2.- Caminar a tu lado
Una brisa fría acaricia su rostro acompañada del ruido de autos a lo lejos, sus ojos están cerrados y la superficie en la que está recostado es sólida, por lo tanto, demasiado incomoda para su gusto. No recuerda que su cama fuera tan dura.
Se incorpora y la superficie continua estando igual, tantea buscando la suavidad de su colchón pero no la encuentra, pareciera estar tocando cemento.
Bosteza y al fin abre sus ojos, los talla en un intento de despejarse del sueño. Sin embargo, para eso solo basta ver hacia el frente y sus sentidos se alertan. ¿Dónde está?
El panorama que observa le confunde, da la impresión de que está en la cima de un edificio. Luego mira el cielo oscuro y con esfuerzo ve la luna, las estrellas que deberían acompañarla son opacadas por las luces de todos los edificios lo que hace imposible verlas.
No sabe cómo llegó ahí.
Nuevamente talla sus ojos, creyendo que lo que está viendo es producto de su imaginación. Primero la voz de Kacchan en su cuarto, luego la esfera de luz flotante y ahora esto. Al menos debería admitir que tiene mucha imaginación.
—Al fin despiertas.
Se sobresalta y rapidamente se gira a donde supone que está quien le habló.
A pocos metros de su lugar hay una figura masculina que se acerca a Izuku y éste solamente piensa en alejarse de aquel extraño para huir de una vez por todas del aprieto, como cree que es adecuado llamarlo, en el que está metido. Después de todo despertar sabiendo que el último lugar en el que recuerda haber estado era su habitación y que ahora esté en otro totalmente diferente no favorecía de ninguna forma la situación, quizás no sería bueno confiarse de ese sujeto.
Quería levantarse y correr a la posible puerta que hay en algún lugar de esa azotea antes de que ese hombre se acercara más pero su cuerpo no quiere cooperar. Solo le permite ver a la figura acercarse más y más con cada paso que daba. Cuando está lo suficientemente cerca, la poca luz que había en el lugar es suficiente para iluminar su figura y al verlo, Izuku ahoga un grito sorprendido.
—¿Kacchan? —pregunta en un hilo de voz. Creía que su vista lo estaba engañando y lo que veía era falso.
Es Kacchan. Parece Kacchan, de alguna manera.
“Kacchan” se había detenido a su lado e Izuku se da el tiempo para verlo bien. Su ropa era extraña, empezando por el hecho de que pareciera estar usando un antifaz con curiosas –porque así le parecían a Izuku– formas que sobresalían de la parte trasera de su cabeza. Luego continuaba con su traje negro adornado con una gran equis naranja cruzando su pecho que dejaba al descubierto parte de sus hombros hasta que volvían a ser “ocultos” por otra tela que cubría de sus codos hasta terminar en unas formas circulares cerca de sus manos.
Su pantalón parecía ser del mismo color de la parte superior de su vestuario, acompañando su conjunto con unas rodilleras grises y botas negras con detalles naranjas.
Parecía ser unos centímetros más alto del Kacchan que conocía, al igual que su complexión. Los músculos de sus brazos bien formados y su voz gruesa, más profunda que al escucharla le causaba una sensación que no sabía cómo explicar.
Sin embargo, de todo eso, lo que más resaltaba eran esos dichosos guantes o lo que fuera que usara en sus manos.
Para comprobar si está soñando peñizca su brazo, pero apenas lo hace siente dolor en esa zona, lo que no sabe si es bueno o malo.
«Si no estoy soñando, ¿qué está pasando?»
—¿Qué haces? —cuestiona Kacchan adulto, como acababa de nombrarlo.
Izuku decide ser honesto.
—Intento ver si esto es un sueño.
—No, idiota —responde e Izuku puede asegurar que rodó los ojos, eso haría el Kacchan que conocía.
Es entonces cuando se percata de algunos detalles que había pasado por alto respecto a sí mismo. El primero era la ropa que vestía, un traje de cuerpo completo del que podía apreciar su color verde, una mascarilla metálica que colgaba de su cuello, un cinturón rojo con bolsas, y por último unas rodilleras negras que llegaban a sus piernas, cubriendo parte de sus tenis rojos. Era similar al traje de un héroe que había dibujado hace unos días, el mismo que siempre había imaginado que usaría si viviera en un mundo como el de All Might, siendo un héroe y salvando a las personas con una sonrisa.
No obstante, había cosas que no concordaban con el diseño que había hecho, una de ellas eran los guantes de singular estilo que portaba en sus manos. Esa era la primera vez que los veía y solo podía decir que le gustaban.
Otros cosas que había notado era su voz, no era la suya, se oía más mayor. Su cuerpo también era distinto, no se veía como el que debería tener un adolescente de diecisiete años. Daba a entender que había crecido algunos años.
Sintió un toque en su cabeza y levantó su mirada, alejando su rostro al instante en el que lo hizo. Resulta que, mientras estaba concentrado en el análisis de su persona, Kacchan adulto se había acercado e inclinado lo suficiente para estar a la altura de su cara, quedando demasiado cerca.
Kacchan adulto recobro la postura.
—Sigueme.
Izuku se levantó del suelo a la vez que seguía al rubio, quien había comenzado a regresar por donde había llegado, o al menos, eso supone el pecoso.
—¿A dónde vamos?
Sentía curiosidad, debía admitirlo.
Kacchan adulto se detuvo, lo miró por encima de su hombro, parecía que su mirada brillaba entre la oscuridad que lo rodeaba, brindándole un aspecto mágico.
Entonces su voz lo sacó de su ensoñación:
—Lo verás cuando lleguemos.
Antes de que pudiera decirle o preguntarle algo más, el mayor corrió lo que restaba del tramo hasta llegar al final del edificio y saltó desde allí.
Izuku se asustó al ver eso y corrió a donde lo había visto saltar.
—¡Kacchan!
No pudo evitar gritar su apodo aún si no sabía si era correcto hacerlo, el solo haber visto cómo caía lo aterro demasiado. Empero, un gran ruido, similar a las explosiones que había oído en las películas se hizo presente al igual que unas chispas que iluminaron la estancia en la que estaban.
Estaba volando.
Su cuerpo se elevaba con magestuosidad en el aire, como si quisiera imitar a los astros en el cielo nocturno, solo que él, sí sería una estrella que por más que las condiciones quisieran esconderla como a las demás, nada podría opacar su resplandor.
Una estrella tan especial.
El sonido de antes se repitió y finalmente Izuku pudo ver que era el mismo Kacchan adulto que las provocaba con sus manos, de ellas surgían chispas que rápidamente se expandian en una explosión. Solo bastó que lo hiciera dos veces para llegar al edifico consiguiente.
—¡Apresurate que no tengo toda la jodida noche para esperarte, nerd!
Izuku miró nervioso a su alrededor luego a sí mismo, buscando si tenía algún artefacto o lo que sea que le permitiese realizar lo que le solicitaba.
«¡¿Y cómo hago eso?!»
—P-Pero... ¿Cómo...?
«¿Cómo puedo volar como tú? Elevarme en el cielo, negarme a seguir las leyes de la gravedad. Ni siquiera sé cómo lo hiciste y quieres que lo imite. No sé quién eres pero tú parece que me conoces.» fue lo que realmente quería decir.
Dirigió su vista al suelo, alcanzaba a vislumbrar con esfuerzo una calle concurrida y se lograba ver las luces de los autos al pasar por ella, sumándole al hecho de que eran muchos pisos por debajo de él.
Si ocurría una caída desde esa altura, sería una muerte segura.
Mentiría si dijera que no temía por su vida por lo que estaba por hacer –si es que se atrevía– y la insistencia del contrario no le ayudaba.
«Si muero, tendría que despertar ¿no es así?»
—¡Ya ven de una vez!
Cerró sus puños con fuerza y miró al frente aparentando decisión que no tenía en ese momento, ni un poco a decir verdad.
“—Solo hazlo, estarás bien. Tu cuerpo sabe qué hacer, ten confianza y dejate llevar —una voz en su cabeza habló, asustandolo en el proceso y no tardó en añadir:— Además, si fueras a caer, Kacchan te salvaría, eso es seguro”.
—¿Quién eres? —susurró.
“—Soy tú, el Midoriya Izuku de éste lugar. Deberías apresurarte, a Kacchan no le gusta esperar”.
—Pero ¿cómo hago eso? ¿También puedo hacer explosiones con mis manos?
“—Oh, no, no. Claro que no —suelta una risita, como si le acabaran de haber contado un buen chiste—. Tú eres distinto, para resumirlo nuestro quirk se especializa en superfuerza y velocidad. Bueno, dejando de lado las explicaciones de los quirks de los antiguos portadores que también puedo usar... —en ese instante, Izuku entendió lo que decían sus amigos de sus momentos en los que divagaba sin darse cuenta, su yo de ese lugar tenía la misma costumbre— ... ¡Pero saltar de un edificio a otro es muy sencillo! he hecho cosas más difíciles que ésta”.
—Ya lo dijiste, has hecho cosas más difíciles, no yo.
“—Básicamente somos la misma persona y estás en mi cuerpo, por lo tanto, deberías tener las mismas habilidades que yo”.
—Decir “deberías” no me ayuda mucho...
—¡¿Por qué tardas tanto?! —el grito de Kacchan adulto lo regresó a la realidad, Izuku tragó duro y asintió.
“—Te lo dije”.
—B-Bueno, solo déjate llevar... —murmuró, teniendo fé en lo que decía su otro yo y esperando que tuviera razón. No quería morir—. Solo déjate llevar...
Se alejó unos metros de la orilla del edificio, teniendo el plan de que de esa manera tomaría más impulso a la hora de saltar. Tomó el aire suficiente y comenzó a correr. Al mismo tiempo, sintió una corriente de energía acumularse en cada una de sus extremidades y después sus piernas dejaron de tocar el suelo.
Por un segundo se sintió liviano, ni siquiera miró abajo o pensó en algo que no fuera la sensación de volar. Le pareció solamente un segundo, y fue entonces cuando volvió a sentir el suelo por debajo de su tenis, ya había llegado.
Kacchan adulto no tardó en estar a su lado con sus brazos cruzados.
—Si vas a tardar tanto con cada edificio, llegaremos allá cuando esté amaneciendo.
—¿A dónde...? —se interrumpe a sí mismo al ver al rubio darle la espalda para su corta caminata al extremo opuesto de edificio.
—Hagamos una carrera, ¿estás listo para perder, Deku?
—¿Quien dice que yo voy a perder, Kacchan? —las palabras se escaparon de su boca y al percatarse de eso no supo qué hacer. Kacchan adulto se detuvo y regresó en sus pasos, al ver eso Izuku ya estaba esperando el golpe que de seguro vendría por lo que dijo.
Empero, nunca llegó.
En vez de eso, el mayor solo le sonrió con diversión.
—¿Crees poder ganarme?
—No lo creo, lo haré.
Por mucho que se preguntara de dónde diablos había salido esa valentía no tenía ni la menor idea. Probablemente se deba a que así era su otro yo, o al menos, eso es lo que cree.
—Bien, ya verás, vas a tragarte tus palabras y también la derrota.
Quizás estaba tentando su suerte pero logró saltar de un edificio a otro, podía con los demás ¿verdad?
Así lo hizo aunque las primeras veces se detenía en cada borde antes de saltar y lo pensaba. Fue después que la adrenalina y el querer ganarle al rubio lo convencieron de que se apresurara.
Con esfuerzo llegó a su lado y podía jurar que Kacchan adulto lo miró por un instante, pequeño pero lo hizo. Al inicio se le dificultaba mantener el mismo ritmo y terminaba atrasandose un poco pero luego volvía a alcanzarlo. Por un momento lo rebasó y tomó la adelantera mas no fue por mucho su logro pues recordó que no sabía cuándo debía detenerse, tenía que seguirlo sí o sí si no quería perderse.
Se sentía como un niño pequeño jugando. Como esos días en el parque en los que iba con Kacchan acompañados de sus madres para pasar el rato, ellos dos llendo de aquí a allá entre risas. Subiendo al tobogán e imaginando que era lo alto de un castillo y ploclamandose a sí mismos los reyes del mundo.
Qué lindos recuerdos eran aquellos.
Finalmente Kacchan adulto se detuvo en una valla publicitaria y lo imitó. Había espacio suficiente que podría servirles como “camino” o lo que sea mientras estuvieran allí.
—Gane —lo escuchó decir orgulloso y él bufó.
—Eso fue trampa —reclamó infantilmente acercándose a él—, yo no sabía dónde era la meta.
—Uhmm, no es mi problema.
—¡Oye!
El rubio se acercó a la orilla y se sentó allí, dándole la espalda al anuncio que se mostraba, –era de colores oscuros por lo que no debía molestarlos mucho–. Además, no creía que estuvieran ahí para ver que estaban promocionando, debía ser por otra razón.
—¿No vas a venir?
¿Sería el momento adecuado para decir que les tenía miedo a las alturas? Claro, una cosa era saltar de edificio en edificio y otra muy diferente era estar en la orilla de un lugar similar con tus piernas colgando con la sensación de que en cualquier momento o ante el mínimo movimiento causarías tu caída.
Se acercó dudoso a donde estaba y se acomodó a su lado. Fue inevitable darle un vistazo a abajo, misma acción de la que se arrepintió al instante y cerró sus ojos con fuerza. Sin embargo, una calidez a su lado lo distrajo y para cuando volvió a abrirlos Kacchan adulto se había acercado lo suficiente para que Izuku fuera capaz de sentir el calor de su cuerpo tan cerca del suyo y había tomado su mano izquierda para entrelazarla con la suya.
No lo miraba, tampoco emitía alguna palabra, ya no usaba el antifaz ni las extrañas cosas que portaba antes en sus manos y solo se limitaba a ver el horizonte de edificios. Pero el que tomara su mano era una acción que se sentía íntima, una que creía no debía ser para él.
Izuku se sentía desfallecer, su rostro de seguro estaba rojo, lo sabía por el calorcito que percibía en sus mejillas. Estaba nervioso, no sabía cómo proseguir con lo que sea que se estaba dando en ese momento, ¿y si hacía algo que terminara enojando al otro? Era una sensación de estar tanteando terreno peligroso, uno que nunca había explorado y que si hacía un movimiento en falso terminaría sufriendo las consecuencias.
A pesar de eso, también se sentía bien. Le gustaba y podía tachar de su lista de cosas interminables que quisiera realizar solamente con Kacchan el tomar su mano. Empero, explicar realmente qué efectos eran los que causaban en su persona aunque se escuchara como simple acción era una tarea que le tomaría demasiado tiempo realizar, una que si la pudiera repetir más veces, en cada una de ellas encontraría algo nuevo para agregar. Desde el revoloteo de emociones que se congregaban en la boca de su estómago hasta el chillido emocionado que luchaba por escapar de sus labios y ser escuchado a los cuatro vientos.
—Te comportas como en la U.A —murmuró con un tono juguetón mirándolo por un momento para después regresar su vista al frente sonriendo (Izuku estaba esforzándose mucho por no gritar, por dios esa era su sonrisa), daba la impresión de divertirse con la situación—. Como en los primeros días cuando apenas comenzábamos a salir, un manojo de nervios andante.
«¿Estoy saliendo con... Kacchan?»
Izuku estaba sin creer lo que decía. ¿Él estando en una relación con Kacchan? Era difícil de creer pero si le sumaba el hecho de que se estaban tomando de las manos e invadía su espacio personal como si de una costumbre se tratara debían de ser las pruebas suficientes para aceptar lo que dijo.
Kacchan adulto se volteo a verlo y Izuku podía darse la oportunidad de apreciar cómo las luces del anuncio que estaba a sus espaldas iluminaban algunas facciones de su rostro.
Y sí, se veía atractivo, bellísimo, precioso, tan perfecto, una obra de arte personificada, aunque usar todas esas palabras para describirlo era aún quedarse corto.
«Eres hermoso»
Otra faceta que Izuku nunca espero ver en Kacchan se presentó. Su rostro se pintó de rosa –o eso creía– con rapidez y bajó su vista murmurando palabras que no lograba comprender.
Entonces, Kacchan se acercó todavía más al punto de estar lo suficientemente cerca para que pudiera esconder su rostro en la corbatura del cuello de Izuku, abochornado por alguna razón que el segundo no entendía.
Izuku se soltó del agarre que mantenía con él y pasó su brazo por la espalda del rubio para atraerlo más a él, mientras que con su mano libre volvía a entrelazar sus dedos y le daba un suave apretón.
Sinceramente podría decir que su cuerpo actuó por cuenta propia pero no negaría que le agradó haberlo hecho.
—Idiota —susurró el rubio—, eres un idiota.
—¿Qué hice?
Kacchan alzó la vista, con sus ojos entrecerrados. Sus rostros estaban separados por escasos centímetros, lo que ayudaba a Izuku a distinguir que el sonrojo aún estaba presente en su cara.
—Lo que dijiste.
«¿Lo dije en voz alta? ¡¿En verdad se lo dije?!»
Esta vez fue Izuku quien se puso colorado y río nervioso. Le rezó a cualquier dios que lo escuchara o al Izuku de ese lugar para que volviera o mínimo se dignara a darle algún consejo.
Lo que terminó siendo en vano.
Por otro lado, una parte suya quería aprovechar la ocasión para recalcar lo que había pensado. No le dio muchas vueltas al asunto y sus labios pronunciaron lo que siempre pasaba por su cabeza al verlo:
—Es la verdad, tú eres hermoso.
Kacchan se coloreo aún más de rojo. Parecía literalmente un tomate, se veía tierno con su ceño fruncido y sus mejillas rosadas, esa imagen no le permitía saber si estaba enojado o solamente avergonzado, tal vez era más la segunda opción.
Izuku se permitió reír mientras oía los insultos que eran mandados a su persona.
Cuando terminaron sus risas el ambiente se puso silencioso, uno que no era incómodo sino acogedor. Izuku hacía círculos con su pulgar en la mano de Kacchan, estaba entretenido con su labor mientras Kacchan utilizaba su hombro para recostar su cabeza.
—Deku... —llamó y Izuku hizo un ruido para que continuara—, ¿y si vivimos juntos, Izuku?
Su pregunta lo tomó por sorpresa pero ni siquiera pudo responder. Una fuerza lo extrajo de ahí, alejandolo al instante de la calidez que le brindaba ese Kacchan.
De todas maneras, él no era el Izuku que debía responder a ese Kacchan.
________
Su alarma fue la causante de “traerlo de regreso”.
La luz de sol de colaba por las cortinas de la ventana e Izuku miraba desorientado a su alrededor.
Se había sentido tan real ese sueño.
Baja su mirada y levanta una de sus manos, la que había estado haciendo figuras en la mano de Kacchan. La observa como si de alguna manera pudiera volver a percibir aunque sea por un segundo ese calorcito de antes.
Su tacto había sido cálido, más de lo que creía que fuera a ser. La sensación de haber entrelazados sus dedos con los suyos sigue con él, tan vivaz que le pareciera casi imposible que no hubiera pasado –a pesar de que estuviera usando los guantes del que clasificó como su traje–.
Lo recuerda todo, de principio a fin, detalle a detalle.
Su alarma vuelve a sonar y se percata de que ha pasado media hora y si no se apresuraba llegaría tarde a la escuela.
Se levanta rápidamente de la cama, tanto que se termina enredando con su cobija y estuvo a punto de caer de cara al suelo si no fuera porque logró poner sus manos antes del impacto.
La puerta de su cuarto no tarda en abrirse y su madre se asoma por ella preocupada.
—¡¿Izuku?!
—¡Todo está bien! —exclama luego de haberse levantado y hacer como si nada. Le dolían sus rodillas y las palmas de sus manos pero eso era lo de menos, lo primordial era no llegar tarde.
Minutos después estaba bajando por las escaleras de su hogar acomodando su corbata –si es que se le podía llamar así al nudo que estaba haciendo en realidad–, no quería recibir un regaño del profesor Aizawa o peor, que lo dejaran fuera de la academia por su descuido.
De algunos mechones de su cabello caían gotas de agua, se había dado una ducha pero no creía contar con el tiempo suficiente para secar su cabello por lo que no lo hizo. Corrió a la cocina para tomar una manzana y despedirse de su madre con un beso en su mejilla y luego se apresuró a ir a la puerta.
—¡Adiós, mamá!
Inko lo alcanzó antes de que se marchara.
—¡Izuku! ¡¿No crees que se te olvida algo?!
—¿Ah? —se ve a sí mismo confundido, toma nota mental de lo que trae consigo, hasta que nota lo que le falta—. ¡La mochila!
Luego de ir por ella hasta su habitación, baja con rapidez y sale de su casa.
Sin embargo, solo da unos pasos antes de detenerse al percatarse de la silueta de Kacchan sentado en la acera frente a su casa. Olvidándose por completo que estaba apurado por marcharse se acerca a él, Kacchan parece notar su presencia y se levanta, limpia su pantalón y espera a que llegue hasta donde está.
—¿Kacchan?—pregunta, sin poder evitarlo—, ¿qué haces aquí?
—¿Acaso no puedo estar aquí?
—¡N-No! D-Digo, yo no quería decir eso, ¡perdón! —sus palabras se enredan, no pensaba darle a entender eso—. Claro que puedes estar aquí, no soy dueño de la acera u algo parecido, y aunque lo fuera no te negaría el estar allí. Solamente me sorprende un poco, ya sabes...
«Es que pareciera que me estabas esperando»
—Apresurate o llegaremos tarde —interrumpe Kacchan, dando por finalizado el tema e iniciando su caminata.
—Ah, sí eso, vamos.
Kacchan va al frente, con la cabeza en alto y dando pasos firmes mientras camina. Izuku está unos pasos detrás de él comiendo su manzana, dudando en acercarse para estar a la par. Tan sumido estaba en sus pensamientos que solo siente que choca con algo. Es la espalda de Kacchan, a pesar de que sea unos pocos centímetros más alto que él, son los suficientes para que quisiera hacerse pequeño por la mirada que está recibiendo por sobre su hombro de parte del rubio.
Luego siente que lo toman del brazo y lo llevan al frente, justo a lado de Kacchan.
Fue él quien lo hizo.
—No estés atrás —es lo que se limita a decirle y volver a avanzar.
Están caminando juntos.
No reprime la sonrisa que le causa eso. Está feliz, demasiado. Está a su lado. ¿Cómo es posible que solo eso sea suficiente para alborotar las mariposas que sentía en su estómago? Algo que parecía tan insignificante pero para él era un gran paso en su relación. En eso, recuerda los sucesos de su sueño y en seguida sus mejillas enrojecen.
Kacchan rompe el silencio.
—Mi casa está cerca y si tanto queremos “reparar” —enfatiza la palabra—, lo que hay entre nosotros tenemos que pasar tiempo juntos ¿no? —Izuku asiente, entendiendo su punto—. Entonces comienza a acostumbrarte a verme todas las mañanas y también despierta más temprano, Deku. No estaré sentado una jodida hora hasta que quieras aparecer.
—¡Entendido, Kacchan!
Continúan caminando, hablando por momentos, más de parte suya que de Kacchan. Dejando de lado que ya era seguro que su primera clase había iniciado ¿qué importaba? Estaba con Kacchan, eso era mil veces mejor que estar sentado muriendo de aburrimiento con la materia de Historia.
Por un momento, siente un roce en su mano y disimuladamente la mira.
Debe haber sido su imaginación.
________
Nota:
Tengo que admitir que salió mejor de lo que esperaba.
La escena de la valla publicitaria la vi en una imagen hace tiempo –aunque ahí solamente se veía que llegaban a una mientras era de noche– y se me ocurrió que estaría bien agregarla así que lo hice :D
Espero tener el capitulo de mañana listo para ese mismo día, como tengo la costumbre de a veces excederme escribiendo más palabras de las que quisiera no puedo asegurar esa actualización pero sí estaré trabajando en ella.
¡Nos leemos luego! 💕
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top