55. ¿Por qué de repente hay una reunión de ex's?

—¿Seguros de que puedo estar aquí? —pregunta Jared, ambas manos dentro de los bolsillos de su chaqueta viendo los alrededores como si las paredes lo fueran a aplastar.

—¿Por qué no podrías? —refuta Percy, dándole una mirada con la ceja arqueada antes de subir las escaleras.

—No lo sé, ¿No es prohibido? —nos mira en busca de una respuesta a su nueva interrogante.

—Relájate, Jared —dije—. No está prohibido, no estamos en horario escolar, las visitas son permitidas hasta las nueve.

Exhaló aliviado a la entrada de nuestro piso.

Cómo todas las tardes de viernes el pasillo estaba lleno de estudiantes yendo y viniendo. Risas que vienen de las habitaciones, charlas y sonidos de películas a todo volumen. La convivencia de los que vivimos en este piso es... bastante nula. Nunca me había parado a pensar en eso, no suelo hablar con mis vecinos aparte de mis amigos. Me limitaba solo a desear los buenos días, tardes o noches si me los encontraba por ahí fuera o en el baño.

Hum.

Dejé ese pensamiento de lado y me dirigí a mi puerta, intento girar el pomo pero tiene el seguro. Tanteo en mis bolsillos, no traigo la llave. Toqué la madera.

—¡¿Quién?! —gritó Phoebe dentro.

—Polet.

—Oh —responde—, ¡Dame un segundo, linda!

Exactamente eso esperé, un segundo. Phoebe abrió la puerta, apareciendo frente a mí con su gigantesco gorro de baño cubriendo su pelo, el ojo derecho con medio delineado sin terminar y con un brassier deportivo. La confianza era tal entre nosotras que a ella no le importaba pasearse frente a mí en sujetador.

—¡Hey! Al fin lle... ¡¡AAAAAHHH! —gritó de la nada fijando la mirada detrás de mí.

Volteé a ver también, se trataba de Jared parado detrás de mí como un bicho raro, Percy no estaba por ahí. Mi mejor amiga sigue gritando mientras que el cobrizo se limita a sonreír de labios cerrados, ¡Luciendo como un completo anormal!

Tardé un poco en accionar, cuando mi cerebro salió de la sorpresa hice todo lo que pude para cubrir a Phoebe, tal vez por mi patético intento de eso es que Jared se echó a reír.

—¡¿Qué haces ahí parado como un rarito?! —le espeta Phoebe cubriéndose a como podía con las manos.

—Hola a ti también, copito —saludó tan tranquilo.

—¡Jared!

—Vale, vale —alzó ambas manos en son de paz—, pues por nada en especial, me apetecía saludar.

—¡Pues que ya esté, largo!

Jared ladeó una sonrisa, afincando la mirada en Phoebe. No en el torso semidesnudo de ella, en su cara, en sus ojos. Poco parecía importarle que ella no llevaba camisa encima. Volvió a guardarse las manos en los bolsillos de su chaqueta.

—Exagerado, ¿No crees? —observo toda la situación en silencio—, como si hubiera algo que no conociera ya.

Phoebe, ¿Por qué te sonrojaste?

—No me agradas —masculla entre dientes, usando un tono rabioso.

El chico frente a nosotras se inclinó ligeramente, Phoebe es alta pero aún así, Jared le saca unos cuantos centímetros de diferencia, no los suficientes para hacer esa acción, cabe mencionar.

Por mi parte, ligeramente me hago a un lado porque me sentía la tercera rueda en ese extraño momento.

—¿De verdad?

Bueno, bueno, bueno... la tensión por aquí se puede cortar con una tijera incluso de juguete.

—Lar-go.

Jared volvió a su estatura normal.

—Vale, al menos podrían decirme cuál es la habitación de Percy.

Phoebe señaló hacia la puerta de él, está apretando los labios luciendo molesta, su nariz junto a las cejas están arrugadas.

—Allá.

—Gracias, copito —antes de irse, recorre de pies a cabeza a mi amiga, volví a hacer de escudo protector. Jared se rió—. Bonito lunar —dijo—, me trae unos cuantos recuerdos.

Dicho eso se fue con paso lento al cuarto de Percy, antes de tocar para entrar nos dió una sonrisa ladina. Más bien «Nos» no sería la palabra, «le» es la correcta. Porque no fue para ambas, fue explícitamente para Phoebe.

Ella bufó entrando a la habitación, estaba roja, solo que no sé si de ira o vergüenza.

—¡Me cae muy, pero muy mal! —exclamó dentro.

Cerré la puerta detrás de mí. Phoebe siguió maquillándose sentada en su cama sin dejar de murmurar cosas intangibles hacia Jared. Insultos pueden ser, sin embargo tengo la ligerísima sospecha de que estaban acompañados con algo más.

Mi mirada inevitablemente cayó en el lunar que se asoma en el lado izquierdo de su cadera.

«Bonito lunar —comentó Jared hace nada—, me trae unos cuantos recuerdos»

Vaya declaración.

Tengo asimilado que lo que hubo entre esos dos fue lo bastante serio como para dar ciertos pasos, como conocer a los padres del otro, algo importantísimo en una relación, a mí parecer. No obstante, también me da la curiosidad de si fue lo suficientemente seria para dar otros pasos, teniendo en cuenta lo que mencionó Phoebe la tarde en que me contó su historia.

—¿Todo bien?

Hinchó su pecho y cerró los ojos, relajándose.

—Sí, descuida.

—Perdóname, no sabía que Jared estaba ahí.

—No es tu culpa, Polet —me sonríe—, puede ser idiota cuando se lo propone.

Muy de acuerdo.

Otra vez no pude evitar ver ese lunar. No es nada especial, solo un lunar cualquiera.

—Es algo muy personal —dijo, terminando el delineado de su otro ojo. Se veía guapísima aún con el pelo dentro de esa bolsa gigante—, puede que un día te lo cuente.

—Si es personal no hay necesidad.

—Oye, eres mi mejor amiga, cuando no quiera contarte algo deberías preocuparte.

Le devuelvo la sonrisa tomando mi toalla, lista para ir a darme un baño.

—Entonces, un día esperaré la historia. Me gustan los chismes amorosos.

Phoebe se rió.

—Entonces vaya que el mío te gustará.

***

—¡Fiesta, fiesta, fiesta! —corea Letty adelantándose en el camino, parecía más emocionada que cualquiera de nosotros.

—¿Por qué tan feliz? —le preguntó Aba.

Nuestra amiga rubia se encogió de hombros.

—Fiesta de fin de semana donde habrá una barra de dulces gratis, ¿Por qué no estar feliz?

Buen punto.

Llegamos a la verja de entrada donde por alguna razón nos quedamos esperando como por cinco minutos.

—¿Y bien? —inquiere Letty—, ¿Alguien va a pedir un taxi o qué?

—Oh —dijo Percy—, creí que era obvio.

—¿Qué es obvio?

Percy señaló a Jared, quién sonrió mostrando los dientes.

—Nos vamos con él.

—Oh —Letty asintió—, ¡Pues andando!

Nos acercamos hasta el auto de Jared, o más bien el de sus padres. Una camioneta que es lo bastante espaciosa como para que ninguno tenga que ir sobre las piernas del otro. Letty podrá ser muy amiga mía y todo, pero yo no quiero volver a pasar la experiencia de su trasero en mi regazo por cuarenta y cinco minutos.

Jared quitó el seguro, acercándose primero a la puerta de acompañante para abrirla. Hizo todo eso mirando la pantalla de su teléfono. Tuve un corto encuentro de miradas con Percy, creo que ambos pensando lo mismo.

—Sube, copito.

Las miradas estuvieron en ella en un micro segundo. Phoebe agachó la mirada a sus pies, sus mejillas se encontraban sonrojadas.

—Eh... su-sube tú, Percy —le hace un gesto para que vaya—, yo iré atrás con los chicos.

—Sí... ¿Sabes qué? Mejor ve tú, te han ofrecido el puesto a ti —ella le da una mirada de súplica—, prefiero ir atrás.

Dicho eso, fue el primero en subirse dejándonos a los demás en ese ambiente tenso y extraño.

—Te odio —murmuró mi amiga, dedicándole la peor mirada de rechazo a mi novio.

Acto seguido, respiró profundamente y sin tener más opción (porque no todos entramos atrás) se subió al asiento de acompañante. Jared cerró la puerta, miró a los lados y balbuceó unas cuantas cosas antes de irse al puesto de conductor.

—Que raro —comentó Letty—. En fin, ¡Fiesta!

Por el bien de todos, dejamos ir el tema y subimos al auto.

De camino lo único que impedía que la incomodidad flotara alrededor era que Phoebe tomó la sabia decisión de encender la radio y poner un volumen más o menos alto para que el silencio no tuviera oportunidad de aparecer. Esto me recuerda al fin de semana pasado, ellos siguen emitiendo esa misma radiación de aquel día.

—Pensaste lo mismo que yo hace rato, ¿No? —susurra Percy a mi oído.

—¿Que abrirle la puerta fue natural? —afirmó con un sonido de su garganta—. Sí, también lo hice.

—Ahora que lo recuerdo, todo cobra sentido.

Lo miré sobre mi hombro, los ojos entrecerrados, como si buscara pistas de un misterio están encima de los dos chicos allá adelante. Jared se concentraba en conducir y Phoebe en ver de brazos cruzados a la calle. Percy finalizó en mí, que aún espero explicación de sus palabras.

—Te cuento en la fiesta.

La casa de Alexa, según tengo entendido, está a media hora del internado en una zona residencial cerca del estrecho de la playa. Al llegar no pude evitar mirar por la ventana las casas playeras y las enormes palmeras en el andén de la calle. El área me recordó a la foto que una vez mamá me envió de su viaje de negocios a Miami.

Jared aparcó frente a una casa de dos pisos, la fachada estaba pintada de blanco, tanto en la parte superior como la inferior tenía ventanales. En el jardín hay unas cuantas plantas de flores y arbustos, como todas las demás casas de la calle, esta tenía un camino de adoquines hasta la entrada.

—Llegamos —anunció el piloto.

La primera en bajarse fue Phoebe y no creo haber sido la única en notar la miradita especial que Jared le dedicó.

—Hombre, estoy cansada de esto —Letty se escurre en medio de los asientos delanteros sorprendiendo al chico—. ¡Habla con ella!

Aba y yo apoyamos el mentón en cada hombro de la rubia.

—Sí, Jared, deberías hablar con ella —coincide Aba—, es exageradamente obvio que aún hay algo en medio de ustedes.

Él suspiró echándose sobre el apoyo del asiento, se pasó una mano por el pelo rojizo-castaño.

—Oigan, aquí el que no quiere evitar al otro soy yo, ¿Vale?

—Me siento un poco perdido —dijo Nyl por su lado.

—Fue una buena amiga antes de ser mi novia.

—Espera, ¿Qué? —balbuceó.

—Pese a lo que pasó y pasa, aún la sigo queriendo mucho, quiero volver a conectar con ella, así sea como la amiga que fue, ¡Pero Phoebe no lo desea!

—¡Guou, guou, guou! ¡Un segundo! —todos miramos a Nyl, quien tiene cara de no entender un maíz—. ¿Tú y Phoebe fueron novios?

—Sí —responde Letty—, todos lo sabemos.

—¡Pues yo no!

—Necesitas actualizarte, Ale —Aba le dió unas palmaditas al hombro, riendo.

—¡¿Por qué no me contaron antes?!

—Creímos que ya lo sabías —declaró Percy—, es decir, es muy obvio que hubo algo.

—¡Pensaba que ustedes se llevaban mal! ¡Por eso todo ese ambiente raro!

Aba le sonrió a su novio.

—Ya te pondré al tanto.

—Volviendo contigo —Jared se encontraba viendo por su ventana hacia la entrada de la casa, ahí permanecía Phoebe de pie esperando por nosotros—. Dios, que tienes cara de perrito abandonado.

Ni se inmutó a las palabras de Letty.

Fue turno de Percy de dar palmaditas al hombro.

—Entiendo lo que pasa, nada más... ve lo que pasa contigo y con ellas.

El suspiro más triste que he escuchado en mi vida salió de Jared.

—Odio este desastre.

—Bueno, los desastres dejan de serlo cuando empiezas a acomodarlos —habló Aba—, en el sentido literal... arregla tu desastre.

Bajamos del auto porque si seguíamos ahí más tiempo Phoebe empezaría a sospechar, (si ya no lo hace) de que la conversación allá dentro se trataba de ella.

—¿Qué tanto hacían?

—Problemas —responde Letty yendo a tocar el timbre—, Nyl quería vomitar.

—¡Claro que no!

—Tranquilo, Nyl, lo importante es que ahora estás bien.

—¡En ningún momento yo...

La puerta se abrió, interrumpiendolo.

Desde dentro, Alexa nos sonríe emocionada. Estaba muy bonita esa noche con un jean que se ajusta a sus piernas y un cardigan blanco con bordados de estrellas y el pelo en dos coletas rizadas.

—¡Hola, al fin llegan! —se hizo a un lado—, pasen, pasen, son bienvenidos.

Adentro la casa me dejó con la mandíbula en el suelo. Era todo tan espectacular que no podía procesarlo, he visitado muchas casas bonitas pero esa en definitiva era algo más que «bonita» el piso era de azulejos marrones donde, si fijaba la mirada, conseguía ver mi reflejo impactado. Hay una escalera de caracol que lleva al segundo piso, ahí encuentro a varios chicos de mí clase hablando relajados y bebiendo. Es una fiesta, pero no una fiesta alocada, es como la reunión más grande de amigos.

—Que casa tan bonita, Alexa —comenté aún viendo los alrededores. Al fondo hay una puerta corrediza que lleva al patio, allá hay más personas bañándose en la piscina.

¿Playa y piscina en una misma casa? Esto es un palacio.

—Gracias, Polet. Disfruten la fiesta, pueden ir a nadar a la piscina, la barra de dulces está por allá...

—Vengan a mí, bombones de chocolate —oí murmurar a Letty, frotándose las manos.

—Y por allá está la cocina —señala un pasillo iluminado de donde vienen y salen chicos—, si quieren beber algo lo encontrarán allá. Si me necesitan, estaré andando por aquí. ¡Pásenla bien!

Letty se fue dejándonos atrás para ir por la tan ansiada barra de dulces. Ella de verdad tiene un problema con los chocolates. Jared no tardó en ser arrastrado por compañeros de instituto, supuse. Aba y Nyl fueron por algo de beber, así que en la entrada quedamos Percy, Phoebe y yo.

—Bueno... ¿Vamos al patio, Polet? —Percy me da esa mirada insistente suya, lo que solo significa que tiene algo por contarme.

—Claro, andando.

—Oigan, ¿De verdad me van a abandonar? ¡Vinimos juntos esta noche!

Miré a Percy. Percy me miró a mí. Al final ambos hicimos el mismo gesto: encoger los hombros.

—Tiempo de calidad con mi novia.

—Tiempo de calidad con mi novio.

—Traidor —lo señaló, después a mí—, traidora. ¡Traidores!

—¡Nos vemos al rato, Phoes!

Me supo mal dejarla sola, sin embargo conociendola ella no tardará en hacerse amiga de alguien o entretenerse de alguna manera. Percy y yo llegamos al patio donde la cosa parecía más viva que adentro.

—Muy bien, cuéntame —le pedí en cuanto estuvimos sentados en unas sillas de playa medio alejadas del alboroto.

—A ver, sabes que conocí hace dos años a Jared —asentí—, y hace dos años él hablaba muchísimo de una chica, mucho más de lo que me habla de Laylani ahora.

—Vale... ¿Cuál es el punto?

—En la acampada me confirmó que esa chica era Phoebe.

Asentí recordando ese día. Ella y yo tuvimos una charla antes de ir a dormir donde me confirmaba lo mismo: Jared era el chico del que me había hablado antes.

—Es un poco confuso, ¿Sabes? —alzó una ceja, interesado—. Ese domingo actuaron... normal, como amigos, tú mismo viste que se abrazaron, pero ahora Phoebe...

—Lo evita —completó.

—Entonces me hace pensar en dos cosas, o es la decisión que tomó y ese fin de semana fue un momento antes de actuar como lo está haciendo ahora o...

—La situación con Laylani —volvió a terminar, cayendo en cuenta de eso.

—Ellas se conocen, Laylani fue su tutora de hawaiano y también se convirtió en su amiga, Phoebe también sabe que ellos son pareja.

Percy frunció el ceño.

—No lo son.

—¿Qué?

—Que no lo son, al menos es lo que me dice Jared. Nunca han oficializado nada, por eso siempre digo «la situación rara de Jared con Laylani»

—De todos modos, ellos están saliendo y Phoebe no se quiere meter en eso. En sus palabras «no quiere ser tan hija de perra»

Percy se recostó de la silla soltando un resoplido.

—Vaya, que complicado. Pobre Jared.

—Ni que lo digas, ¿Cómo se sentirá? —pregunté a la nada—. Tener de vuelta a tu ex novia más importante junto a la chica con la que intentas tener algo.

—Yo me sentiría agobiado.

—Más que comprensible.

De cerca vimos pasar a unas chicas en shorts usando la parte superior de un traje de baño, llevaban bebidas al grupo que estaba a unos dos metros de nosotros. Incluso con el alboroto aquí atrás, la fiesta en general se seguía sintiendo como una gran reunión de amigos. Todo se mantiene en el margen de la tranquilidad, lo que hace mucho más agradable la estancia aquí.

—¿Te apetece beber algo? —le pregunto después de esos minutos en silencio pensativo.

—Yo no tomo, con un refresco o jugo estaría bien.

—¿Fanta berry? —lo señalé, formando una sonrisa a la vez que me pongo de pie.

Percy me devuelve ambos gestos.

—Me conoces.

—Fanta berry será, vuelvo en unos minutos.

Dentro en la sala nuevamente encontré a Phoebe en el área del karaoke cantando San Francisco de 5 Seconds Of Summer. Interesante elección, Phoes, interesante elección. En la barra de dulces claro que estaba Letty, lo que no me esperaba era encontrarla hablando con Penn, sobre todo porque no creí que él estaba invitado. Y si está por aquí, Rascal debía de andar por algún lado también, esos dos son como uña y mugre. Nyl y Aba fueron los más difíciles de localizar, los encontré sentados en los sofás cerca del karaoke besandose sin vergüenza.

Me encargué de tomar una foto de eso y seguir con mi destino principal.

La cocina de la casa también es muy bonita. Una isla en medio, una mesada de mármol brillante, gabinetes a juego, todo lo que uno querría para su cocina estaba en esa. Ahí también se había instalado una barra de bebidas, me sorprendió ver qué todo eran refrescos o jugos, ni una gota de alcohol. Sentí más admiración por la organización de Alexa con su fiesta.

Tomé un par de vasos plásticos y les serví hielo, la fanta berry (el refresco favorito de Percy) era el único que se encontraba lleno en su totalidad. No los juzgo, tampoco es de mis bebidas favoritas. Por mi parte opté por una fanta clásica de naranja.

Terminaba de servir mi vaso cuando escuché pasos acercarse por un pasillo semi oscuro a mi derecha. No me fijé en que la entrada estaba ahí junto a la nevera. Un tipo cruzó el umbral luciendo preocupado, se pasa las manos por la raíz del pelo pelo negro, sus ojos con rasgos ligeramente asiáticos están puestos en la pantalla brillante de su teléfono.

Quería dejar de mirarlo, no quiero que me atrape haciéndolo y que piense que soy una acosadora. Intento que mis ojos volteen a otro lado, no obstante... mi cerebro insistía en que siguieran mirando. Hay algo en él que se me hace... muy familiar.

Ua maikaʻi mea a pau, mai hopohopo. Loaʻa mākou mea a pau ma lalo o ka mana.  —dijo al teléfono fingiendo por segundos estar relajado—. Me tienes que dar muchas explicaciones, Alexa Lucella.

Entonces se volteó y me encontró ahí con dos refrescos en mano.

Creo que me desconecté de mi cerebro, quedando en un estado de shock momentáneo. Comprendí, al verlo de frente, de donde se me hacía tan familiar. Mis manos fueron las primeras en reaccionar soltando los vasos de refresco. No sabía que mis palmas podían crear sudoración tan rápido hasta ese momento. Sentí como el corazón empezó a palpitarme con prisa.

Uʻi —murmuró con ojos lagrimosos.

—Clay —me salió casi sin voz—. Yo... —miré mis manos temblorosas, de repente todo mi buen ánimo se esfumó. Me sentía ansiosa, nerviosa, un dolor empezó a formarse en mi pecho—, tengo... tengo que...

Di dos pasos en retroceso queriendo salir de esa cocina lo más pronto posible.

—¡Espera! —exclamó adelantándose a mí, impidiendo mi salida—. P-Polet... tú, tú eres Polet. La hija de U‘i...

Por favor... —supliqué casi sin aire—, hazte un lado.

—Yo no... yo no te voy a lastimar, Polet, nada más quiero...

Sacudí la cabeza, interrumpiendolo. De la nada todo me estaba dando vueltas, como si hubiera pasado horas en un carrusel, el dolor en mi pecho se acentuaba al igual que la sudoración y temblor de mis manos.

No creí que podría sentirme peor hasta que bajé la mirada, algo de unos cuantos segundos que fueron los suficientes para hacer que el mareo se intensificara.

De su cuello le colgaba un collar que desentona con todo, ese collar también lo había visto un millón de veces desde que tengo doce. La cadena es dorada pero no era oro real, el dije es un corazón hecho con diamantes de imitación blanco, estaba rodeado con la misma cadena dorada como un tipo de soporte.

Era uno de los collares favoritos de mamá porque es una copia exacta de los de su película de Barbie favorita. ¿Qué estaba haciendo él con ese collar?

—Por favor —volví a pedir, tenía la sensación de que en cualquier momento iba a vomitar—, no... no ahora...

Necesitaba aire fresco, necesitaba salir de ese lugar, necesitaba alejarme de esa persona.

—Está bien...

Se hizo a un lado, yo no dudé en salir corriendo de ahí. Mi respiración empezó a descontrolarse, sumándose a todo el desastre que estaba siendo yo ahora.

De verdad era él, era Clay, el hombre con el que mi madre estaba saliendo. Me llamó como en los tantos videos que hay en el teléfono de mamá se refiere a ella. ¿Qué demonios está haciendo aquí? Justo en este lugar, justo en ese momento.

No conseguí llegar al patio, tropecé con algo, no sé con qué, que me mandó al suelo a tan solo unos metros de la puerta. Me hice en una bolita abrazando mis rodillas en un rincón oscuro. Los sonidos de la fiesta pasaron a un segundo plano, en mis oídos se repite un pitido constante y fastidioso. Se me aguaron los ojos, sin embargo no estaba llorando. Me dolía el pecho, me encontraba agitada, pero no estaba teniendo un ataque de pánico.

No sabía qué estaba experimentando, solo que no era agradable.

¿Qué hace Clay aquí? Mencionó a Alexa, ¿Será familiar suyo? ¿Algún tío? ¿Su padre? Demasiadas preguntas se están acumulando en mi cabeza, empiezan a generar un dolor en mis sienes. Pongo todo mi esfuerzo en poder relajarme. Cierro los ojos, estiro las piernas, pongo las manos en el suelo frío, cuento hasta diez tomando respiraciones lentas. Tengo que seguir los consejos de Eda, no estaba segura de si se trataba de un ataque de pánico, es muy diferente a los inicios de otros que he tenido.

Consigo controlar mi respiración y el pulso de mi corazón, pero todo lo demás, como la sudoración en mis manos, el mareo o el dolor en el pecho siguen ahí.

—¿Pero por qué está tardando tanto? —escucho sobre el débil pitido que permanece en mis oídos—. Eran solo bebidas, Polet.

Sé que se trata de Percy, su voz es inconfundible para mí. No hago el intento de llamarlo para que me vea ahí sentada porque no tengo el ánimo si quiera para volverme a mover. Me sentía como un inanimado muñeco de trapo, empiezo a ser consciente de mi alrededor, sin embargo es como si permaneciera ahí, simplemente existiendo.

Está del asco volverse a sentir así.

—Con que te encuentre comiendo dulces sin mí, porque sí no me las voy a... Eh, ¿Polet?

Alcé la mirada, tiene el entrecejo fruncido parado con un pie en el umbral del pasillo que lleva a la sala.

—¿Qué haces ahí?

—Existir —murmuré.

—Vale... ¿Quieres que exista contigo?

Eso sí lo hice por voluntad: asentir.

Percy se sentó junto a mí dando un suspiro, poco tardó en pasar su brazo por mis hombros y atraerme más hacia sí para un abrazo. Se sintió como si mis articulaciones se hubieran descongelado, le correspondí de vuelta. No es que me sentía estupenda pero sí mejor que minutos atrás.

—¿Segura que solo existías? —empezó a acariciar mi espalda.

—No —respondí con la mejilla pegada a su hombro—, es que ví a alguien que no me esperaba.

—¿Te hizo algo?

Negué con la cabeza, lo oí exhalar aliviado.

—Si no pasó nada, ¿Por qué estás así?

—Porque era Clay.

—¿Quién es Clay?

—Era el novio de mamá —me separo del abrazo, volví a arrastrar mis piernas hacia mí, quedando sentada como un Yogui—, me reconoció, quería hablar conmigo. No supe cómo reaccionar y terminé... así.

—Oye, eso no es tu culpa —consuela regalandome una de sus sonrisas—, fue abrumador para ti encontrarte con ese sujeto.

Jugueteo con la pulcera que descansa en mi muñeca, esa flourecente que compartía con mamá, la misma que ganamos en nuestro último fin de semana de chicas. Después saqué el relicario por encima de mi cabeza, pasé mi pulgar por el contorno antes de abrirlo, encontrando mis fotos familiares.

La inscripción dentro aún me hace sonreír «Mis Seavey's favoritos siempre»

—Eras muy adorable de niña —menciona Percy chismeando las fotos.

Cerré el relicario, dándole una mirada de reojo de fingida molestia.

—¿Crees que deba hablar con él? —le pregunto volviendome a poner el collar—, no sé por qué pero... creo que es algo que mamá hubiera querido.

—Si es lo que piensas, apoyo tu decisión. Estaré ahí contigo si así quieres.

—No, es... es algo entre él y yo, pero igual gracias, listillo.

Se puso de pie, dándome su mano para ayudarme.

—Ya sabes, somos tú y yo. Tengo que apoyarte.

Di un suave apretón de agradecimiento a su mano que aún sostiene la mía, sonriendo de labios cerrados sintiendo mucho cariño por ese chico.

—Venga, te acompaño.

En la sala una vez más ya no era Phoebe la que se encontraba cantando en el karaoke, eran Aba y Nyl cantando una canción en español incomprensible para los demás. Letty sí seguía en la barra de dulces con Penn, si alguien no la saca de ahí acabará con las golosinas sin dejarle a nadie más.

Recojo aire y lo dejo ir, preparándome para volver a ver a Clay.

—Tú puedes —animó Percy, dejó un beso en la mejilla y soltó mi mano—. Cualquier cosa, estoy cerca. Grita si es necesario.

Perdí mi tiempo viéndolo irse a dónde está Letty, es algo que hice completamente a propósito. No sé qué me espera de esta charla, ya ni siquiera me encontraba tan segura. ¿Qué voy a hablar con él? Ni siquiera le puedo dar la charla de «con que le hagas daño a mi madre...» porque ella ya no estaba aquí.

Esa sensación de que es algo que debo hacer sigue ahí...

—Tú puedes, Polet —digo para mí—, tú puedes.

Apreté los puños a mis costados y entré a la cocina.

————————————

Nota de la autora:

Ua maikaʻi mea a pau, mai hopohopo. Loaʻa mākou mea a pau ma lalo o ka mana: Todo está bien, no te preocupes. Tenemos todo bajo control.

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