50. Lloro por una canción (sí, soy demasiado sensible)

Cuando la noche cayó, estábamos de vuelta a nuestra zona de campamento aún húmedos por el baño en el lago. Lo bueno es que Azai, el amigo de Nico, había prendido la fogata para así estar más calentitos.

Después de secarnos nos volvimos a turnar para cambiarnos a una muda de ropa seca. No habíamos pensado muy bien eso de bañarse en el lago, no es como si hubiera un baño cerca como para ducharnos con... agua no perteneciente al lago. Pero como no ví a nadie quejarse, me cambié al pijama que había traído.

Menos mal que elegí el pantalón de peluche, está haciendo frío esta noche.

Letty como lo prometió, estaba ayudando a hacer la cena junto a Nico y sus amigos, riéndose ya muy cómoda con ellos. Eso es algo raro, puesto que mi amiga no es de entrar en confianza tan rápido, pero me alegra ver que se adaptó a los más adultos y no está echada a un lado.

Poco a poco todos nos fuimos reuniendo en torno a la fogata, Tori nos dió a cada uno varillas para ensartar nuestros malvaviscos, además de que nos convidó galletas y chocolate para mezclar. Apenas mi malvavisco estuvo al punto, lo junté con dos galletas para hacer un sándwich.

Estuvo riquísimo, y más con chocolate encima.

Phoebe fue la última en unirsenos ya que, al parecer, se quedó cepillando su indomable melena de cabello. Es uno de sus mayores atractivos, no consigo imaginarla sin su pelo esponjado, pero en sus mismas palabras «Mantenerlo es costoso, difícil he insoportable» y por como tiene los brazos caídos a cada lado y expresión cansada, imagino que todo este rato estuvo peinandose para tenerlo algo aplacado. Énfasis en el «algo», el friz no la estaba ayudando.

—Sigues pareciendo un león —comentó Nyl, viendo el cabello de nuestra amiga.

Phoebe soltó un quejido, llevando la cabeza hacia atrás.

—Odio el friz y mi cabello —se quejó con las manos cubriendo sus ojos.

—Tu cabello es lindo —todas las miradas estuvieron sobre Jared en tiempo récord, a la luz de la fogata aún se le notó su sonrojo—, es... bueno, sí, sí parece t-también la melena de un... un león.

Phoebe volvió a soltar un quejido, más triste que molesta.

—¿Me das un lado, Polet? —pidió, su tono es triste, como el de una niña que llora por su mamá.

Entendía su tristeza, cualquiera se sentiría así cuando pasaste veinte minutos de tu vida peinando tu cabello para que el ambiente no hiciera más que mandar tu trabajo al demonio.

El asiento que estaba ocupando era un pedazo de tronco caído que los chicos habían sacado del bosque para tener donde poner los traseros que no sea en el pasto que nos lo hacía picar. A mi lado estaba Percy, quien hablaba feliz con su primo contiguo a él, no hay espacio para un tercer ocupante.

—Lo siento, Phoes.

Hizo un puchero triste, recorriendo la mirada para ver dónde más había un lugar libre.

Para su buena o mala suerte, (en su situación, mala) el único que tenía un espacio libre junto a él era... Jared.

Phoebe volvió a mirarme.

—¿Segura que no hay espacio?

Nos señalé a Percy y a mí, más pegados de lo que deberíamos porque el lugar que elegimos a prisas no era el más grande de todos.

—Lo siento.

Despidió un suspiro pesado por la nariz y se fue a dónde Jared arrastrando los pies.

Oh, pobre, pobre Phoebe.

—Ya basta de dulces, niños —todos protestamos ante las palabras de Tori—, ya la cena está lista, ingratos.

Habían preparado sandwiches y fruta picada en vasos desechables, Percy pareció feliz de que nuestros amigos disfrutaran su saludable bocadillo. Comimos alrededor de la fogata, hablando entre todos como si nos conociéramos de toda la vida. Algunos nos conocimos hoy y, sin embargo, la conversación fluía tanto que cualquier extra de afuera pensaría que somos amigos íntimos que se conocen de años.

Aún con las eventuales plagas que nos picaron, algunos sustos que recibimos por los ciervos que cruzaban el bosque o los saltamontes y murciélagos, no estaba yendo tan mal nuestra acampada. De lo único que me puedo quejar es que tuve que orinar en una trinchera, de resto, me estaba gustando. ¿Por qué no habíamos hecho algo así antes?

—No jugamos captura la bandera... —mencionó Alex, jugando con su fruta picada.

—Oh, lo había olvidado por completo —admitió Percy.

Todos, de hecho.

—Lo siento, amigo.

Encogió los hombros aún cabizbajo.

—Da igual, no importa —respondió casi en un murmuro.

—Hey, mariposita —llamó Tori—, te tengo algo mejor que captura la bandera.

Todos miramos curiosos a Tori.

—¿Cómo que? —inquiere Alex.

Antes de responderle, Tori se levantó de su asiento junto a Nico y caminó hacia su camioneta, hurgando algo en la cajuela que medio pude ver ya que lo escondía detrás de su espalda.

De pie en su lugar, dejó ver lo que había buscando.

—¡Música!

En la mano derecha sostenía una guitarra azul oscuro bordeada de negro. La guitarra de Percy. En la otra tenía una de color rojo.

—¡Esa idea me agrada!

Percy buscó su guitarra y la roja se la entregaron a Jared. Hala, no sabía que tocaba. Parece que el cobrizo no se dió cuenta cuando mi mejor amiga se lo quedó viendo unos largos quince segundos, quizá nadie lo hizo, pero yo sí. En cuanto dejó de verlo notó que sí la había pillado, arqueé una ceja en plan «¿Hablaremos de esa situación o no?» a lo que respondió agachando la mirada y torciendo los labios.

Ella no se va a salvar tan fácil de esa charla.

Percy vuelve a mi lado tocando una melodía cualquiera. Tori le pasó a Alex una tercera guitarra, esta en color verde. ¿Acaso es que todos tocan un instrumento aquí?

Nuestro alrededor se llenó de notas musicales suaves y alegres.

—¿Qué sugiere el público? —nos pregunta Jared.

—A ver, sorpréndannos —contestó Letty.

—Yo sé de una —comenta Percy, echándole una sonrisa rara a Nico—, a alguien le encantará.

Empezó a tocar otra melodía, igual de lenta que la improvisada de hace unos segundos. Alex y Jared le siguieron.

Nico en su sitio miraba a Percy con lo que intentaba ser molestia, pero parecía más feliz en realidad.

Perfect. I didn't know what perfect was before you. Walls that I had, up you came and tore through. Where did they go? —no reconocí la canción, aunque me estaba gustando mucho—, Now I'm nervous. What if you wake up and words feel empty? What if it gets easy to forget me? You need to know

El pelinegro ya no fingía molestia hacia Percy. Lo veía mover los labios, lo que significa está cantando más bajo al igual que Tori y, no sé si es que ví mal o algo, pero les brillaba la mirada, más allá de la luz del fuego que les da en los rostros, sus ojos reflejan un destello, tal cual como cuando se te llenan de lágrimas.

I wanna take you out, show you off to my friends. I wanna love you over and over again. It's true, the sky is the limit with you —siguieron tocando, creando una bonita sinfonía entre los tres—. Sometimes I think about the world that we'll make and the life we'll create, love to dream it away. It's a new beginning. Isn't it great?

»I was just waiting, patiently aching. You have me changing, I feel brand new.

Nico despidió una risita, sorbiendo su nariz y confirmando mis dudas de que tenía los ojos empañados igual que Tori. ¿Significará algo esta canción para él?

I wanna take you out, show you off to my friends —los demás apoyamos con chasquidos de fondo—, I wanna love you over and over again. It's true, the sky is the limit with you.

»And on your worst days, I can pull you in. We're an endless story that I wanna live. It's true, the sky is the limit with you, mm-mm

Jared y Alex le hacen de coristas que no desafinaron para mí propia sorpresa.

—Oh, I wanna take you out, show you off to my friends. I wanna love you over and over again. It's true, the sky is the limit with you. The sky is the limit with you —los chicos finalizaron la canción, recibiendo aplausos de todos. En broma, los tres se pusieron de pie para hacer una reverencia.

Aplaudimos más fuerte, Nyl hasta silvó animando.

—Eh —llamó Nico—, gracias, chaparrito.

Percy se rió del apodo.

—No hay de qué, sombrita —dijo con tono burlesco eso último, haciendo que Nico ponga los ojos en blanco y Tori se ría.

—¿Qué otra canción podemos tocar? —nos interroga Alex.

La respuesta la dió Jared, empezando a tocar.

—¡Eh, yo la conozco! —Alex le empezó a seguir el ritmo.

Percy no tardó en unirse. No entiendo cómo es que funciona eso de los guitarristas, pareciera que se supieran todas las notas de las canciones. El chico junto a mí tardó más en ponerse de pie que en agarrar el ritmo de la canción.

Con los primos de fondo, Jared dejó de tocar para, nada más y nada menos, ¡Y sorpresa de todos! (Excepto de Phoebe, pude ver) empezar a cantar:

What are you saying? Why don't we run away tonight instead of staying. Lost in lust. 'Cause the future is fading and I wanna give it all to you tonight, my baby. Dance in dusk.

Debo admitirlo, no esperaba que él supiera cantar, como tampoco me lo esperé de Percy en aquella salida al karaoke, ¡Pero de Jared me sorprende mucho más! Hacer un coro de fondo es diferente a cantar una canción y él no se ve como ese tipo de personas que le guste cantar o tocar la guitarra y está aquí, frente a todos, sosteniendo una guitarra acústica y cantando con una voz preciosa.

Esta canción sí se me hacía más familiar, puede que la haya escuchado alguna vez en la radio o visto en un vídeo de internet. Es animada, como una de esas canciones que nos gustaría escuchar en un viaje de verano.

Maybe I'm way over my head. Maybe our memories forget. All about us when we're gone, ut right now, we're holding on —mientras que Alex sigue con la misma melodía, la de Percy empieza a ser más fuerte y rápida—, Maybe you do, maybe you don't. Maybe I'm crazy after all, but I'm just tryna find a way to make it happen

Empecé a grabar en el momento justo en que Percy lo dió todo con su guitarra. Estoy segurísima que dentro de su cabeza él se imaginaba dando un concierto frente a miles de personas. También grabé a Jared, quería tener guardado este momento. Su voz de verdad es muy linda y por como Phoebe le estaba sonriendo, parece que ella también lo sabe, y que lo sabe desde hace mucho.

I've got a way of letting out secrets. When I'm feeling down and I'm drinking up. Oh, my love. And you are the name that I am out preaching. Right when the darkness comes and I'm feeling stuck. You light me up —como a Percy, empezamos a apoyarlos dando aplausos en los momentos justos—, and I'd love to call it love. I'd love to call it love. I'd love to call it love. Oh, I would love to, love to, love to.

Jared se puso de pie sin dejar de cantar ningún segundo y sumándose con su guitarra a la improvisada pista que hacían los chicos. Todo eso, la emoción, las sonrisas, la alegría que flota entre nosotros, está quedando guardado en mi teléfono. Sé que hay momentos que deben apreciarse con el recuerdo que se mantiene en la memoria, pero quiero inmortalizar esto para, no sé, dentro de treinta años volver a verlo y sentir la misma sensación de ahora.

Una simple alegría ocasionada por ver a tus amigos cantar.

Call it a daydream. Call it a celebration of the hearts we're saving from our touch. 'Cause I am a native of the embrace you give to me, I wanna save it for myself —los tres tocan las mismas notas, luciendo como unos jóvenes rockstars—. Cause maybe you do, maybe you don't. Maybe I'm crazy after all but I'm just tryna find a way to make it better.

»I've got a way of letting out secrets
When I'm feeling down and I'm drinking up. Oh, my love. And you are the name that I am out preaching. Right when the darkness comes and I'm feeling stuck. You light me up —cantaron juntos. Alex tampoco tenía una mala voz, nosotros seguimos apoyándolos con los aplausos—, and I'd love to call it love. I'd love to call it love. I'd love to call it love. Oh, I would love to, love to, love to. Call it love. I'd love to call it love. I'd love to call it love. Oh, I would love to, love to, love to call you.

»All mine, mine, mine. All day and all night. All mine. Oh, I would love to, love to, love to call you. All mine, mine, mine
All day and all night. All mine. Oh, I would love to, love to, love to call it love —las notas vuelven a ser más lentas a la par de la voz de Jared—, I'd love to call it love. I'd love to call it love. Oh, I would love to, love to, love to call it love.

Vitores más fuertes de los que recibió Percy minutos atrás. Repitieron la broma de hacer una reverencia antes de volver a sus lugares. No deberíamos estar haciendo tanto ruido ya que estamos en un bosque, sin embargo es algo que no podemos evitar. Por improvisada que estuvo, los chicos cantaron increíble.

—¡Eso estuvo épico, chicos! —exclamó Silvania.

—¡Nombre', chamo! Tremendísimo.

—Deberían formar una banda —bromeó Letty—, no les iría mal.

—¿Qué dicen, chicos? —se rió Alex—, «Los guitarristas» ¿A qué suena cool?

—Si tuviéramos una banda definitivamente no se llamaría así —respondió Jared volviendo a su sitio junto a Phoebe.

—¿Por qué tengo el presentimiento de que sería como Picture This? —comentó Phoebe viendo a la nada.

—Son una buena banda —defiende Jared.

Ahí lo apoyo, Leftover Love es una gran canción.

—No los conozco —admitió Letty.

—Son mi banda favorita —confesó Jared, sonriente—, son buenos, esa canción es de ellos.

—¿La que recién cantaron? —los tres chicos asintieron—. Hala, entonces sí lo son.

—Ni tanto —declaró Phoebe, ganándose una mirada ofendida por parte de Jared. Ella hizo un gesto de «más o menos»—, 5 Seconds Of Summer es mejor.

Woke Up In Japan, Phoebe, ¡Woke Up In Japan!

—¡LA House Party! —replicó ella.

Jared la señaló con un dedo.

—No voy a permitir que critiques LA House Party.

Ella lo señaló de vuelta. Yo ya no entendía nada de nada, ¿No se supone que Phoebe lo quería evitar?

—No voy a permitir que critiques Woke Up In Japan.

Enfrentamiento de miradas amenazantes entre esos dos cuando de camino acá ni siquiera querían tenerse cerca.

—No entiendo un maíz —murmuré.

—Yo tampoco —convino Percy.

—Aún terca, ¿Eh? —le dijo Jared.

Phoebe le hizo una expresión que solo Jared entendió porque resopló cruzando los brazos.

—Eh... ¿Quién quiere malvaviscos? —pregunta Tori.

—¡Yo!

Repartió malvaviscos para todos, Alex en su lugar junto a Percy siguió tocando la guitarra, ahora tarareando una canción que me traía un bonito recuerdo.

Unconditional, unconditionally —empezó a cantar Percy por lo bajo al mismo ritmo de Alex—, I will love you unconditionally...

Agarró mi mano, un agarre firme dónde entrelazó nuestros dedos. Ahora que nuestros amigos sabían que algo estaba pasando entre nosotros, ¿Por qué ocultarlo?

There is no fear now —continuó—, let go and just be free...

I will love you unconditionally —terminé por él.

Me regaló de esas sonrisas suyas por las que podría dar todo por ver siempre, seguido del beso más delicado y tierno a un costado de mi cabeza.

***

Nos quedamos hablando en la fogata hasta tarde. Mis amigos me apoyaron en tomar fotos y grabar videos, aunque de eso no se centró nuestra primera noche de acampada. Jugamos competencias de quien preparaba el mejor sándwich de malvaviscos (ganó Jared) atrapar comida con la boca (ganaron Nyl y Aba) y quién podía beberse un vaso de refresco sin parar (ganó Letty, sorprendiendonos a todos con su capacidad de aguantar tanto la respiración) eso sí, salió corriendo a la trinchera que hacía del baño de chicas.

Para las once y treinta empezó a entrar el sueño, los primeros en retirarse a su tienda de dormir fueron Silvania, Azai y London, excusándose de que despertaron muy temprano por asuntos de estudio y trabajo. Los despedimos con un «buenas noches» y seguimos charlando más bajo alrededor de la fogata para no molestarlos.

Estaba atenta a la conversación que llevaban Nyl con Letty, Aba, Tori y Alex, pero también lo estaba de Phoebe, quien seguía sentada con Jared pese a que hace un rato no parecía una de sus actividades favoritas. Veía que estaban hablando, más no escuchaba nada por la parcial distancia que nos separaba.

Aún tengo que hablar con Phoebe de lo que pasó entre ellos.

—Entonces, Polet —cambié la mirada a Tori—, tú y Percy, ¿Eh?

Él estaba charlando con Nico en la pradera, podía verlo desde aquí sentado en el césped junto a su amigo, moviendo las manos, acción que suele hacer cuando se emociona, y sus carcajadas mezcladas con las de Nico. Sí, este viaje a él le hacía más bien que al resto.

—Para ser honesta, se veía venir —comenta Letty, a lo que le fruncí el ceño—, oh, vamos, no me mires así. Sabes que es verdad.

—¿Cómo que «se veía venir»? —intenté imitar su voz, algo más aguda que la mía.

—Letty tiene razón —ahora miré ofendida a Nyl, ¡¿Pero qué pasa?!—, Polet, no es por nada, pero tú... bueno, no eres muy buena disimulando que digamos.

Eso ya lo sé, ¿Pero qué tiene que ver?

—Y desde el principio todos notamos las miraditas que le echabas a Percy —completó Aba—, peores de las que yo le daba a Nyl.

—¿Por qué crees que te molestabamos tanto? —finalizó Letty.

Ah.

Bueno, sí, puede que tengan razón en algo... o mucho. Yo no soy de las personas más discretas, he tenido varios momentos de vergüenza por tener pensamientos en voz alta. Eso es una cosa, ¿Pero decir que desde un principio se notaba que me gustaba Percy? ¡No! ¡Eso es súper diferente! Lo admito, la primera vez que lo ví el chico me pareció muy lindo, eso jamás lo voy a negar, sin embargo, no fue eso de «amor a primera vista» ¡Nada más me parecía bonito! Hasta hace poco asimilé que Percy me gustaba, eso es reciente, no desde mi llegada a Leighton.

—Eso es absurdo —dije.

—El caso es —Tori volvió a tomar la palabra—, ustedes dos. Quisiera decir que me sorprende, pero no lo hace tanto. También debo admitir, ver a Percy con otra novia... eso sí me sorprende.

—No soy su novia —respondí.

—¿No? —dijeron al unísono, dándome miradas de ojos desorbitados y sorprendidos.

Me encogí en mi lugar, nerviosa por las tantas miradas encima. No me gusta.

—No...

—Es decir... ¿Que no están juntos?

Negué con la cabeza, pero después afirmé. Es una respuesta de sí y no. No ha habido una pregunta para oficializar esto, no obstante, no hablamos de otras personas. Somos nosotros, no hay terceros y tampoco creo que los hayan.

Estamos ¿Juntos? En un sentido de que sabemos que nos gustamos, pero no juntos en un sentido oficial.

—Es complicado —terminé por decir.

—Deberían hablar de eso —sugiere Tori—, las cosas complicadas nunca dejarán de serlo. Percy te escuchará, asegura lo que quieres tener con él.

Tal vez debería hacerlo. Estoy lo suficientemente segura de que me gusta, y mucho. De hecho, es absurdo lo tanto que siento por ese chico. Quisiera que «esto» entre nosotros sea... eso, seguro.

Observé a dónde sigue hablando con Nico.

—Ve —Letty señaló hacia allá con su cabeza—, tengan esa charla.

Les agradecí con una sonrisa, yendo a donde estaban ellos.

A medida que me iba acercando fui escuchando lo que hablaban. Anécdotas, al parecer, de las veces en que habían venido aquí con la familia de Percy. Él se escuchaba tan feliz de hablar de aquellos años, y ni digamos cuando mencionó los momentos con su hermano, parecía otra persona completamente diferente. No se oía como el Percy que yo conocía, sino de lo que seguro él fue antes del accidente.

Era lindo ver esa parte suya que esconde, no debería hacerlo, es tan... brillante, enérgica, como alguien que podría hacer senderismo durante horas y no cansarse. Mi sospecha es que Percy sí podría hacer senderismo durante horas y no cansarse. Mi punto es... que eso es lo que esconde, esa parte de Perceval Adams que es tan real y genuina.

Ojalá llegue el día donde ya no se cohiba o tema de mostrar ese lado suyo.

—Mmm... hey —saludé, yendo con paso lento.

Ambos voltearon a verme.

—¡Hey!

—¿Interrumpo algo?

Percy meneó la cabeza.

—No, para nada. Ven, siéntate —palmeó un lugar junto a él.

Sentada a su lado, pude notar que Nico nos estaba sonriendo, esa misma sonrisa de Tori minutos atrás.

—No me sorprende en lo absoluto.

—Oh, vamos, ¿Tú también?

—¿Cómo que él también? —cuestiona Percy.

—Los chicos también me estaban molestando allá.

—No nos culpes, no es tan sorprendente. Lo que me intriga es saber, ¿Cómo pasó?

El pelinegro me señaló de inmediato.

—Ella me robó un beso.

—¡Oye!

Nico arqueó una ceja, interesado y sonriendo.

—Caray, Polet.

Sentí mis mejillas calentarse.

—Imagino que Percy se quedó ahí paralizado balbuceando cosas.

—¡Oye! —protestó.

—Probablemente sí lo hizo.

—Claro que no.

Le dirigí una mirada de «¿Te lo crees?» que lo hizo vacilar.

—Sí, claro que lo hice —admitió derrotado—, pero, en mi defensa, ¿Qué iba a hacer? ¡Estaba en shock! Ella fue peor, ¡Ella huyó!

—¡Estaba aterrada! ¿Okey?

—Esto sí que no me sorprende —rió Nico—, igual esperaba que eso que había entre ustedes terminara explotando tarde o temprano. Era demasiado obvio.

Percy y yo compartimos una mirada, no muy seguros de eso.

—Eso no es...

—Niños, que ustedes no lo notaran no significa que los demás no lo hiciéramos.

Tampoco estaba la necesidad de avergonzarnos, Nico.

—Igual, que bien por ustedes. No se ven mal juntos —él ladeó una sonrisa, que es una mezcla de alegría y nostalgia—, me recuerdan un poco a...

—¿Patch y a ti? —sugiere Percy, él asintió.

Nico despidió un suspiro profundo por la nariz, fijando sus ojos marrones al cielo nocturno. Aquí tenemos una mejor vista de las estrellas que en Holbrook. Sin tanta contaminación lumínica, aquí podían presumirse ante los humanos sin ningún problema.

—Era el ser humano más insoportable —tanto Percy como yo nos atragantamos por las carcajadas que querían brotar de nosotros—, también era idiota, ¿Cómo va a creer que los pájaros se iban a poner a limpiar su habitación si les cantaba?

—Popó de ave a primera hora de la mañana.

—Y una ardilla malhumorada, aún así... era una gran persona, muy dulce, servicial y torpe —se echó una risita—, era un gran novio. Esto nunca lo escucharon de mí, pero... esperaba emocionado todas las noches que fuera a buscarme para salir. Siempre consideré el insomnio como algún tipo de enfermedad, entonces Patch vino con sus ideas locas de media noche y no empezó a ser tan malo...

»Lo extraño, lo extraño todos los días. Ir a verlo al teatro o cantando en el Café de Edd, las salidas al campo o ir a cabalgar con Pegaso —Percy a mi lado agachó la mirada—, pero sé... que está bien en el jardín de las estrellas, que ya nada le duele.

—Lo siento mucho, Nico —murmuró.

—Accidente, Percy, accidente...

Reinó el canto de los grillos y el hulular de los búhos, nuestros amigos siguen en la fogata, charlando y riendo. Recosté mi cabeza del hombro de Percy, una manera discreta de brindarle apoyo, sé que lo necesita. No tardó en corresponderme pasando su brazo sobre mis hombros. Desde aquí se puede ver cómo la luz de la luna se refleja en la superficie del agua del lago.

—¿Los extrañan? —mi pregunta fue en un tono bajo que, con la parcial tranquilidad que nos rodeaba, logró ser lo suficiente audible para todos.

—Todos los días, cada momento, cada minuto —respondió Percy.

—Es imposible no anhelar ver de nuevo a la persona que ya no está contigo —siguió Nico—. Jamás dejarás de extrañarlo, por mucho que creamos haber «superado» su partida. Solo hay momentos del día donde eres conciente en que ya no está, y otros dónde pareces olvidarlo y quieres hablar con ese alguien, hasta que lo recuerdas y sientes que lo perdiste otra vez.

»Es... un círculo vicioso, pasa una y otra vez. Eres conciente, pero hay momentos creados por la costumbre donde tenemos la necesidad de hablar con quién se fue.

»En un punto terminas ese círculo vicioso, y es cuando lo entiendes, ya no está contigo porque está en un lugar mejor.

—El jardín de las estrellas —respondió Percy.

—Mi mamá, tu abuelo, Patch, incluso tu madre, Polet, ellos están en un lugar al que nosotros aún no podemos ir, sin embargo, ellos están ahí, bien, sin dolores, esperando el momento adecuando para abrazarnos una vez más.

»Esa suposición me hace feliz.

A mí también me hace feliz.

«Estaré en cada estrella que siempre te ha gustado mirar, en el eterno cielo nocturno, tu mamá siempre te va a estar sonriendo.» las estrellas parecían más brillantes esa noche o tal vez sea cosa mía. Me la imaginé ahí junto al abuelo, ambos en el extenso firmamento sobre mí, sonriendo felices de los pasos que he podido dar desde que se fueron.

Resultó difícil, no obstante, por muy imposible que lo ví en su momento, ahora estoy orgullosa de que lo he conseguido.

Me sonríen desde el cielo, lo sé.

—Bueno, chicos —Nico se puso de pie—, los dejaré solos, estoy un poco cansado. No se vayan a dormir tan tarde.

—Claro, amigo, descansa.

—Adiós, Nico.

Volvió a la fogata, dejándonos ahí aún medio abrazados.

Le eché una mirada de reojo a Percy, lucía triste, todo lo contrario a hace un rato. ¿Qué podía hacer yo para traer de nuevo esa sonrisa bonita?

—¿Estás bien?

—Sí, nada más... me quedé pensando —su respuesta no me convencía, y eso lo notó porque apretó mi nariz con el dedo índice y medio. Aparté su mano con un golpe—, ay, no me pegues.

—Tú no me pellizques —quité su brazo de encima mío.

—Venga, Polet —intentó volver a abrazarme, pero evadí todos sus intentos—. Eh, después dices que yo no te abrazo.

—Es que no lo haces.

—¡Y ahora que lo hago me alejas! —exclamó—, no me caes bien, ¿Sabes?

—Es un sentimiento más que recíproco.

Los dos nos echamos a reír, sabiendo que esa frase que tanto nos decíamos, a pasado a ser una broma entre nosotros. Me gusta que cosas tan simples como esas sigan pasando aún con la situación que tenemos en medio.

Terminamos echándonos al cesped.

—Están muy bonitas las estrellas desde aquí, ¿No crees?

Asentí en respuesta, esta vista la guardaría como un recuerdo importante en mi memoria.

Aquel cielo estrellado también me recordaba a la historia cherokee que me contaba mi abuelo las noches dónde dormíamos fuera de la cabaña. Él solía decir que, millones de años atrás, cuando la Tierra aún era muy joven, habían pocas estrellas en el cielo. Una mañana, un matrimonio de ancianos fueron a buscar harina de maíz en sus cestas, pero para la sorpresa de ambos, alguien o algo había estado hurgando en sus pertenencias ya que cerca del granero habían granos dispersos por el suelo y gigantescas huellas de perro.

Los ancianos hablaron con el chamán de la tribu por el origen de la misma, él dijo que se trataba de un espíritu de otro mundo encarnado en un gran can.

El espíritu guerrero cherokee despertó a toda la tribu, jurando que lucharían para que tan monstruoso animal desapareciera. Esa misma noche, la tribu se reunió alrededor de sus tambores y caparazones de tortuga para invocar a los espíritus benefactores.

En la madrugada escucharon el zumbido de unos sonidos similares al canto de los pájaros para, seguidamente ver cómo descendía la sombra de un enorme perro desde los cielos y aterrizaba al lado de las cestas de maíz para dar grandes bocados a los granos.

Los guerreros saltaron sobre el animal, sacudiendolo fuertemente y descargando sus golpes sobre él. El perro, dándose la vuelta asustado, comenzó a correr hasta llegar a lo alto de una colina y saltar hacia el cielo, perdiéndose en la espesa noche.

Los granos de maíz que tenía en la boca fueron deslizándose hacia el firmamento, dejando un rastro, un camino sobre el cielo. Cada granito de maíz estalló, convirtiéndose en una estrella brillante.

Los Cherokees llamaron a este patrón de estrellas «el camino por donde corrió el perro», Ocasta y así es como nació la Vía Láctea.

Las historias de mi gente podrán ser extrañas para cualquier otro que no haya crecido con ellas o no las entienda, eso lo sé, pero para mí seguirán siendo los cuentos que marcaron mi infancia.

—Sí, lo están —respondí.

Cómo yo tengo mis cuentos sobre las estrellas y el cielo, sé que Percy tiene uno: su tan mencionado «jardín de las estrellas»

—¿Percy?

—¿Si?

—¿Puedo hacerte una pregunta?

Soltó una risita.

—Todas las que tú quieras, átomo en decadencia.

Pensé las palabras correctas para pregúntale eso.

—¿Qué es «el jardín de las estrellas»?

—Oh... —volteé a verlo, no parecía incómodo, lo que es una buena señal. Debo decir, hasta luce feliz—, ¿Nunca te he hablado de eso?

Negué con un sonido de mi garganta.

—Bueno, el jardín de las estrellas es... un lugar especial —respondió—, es a dónde van las personas que más amamos y ya no están. Habitan ahí en su estado más puro, el polvo de estrellas, lo que una vez todos fuimos, a lo que en algún momento todos volveremos a ser.

»Mi mamá solía cantarnos una canción a mi hermano a mí sobre ese lugar, parecía ser un cuento en mi familia materna, creado por mi mamá y mi tío, el papá de Alex —jugó con sus pulgares—. Me gusta creer que es ahí donde está mi hermano, mi abuelo, incluso puede que ahí esté tu mamá, como dijo Nico.

—Suena muy lindo —mencioné.

—«Dicen que cada átomo en nuestro cuerpo fue alguna vez parte de una estrella, tal vez no me voy, tal vez me voy a casa.» —citó de la nada a Van Gogh—, desde que leí esa frase, considero que el jardín es donde todo empezó y, en un punto, donde todo terminará.

—Es una suposición que te hace feliz, ¿No? —sugerí sonriendo.

Percy imitó mi gesto.

—Sí, me hace feliz pensar eso.

—¿Tú podrías... cantar la canción? Si quieres, si no entiendo qué...

Cerré la boca cuando él empezó a entonar a capela.

Una sola estrella brilla. El cielo apagado está. Las estrellas en su jardín de seguro están.

Tú, ¿Dónde estás? Busco tu luz y nada que la puedo hallar.

Veo arriba y ya no estás. En el jardín de las estrellas de seguro te encontrarás

Tenía los ojos cerrados y en ningún momento se atrevió a abrirlos. Solo siguió cantando su melodía, su canción.

Sé que estás ahí en algún lugar. Aunque tu luz no la pueda mirar. Sé que brillarás como el sol que ilumina las mañanas.

Siento como mi vista se vuelve acuosa, una lágrima resbala por mi mejilla.

Conmigo tú ya no estás, pero haz de estar feliz... en el jardín de las estrellas.

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