51. Mi amiga tiene que... No, no pienso decirlo

Limpio mi mejilla húmeda por la lágrima que salió gracias a la canción de Percy.

Esperaba que eso de el jardín de las estrellas fuera cualquier otra cosa, excepto algo tan personal como realmente lo es. Es lindo y una forma especial de pensar que es ahí donde están quienes extrañamos. Me gusta más como suena a que la Tierra de los Fantasmas.

Percy terminó de tararear la melodía, abriendo los ojos y manteniendolos un rato sobre el cielo nocturno. Yo seguí ahí junto a él, ahora sentada y limpiando mi nariz aguada.

Debió escuchar el ruido que estaba haciendo ya que se volteó a mirarme, apenas lo hizo se sentó como un Yogui, luciendo preocupado por mi estado lloroso.

—¿Estás bien?

Asentí volviendo a limpiarme.

—Sí, sí, es que... esa canción... me puso senti-sentimental nada más —volví a sorber mi nariz—, es muy bonita.

Chasqueó la lengua de pronto soltando una risita baja, se arrastró hacia mí para rodearme con sus brazos y, acto seguido, dejar un beso sobre mi cabello.

—No pretendía hacerte llorar.

—No es tu culpa, yo soy muy sensible —correspondí a su abrazo. Ese aroma tan característico suyo, como colonia de bebé también abrazó a mi nariz. Me gustaba como olía.

—Antes no entendía esa canción —dijo, empezando a acariciar mi brazo con su pulgar—, y cuando Patch se fue... cobró todo el sentido del mundo.

»Lo extraño todo el tiempo, Polet, no creo que deje de hacerlo jamás, aún hay días donde me culpo por lo que pasó... pero también me lo imagino ahí, en el jardín de las estrellas en su estado más puro, brillando tanto como lo hacía cuando estaba vivo que... es una de las formas de consuelo que tengo.

—Yo también extraño a mi mamá —digo, separándome—, como lo dijo Nico, Percy, nunca dejaremos de extrañar a las personas que amamos una vez, es imposible. El duelo es un círculo vicioso, y cuando consigues salir de él es porque lo entiendes. Entiendes que ya no están contigo porque están en un lugar mejor.

Tomé su mano y empecé a dar caricias suaves a sus nudillos, Percy tiene los ojos puestos en ellas, sus irises habían cambiado a un color oscuro no diferenciable.

—A su debido momento los volveremos a ver, ahora nos queda...

—Vivir por ellos, porque es lo que hubieran querido —completó.

Di un apretón a su mano, sacándole una sonrisa de labios cerrados.

—Exacto, no es algo que se entienda o acepte de la noche a la mañana, yo aún misma no lo hago por completo, todo a su debido tiempo, ¿No crees?

Asintió en respuesta, viniendo a besar la punta de mi nariz. Esa acción puso roja mi cara, ojalá la poca luz no permita que vea mi sonrojo.

—Claro que lo creo, sé que sí Patch estuviera aquí, me regañaría a cada rato.

—Mi mamá también lo haría —mencioné, imaginando como sería eso.

—Es inevitable no estar triste, no extrañarlos, no obstante, es algo que tiene su temporada, ¿Verdad? Y que las temporadas son eso, temporales, no duran toda el tiempo.

—Así es —dejé ir un suspiro, cruzando mis piernas, apreciando la bonita vista que tenemos desde aquí. A mí abuelo le habría encantado—, «cuando no tengas fuerzas para seguir, mira el cielo y seguro encontrarás recuerdos hermosos entre las estrellas que te motivarán a iniciar de nuevo. Regálale la paz que necesita tu corazón, porque te aseguro que eso que sientes aquí —toqué mi pecho justo encima de mí corazón, el mismo que le dolieron fuertemente muchas cosas y que aún lo hace, pero que al menos ahora está avanzando, dejando ir y apreciando lo que tuvo—, no será eterno»

—¿Esa frase no es del libro que me regalaste? —alzó una ceja hacia mí.

—Es una gran frase —respondí—, mi madre en su carta dijo algo que me hace pensar en ella, está ahí arriba, sonriéndome desde las estrellas. Me gusta creer que siempre estará ahí y que los recuerdos, nuestros recuerdos, también lo estarán.

Oí a Percy suspirar, de reojo noté que había vuelto a mirar hacia arriba.

—También me gusta creer en ello.

Nos quedamos en la tranquilidad de la pradera observando el paisaje que el cielo nocturno nos regalaba esa noche. Muchas estrellas. Muchas luciérnagas, la luz de la luna parecía estar más brillante hoy.

—A Patch le habría encantado estar aquí —mencionó Percy—, se emocionaba como un niño cada que veníamos de acampada, pasaba horas en el lago hasta volverse una pasita rubia —se rió, una de sus risitas tiernas—. Él era mi mejor amigo, aún lo considero como tal. ¿Sabes la vez que fui a casa, que te dije que iría a visitar a alguien especial?

Asentí, recordando aquella mención en el pasillo de mi edificio.

—Esa vez fui a visitarlo a él, Patch era demasiado buena persona, su muerte... dolió mucho, aún lo hace, pero hay algo de ella que no es tan malo —sonrió a la nada—, mi hermano era donante de órganos, y saber que... pudo salvar a otras personas aún cuando ya no estaba conmigo, fue lindo, es algo que siempre quiso: ayudar a otros.

»Conocí a varios de los chicos a los que se les donó órganos, fueron muy dulces y agradecidos. No conocieron a mi hermano y, aún así, estaban tan complacidos con él y con mi familia.

»Su muerte duele, haría lo que fuera solo para tenerlo aquí, así sea un minuto, ¿Pero sabes? Empiezo a entenderlo...

—¿Entender qué?

Percy suspiró.

—Que aunque sea el final de una vida, esa misma que se fue pudo ayudar a otras. Patch sirvió a varios chicos, estoy feliz de saber que una parte de mí hermano vive literalmente dentro de otras personas.

Ambos nos reímos por lo bajo.

—Me gustaría haberlo conocido —reconocí.

—Le habrías caído bien.

—¿Ah, si? —alcé una ceja hacia él en plan divertido.

Asintió, manteniendo esa sonrisa de labios cerrados. Recostó los codos de las rodillas.

—Sí, seguro. Patch podía llevarse bien con todo el mundo, aunque habían personas que le caían mejor que otras. Seguramente tú habrías sido una de esas.

Saber eso hace que tenga una bonita sensación en el pecho. Nunca conocí al hermano de Percy más allá de las cosas que él me a contado, que diga que yo le habría caído bien, en el sentido de ser parte de un círculo personal, es muy lindo.

Me encontré sonriendo a la nada, demasiado feliz para mí propio bien.

—No te había visto sonreír así antes —comentó Percy.

—¿Ah? —volteo a verlo, tiene la cabeza ligeramente ladeada en mi dirección.

—Que no te había visto sonreír así antes —repitió—, te ves muy bonita.

Aunque se me pintaron las mejillas, pude darle un golpecito al brazo con mi puño.

Nuestra dinámica es rara, él sabe que me gusta, yo sé que lo gusto. Me importa, es un sentimiento recíproco, los últimos días desde que nos hicimos esa gran confesión fueron diferentes. Él me sonríe más y yo estoy más nerviosa de lo normal, pero no a habido una pregunta oficial. Un «¿Quieres ser mi novia?» ni nada por el estilo, y no es algo que me moleste, solo me hace ruido lo que me dijo Tori hace un rato. «las cosas complicadas nunca dejarán de serlo. Percy te escuchará, aseguren lo que quieres tener con él

Sé que tenemos que tener esa charla, la cuestión es, ¿Ahora es un buen momento?

—¿Pasa algo? —preguntó—. De repente te cambió la cara, ¿Dije algo malo?

—No, no, claro que no —dejé ir todo el aire para así relajarme—. ¿Podemos hablar de algo, Percy? Algo importante.

—Okey...

Me acomodo en mi lugar estirando las piernas. Esto me pone nerviosa, ni que lo digamos, pero sé que Percy me escuchará. Siempre lo hace.

—Con nosotros... —retorcí el borde de mi camisa, las manos me sudan—, ¿Qué pasa?

—¿Qué?

—Sí, ¿Qué pasa con nosotros? —repito, más segura—. N-no quiero ser intensa ni nada, tampoco presionarte, entenderé lo que digas, sería más que comprensible, solo quisiera saber... ¿Qué hay entre nosotros?

Parpadeó unas cuantas veces, despacio, y así su entrecejo se frunció.

—Creo que no entiendo.

Golpeé mi frente con la palma de mi mano.

—Perceval, ¿Hay o no hay algo entre nosotros?

—Oh... —murmuró, afirmé con la cabeza—, oh...

En eso quedó, un simple «Oh...» que no aclaraba ninguna de mis dudas.

—Mira, entenderé si, no lo sé, digas que... es muy pronto o que, yo qué sé, la escuela o vaya haber otra situación. En serio lo haré, es que...

—Polet...

—La incertidumbre me mata y sí sé que es pronto...

—Polet...

—Pero quisiera saber qué es lo que...

Quedé en media frase cuando él interrumpió besándome.

Quedé en shock unos cuantos segundos, aquello no me lo estaba esperando, pero a quien quiero engañar, claro que le correspondí. Esta versión de Percy es una contraparte muy diferente a su versión normal, es dulce y delicado, también un poco torpe. Ninguno de los dos es un experto besador, no han sido muchos los chicos con los que he salido, con ninguno tuve la oportunidad de llegar a este punto, supongo que en su caso es igual. Por su tierna torpeza y la manera delicada en la que me besa lo demuestra.

Y eso siempre me hace sonreír a medio beso porque se me hace muy lindo. ¿Quién lo diría? Un chico frío que parece sacado de entre los mismos muertos es torpecito para besar.

Eso mismo pasó ahora, la sonrisa fue tan inevitable que tuvimos que alejarnos. Sujetaba mi mejilla con una mano, el tacto delicado que tiene.

—¿Te estás burlando de mí?

Apreté los labios y negué.

—Nooo...

—Presiento que sí.

Solté una risa corta.

—Puede que un poco.

—No me agradas —entrecerró los ojos.

—Yo sé que sí.

Dió una caricia con su pulgar, poniendo sus ojos preciosos sobre los míos. Me encanta ver el cambio de colores que hacen, como un caleidoscopio, de un tono oscuro a un marrón claro, de un marrón claro a pasar ser un verde y de ahí a luchar con el azul.

«No todas las cosas hermosas tienen una historia igual atrás, Pau» dijo papá en una ocasión, y los ojos de Percy son la clara muestra de ello.

—¿Es importante para ti? —asentí sabiendo a lo que se refiere. Otra caricia, esta vez alejó la mano para recoger un mechón de mi pelo—, yo tampoco lo sé, Polet. Tú... ¿Qué quieres tener?

—Por favor, no me hagas esa pregunta porque la respuesta es muy extensa y cursi.

Asomó una sonrisa... ¿Pícara? Hace tanto no veía esa sonrisa suya. Le da un aspecto muy diferente a lo que él suele ser.

—¿Extensa y cursi?

—No, por favor —alejé el rostro para cubrirlo con mis manos, avergonzada de decir eso en voz alta.

—A ver, quiero saber.

—No, no.

—Venga, me interesa. ¿Quién sabe si yo quiero lo mismo?

Lo miré entre las rendijas de mis dedos.

—No.

Alzó una ceja.

—¿Qué ocultas?

—¡Nada!

—Entonces, dime.

—¡No! —le di la espalda.

—Átomo en decadencia...

—Listillo...

—Polet...

—Percy...

—Paulette —sonó más serio.

No me quedó más remedio que suspirar rendida, volviendolo a ver.

Adiós a las migajas de vergüenza que quedaban en mi tarro.

—Percy, de verdad no sabes lo mucho que me gustas —empecé—. Eres amargado, sí. Reacio al contacto humano. A veces insoportable y también...

—Sí, sí, lo entendí.

—La cuestión es que te has vuelto alguien importante para mí, un nivel incluso más alto que el de Phoebe. Estuviste conmigo en la situación de mi mamá, en lo de Malia y los bully's, has hecho muchas cosas para subir mi ánimo, me has acompañado a la terapia y nunca me haz juzgado por nada. Ni por como he llevado mi duelo ni mis raíces nativas americanas. Ni por la decisión que tomó mi madre ni las que tomé yo.

»Es estúpidamente cursi, pero... —dudé en decirlo, vacilé, no obstante, su mirada multicolor me pedía que lo dijera—, me encantas, Percy. Eres... tú eres tan tú, quizá yo también soy estúpida. Por un momento quise creer que lo que sentía hacia ti era algo meramente pasajero, pero ahora... es un sentimiento a largo plazo.

Percy parecía sorprendido, sin embargo en gran medida estaba sonrojado. No solo sus mejillas, sino hasta las orejas y parecía haberse quedado chiquito en su lugar. No sé si me pasé en lo que dije, y si lo hice ya estaba hecho. No había vuelta atrás.

Igual necesitaba soltar eso, ahora me sentía más liviana sin ese peso encima.

—Te dije que la respuesta era extensa y cursi —murmuré, abrazando mis piernas.

—Yo... no... eh... —se arrastró a mi lado, se le notaba tenso—. Estoy procesando todo —resopló, pasándose una mano por el pelo—. Tú de verdad, ¿Sientes eso por mí?

Encogí los hombros.

—Eres una gran persona, Percy, aunque no te lo creas. Es muy difícil no fijarse en ti.

Volvió a quedarse callado, viendo al frente o viendo quizá a la nada.

Las risas habían disminuido desde hace un rato, lo que supone que nuestros amigos debieron de haberse ido a dormir. Miré sobre el hombro hacia el claro. Conseguí ver a Phoebe y Jared hablando civilizadamente y a Letty con Tori y Nico. Nyl y Aba deben estar en sus tiendas de acampar.

—Tú también me gustas, Polet —dijo Percy por lo bajo—, mucho, muchísimo —se rió nervioso—. Vaya, sí que es absurdo lo que en tan solo unos meses empecé a sentir por ti, guao.

»Para ser honesto, la primera vez que te vi pensé en lo rara que te veías por tu corte de pelo —ahora sí le di un golpe más fuerte al brazo—. Auch... pero en este momento te miro y no me parece tan raro, incluso diría que te ves bien.

—Oh, no sirves para esto —declaré sacudiendo la cabeza.

—No, no lo hago. Las palabras se me dan escritas, pero esto quiero decírtelo en persona —estiró las piernas, yo hice lo mismo. Otra cosa que demuestra nuestra poca diferente de altura, aunque dudo que deje de llamarme átomo en decadencia—, también eres especial para mí. Eres una de las pocas personas en las que he podido confiar después de dos años, la que no me juzgó después de contarle lo que pasó en el accidente, quien tampoco me juzga por leer o escribir, o cuidar animales.

»Estás también en un nivel más alto que Jared, Nyl o Phoebe, y no importa cuantas veces me digas amargado insoportable, de ti nunca me va a molestar.

»Conste que nunca dije esto, pero... pasaría mucho tiempo siendo tú listillo. ¡Ya está, lo dije!

Me retorcí a carcajadas, aminorando la tensión que estaba a nuestro alrededor. Percy no tardó en unirse. Ambos estuvimos un rato echados sobre el césped, sujetando nuestras panzas por las risas que no paraban de salir.

Al final se terminó transformando en un suspiro profundo.

—Yo no lo voy a decir, aún me queda dignidad.

—Traición.

Agarré su mano, entrelazandola con la mía.

—Es un sentimiento a largo plazo, entonces.

—Sí, sin duda.

—Por lo que... ¿Solo nosotros?

—Si es lo que creo que es...

—¿Novio y novia? —sugerí en un tono agudo involuntario.

Reforzó el agarre de nuestras manos, dejando la unión sobre su pecho. No era yo la única que le latía acelerado el corazón.

—Solo nosotros, como novio y novia —volteó a verme—. ¿Aceptas, átomo en decadencia?

Formé mi sonrisa más estúpida. Sí, mucho más que todas las de la historia.

—Acepto, listillo.

***

Estoy consciente que mi felicidad no debería de depender de otras personas, es algo que lo hace de mí, pero... maldición, no voy a negar que tener esa conversación me hizo sentir tan, pero tan feliz.

No importa cuantas veces la repita en mi cabeza, vuelvo a sentir ese cosquilleo en mi estómago. Estaba experimentando la misma sensación cuando los protagonistas de la historia que estoy leyendo se declaran o besan por primera vez. Quería brincar de felicidad, y eso lo haré en su debido momento.

Conseguí aminorar mi emoción con el paso de los minutos. Creo que estuvimos ahí hasta pasada la media noche, hablando tonterías, de la escuela he insistiendo en que tenemos que charlar con nuestros amigos. Quise quedarme un rato más, ¡Nos la estábamos pasando tan bien! Pero los ojos empezaron a cerrarse solos, a lo que Percy insistió que fuera a dormir.

—¿Y tú? —pregunté a medio bostezo.

—Me quedaré otro rato, tranquila —vino a dejar un beso sobre mi frente—. Buenas noches, Polet.

—Buenas noches, Percy.

Volví al claro, dónde los únicos que quedaban eran Jared y Phoebe. Tenía sueño, casi que me dormía de pie, pero tuve la suficiente energía como para dirigirle a mi mejor amiga una mirada de «¿Ustedes qué o qué?»

Desde aquí no escuché lo que le dijo al cobrizo, tal vez fue una despedida porque se puso de pie, le sonrió y sacudió a mano antes de acercarse a mí.

Entrelazó nuestros brazos y prácticamente me arrastró a nuestra tienda de acampar, dónde Aba y Letty ya estaban durmiendo.

—¿Vas a contarme al fin? —susurré, metiéndome en mi bolsa de dormir.

Phoebe suspiró profundo, jugó con sus pulgares.

—¿Recuerdas lo que te conté la tarde después de mí clase de hawaiano con Laylani?

Hice memoria, había olvidado esa charla, una charla donde ví una parte de mí mejor amiga que no había conocido. La conversación se trató de un ex novio que tuvo, un chico al que le seguía teniendo aprecio, si mi memoria no es mala.

—Sí, recuerdo eso. ¿Y qué tiene que ver con... —esa mirada insistente de ambas cejas alzadas interrumpió lo que decía—. Phoebe, ¿Acaso...?

Asintió con lentitud, agachando la mirada.

—Oh... —murmuré, sorprendida—. Vaya, ahora... muchas cosas tienen sentido —la observé de reojo—. Entonces, Jared es ese chico.

Volvió a asentir.

—Era él al que viste esa tarde —asintió otra vez—, lo que significa que tú...

—Sí —interrumpió, sabiendo a lo que me refiero—. Sí, eso.

Ella seguía jugando con sus pulgares sobre el regazo, cabizbaja y lo que podría ser un sonrojo suave.

—¿Cómo te sientes? —cuestioné, poniendo una mano sobre las suyas. Las tenía sudadas y temblaban un poco.

Phoebe echó la cabeza hacia atrás, exhalando por la nariz. Su pelo parecía más esponjado que hace rato.

—Mal, quisiera volver ya al internado. Me siento ansiosa, nerviosa pero también —hizo una pausa—, como cuando tenía quince años y conocí a ese chico en el ShumPox.

»No a cambiado nada —mencionó con una media sonrisa melancólica—. Es todo un desastre. Fue un año y medio dónde no nos cruzamos en ningún lado, ni siquiera donde solíamos frecuentar, nada, y ahora resulta que su mejor amigo es Percy —resopló—. Asombroso.

»Todavía me culpo de lo que pasó, y todavía...

—Lo quieres —completé por ella.

—Te lo dije, Polet, nunca dejé de hacerlo —murmuró tan triste que fui a darle un abrazo—. Ojalá Laylani cuide su bonito corazón.

—Espera, ¿Laylani es su novia?

—Sí, no llevan tanto saliendo. Espero que ella sí lo aprecie, Jared es un buen chico.

Eso es fácil de notar, puede que lo vea solo dos días a la semana máximo media hora, pero sé de sobra que el cobrizo es un gran chico.

—Estuvimos hablando —agregó—, no creí que volvería hablar con él. Honestamente, no esperaba cruzarme con él nunca más.

Ambas nos reímos, procurando no despertar a nuestras amigas.

—¿Hablaron de lo que pasó? —cuestioné.

—Algo de eso —respondió—, o puede que mucho. Debo admitir, que extrañaba nuestras charlas largas, aún si esas se tratan de mis estupideces.

—Estabas asustada y mal influenciada.

—Yo decidí oírla, Polet. Sí, estaba asustada, pero igual tomé decisiones idiotas.

Suspiré.

—¿Qué te dijo Jared?

—No está molesto, «nunca lo estaría» —imitó su voz con un tono más grueso, ella misma se rió—, le expliqué muchas cosas, lo que pasaba conmigo y por qué hice lo que hice. Insistió que no estaba molesto, que solo quería una explicación. Por eso te digo que no a cambiado nada —sacude inexistente polvo de su saco de dormir—, es como si el tiempo no hubiera pasado. Creí que me odiaría, tiene todos los motivos y de sobra para hacerlo, sin embargo... no lo hace.

»Eso es algo que nunca entenderé de él, las personas que debería odiar no lo hace, aún cuando le han hecho mucho daño.

—Es un buen chico.

—Claro que lo es —murmuró—. Diría que estamos bien, o en camino a ello.

—¿Tú crees que exista...?

—¿La posibilidad de volver? —me miró de reojo—. Nah', no lo creo.

—¿Tú mal genio?

—La realidad, Polet. Él está saliendo con Laylani y yo... bueno, al final del curso volveré a Australia, a la otra punta del mundo. Ni siquiera sé si volveré.

No había pensando en ello, pero tiene razón. Phoebe no es más que una estudiante de intercambio, apenas termine el año escolar, ella deberá de volver a su casa en Australia, a millones de kilómetros lejos de aquí, lejos de todos nosotros, de mí.

Fui a abrazarla, apretujando con un poco de fuerza que la hizo reír en medio de un quejido. Me emocionaba el final de curso por todo lo que implicaba, ahora con esta información, no quiero que llegue. No quiero que se vaya.

—No pensé en eso antes —admití.

—Oye, está bien. Existen las videollamadas —sugirió intentando sonar animada.

—No es lo mismo.

—Sí, yo sé que no, por eso es la realidad con Jared —reforcé el agarre que tenía en ella, como si de la nada vinieran a arrebatarmela—. No quería formar vínculos aquí, ahora los tengo a todos ustedes... Yo tampoco deseo irme.

—¿Universidad? Puedes cursar una carrera aquí.

—Lo he pensado, aunque me preocupan unas cosas. ¿Residencia? ¿Y si no consigo una beca? No podría costearme una matrícula.

—Lo resolveremos, siempre lo resolvemos.

Mi mejor amiga pasó su brazo por encima de mis hombros y medio desordenó mi pelo.

—No todo es tan fácil, linda. Mi estadía aquí, la universidad, Jared... supongo que para mí las cosas están destinadas a estar mal.

—Eso es muy pesimista, Phoebe —comentó Letty.

—¡¡¡Aaahhh!!! —gritó ella, sobresaltada, lo que me sobresaltó a mí—, ¡¿Pero qué demonios?! ¡¿Desde cuándo están despiertas?!

—Nunca nos dormimos —respondió Aba, sentándose.

Phoebe se lleva una mano al pecho, que sube y baja desesperado de aire. Tiene los ojos abiertos a la par, reluciendo sus irises verdes que lucen asustados.

—¿Desde cuándo... —las señala con el dedo—, desde cuándo están...? —Phoebe toma una respiración—, ¿Han oído...?

—¿Todo? —completó Letty, sentándose junto a Aba. Asintió muy tranquila—. Así es.

Phoebe puso expresión avergonzada, agachando la cabeza y cubriéndose el rostro con las manos. Nuestras amigas se rieron conmigo.

—Ay, no.

—Tranquila, Phoes. No vamos a juzgarte —consuela Aba—. Después de todo, ¿Quiénes somos para hacerlo?

Con delicadeza hice que quitara sus manos del rostro. Tal vez Phoebe estaba muy sensible por lo de hace rato con Jared o porque después de año y medio se reencontró con el chico que aún quiere ya que ahora tenía los ojos aguados. Sorbió su nariz enrojecida.

—Hey, todo está bien —aseguré con mi mejor tono tranquilo—, nadie va a juzgarte, Phoebe. Son decisiones que tomaste asustada.

—Fueron malas decisiones —sollozó.

—Eso es innegable —dijo Letty, arrastrándose junto a nosotras—, sin embargo, en cierto punto es entendible. Tú estadía aquí es temporal, cualquiera se asustaría en una situación como la tuya.

—Yo te entiendo, Phoebe —declaró Aba, tomándole las manos—, a final de curso yo también tengo que volver a casa y me da miedo dejar todo lo que he formado aquí. Mis amigos, mis lugares favoritos, Nyl. Existen formas de mantener el contacto, sí, pero jamás serán iguales. No te juzgo por lo que decidiste hacer con ese chico, es lo que tú creías correcto.

—P-pero no lo era.

—¿Para qué mentirte? No era la manera, eso ya pasó. Ahora están bien, ¿No?

—Algo...

—Si Jared no está molesto contigo, si lo que quería era una explicación de porqué y tú se la diste, no te tortures más con situaciones del pasado. Si tienes la oportunidad de tener un vínculo con él, así sea amistoso, no lo desperdicies.

Phoebe se limpió las mejillas húmedas.

—¿No sería eso masoquista? —cuestionó—. Aún quiero a ese chico. Es muy masoquista de mi parte tener una amistad con él teniendo eso en cuenta.

Nació el silencio pensativo en nuestra tienda de acampar.

—El tiempo lo define todo —habló Letty—, lo inicia, continúa y termina. Te da el descanso que necesitas también. Has hablado con él, es un peso menos, ¿No?

Phoebe asintió.

—Entonces, date tu descanso. El tiempo puede terminar lo que inició con ustedes si así tú lo deseas.

—¿Eso es lo que quieres, Phoes? —pregunté.

Se quedó callada más tiempo del que habría sido necesario. No tengo ni un año de conocer a Phoebe, no obstante, la conocía de una punta a otra porque convivo mucho con ella. Por eso mismo se a ganado el título de «mi mejor amiga» éramos uña y mugre, calcetín y pie, mantequilla de maní y jalea. Cómo todos esos complementos se conocen, yo lo hago con ella. Esa expresión que tiene plasmada en su rostro me da la ligera sospecha de que no es algo que desee. Quizá por masoquismo, quizá por esperanza.

Sin importar su respuesta, yo seguiré ahí para ella, apoyándola.

Le di un abrazo, apretujando con toda mi fuerza y haciéndola reír en medio de las lágrimas que había derramado.

—Todo estará bien —murmuré a su oído, apoyando la mejilla de su hombro.

—Gracias, Polet.

—¡Abrazo! —exclamaron Aba y Letty, arrojandose sobre nosotros.

Casi se nos cae la tienda encima de no ser porque Phoebe puso la mano a tiempo para evitarlo.

—Vale, vale —ella acomodó la tienda de acampar—. Mejor dejemos de hablar de mí, ya no quiero sentirme mal.

—Tenemos que abordar un tema de conversación —Letty me dió una mirada rara. Pícara. Incluso hizo un gesto juguetón con las cejas—. ¿Hablaste con Percy?

—Oh, eso... —murmuré, recogiendo un mechón de pelo tras mi oreja.

—¿Me perdí de algo? —Phoebe puso su atención encima de mí.

Lo que me delató fue la risa nerviosa que se me salió. Mis amigas empezaron a exigir que les contara lo que pasó con Percy hace rato en la pradera y yo no tuve otra opción que empezar a contarles. No dejarían de insistir hasta saber lo que pasó. Me salté la charla con Nico y la que tuvimos Percy y yo después de eso porque la sentía personal, algo de nosotros que no debía compartir, así que salté a contarles nuestra charla de si había algo entre él y yo. No pararon de chillar como fans  en el concierto de su cantante favorito, esos mismos chillidos aumentaron cuando hablé de la parte donde Percy me besó.

—Esto es impactante, ¡Impactante! —exclamó Phoebe, tiene los ojos hinchados aunque ella parecía más feliz que triste—, sabía que esto pasaría algún día, solo fue cuestión de esperar.

La empujé por el hombro, rodando los ojos.

—No pongas esa cara, ¡Sabes que es verdad! —insistió—. Entre ustedes siempre hubo algo flotando.

—Claro que...

—Atrévete a negarlo y te daré un guantazo —amenazó Aba, por lo que apreté los labios para que nada saliera. Aba no es de amenazar en vano.

—Entonces, ustedes dos son... —Letty hizo un gesto con la mano que fue lo bastante claro.

Eché un suspiro por la nariz y afirmé con la cabeza.

—Sí, oficialmente somos novios.

Ellas volvieron a chillar, ahora más fuerte que nunca. Incluso hubieron pataletas de felicidad y sacudidas hacia mi persona por parte de las tres. Mi mundo estuvo dando vueltas un minuto entero.

—¡Hasta que por fin! —dijo Letty a nadie en específico allá arriba.

—¡Tanta paciencia valió la pena! —agregó Phoebe.

—¡Ya puedo descartar mi plan de Cupido con Nyl! —finalizó Aba, a lo que le dedique una mirada confundida—. Esto... ignora lo que dije. ¡Que bien por ti y Percy!

Las tres me rodearon en un abrazo sándwich que no me molestó recibir.

—¿Cómo te sientes al respecto? —inquirió Phoebe.

—Bien, más que bien, se siente... —suspiré como una tonta—, increíble. No esperaba que eso de verdad pasara.

—Pues creelo porque pasó. Ya era hora de que Percy y tú se confesaran —Letty señaló.

Pensar en que ahora somos oficialmente algo me hace sonrojar, ¡Tan solo lo pienso! He igual no me importaba, estaba feliz por eso, porque ahora tengo la certeza de que el chico que me gusta es mi novio. No hay dudas ni pensamiento existenciales referentes a nosotros, solo un segurísimo «somos novios»

Recibí ligeros codazos en las costillas de parte de Phoebe.

—Esa cara sonrojada delata que está pensando en su noviooo —se burló.

—Oh, déjenme.

—No será tan fácil, átomo en decadenciaaa —siguió Letty.

Hice el intento de ignorarlas escondiéndome en mi saco de dormir, aún así las chicas siguieron con sus cantos de burlas hacia mí y risas donde las acompañaba desde mi escondite.

Eventualmente dejaron de hacerlo, cada una se fue a su saco de dormir así que yo pude sacar al fin la cabeza.

—Átomo en decadencia —volvió a burlarse Letty, ganándose una patada de mi parte—. ¡Ay! Vale, vale, entiendo, solo tú novio puede llamarte así.

—¡Leticia!

Olvidenlo, no dejarían de reírse de mí en un buen tiempo.

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Nota de la autora:

¡Hola, hola, hola, hola! Soy yo de vuelta con mis notitas de autora. Je, no las había hecho porque alargaba demasiado los capítulos, pero aquí estoy. De mí no se deshacen tan rápido.

¡Que capítulazo! Me encanta todo lo que hay en él. Al fin nuestros pequeños, que empezaron siendo enemigos ahora son una pareja oficial. Me gusta pensar que Percy y Polet son un trope extraño, algo así como enemiesxfriendstolovers. Está raro, lo sé, es que son las vibras que ellos me dan.

Así que ese era tu rollo con Jared, eh, Phoebe. Creo que era demasiado obvio. Debo admitir, que en esta novela hay muchos de los famosos «Easter eggs» por pequeños o grandes que sean, están ahí, y yo espero ansiosa el momento para volverlos a traer. Porque sí, son menciones que tienen su respuesta en próximos capítulos.

Ahora, vayamos con algo importante, ¿Por qué actualizo a esta hora? (01:20 am en Venezuela) Well, para mí hoy será un día ajetreado. Tengo ensayo general para una obra que presento mañana, así que quiero dejarles su capítulo publicado para que así ustedes lo disfruten en el día.

Si alguien aquí quiere estudiar actuación, piénselo bien. Los ensayos son matadores (te lo digo yo que llevo casi tres meses ensayando para dos obras, en agosto tengo otra)

Espero disfruten este capítulo y esperen ansiosos el próximo. Poco a poco nos vamos acercando al final de esta historia, aprecien el tiempo de calidad con estos personajes que pasan al leer.

¡Adiós!

Besos y abrazos con sustos, caídas de tiendas de acampar y sonrojos

MJ.

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