Capítulo 8


ADVERTENCIA: Muerte de personaje

Los minutos se transformaron en horas y las horas en días. Dos días habían pasado desde la llegada de los jóvenes y Legolas no se había movido ni una vez desde que habían purgado su sangre. Su respiración era casi imperceptible y su corazón cada vez latía más débilmente. Todos estaban reunidos en su habitación, rezando por su vida.

Curiosamente, Legolas debería haber muerto hacía tiempo. Era un milagro que siguiera con vida, pero parecía que no quería rendirse... como si estuviera esperando algo.

Aragorn sostenía la mano del elfo moribundo, susurrándole palabras tranquilizadoras y pidiéndole que volviera. Los gemelos de Rivendel estaban sentados cerca de la ventana, con los ojos cerrados y rezando por su vida. Elrond lo revisaba de vez en cuando antes de volver al sillón que estaba cerca de la cama.

Y Keldarion y Thranduil nunca se alejaban de Legolas, con las mejillas húmedas por las lágrimas. Él era el tesoro de la familia, el que siempre los alegraba... y a veces los metía en líos, pero lo amaban de todas formas. Perder a Legolas les era impensable, era algo que no podían ni imaginar a pesar de todos los encuentros que había tenido con la muerte en su vida. Pero ahora no había esperanza, no sin la piedra manyan. Legolas dependía completamente de su capacidad de sanación, la cual se agotaba rápidamente, evaporándose como la niebla en un día soleado.

"Por favor... no te lo lleves... -decía Aragorn a nadie en particular-. A Legolas no. No puedes llevarte a una persona así..."

De repente, los gemelos se enderezaron en sus asientos.

"¿Qué es ese sonido?"

Elrond se tensó y se puso en pie. También lo oía, el extraño ruido que se acercaba al palacio.

"¿Qué sonido?" –preguntó Keldarion.

Él también se levantó y siguió a los elfos de Rivendel hasta el balcón. Y allí se encontraron con algo espectacular y casi irreal.

Hawkeye había vuelto... con un batallón de cientos de águilas.

Las magníficas aves volaban sobre el palacio, graznando. La mascota de Legolas se posó en la barandilla y mostró la piedra brillante unida a una cadena de plata que llevaba en el pico.

Era la piedra manyan.

Los elfos no se permitieron perder el tiempo, así que Elrond cogió la piedra con rapidez y volvió a entrar. Cogió un cuenco, lo llenó de agua y dejó caer la piedra dentro. Cuando el agua se volvió de color azul, llevó el recipiente a los labios de Legolas mientras Thranduil lo mantenía erguido. La cabeza del príncipe estaba apoyada en el hombro de su padre mientras le hacían beber el agua. Keldarion y los gemelos observaban a Hawkeye, sorprendidos.

"¿Le pediste ayuda a tus amigos para buscar la piedra?"

Hawkeye graznó y se quedó en la barandilla, esperando a que su amigo despertara.

Pasó media hora, pero Legolas seguía sin despertar, así que se estaban empezando a poner nerviosos. El agua sanadora debería haber hecho efecto ya.

"¡Algo no funciona! ¿Por qué no hay cambios? ¿Cuándo va a despertar?" –gritó Thranduil de frustración.

Elrond sacudió la cabeza. ¡Esto no debería pasar! ¿Era ya demasiado tarde?

Keldarion miraba a su hermano con atención, y se alarmó cuando Legolas dejó de respirar de repente.

"No... -le buscó el pulso en el cuello, llamándolo desesperadamente-. ¡Legolas! ¡Respóndeme, por favor!"

Los otros se acercaron apresuradamente, emitiendo exclamaciones de incredulidad. Keldarion entró en pánico al no encontrar el pulso de Legolas y se abrazó a su cuerpo, gritando.

"No... ¡¡No!!"

Con las mejillas empapadas de lágrimas, Thranduil abrazó a sus niños, sollozando sin control. Aragorn se derrumbó de rodillas al lado de la cama, sacudiendo la cabeza con incredulidad. Elrond apoyó una mano sobre la cabeza del muchacho, luchando contra sus propias lágrimas. Los gemelos se habían dado la vuelta porque no podían soportar la escena. Les era muy difícil aceptar la muerte de su mejor amigo. ¡Solo era una cacería! ¿Cómo llegamos a esto?

En la habitación solo se oían los sollozos durante un tiempo. Pero entonces...

"Kel... no puedo respirar..." –la voz débil de Legolas hizo que todos se quedaran congelados.

"¿Pero qué...? –Keldarion y Thranduil se alejaron y miraron asombrados los ojos abiertos de Legolas-. ¡¡Estás vivo!!"

Legolas sonrió débilmente.

"¿No es... obvio?"

"¡Pero estabas muerto! –exclamó Keldarion-. ¡Acababas de morir!"

"Err... ¿significa eso... que ahora soy un fantasma?"

Llorando de alegría, Aragorn y los gemelos saltaron a la cama a la vez y abrazaron a Legolas como locos. El príncipe se rio sin fuerzas, abrazado por su hermano y sus amigos. Thranduil le sonrió a Elrond, ahora llorando de alivio.

"Así que existen los milagros. Por Elbereth, ¡estuvo a punto de darme un infarto!"

"¡A ti y a mí!" –dijo Elrond.

Ambos padres observaban a sus hijos apretados en la cama, que hablaban y se reían, abrazándose unos a otros.

"¡No vuelvas a hacer eso!" –oyeron gritar a Keldarion.

"¿Hacer qué?"

"¡Hacerte el muerto! ¡Te mataré si vuelves a hacerlo!"

"¿Cuántas vidas tienes?" –dijo uno de los gemelos.

"¡Ni lo sé ni quiero saberlo! ¡Pero dejad de aplastarme! ¡Me estáis asfixiando!"

Todos lo liberaron y Legolas respiró hondo... y entonces vio a Thranduil. El príncipe palideció.

"Oh... demasiado tarde. Ahora sí que estoy muerto."

Riéndose, el rey del Bosque Negro se acercó, lo abrazó y le besó la frente.

"Lo harás en un momento. ¿Pero cómo te sientes?"

"Mucho mejor, creo –dijo Legolas-. Pero estoy un poco confundido. ¿Qué pasó? Solo recuerdo volar, nadar y luego volar otra vez."

Todos se echaron a reír mientras Elrond examinaba la mordedura curada de su tobillo y las demás heridas.

"Moriste, eso es lo que pasó. Y luego volviste. Es un milagro –el señor de Rivendel sacudió la cabeza-. La verdad es que yo también me pregunto cuántas vidas tienes. El veneno se había extendido por todo tu cuerpo. Deberías haber muerto hace mucho, pero duraste más de lo que esperábamos. Tienes suerte de tener un amigo como Hawkeye, Legolas."

"¿Hawkeye?"

"Sí. Hawkeye nos salvó a todos. Le pidió ayuda a Gwaihir cuando estábamos atrapados en la ciénaga y alejaron a las bestias. Después nos trajeron a casa –explicó Aragorn-. Y luego te estabas muriendo y habíamos perdido la esperanza al no tener el antídoto, pero Hawkeye volvió a ayudarnos. Llamó a cientos de águilas y fueron a buscar la piedra manyan."

"Y la encontraron –Elrond le dio la cadena de plata-. Me pregunto cómo lo hicieron, pero lo que importa es que la encontraron."

Legolas cogió la piedra con dedos temblorosos y los ojos llorosos.

"La piedra manyan. Pensé que la había perdido para siempre –entonces miró a su alrededor-. ¿Dónde está Hawkeye?"

"Oh, está justo... -Elladan se giró hacia el balcón, pero estaba vacío-. ... ahí."

"¿A dónde ha ido? ¡Estaba ahí hace un minuto!" –Elrohir salió al balcón en busca del ave, pero el águila y todos sus amigos habían desaparecido.

Legolas sonrió y se colgó la cadena al cuello.

"Le encanta desaparecer sin previo aviso. No os preocupéis, volverá."

Thranduil carraspeó.

"¿Estás seguro de que ya te sientes bien, Legolas?"

El príncipe asintió.

"Créeme, padre. Lo estoy."

"Bien –Thranduil sonrió antes de girarse hacia Elrond-. Si no te importa, me gustaría tener un momento a solas con mis hijos."

Los hermanos del Bosque Negro dejaron de sonreír al instante y palidecieron. Ya sabían lo que les esperaba. Casi sin poder contener la sonrisa, Elrond hizo salir a sus hijos. Las últimas palabras que oyó antes de cerrar la puerta fue:

"¡¡¿¿... qué demonios estabais pensando??!!" –y luego se dejó de entender nada, pero se escuchaba cómo gritaba.

Al volverse hacia sus hijos, Elrond vio que lo observaban, nerviosos.

"Ahora, vosotros tres..."

"¿También vas a gritarnos?" –preguntó Aragorn, preocupado.

"¿Por qué? ¿Quieres que lo haga? –sus hijos sacudieron la cabeza con fuerza mientras él se reía-. Creo que con uno de nosotros gritando es suficiente, pero quiero que os quedéis aquí hasta que Thranduil termine, ¿de acuerdo?"

Sus hijos asintieron, sin objeciones. Todavía riéndose, Elrond se alejó.

La puerta se abrió media hora después. Thranduil se sobresaltó al ver a los hijos de Elrond esperando en el pasillo.

"Necesito un poco de agua" –dijo el rey antes de irse.

Nada más perderlo de vista, los tres hermanos entraron corriendo en la habitación. Los príncipes de Mirkwood los miraron al entrar.

"¡Whew! ¡Eso sí que fue largo! ¿Estáis bien?" –preguntó Elrohir.

Legolas hizo una mueca.

"Todavía me duelen los oídos... pero sobreviviré."

"¡Me siento más como un niño desobediente que como un príncipe guerrero! –exclamó Keldarion, avergonzado-. ¿Castigado? ¿Con 3500 años? ¡Increíble!"

Sus amigos se echaron a reír, pero Legolas no dejaba de hacer muecas.

"Ahora sabes cómo me siento cada vez que estoy castigado."

Keldarion le dio una palmada en la cabeza.

"¡No quiero oír ni una palabra! ¡Tengo ganas de ahogarte en la fuente! ¡Por tu culpa estamos metidos en este lío!"

"¡Sí, claro! ¡Y tú me seguiste como una mula obediente!"

"¡Suficiente!"

Keldarion se lanzó sobre él y empezaron con la lucha libre, arrugando las mantas y tirando las almohadas de la cama. Los gemelos los animaron, silbando, pero Aragorn seguía en silencio, pensativo. Legolas se dio cuenta y dejó de moverse.

"¿Estel? ¿Ocurre algo?"

Aragorn estaba muy callado de repente. Solo estaba allí de pie con una mezcla turbulenta de emociones en sus ojos. Elladan se tomó la libertad de explicar la situación.

"Se culpa por todo."

Legolas abrió los ojos como platos.

"¿Qué?"

"Todo esto es por mi culpa, Legolas. No estarías herido si no fuera por mí" –dijo Aragorn.

"Estel..."

"No puedo dejar que sufráis por mí."

"Eso es estúpido –dijo Legolas-. Hice una promesa, ¿lo recuerdas? –Aragorn abrió la boca para hablar, pero Legolas lo interrumpió-. Mantengo mi juramento, Estel, y ellos también. No permitiremos que te hagan daño, porque eres nuestra esperanza. Lo daría todo de buena gana para mantenerte a salvo y mantener segura la Tierra Media."

Aragorn sonrió débilmente.

"Ya lo hiciste, Legolas. Ya entregaste tu vida... y tu alma."

Legolas asintió, mirándolo directamente a los ojos.

"Y lo volvería a hacer."

Aragorn sacudió la cabeza.

"Pero me sigo sintiendo responsable. Estuviste a punto de morir, Keldarion también fue herido y Elladan y Elrohir casi se congelaron..."

"Bueno, en realidad fuiste tú el que casi se congeló, no nosotros" –protestó Elrohir.

"Lo que sea. El punto es que me arrepiento de que esto haya ocurrido. Lo siento mucho."

Todos se quedaron mirando al humano hasta que Legolas dijo suavemente.

"¿Culparías a un potro si su madre muere durante el parto, Estel?"

Aragorn abrió mucho los ojos.

"¿Qué? ¡Claro que no!"

"¿Culparías a Elrohir si a Elladan le dispararan una flecha en el corazón por protegerlo?"

Aragorn miró a los gemelos.

"Supongo que no."

"¿Supones?" –preguntó Elladan, alzando las cejas.

"¡Está bien! ¡Estoy seguro de que no lo culparía! Pero qué..."

"¿Me culparías a mí si te haces daño protegiéndome?" –continuó Legolas.

"¡Está bien, está bien! ¡Ya entendí! –Aragorn se pasó la mano por el pelo despeinado-. ¡Eres persistente! ¡Cabezota como un orco!"

Legolas sonrió.

"¡Humano, todavía no has visto nada!"

Y con eso, el príncipe cogió la almohada más cercana y se la lanzó a Aragorn. Gruñendo, Aragorn cogió otra y lo golpeó en la cara con ella. Poco después los demás también se había unido a la pelea...

En la sala del té, en el piso inferior, Elrond y Thranduil miraron hacia el techo. Podían oír las carcajadas de los jóvenes haciendo eco por todo el palacio. Alguien se rio más fuerte y otro gritó. Era un escándalo. Sonriendo, Elrond señaló:

"Creo que la guerra de almohadas acaba de empezar."

Thranduil negó con la cabeza.

"¡Así que no soy el único con problemas de almohadas! ¡Siempre tenemos pocas almohadas en el palacio por culpa de esos dos!"

Ambos siguieron tomando el té mientras escuchaban, divertidos, las risas que venían del piso de arriba. Mientras tanto, Elrond pensaba en cómo proteger a Aragorn de las fuerzas oscuras y Thranduil recordaba las caras de sus hijos durante la charla que les había dado.

En el cielo, un águila dorada daba vueltas sobre el palacio hasta que con un graznido se alejó.

Siempre volvería mientras su amigo siguiera con vida...

¿Hubo algún susto por ahí? XD No fue muerte muerte, pero fue parada cardiorrespiratoria jajaja Casi pero no. Y como siempre, se libraron por los pelos.

Próximamente: 'Llévate mi Corazón - Durante una noche de fiesta en el Bosque Negro, algo le ocurre a Legolas. Tendrán que averiguar la causa o pronto morirá'

Preparen los pañuelos, porque con esta van a llorar :(

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