desde el baño, —Artemis, espero por tí.
Oh, la mujer esta aquí, con él, en su habitación.
Un inevitable recuerdo viene a mi mente, de él y yo hace años sentados en el suelo frente a su cama, jugando monopolio.
Yo había mirado a mi alrededor, —Deberías arreglar tu cuarto, he oído que puede espantar a las chicas.
—Ninguna chica estará en mi habitación.— Artemis había dicho con determinación.
Arqueé una ceja, —¿Y yo que soy?
—Tú eres la excepción.
Supongo que ya no lo soy, ¿Eh?
Una sensación desagradable se asienta en mi estomago pero me niego a reconocerla porque esto no me importa o por lo menos no debería importarme. Artemis esta parado al otro lado de la cama sus brazos cruzados sobre su pecho. Él me observa, sus ojos buscando los míos pero los aparto, poniendo las cosas rápidamente donde van para poder salir de ahí.
Estoy tan enfocada en doblar bien las toallas sobre la cama que cuando me giro para irme, me congelo al ver que Artemis se ha movido para quedar bloqueando la puerta de la habitación, ¿Qué esta haciendo?
Determinada, me dirijo a la puerta pero él no se mueve, —Permiso, señor.
Él no dice nada.
Solo se escucha el sonido de la ducha entre nosotros, y me paralizo al verlo desabotonar el resto de la camisa, los músculos de sus hombros se contraen cuando desliza la camisa por los mismos quitándosela por completo. Enfoco mis ojos en la pared, odiando el sonrojo que cubre mis mejillas,¿Qué carajos esta haciendo?
Escucho sus pasos acercándose a mí, y me atrevo a mirarlo de nuevo, —Señor...
Él se inclina sobre mi y las alertas se activan, estoy a punto de empujarlo cuando él susurra en mi oído, —Lavala, es una de mis favoritas.— pone la camisa en mis manos y se dirige al baño, —Cierra la puerta con seguro al salir.
Me toma un segundo salir de ahí en un apuro.
Camino tan rápido en el pasillo que no notó a Apolo hasta que me estrello contra él, —Ey, ¿Por qué tan apurada?
Él esta en sus pijamas, su cabello desordenado, se ve muy tierno, le sonrío, —Nada, solo estoy cansada.
Sus ojos viajan a la puerta de Artemis antes de volver a caer sobre mi, —¿Esta todo bien?
—Si, todo bien.
Él toma mi mano, —¿Quieres... venir a mi habitación?
Su sonrojo lo delata, Apolo y yo nos hemos acercado mucho en los últimos meses, aunque al principio lo tomé como algo fraternal, como un hermano menor, he comenzado a notar sus gestos, sus miradas, sus palabras. Creo que él esta confundiendo las cosas y quiere algo más, o tal vez yo solo me este imaginando todo.
—Otro noche te acompaño.— le digo, a veces vemos películas a medianoche cuando me desocupo, en las que generalmente me quedo dormida a la mitad porque no aguanto el cansancio.
Él aprieta mi mano, —¿Segura?
Yo asiento y libero mi mano de la suya, —Buenas noches, Apolo.
—Buenas noches, Claudia.
Me voy a dormir con la imagen del torso desnudo de Artemis atormentándome.
-
Pasaron algunos días y no vi a Artemis, tal vez ha estado full con su trabajo o que se yo, pero estoy agradecida por la paz. Aunque Artemis no me intimida, no puedo decir que no me incomoda estar en su presencia. Tenemos años sin compartir o vernos por tiempo prolongado en lo absoluto, me tomará tiempo acostumbrarme a él.
Sin embargo, mi pequeño descanso de paz llegó a su fin, un sábado por la mañana. Me levante como de costumbre, ayudando a mi madre a usar el baño y vestirse para el día. Después de hacerme unas trenzas a los lados de mi cara, ya que es más fácil trabajar sin tener que preocuparme por mi cabello, la dejo en el cuarto para ir a preparar el desayuno.
Bostezo, estirando mis brazos a mis lados mientras entro a la cocina, doy un brinco cuando noto a la figura sentada en la mesa, —¡Dios!
Artemis esta sentando, en un traje negro perfecto con sus brazos cruzados sobre su pecho y corbata azul oscuro. Los rayos de sol colándose por la ventana se reflejan en su cabello, resaltando esos pequeños mechones rubios casi imperceptibles en su pelo. Su cara inexpresiva y ojos fríos me hacen sentir incomoda, es la primera vez que esta en la cocina desde aquella noche de la fiesta, —Buenos días, señor.
Él no me responde el saludo, —Llevo 20 minutos esperando el desayuno.
—Son las 7:00 de la mañana, no suelo servir el desayuno hasta las 7:30 cuando Ares y Apolo se van a la preparatoria o en los fines de semana cuando se levantan.
—Bueno, te sugiero que adaptes tu horario a mis necesidades.
Eso me molestó, —No tienes porque hablarme así.
—Yo te hablo como a mi me da la gana.— el brillo en sus ojos me reta a desafiarlo, a no quedarme callada.
'Portate bien.' La voz de mi madre hace eco en mi mente, y trato de controlarme porque quiero decirle mil cosas. Literalmente, me muerdo un poco la lengua.
—Y ya que estamos dejando las cosas claras,— señala un uniforme que no he notado sobre la mesa, —De ahora en adelante, usarás uniforme.
Eso era lo que necesitaba para estallar.
—¿Disculpa?
—Me escuchaste perfectamente.— su mano extiende el uniforme hacia mí, —Creo que necesitas recordar tu lugar en esta casa, mis hermanos te han dado muchas libertades.
Dejo salir una risa sarcástica, —Eres un jodido idiota.
Él alza una ceja, pero no luce sorprendido por mi insulto, —¿Cómo me llamaste?
—Eres.un.jodido.idiota, Artemis.— enuncie cada palabra con una pausa.
Lo observo apretar su mandíbula y levantarse, apoyándose con ambas manos sobre la mesa, —Disculpate ahora.
Meneo la cabeza, —No.— sueno más valiente de lo que en realidad me siento.
Cobardemente, retrocedo y me apresuro a salir de la cocina pero él se mueve rápido, y me agarra del brazo deteniéndome, su fuerte mano me aprieta, jalándome para estamparme contra la pared detrás de mi, —Tu no vas a ninguna parte.
Nunca hemos estado tan cerca, puedo sentir el fuerte olor de su colonia y champú, es suave pero varonil, —Suéltame.— mantengo mis ojos en su corbata.
Él agarra mi mentón, obligándome a mirarlo, sus dedos clavándose en mi piel, —Creo que has olvidado tu lugar en esta casa.— me mira directo a los ojos mientras habla, —No eres más que la mujer de servicio, irrespetarme de esta forma podría costarte tu trabajo. Yo no soy como mis hermanos ni mucho menos como mi padre, comportate así y no dudaré un segundo en echarte de esta casa.
—Tú no eres mi jefe.— trato de liberar mi cara de su agarre, —Mi jefe es el señor Juan.
—Créeme cuando te digo que si quiero echarte de esta casa, lo haré, Claudia.— es la primera vez que me llama por mi nombre pero no se siente bien en estas circunstancias, —Yo soy tu jefe ahora,— sus ojos bajaron a mis labios por un breve segundo, —El techo sobre tu cabeza, tu futuro, tu estabilidad, todo esta en mis manos así que te conviene morderte esa lengua grosera que tienes y obedecerme.
Me libera y vuelve a sentarse en la mesa, tomando el periódico para leerlo. Aprieto mis puños a mis costados, y de mala gana agarro el uniforme.
Lo odio.
Nunca pensé que él llegaría a ser tan frío, el Artemis con el que crecí siempre había sido muy callado y poco expresivo pero nunca había sido de esta forma.
El primer vistazo en el espejo del baño del uniforme me molesta de sobremanera. Parece un puto disfraz de Halloween, ya estos uniformes no son comunes. Me pregunto como supo mi talla, imbécil.
Cuando vuelvo a la cocina, Artemis ya no esta solo, Apolo esta con él y la vergüenza no me cabe en el cuerpo, —Señor,— hago una pausa, —Ya tengo el uniforme, ¿Puedo volver a trabajar?
Artemis sigue leyendo el periódico sin mirarme, —Siempre y cuando sepas cuales es tu lugar, puedes volver a trabajar.
Aprieto mis labios, obligándome a hablar, —Tengo claro cual es mi lugar como sirvienta, señor.
—Bien,— él pone el periódico a un lado, toma la taza de té y la vacía sobre el suelo, —Limpia, entonces.
—Artemis.— la dulce voz de Apolo me tranquiliza pero Artemis le da una mirada fría.
Se que él me esta probando, él quiere que falle la prueba y así poder echarme de esta casa, jamás pensé que él me odiara de esta forma, subestimé su desagrado por mi.
Lagrimas llenan mis ojos pero me contengo, no voy a darle la satisfacción de afectarme así, busco el trapero en silencio cuando vuelvo lo escucho de nuevo, —No, usa un trapo.
La rabia en la voz de Apolo me sorprende, —Artemis.
Una lagrima se escapa y rueda por mi mejilla, no puedo con la humillación, nunca nadie me ha tratado de esta forma, ni siquiera la señora de la casa a la que no le agrado, —Como diga, señor.
Apolo parece intentar hacer algo porque Artemis suena irritado, —Haz algo y le cuento todo a mi padre, es solo una sirvienta, no vale la pena, Apolo.
Sus palabras arden y queman pero sigo mi trabajo, me arrodillo limpiando el desastre a su lado, puedo ver sus zapatos mientras lo hago pero no quiero mirarlo a él.
Una mano me toma del brazo, levantándome, los ojos café de Apolo me reciben, —Suficiente.
Me libero de su agarre porque no quiero meterlo en problemas con su hermano, —El señor me ordeno limpiar y debo hacerlo.
Apolo menea la cabeza, tomando mi brazo de nuevo, —El señor ya tuvo suficiente.
De la nada, Artemis aparece a nuestro lado abruptamente, y agarra la muñeca de Apolo, —No la toques.
Apolo y yo arrugamos las cejas, confundidos así que él habla rápido, —Quien sabe que gérmenes puede tener, solo vete a tu cuarto, Apolo.
—Solo si la dejas en paz.
Artemis suspira cansado, —Lo que sea, salgan de mi vista, ambos.
No lo pienso dos veces y salgo disparada de ahí, ya habrá tiempo para hacer el desayuno, solo se que Artemis Hidalgo ha vuelto y no queda nada del chico con el que crecí, ahora solo queda un cascaron helado y lleno de desprecio por mi.
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Nota de la autora: ¡Feliz Sabado, brujitas, icebergs y Dioses griegos! Espero que no se les haya hecho la semana tan larga, la mía fue super estresante pero bueno ya terminó. Hoy tengo mucha nostalgia porque volveré a leer los comentarios del capítulo comiendo pizza como los viejos tiempos, ¿Se acuerdan? Me he disfrutado tanto sus comentarios, siempre se las ingenian para hacerme el día más feliz así que gracias por eso. Leer comentarios se ha convertido en una de mis cosas favoritas ahora.
Pregunta: ¿Qué parte del trailer de A traves de ti les gusta más? A mi, el principio... con los fuegos artificiales y las manos agarrándose.
Siganme en mis geniales redes sociales, ahí siempre trato de interactuar con ustedes, soy más activa en Twitter y en instagram que aquí.
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