47. El inicio de algo

Tenía dado por sentado que mis sentimientos hacia Percy no serían algo recíproco. Por favor, hasta pensarlo era absurdo, ¿Percy Adams, el amargado chico dormilón, sintiendo algo por mí? ¡Ja! Es más gracioso que el cuento de Selu cagando maíz.

Es algo que creí que quedaría solo para mí monólogo interno y que, con el paso del tiempo, eventualmente me olvidaría de lo que sentía por él y seguiría mi vida como si nada.

Jamás se me pasó por la cabeza que una imprudente acción mía terminaría con nosotros dos a la una treinta de la madrugada charlando en la azotea del internado sobre la reciprocidad de lo que sentimos. Principalmente no me lo esperé porque no creí que fuera recíproco.

Entonces sí era una sorpresa inesperada buena.

-¿Qué tal la lectura? -preguntó sentado en la otra silla en forma de huevo con guitarra en mano.

Acaricié la portada de su libro, me seguía gustando como era. Después pasé a la dedicatoria que aún me hacía sonreír como una tonta.

-Barsha me cae mal.

-Si te caía bien me indignaría mucho.

Reí.

-Calder me agrada, es un gran sujeto. Uh, Rea también me cae bien, es graciosa.

-¿Sabes? Para Rea me inspiré en Tori -recordé que ella es una vieja amiga suya, la misma que lo fue a buscar a mi casa el fin de semana pasado-, tomé inspiración de muchas personas en mi vida para ese libro.

-A ver -crucé las piernas como un Yogui, prestándole a Percy toda mi atención-, quiero saber.

Sonrió haciendo una nota corta con la guitarra, pensando unos segundos.

-Bueno... ya sabes lo de Azariel, un poco de mi hermano y Jared -asentí, hay ciertos rasgos de su protagonista que me recuerdan al cobrizo, quizá lo demás sea lo que se inspiró de su hermano-, Rea fue de Tori, Luana... ella es completamente mi mamá -Percy suspira por la nariz, cambiando la sonrisa a una de labios cerrados más nostálgica-, ella es así de cariñosa, te abraza sin motivos y no importa lo que estuvieras haciendo, lo dejabas de lado para corresponderle. También es una increíble consejera.

Esa es la cara de alguien quien tiene una relación increíble con su madre. Todo lo indica, esos pequeños gestos, la forma en que habla de ella con total amor.

-Tienes una gran relación tu mamá, ¿A qué sí?

-Algo... -arqueé una ceja-, es que desde el accidente muchas cosas cambiaron, y siento que una de ella fue la relación con mi mamá. Pero antes de eso, ella era como mi mejor amiga, podía pasar horas con mi mamá y jamás aburrirme. Simplemente... es la mejor. Recuerdo pasar tardes enteras horneando pan con ella, plantando flores en su jardín, preparando pays. No eran actividades que a otro niño de once años le gustaran hacer, pero a mí me fascinaban porque pasábamos rato de calidad juntos. Mataría por... tener una tarde como esas de vuelta.

»Mmm, oye, ¿Estás bien?

Limpié las lágrimas de mis mejillas y sorbí mi ahora tupida nariz. Escucharlo hablar de como se llevaba con su mamá hizo que recordara como yo me llevaba con la mía, una relación que quise fortalecer muchas veces y lo dejé para después creyendo que tendría todo el tiempo del mundo. No lo tenía, y tarde me di cuenta de ello.

Sin embargo, también a mi memoria vinieron los recuerdos bonitos, las risas, las noches de chicas, las veces que le pinté la cara mientras dormía y ella luego me devolvía la broma.

«-Sé valiente, Ocasta -dijo mamá cuando tenía ocho-, las mejores cosas cuestan hacerlas -alcanzó el paquete de galletas-, pero no son imposibles de conseguirlas. Serás capaz de muchas cosas si te lo propones.»

La extrañaba, ni dudarlo, creo que jamás dejaré de hacerlo. Era y es mi mamá sin importar si está conmigo o no. Mis lágrimas fueron más bien de... alegría, porque pese a que ya no está conmigo, sus recuerdos siempre lo estarían. Había derramado las suficientes lágrimas de tristeza ya.

-Estoy... estoy bien, descuida -aseguré-, eso que has dicho fue muy lindo, me puso sentimental.

-Oh -puso cara de arrepentido-. Lo siento, no quise...

Sacudí la cabeza.

-Descuida, Percy, en serio estoy bien. Nada más me acordé de los bonitos ratos que pasé con mi mamá.

-Igual no quería...

-Mejor sígueme contando, me gusta escucharte.

Dudó unos segundos, también se ruborizó un poco, terminó aclarándose la garganta para concentrar su mirada en la guitarra.

-Esto, para Oliver tomé un poco de inspiración de un viejo amigo, se llama Garret he igual era un friki insoportable pero buena onda.

-¿Ya no hablas con él?

-No, cuando cambié de escuela fue después del accidente, por esas dos cosas perdí muchos amigos.

-¿No los extrañas?

Hizo una nueva melodía.

-Al principio sí, ahora... ni siquiera sé cómo están, nunca volvimos a hablar, así que no, no lo extraño como antes.

»Además, ahora están Phoebe, Nyl, Aba, Letty y tú, no me dejan mucho tiempo para extrañar viejos amigos.

Chasqueé la lengua y sonreí.

-Aw, nos consideras tus amigos.

-Porque no tengo más opción, no te creas.

No le lancé nada porque no había algo arrojable cerca.

-Tonto.

-Tonta -le saqué la lengua como una completa inmadura-, guao, Polet, que maduro de tu parte.

-Mejor sigue con el tema.

-Vale, vale -resopló-, Barsha fue inspirado en un villano de una película que ahora no recuerdo su nombre, pero sé que va de superhéroes y la cosa. Y Calder... es como Luana, está completamente inspirado en mi papá.

»Mi papá también te agradaría -comentó-, es un gran sujeto y un padre increíble. Aún con todo lo del accidente de Patch, el que yo esté aquí... por un tiempo intenté odiar a mis padres por apartarme, pero no podía. Creo que jamás podría hacerlo.

»Mi papá tiene un gran sentido de la igualdad y justicia, un poco como tú, no le gusta que las situaciones sean injustas. Por esa parte me inspiré para la personalidad de Calder. También en su lado infantil -Percy se echó una risita-, podrá ser muy serio pero mi papá muchas veces es un completo infantil, supongo que por eso era facil llevarse con él.

-Suena a qué es un gran papá.

-Sí lo es -afirmó por lo bajo-, también es una gran persona, aunque mi mamá alega que solo es blando de corazón.

Le dirigí una mirada curiosa a la par de divertida.

-Mi papá no puede ver a algún animal mal tratado o en situacion de calle porque quiere llevárselos todos a casa. ¿Por qué crees que mi casa está a las afueras de Willesden? El patio es enorme para albergar a todos los animales que quiso llevarse.

»Hubo una vez -se rió-, hubo una vez que veníamos de una reunión de la casa de mi tío, papá es muy mala copa, así que estaba balbuceando cosas sentado atrás con mi hermana y yo, mamá se había detenido en un semáforo en rojo, entonces fue que mi papá vio a una perrita, apenas era una cachorra, cruzando la calle con un pañal sucio en la boca, ¿Sabes qué hizo ese hombre ebrio?

-Prefiero que me cuentes.

-Bajó del auto, en medio del semáforo, y fue detrás de la perrita. Casi lo atropellan de no ser por mi hermano.

Apreté los labios, conteniendo con todas mis fuerzas la risa que quería salir.

-¿Y qué... -aclaro mi garganta, tragandome la risa-, qué pasó con la perrita?

-Tuvo perritos con Stellan, un golden retriever.

-Espera, ¿La border collie que mencionaste la otra vez? ¿Es ella?

Percy asintió.

-Así es, a Ellin la rescatamos en esa ocasión, a mí mamá casi le da un ataque cardíaco por el casi atropello de mi papá, pero entendió que no podía dejar a la pobre cachorra en medio de la calle.

»No fue y no creo que sea la última vez que haga algo así, a ese hombre le encanta ponerse en riesgo por salvar animales.

-Aaww, eso es muy dulce.

-Sí, a papá le encantan los animales, no mide cuánto tiene que gastar o si tiene que comprar un animal maltratado a otra persona. ¿Recuerdas que te dije que teníamos caballos? -asentí-, bien, uno de esos también fue rescatado de un domador que lo tenía en muy mal estado. Papá gastó una cantidad considerable de dinero para sacar al caballo de esa finca.

Abrí los ojos a la par.

-Guao.

-Sí, guao. Ahora está bien y tiene terrones de azúcar como premios -y sonrió, capaz pensando en su caballo comiendo terrones de azúcar.

-Tu papá es como Blancanieves.

-Se lo dije una vez, y me respondió que se siente orgulloso de serlo.

-Igual es muy lindo, no todos hacen eso, abogar por los derechos de los animales, defenderlos, ayudarlos. No conozco a tu papá, pero ya me cae bien.

-Incluso con todo lo que pasó, papá siempre será mi héroe y ejemplo a seguir, un día también me gustaría tener una casa como donde yo crecí y cuidar a todos los animales que quisiera.

Percy se quedó pensativo un minuto.

-Veterinaria, no es una mala carrera para eso.

-¿Y qué pasa con la escritura? ¿No quisieras estudiar Lengua y Literatura para formarte profesionalmente como un escritor?

-Es complejo, ¿Sabes? -una nueva nota, no creo que sea una canción en específico, tal vez es solo Percy haciendo melodías al azar-. Me encanta escribir desde los siete y no podría dejar de hacerlo, es la manera que encontré de meter las historias que se me pasan por la cabeza, pero también me gustaría hacer algo como mi papá, y sé que no necesito un título universitario para eso, para demostrar que me gustan los animales y que quiero ayudarlos. Es solo que... no lo sé, por una vez quisiera hacer algo correcto.

Sacudió la cabeza, resoplando por la nariz.

-No me hagas caso, eso no tiene sentido.

-Claro que lo tiene, en tu saturada cabeza lo tiene -Percy rodó los ojos, divertido-. ¿Quién quita que no puedes estudiar las dos carreras?

Algo en su expresión cambió.

-Lo dijiste, no es necesario un título universitario para demostrarle al mundo las cosas que te gustan hacer, pero si es lo que tú quieres, si quieres formarte profesionalmente para ello, ¿Por qué no hacerlo? No me sorprendería viniendo de ti si eliges cursar dos carreras.

Ahí está, esa bonita sonrisa que le marca el hoyuelo y que hace a su cara iluminarse de alegría. No tengo ninguna duda de que sí pasa un mal día y él viene a sonreírme así, todos los problemas, los malos ratos, el estrés, habrían quedado en un segundo plano porque es como si... fuera un haz de luz que alumbra un día oscuro.

Que cursi, Polet, que cursi.

-Eso no suena tan mal, me gusta.

-Ya sabes, cuentas conmigo en lo que decidas.

-Lo sé, átomo en decadencia, y tú cuentas conmigo.

***

Hace tanto no despertaba sintiendo que realmente descansé.

-¿Por qué tan feliz? -preguntó Phoebe a medio bostezo desde su cama, el pelo crespo parecía la melena de un león alborotada.

Encogí los hombros, inhalando profundo. ¿Era yo o el día prometía ser más alegre?

-Por algunas cosas.

Phoebe me miró con los ojos entrecerrados y alzando una ceja, par de acciones suyas que demuestran que no me ha creído.

-Tú tienes algo por contarme -me señaló con su dedo, yo reí-, y callada no te vas a quedar. Habla ahora.

Revisé la hora en mi teléfono, siete de la mañana. Apenas dormí unas cinco horas y aún así, sentía que tenía la energía para correr una maratón. Vale, quizá exagero, pero he dormido mejor hoy que en otros días.

El caso es, que a las ocho teníamos nuestra primera clase juntas, y ahí teníamos un examen al que no podíamos faltar.

-Prometo contarte lo que pasó -salí de mi cama.

-Espera, ¿Pasó algo? ¡Cuéntame ahora!

Hice un gesto para que se espere un segundo.

-Después de clases -fui hasta mi armario para tomar mi toalla, pasta dental, cepillo, shampoo y jabón.

-¡¿Qué?! ¡¿Cómo que después de clases?!

-¡Lo prometo!

Huí de la habitación oyendo los gritos de Phoebe exigiendo que le diera explicaciones. ¡Lo haría! Pero no justo ahora, tenemos que arreglarnos para el examen, es más importante uno de nuestros últimos exámenes de química que lo que pasó anoche en la azotea con Percy.

Aproveché la parcial soledad en el baño para darme una buena ducha de diez minutos. Mi pelo necesitaba una lavada urgente, y con este shampoo que me regaló papá, (con aroma a jazmín, claro) quedará más lacio y limpio que con el anterior que usaba.

Amo los productos de baño con aroma a jazmín, podría usarlos toda la vida.

Mientras cepillaba mis dientes, cantando en mi cabeza la canción que solíamos tararear con mis papás todas las mañanas, mi reflejo en el espejo me mostró mi cabello húmedo al que se le notan más que los mechones cortados desigual empiezan a crecer. El que siempre se atravesaba en mi vista ahora cae a un lado de mi mejilla.

Verme en el espejo sigue sin ser de mis cosas favoritas, lo hablé con Eda una vez, le conté el motivo del porque no me gusta, ella me dió uno de sus sabios consejos «un espejo no solo refleja nuestra apariencia física, también nuestra apariencia emocional a través de la mirada. Puedes sentir como mejoras, pero también necesitas verlo. Son incentivos que nos ayudan a avanzar» y no es que ahora mi reflejo me encante, podría seguir pasando de verme en los espejos si no fuera porque sé que es necesario. Eda como siempre tiene razón, te ayudan a ver tus avances, y ahí estaba viendo los míos.

Eran pequeños, pero al menos estaba dando pasos que no me había atrevido a dar. Mi pelo está creciendo, y sí, aún se me cae un poco pero ya no es tan preocupante como antes. Mis mejillas ya no parecían tan hundidas, tenía ojeras, por supuesto, eso siempre a sido parte de mí, solo que ahora ya no son tan marcadas. Y mi mirada... no es tan vacía y triste, incluso puedo decir que está más brillante que en el último tiempo.

Quité ese mechón de pelo que cae junto a mi mejilla.

«-Me encanta tu cabello, Pau -comentó mamá en una ocasión, tendría yo unos catorce años-, es tan bonito y lacio. Eso en definitiva no vino de mi lado.»

«-Con el pelo largo te ves guapa -dijo la primera vez que me dejé crecer el pelo-, deberías dejártelo crecer más, no te queda mal»

Yo siempre fui de cortarme el pelo un poco más abajo de los hombros. Me fastidia el pelo largo y más si hay olas de calor en la ciudad, además, es una de las características que comparto con papá, quien tiene un pelo negro grueso y espeso. Tener ese par de características en un pelo largo son dolores de cabeza asegurados.

«deberías dejártelo crecer más, no te queda mal»

Enjuagué mi boca con agua, considerando hacer algo nuevo con mi cabello para los próximos meses.

Devuelta a la habitación Phoebe continúo mirándome mal por no contarle el motivo de mi tan buen humor. Sé que quiere saber, pero necesitamos arreglarnos rápido, y si le cuento lo que sucedió anoche, ahí estaríamos largas horas y nos perderíamos el examen, sé cómo somos, y esa prueba no podemos perderla.

-La traición viene de los lugares menos esperados -dijo, saliendo de la habitación batiendo el pelo que aún parecía una melena de león.

Sacudí la cabeza, pensando en que esa chica no tiene remedio.

De mi armario saqué una prenda fresca para usar hoy. El verano empieza a acercarse y eso significa que el calor en Holbrook aumentará, por lo que decidí usar un overol enterizo en negro que me queda algo holgado y una camisa de manga corta blanca, unas zapatillas deportivas del mismo color y ya está. Con mi cabello tampoco me compliqué, lo dejé suelto para que terminara de cercarse, en mi muñeca llevaría una coletera para después.

Sencillo y rápido, solo me falta preparar mi mochila para hoy.

Phoebe volvió cuando ya estaba terminando de guardar lo que me faltaba, temblaba envuelta en una toalla de perritos y el cabello ahora lo tenía dentro del gorro de baño más grande que he visto en mi vida.

-Vaya.

-F-fuera-a... -pidió aún tiritando.

Salí de la habitación, dispuesta a ir a comer, aún quedan veinte minutos de sobra, da el tiempo justo para desayunar.

En la cafetería crucé un rápido saludo con Alexa, sí, la misma chica ex amiga de Malia. No nos llevábamos mal, tampoco tan bien, podíamos saludarnos y entablar cortos temas de conversación. Para mí eso estaba perfecto. A la mujer de la cocina le pedí algo ligero para empezar mi día, un sándwich de jamón y queso recién tostado con un jugo de naranja. Mi estómago fue feliz cuando di el primer bocado.

Desayuné sola, oyendo las voces de los alumnos en otras mesas.

Poco a poco, cuando ya terminaba mi comida, empezaron a aparecer mis amigos. Primero fueron Aba y Letty, riéndose de algo que no quisieron explicarme. Le siguió Nyl, que ocupó el lado vacío junto a Aba y no tardó en darle un sonoro beso en la mejilla al que Letty reaccionó fingiendo una mueca asqueada, pero todos sabemos que ella es una de las más felices por la relación de esos dos. Después vino Phoebe, que no le quedó más opción que sentarse a mi lado derecho y por último estuvo Percy, quién ocupó mi lado izquierdo.

El pelinegro saludó a nuestros amigos en conjunto, finalizando su recorrido en mí. Lo admito, sentí mariposas en el estómago cuando formó esa sonrisa que tanto me gusta.

-Hey... -saludó.

-Hey... -devolví, nerviosa pero no en un mal plan, sino más bien que estaba feliz de verle-, ¿Qué tal?

«¿Qué tal?» por favor, Polet. Lo viste hace unas horas, en tan poco tiempo nada puede estar muy «tal»

-Todo cool, todo cool... ¿Y tú?

-Igual, igual, je...

Patética.

-Y, ¿Qué planes hay para el fin de semana? -la pregunta de Nyl llamó nuestra atención.

Le hice un gesto a Percy para que comentara lo que hablamos ayer con Jared, ya que con todo lo que pasó, no tuvimos el rato para mencionarles la idea de la acampada.

-Yo tengo un plan -nuestros amigos lo miran-, ¿Qué opinan de una acampada?

-¿Acampada? -repitió Letty.

-Así es, todo el fin de semana. Sé de un lugar a las afueras de la ciudad, es muy agradable, hay una pradera cerca y también un lago.

-No suena mal -admite Aba-, ¿He iríamos solo nosotros?

-Yo estaba pensando en invitar a unos amigos, si ustedes quieren invitar a alguien más, pueden hacerlo sin problema.

Todos ellos compartieron una mirada.

-Nah' -dijeron al unísono.

-¿Por? -cuestioné.

-Aquí los amigos más cercanos que tenemos somos nosotros -respondió Phoebe-, mis amigos más íntimos, además de ustedes, están en Australia.

-Los míos en Louisiana.

-Los míos en Venezuela.

-Y los míos en Center Holbrook, así que estamos bien con que seamos nosotros.

-Pero... yo sí llevo varios invitados -apuntó Percy.

-Mano, tú tranquilo, de nuestra parte estamos bien con nosotros.

-Sí, Percy, descuida -Aba le sonríe tranquilizante-, si son gente agradable, no tendremos problemas.

-Les agradarán, eso seguro.

-Más fino, ahora, ¿Qué pasa con el tema de la comida y el transporte? -Nyl bebe de su jugo.

-La parte del transporte ya está lista, y la comida, podríamos ir más tarde a comprar reservas de latas, bocadillos, algunas bebidas, ¿Qué dicen?

Asintieron de acuerdo.

-No está mal, aprovechemos que mis papás pasaron la mensualidad de este mes, tengo dinero.

-A mí me queda algo, puedo apoyar con bocadillos -dijo Aba.

-Yo no tengo nada, pero me ofrezco a cocinar -todos aceptamos con risas la oferta de Letty.

-Yo puedo con las bebidas -finalizó Phoebe-. Entonces, más tarde después de clases a la tienda.

-Así es.

***

Mi sesión de terapia con Eda fue más corta de lo normal porque teníamos que ir a comprar todo lo que necesitaríamos para nuestro viaje del fin de semana.

-¿Te molesta?

Ella meneó la cabeza, formando una sonrisa que me tranquiliza. De verdad no quería que se molestara.

-No, Polet, claro que no, me alegra mucho esto.

-¿Que terminemos temprano? -alcé una ceja.

Eda se rió.

-No, cielo, que estés disfrutando el aquí y ahora. Te lo mereces, Polet. Aprovecha cada oportunidad que te da la vida de ser feliz, no sabes cuando será la próxima.

Registré sus palabras en un lugar especial de mis memorias.

Jared pudo acompañarnos, pero él ya había comprado todo lo que necesitaba y se encontraba preparando cantidades exageradas de galletas para todo el fin de semana. A mí no me parecía mal, me encantan sus galletas, y si puedo comerlas dos días seguidos, sería más que feliz.

De modo que de camino a la tienda donde nos reuniríamos con los chicos, éramos Percy y yo, solos por primera vez desde anoche.

-¿Qué tal la charla con Eda? -cuestiona, echándome una mirada por encima de su hombro.

-No estuvo mal, me gusta hablar con Eda, es como liberador.

-Te fue bastante fácil, ¿Eh? -asentí, como Eda misma lo mencionó una vez, hay muchos tipos de pacientes cuando reciben terapia, unos son más abiertos que otros-, que envidia.

-¿Y eso por?

-Porque te es fácil abrirte a tus problemas, por eso no te cuesta hablar con Eda, cuando yo empecé terapia tardé un mes en empezar a hablar con ella.

-Cada persona es diferente, ¿No? En todos los ámbitos.

-Sí... igual me habría gustado no ser tan problemático para Eda.

-Eh, no seas dramático, Perceval -conseguí sacarle una sonrisita-, cada quien tiene su modus operandi, ese fue el tuyo. Lo importante es que ahora no se te complica tanto.

Percy agarró mi mano, entrelazando nuestros dedos como si eso fuera una acción de todos los días. Poco fue el tiempo en que el calor llegó a mi rostro.

-Sí, quizá tienes razón.

-Tengo razón -corregí, reforzando el agarre porque por mucho sonrojo que me genere, es algo a lo que no quería negarme.

-Sí, vale, tienes razón. ¿Feliz?

-Sí -formé una sonrisa de dientes completos.

Percy me miró serio un segundo antes de negar con la cabeza y ladear una pequeña sonrisa.

El camino a la tienda donde ya los chicos nos esperaban fuimos tomados de las manos. No quería pensar mucho en ese agarre porque si lo hacía me pondría nerviosa, entonces la palma empezaría a sudarme y no es lo que quiero, gracias. No obstante, si consigo dejar de lado mis nervios, es un gesto tan pequeño y sencillo que era capaz de poner mi mundo de cabeza. Por como incluso lo refuerza cuando empieza a ser débil hace que el revoloteo de mariposas en mi estómago aparezca.

Eran sentimientos recíprocos, no era solo yo sintiendo de más, éramos los dos.

Es absurdo lo feliz que eso me pone.

Al llegar a la tienda, Percy hizo una pequeña broma de abrir la puerta para mí, hasta medio inclinándose como una reverencia.

-Adelante, Miss. Seavey.

Pasando frente a él, decidí hacerle caso a la repentina idea que se formó en mi cabeza: dejar un rápido pico en la punta de su nariz, algo que lo dejó totalmente descolocado y que coloreó sus mejillas morenas.

Fui adentro, no tardé en encontrar a Aba en el pasillo de bocadillos, Phoebe después apareció con Letty, ambas llevando las bebidas para la acampada, que se dividen cincuenta y cincuenta de botellas de agua y refresco.

-¿Y Nyl? -busqué al castaño por todas partes.

-En la panadería de la otra calle -Aba metió en la cesta una bolsa enorme de frituras-, fue a comprar pan para sandwiches, no estoy segura.

-Nosotras iremos a pagar esto, no está muy ligero que digamos.

Phoebe y Letty se fueron a la caja, soportando el peso de lo que llevaban en mano.

-Iré a ver dónde está Percy.

Aba murmuró un bajo «okey» siguiendo con su quisquillosa elección de botanas.

Al pelinegro lo encontré merodeando en la sección de frutas, he notado que Percy tiene una manía de comer siempre fruta, así sea una pequeña manzana, siempre lo hace.

-¿Comprarás fruta? -llegué a su lado, sujetaba un melón mediano.

-Lo estoy pensando... ¿Y qué si nadie quiere fruta?

-Yo quiero fruta, si compras uvas seré feliz.

-¿Si?

-Umjú, me gustan las uvas.

-¿Por qué?

Encogí los hombros.

-Solo me gustan y ya.

-¿Okey? Uvas para ti, entonces -tomó una de las canastas junto al mostrador de las frutas y metió dos bolsas, una de uvas verdes y otras maduras-. Espera, ¿Pero a ti no que no te gustaban las pasas?

-No, no me gustan, pero las uvas son diferentes, no están disecadas.

-Buen punto. A ver, a ver... -metió a la canasta unas cuantas frutas, una bolsa de fresas, un racimo de bananas, melocotones y se mantuvo lo bastante alejado de las piñas-, si hay algún amante de la piña, comerá melocotón, no pienso acercarme a esas frutas del demonio.

-Igual no creo que sea muy práctico, las que llevas ahí están bien para una acampada.

-Oh, casi lo olvido, ven -me llevó consigo a la sección de camping-. Tengo que comprar... ¡Ajá!

-¿Varillas de tienda de acampar?

-Las de mi tienda se dañaron, ¿Va?

Alcé las manos en son de paz.

-¿No comprarás nada más?

-No por ahora, si hace falta algo mañana se compra. Venga, vamos a pagar.

En realidad, no fue lo único que compró, de camino a la caja pasamos por el pasillo de juguetes. Fue lindo ver el brillo en sus multicolores ojos encenderse, y de no ser porque tenía que pagar otras cosas, se había comprado todos los juguetes que habían ahí. Agarró solo el platillo volador. Hice provecho de su distracción con un chico que lo reconoció por su libro para tomar el carrito de juguete azul que se quedó viendo, lo escondí debajo del platillo volador.

-... muchas gracias -lo oí decir, el chico ya se estaba alejando muy feliz.

-Uh, ya eres reconocido en la calle -bromeé.

-Es un poco raro.

-También cool, empiezas a ser famoso de a poco.

-Sí, puede que sea un poco cool.

Ahora sí, nos encaminamos a la caja.

-¿Y qué te dijo ese chico? -curioseé.

-Que mi libro es bueno y tal, también preguntó cuando sacaría una nueva historia.

-¿Pretendes publicar un nuevo libro?

Se rascó la nuca.

-Lo he pensado estos días, con el buen recibimiento que tuvo mi primer libro, la editorial ha estado hablando con Eda, considerando la idea de publicar otra de mis historias.

-Eso es genial, Percy.

-Lo sé, pero... ¿Y qué tal si no es tan bueno como El Hijo Del Mar?

-Eres un buen escritor, Percy, no deberías dudar de tus capacidades.

Suspiró pesado.

-Es que es algo que me aterra.

-Entiendo, es de lo más normal sentir miedo en situaciones de ese tipo, solo te digo, no intentes imitar tu primera historia. Lo que hace único a un libro y, sobretodo, a su escritor, es la capacidad que tienen de crear mundos nuevos, de tener historias inigualables. Si creas personajes he historias nuevas, que sean reconocibles porque son singulares, no por ser la copia de otro.

-Gracias, Polet.

-Para eso estamos, no te preocupes.

-Quizá sí acepte ese nuevo trato con la editorial, les presentaré la idea en la que estoy trabajando después del fin de semana.

-¿Algo nuevo de fantasía?

-Mmm... no.

Vale, me picó el bicho de la curiosidad.

-Si no es fantasía, ¿De qué trata?

Se hizo el tonto unos segundos.

-¿Romance? -sugirió usando un tono agudo, haciendo una mueca.

-Vaya, Percy Adams escribiendo romance, ¿Quién se lo imaginaría?

-Oye, las comedias románticas son de mis películas favoritas, no es tan sorpresivo.

-Sí, sí lo es. ¿De qué trata?

-De... romance y así.

-Sí, vale, romance, ¿Pero tienes una trama formada? Algo que llame la atención.

-Eh... -balbuceó-. Oh, mira eso.

Volteé a ver lo que señalaba, encontrándome con absolutamente nada. ¿Por qué rayos...?

Quedé paralizada en medio del pasillo en cuanto sentí sus labios contra mi mejilla derecha, dónde plantó un vibrante beso.

Fue como si todo mi sistema se hubiera sobrecargado. La conexión a internet falló y mis neuronas intentaban poner toda la zona de pánico en orden.

Adentro era un caos, fuera solo podía estar congelada, parpadeando, y siendo incapaz de creerme lo que pasó en menos de un segundo.

¿Acaso Percy... me devolvió el beso que yo le dí en la entrada a la tienda? Pensar en que la respuesta es positiva acelera el pulso de mi corazón. No sé qué pasa entre nosotros, ¿Ahora somos amigos raros? ¿Novios raros? No lo sé, pero si puedo tener demostraciones de afecto de este tipo de su parte, no me quejaba tanto.

-Vamos a pagar esto.

Volvió a tomar mi mano con total cariño.

Ah, sí que estoy mal por este chico.

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