1. "¿Qué se siente vivir con tres chicos hermosos?"

¡Feliz año 2018! Aclaratoria para los lectores de A través de mi ventana: Esta historia pasa casi simultáneamente con ATDMV así que si ven a Ares, aún no conoce a Raquel, así que no se alarmen. Expresen sus emociones conmigo en Twitter: Arix05, Instagram Ari_godoy y Youtube HeyAriana, estoy más activa en las redes sociales que el buzón de wattpad. 

Oh y también dense una vuelta por mis otras dos historias: Almas perdidas (Vampiros) y Sigue mi voz (Historia corta)

¡Disfruten!

4 de Julio, 2016.

Capitulo I

Claudia.

¿Qué se siente vivir con tres chicos hermosos?

Eres tan afortunada.

Que envidia.

Vivir con esas bellezas, que privilegio.

¿Cómo puedes vivir con ellos?

¿Te has tirado alguno?

¿Podrías conseguirme su número de celular?

Eso es solo un poco de lo que he tenido que lidiar desde que los chicos Hidalgo crecieron y se convirtieron en el sueño húmedo de todas las chicas de este lugar. Artemis, Ares y Apolo Hidalgo son los responsables de muchos suspiros de chicas en las calles y con los que crecí aunque no seamos familia.

¿Cómo pasó eso? Bueno, mi madre ha trabajado como mujer de servicio para los Hidalgo desde que yo era una niña, el señor Juan Hidalgo nos abrió las puertas de su casa, dejándonos vivir aquí, por lo que siempre le estaré eternamente agradecida. Él se ha portado muy bien con nosotras, cuando mi madre se enfermó hace un año sin poder seguir trabajando, él me dejó tomar su lugar de trabajo en la casa.

Muchas chicas me envidian, creyendo que mi vida es perfecta solo porque vivo con chicos atractivos, pero están tan lejos de la realidad, la vida no solo se trata de relaciones, sexo, chicos etc, es mucho más que eso para mi. Las relaciones solo traen complicaciones, problemas, discusiones y si tal vez, traigan felicidad temporal, ¿Pero vale la pena arriesgarse por destellos de felicidad? No lo creo, prefiero estabilidad y tranquilidad mil veces sobre lo que sea que una relación pueda ofrecer, por eso me mantengo alejada de eso, ya tengo suficiente con lo que tengo que lidiar ahora.

No solamente me refiero al amor, se me ha hecho muy difícil establecer amistades, no tengo tiempo para eso, trabajo en la casa Hidalgo durante el día, cuidando y alimentando a mi mamá cuando tengo mis descansos y voy a la universidad a clases nocturnas, mi día comienza a las 4 de la mañana y termina casi a la medianoche, apenas tengo tiempo para dormir.

Teniendo 20 años ya debería tener varias amistades, solo me las he arreglado para hacer una sola amiga y eso es por que tenemos las mismas clases en la universidad. Claro que considero a los chicos mis amigos, sobretodo Ares y Apolo. Artemis es otra historia.

En realidad, Artemis y yo solíamos ser muy cercanos mientras crecíamos, hasta hace 5 años cuando todo cambió aquella noche del 4 de Julio cuando lo rechacé después de que me besó. Después de eso, el ambiente entre nosotros dejó de ser cómodo y relajado y paso a ser distante. Él solo me hablaba cuando era necesario, Ares y Apolo lo notaron pero nunca hicieron preguntas al respecto y aprecié eso, hubiera sido muy incomodo tener que explicarles eso.

Tampoco fue difícil para él evitarme, ya que al final de ese verano se fue a la universidad, dejando la casa y viviendo en el campus universitario durante los 5 años de su carrera. Sin embargo, se graduó hace un mes, y va a volver a casa.

Hoy.

La vida puede ser una bastarda irónica cuando se lo propone. Tenia que ser hoy cuando se cumplen 5 años de aquella noche. Su familia ha organizado una fiesta sorpresa para él.

No puedo negar que estoy nerviosa, la ultima vez que lo vi fue hace seis meses y solo fue un ligero segundo cuando vino a buscar unas cosas a la casa ni siquiera me había saludado. Honestamente, espero que esta vez podamos tener una relación más civil, ya han pasado cinco años desde aquella noche, no creo que aún lo recuerde. No digo que volvamos a ser tan cercanos como antes, pero que por lo menos podamos hablar casualmente sin incomodidad.

—¿La comida esta en orden?— Marta, mi madre pregunta por tercera vez mientras subo el cierre de la parte de atrás de mi vestido negro. Sofia, la señora de la casa, me ha hecho llegar este vestido, quería que todo el personal que había contratado para atender luciera elegante, y yo no podía ser la excepción, —Claudia, ¿Me estas escuchando?

Me giro hacia ella con una sonrisa, —Todo esta en orden, mamá, no te preocupes, duerme, ¿Si?— la obligo a acostarse, arropándola. Le doy un beso en la frente, —Volveré pronto.

—No te metas en problemas, ya sabes, quedarte callada es—

—Mejor que ser honesta.— termino por ella, —Lo se.

Ella acaricia mi rostro, —No lo sabes, la gente que viene hoy puede ser muy grosera.

—No causaré problemas, mamá, ya estoy grande.

Le doy otro beso en la frente y me alejo de ella. Revisando en el espejo que el moño que me hice en el cabello este perfectamente recogido, ni un solo mechón rojo escapando del mismo, ya que estaré alrededor de comida, no puedo tenerlo suelto. Apago la luz y salgo de la habitación, caminando rápidamente, los tacones negros que llevo puestos sonando con cada paso. A pesar de que no uso tacones con frecuencia, soy muy buena caminando en ellos.

Al llegar a la cocina, me encuentro con 4 personas, 2 chicos vestidos de mesoneros y dos chicas vestidas con el mismo vestido que llevo puesto, los conozco porque ellos forman parte de la compañía de organización de fiestas que la señora de la casa siempre contrata, ella siempre les pide que sean los mismos mesoneros y mesoneras porque según ella, trabajan bien y tienen experiencia con eventos pasados aquí, sin mencionar que una de las chicas es mi amiga de la universidad, lo se, yo le ayudé a conseguir el trabajo, —¿Cómo va todo?

Gin, mi amiga, suspira, —Todo bien, ya Anellie,— señala a la pelinegra, —ha preparado algunos cocteles, y ha puesto el champagne y el vino en el mini bar.

—Bien, ¿Quién estará en el mini bar preparando los tragos?— pregunto, acomodando una bandeja de appetizers, —¿Jon?

Jon asiente, —Si, lo usual, el mejor bartender del mundo.— me guiñe el ojo.

Gin voltea los ojos, —¿Disculpa? Yo preparo los mejores margaritas del mundo.

Miguel que se ha mantenido callado hasta ahora habla, —Lo certifico.

Jon les saca el dedo a ambos y yo reviso la hora, —Hora de salir, los invitados deben estar por llegar.

Los observo salir y Gin se queda atrás a propósito para caminar a mi lado, —¿Cómo te sientes?

Me encojo de hombros, —Normal, ¿Cómo debería sentirme?

Ella gruñe, —No tienes que fingir conmigo, no lo has visto en meses, debes estar muy nerviosa.

—Estoy bien.— repito.

—Te dije que lo vi en una revista de negocios hace días,— comienza, —¿Sabes que es uno de los gerentes más jóvenes del estado?

Lo se.

Gin sigue hablando, —Ni siquiera había terminando la carrera de la universidad cuando empezó como Gerente de la nueva surcusal Hidalgo, le hicieron una pequeña reseña en el articulo, es un jodido genio, se graduó con honores.

—Gin.—me giro hacia ella, tomándola por los hombros, —Te adoro pero, ¿Podrías callarte?

Gin bufa, —¿Por qué nunca quieres hablar de él?

—Porque no hay razón para hacerlo.

—A mi nadie me saca de la cabeza de que algo pasó entre ustedes, es el único de los Hidalgo del que nunca quieres hablar.

—No paso nada.— le digo mientras nos adelantamos a la sala donde todo esta decorado, los muebles han sido reemplazados por adornos y pequeñas mesas muy altas con bebidas y aperitivos.

Sofia y Juan están parados en la puerta, listos para recibir a su invitados y veo a Apolo, su hijo menor de 16 años, a un lado de ellos en un traje muy bonito. Arrugo mis cejas, ¿Dónde esta Ares?

Me apresuro escaleras arriba porque conozco muy bien estos chicos. Ares estuvo de fiesta anoche, llegó casi en la mañana, lo más probable es que este durmiendo a pesar de que ya son casi las 6 de la tarde.

Sin tocar la puerta, entro en su habitación que no me sorprende encontrar a oscuras, el olor a alcohol y a cigarro me hace arrugar la nariz. Abro las cortinas de las ventanas, la luz del atardecer iluminando al chico de 18 años que conozco tan bien, acostado, sin camisa, con su cara enterrada en la almohada, las sabanas cubriendo más arriba de su cintura.

Tampoco me sorprende la chica rubia que esta durmiendo a su lado, aunque no la conozco, se que debe ser una de sus chicas de una noche, —¡Ares!— golpeo su hombro ligeramente y él solo gime en molestia, —¡Ares!— esta vez aprieto su hombro y logro que abra esos ojos azules que tiene que son tan parecidos a los de su madre.

—¡Ah, luz!— se queja, poniendo su mano sobre sus ojos.

—La luz es el menor de tus problemas.— enderezo mi cuerpo con las manos en mi cintura.

—¿Qué pasa?— se sienta, masajeando su cara.

Digo la única palabra que se que le dirá todo lo que tiene que saber, —Artemis.

Observo como todo hace clic en su cerebro, y se levanta, esta en solo boxers y sino lo hubiera visto tantas veces así, me habría deslumbrando, —¡Mierda! ¡Es hoy!

—Corre, ducháte.— le ordeno, —Tu traje esta guindando en la puerta del closet.

Ares esta a punto de correr al baño cuando nota a la chica durmiendo en su cama, —Oh, mierda.

Levanto una ceja, —Pensé que estabas tomando un descanso de las folladas de una noche.

—Lo estaba, ah, maldito alcohol.— se rasca la parte de atrás de la cabeza, —No tengo tiempo para lidiar con toda el drama de sacarla.— se acerca a mí, —¿Tú me quieres, verdad, Clau?

Volteo los ojos, —No voy a sacarla, tienes que ser responsable de tus actos.

—Pero no tengo tiempo, por favor.— suplica, —No podré bajar a tiempo para recibir a mi hermano si lidio con eso.

—Esta bien, esta de verdad es la ultima vez.— lo empujo al baño, —Corre.

Suspirando, procedo a despertar a la chica, ella se viste en silencio y le doy tanta privacidad como puedo. Es incomodo, y es horrible decir que estoy acostumbrada a lidiar con estas situaciones, pero lo estoy. Vivir con un chico de 18 en pleno apogeo sexual me ha obligado a acostumbrarme. Apolo aún es inocente y agradezco por eso.

Debo admitir que la rubia es muy bonita, y siento mucha pena por ella, —Vamos, te pediré un taxi y te guiaré a la puerta de atrás.

Ella luce ofendida, —¿La puerta de atrás? ¿Quién crees que soy? Y aun no me has dicho, ¿Quién eres tu?— entiendo su pregunta, en este elegante vestido no hay nada que indique que solo soy el servicio de la casa.

—Eso no es importante, hay una fiesta allá abajo y a menos que quieras que una docena de gente te vea en estas fachas, saliendo de la casa de un chico, te sugiero la puerta de atrás.

Ella me da una mirada asesina, —Lo que sea.

Malagradecida.

Se que estoy haciendo el trabajo sucio y de ninguna forma apoyo las cosas que hace Ares, pero conozco al chico, se que él es dolorosamente honesto, él siempre les deja claro a las chicas lo que quiere, y si ellas aún así se lo dan, pues ya es responsabilidad de ellas si esperan más de él.

Después de despedir a la chica, y verla irse en un taxi, vuelvo a la fiesta. Ya han llegado varias personas con sus elegantes vestidos y trajes de marca. Preparo mi mejor sonrisa y comienzo a servir amablemente, riéndome de bromas que no me parecen graciosas y dandole cumplidos a todo el mundo aunque no sean honestos.

A medida que pasa el tiempo y que se llena la sala, me pongo más nerviosa, esta es una fiesta sorpresa, Artemis no tiene idea de que cuando vuelva a casa esta noche después de tanto tiempo, lo recibirá toda esta gente y cada vez se acerca más la hora de que llegue. Ni siquiera se porque estoy nerviosa.

La señora Sofia pide la atención de todo el mundo, y nos hace una señal de silencio, Jon apaga las luces, y todo el mundo espera en silencio absoluto mientras escuchamos la puerta abrirse.

Artemis esta aquí. 

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