Una amiga Parte II
Desde que paso la linea de sus diecinueve años su cuerpo había dejado de recibir cualquier cambio o alteración que venía con la edad. Al principio le parecía muy raro ver cómo sus amistades que había hecho en el pueblo que habían escogido después de salir de Camelot, cambiaban, pero tiempo después termino por acostumbrarse.
Lo único que no le agradaba de eso y que aún no se acostumbraba, es que llamaba siempre la atención, sus amigas cada vez que podían le pedían consejos de belleza para mantenerse como ella y simplemente tenía que mentir diciendo todos los métodos de cuidado para la piel que conocía hasta ese entonces.
También estaba el problema de que muchos de los hombre de su edad la cortejaban y buscaban la forma de que ella se casará con alguno de ellos, pero ella siempre los rechazaba cortésmente. Cosa que ocasionaba que las mujeres mayores y sus amigas más cercanas la cuestionarán por la situación.
-La primavera de la juventud no es eterna querida- le dijo una vez una vecina suya al ver que ya contaba con veintiun años y aún no se había casado como las demás jovencitas del lugar.
- Deberías aprovechar tus cualidades- le dijo una tarde una de sus amigas
- Eres muy hermosa y muchos de los hombres están interesados en ti, puedes escoger al mejor postor- le explicó -¿Oh prefieres ser una solterona toda tu vida?, hazme caso, además es mejor empezar a tener a los hijos jóvenes así tendrías mucho tiempo para disfrutarlos.
Ella siempre sonreía al escuchar esto y luego buscaba la manera de cambiar el tema con sutileza, pero muy en el fondo de ella, la respuesta en lo personal siempre era lo mismo un gran y rotundo NO, sin importar cuánto se lo repitieran. Sabía muy bien que todos esos hombres que se le acercaban no la amaban realmente, sino que la veían como un premio por el cual había que luchar y luego lucir con orgullo. Así que prefería escuchar a su madre y a su abuela en este tema romántico.
- Aún eres muy joven- le decía su abuela - Aun tienes una increíble vida por delante, no te amarres a algo u a alguien que sabes que no te hará feliz solo porque tienes un sociedad que dice lo contrario.
- Además eres una mujer llena de talentos, amable, fuerte y una increíble hechicera- le recordaba su madre - Estás destinada hacer grandes cosas y entre ellas estoy segura que tarde o temprano el amor correcto llegará a tu vida a si que no lo fuerces...
Así que por eso y por muchas conversaciones más y cosas que ella veía; no estaba dispuesta a unir su vida con ninguno de ellos, no solo por como los hombres veían y utilizaban a las mujeres a su antojo para la época, si no que jamás podría confiar en su esposo ni decirle quien era en realidad; si algún día la encontraba tendría que escapar a toda prisa y esto se le dificultaría si estaba amarrada a un hombre.
Aunque su principal razón era que a pesar del tiempo transcurrido, en su mente y corazón estaba una sola persona muy especial para ella, que no sería reemplazado por nadie o por lo menos ella pensaba así apesar que no sabía de él desde hace mucho tiempo.
Los años fueron pasando y terminaron por mudarse de ese pueblo para no levantar sospechas por sus apariencias que claramente no cambiaban.
Se mudaron cerca de la frontera de Escocia e Inglaterra, terminado en ese lugar debía a que ciertos rumores decían que un hombre muy poderoso estaba cazando y capturando a las criaturas mágicas que vivían ahí y aunque su familia había abandonado a la orden Arcana hace muchos años aún se ocupaban de ayudar a mantener el equilibrio entre la magia y el hombre, así que cualquiera que necesitara su ayuda, fuera un ser mágico o no, recibiría su apoyo.
Meses después Aurora la abuela de Helena decidió mudarse a la isla de Avalon para que así, todos los seres que rescatan podrían ser reubicados y puesto en custodia en la legendaria isla, para que no volvieran a pasar peligros en el mundo humano.
Mientras que la madre de Helena termino por acertar un trabajo que le estaban solicitando como curandera en un pueblo remoto de España en donde diversos hechiceros y brujas vivían alejados de cualquier ojo ajeno.
Con el dolor del alma de todos tuvieron que separarse, ya que ahí aún los seres de magia estaban siendo cazados y por consiguiente Eduard y Helena se quedarían en el lugar para seguir protegiendo a los que lo necesitaban.
Año 1130
Límites de Escocia e Inglaterra
- Llegaste antes- le dijo Helena sin dejarse de peinar el cabello, al ver que Eduard entraba por la puerta de la cabaña.
- Solo fui a comprar algunas cosas y por desgracia volví a toparme con uno de estos- saco un pedazo de papel que al desdoblar lo resulto ser un cartel para buscar un caza recompensas.
- ¿Y cual es la novedad? - exclamó ella sin darle mucho importancia
- Sabemos muy bien lo que va a pasar, encontrarán a alguien para el trabajo, muy valientemente intentara entrar en el bosque para venir a buscar a las famosas criaturas que libera a sus impresionantes reliquias- decia esto mientras hacia expresiones con sus manos -Le daremos un buen susto, fracasara en su misión y luego volverán aparecer esos carteles por todo el pueblo buscando a alguien más.
Eduard suspiró - Bueno esperemos que así sea.
Con paso firme camino hacia la mesa y dejo las bolsas con las compras en esta - Lo único que me preocupa es que con este nuevo cazador vas a estar sola aquí- expreso con preocupación - Mi viaje es la semana que viene y no se que tanto me tarde en encontrar a esa bibliotecaria que según puede ayudarme con el problema de mi magia de sombras.
- Descuida estaré bien- lo tranquilo Helena mientras dejaba el cepillo en una pequeña mesita y se levantaba para acercase a él - No será la primera vez que me quede sola y prometo tener cuidado, solo me acercare lo suficiente para darle un pequeño susto al próximo cazador.
- Más te vale, mira que te conozco.
Helena solo rió y le ofreció del almuerzo que había preparado para ambos.
Los días fueron pasando y a oídos de la hechicera llegó la noticia que en la mansión del pueblo había llegado él nuevo caza recompensa y que este pensaba ir personalmente al bosque a buscar a la criatura que acechaba al propietario del lugar.
- Que sorpresa se va a llevar cuando venga- dijo en forma de burla - ¿No lo crees Arquímedes?- dijo mirando al ave que se encontraba en una de las ramas de los árboles a la entrada del bosque.
- Yo te recomendaría no confiarte demasiado, nunca sabemos a quien pueden conseguir para el trabajo.
- Descuida estaré bien - le calmó con una sonrisa - No creo que consigan a alguien realmente peligroso, siempre son simples humanos.
- Yo solo te digo que no te confíes - le recalcó el búho mientras alzaba el vuelo y se adentraba al bosque.
Ella solo volteo los ojos en señal de fastidio y comenzó a dirigirse al pueblo, necesitaba comprar algunas cosas que le faltaban.
Al llegar al mercado tuvo que caminar por varios negocios, buscando los precios que más le convenían, pero no tuvo mucho éxito con los carniceros del lugar ya que según ellos la carne que ella pedía era una exquisitez culinaria y por eso el precio era el triple de lo que realmente debía ser.
- Las personas a veces creen que uno por ser mujer tiene cara de tonta- dijo refunfuñando por las calles al salir molesta de los puestos - Como odio que se quieran aprovechar de las personas, esa carne es mucho más barata de lo que afirman.
Así iba por el camino molesta, casi lanzando humo por los oídos por la injusticia que acababa de vivir cuando un hombre que venía corriendo y sin percatarse de su presencia la arrolló tirando la al suelo.
- Pero es que usted no ve por dónde va- le gritó sumamente molesta al ver todas sus compras en el suelo y su vestido manchado de tierra.
- Discúlpeme bella dama es que no la ví- le respondió el hombre cortésmente mientras intentaba ayudarla con sus cosas.
- Ahorre se sus escusas- le reprocho ella mientras recogía lo que quedaba en el suelo y lo colocaba en la bolsa para levantarse.
El hombre también se levantó y se le quedó mirando por unos momentos mientras la veía hablar entre dientes mientras buscaba algo en su bolsa.
- Acaso se le perdió algo o ¿Por qué me está viendo tanto?- le reprochó
- Son palabras un poco grotescas para una dama tan linda como usted ¿No lo cree?- le expreso el hombre con una sonrisa burlona.
- No, en absoluto- contesto sin más y le dió la espalda para marcharse pero el hombre se puso delante de ella y le bloqueó el camino.
- Por favor bella dama, no me confunda, en ningún momento he querido ser grosero así que le pido una disculpa por el accidente- exclamó con alarde mientras se quitaba el sombrero y le hacía una reverencia con respecto.
Helena solo rodo los ojos al entender lo que estaba pasando, solo era otro que intentaba hablarle con palabras lindas a ver si caía por algún lado o simplemente alguien que buscaba favores con su amabilidad pero no le iba a dar ni una ni la otra.
Así que suspiro, lo estudio por breves segundos mientras esté se levantaba para verla con una sonrisa pícara. Sus rasgos físicos la sorprendieron un poco, era alto, unos centímetros más que ella, su cabello castaño y sus ojos ámbar le daba una belleza un tanto peculiar para lo que estaba acostumbrada y su galante forma de ser le daba ese preciso toque que lo delantaba, sin duda era el tipo de hombre que era coqueto con todas las chicas que se le cruzarán por su camino así que siguiéndole el juego con sus palabras decidió buscar la forma de quitárselo de encima.
- De acuerdo...señor- dijo con una sonrisa dulce y encantadora mientras juntaba las manos de forma decente
- Acepto sus disculpas, ahora sí me permite debo marcharme, tengo obligaciones que cumplir - intento volver a retomar el paso pero este volvió a interferir en su camino.
- Antes de que se vaya, puedo conocer el nombre de tan hermosa dama-
- Lamentablemente no, disculpe- exclamó ella sin dejar de sonreír cortésmente - No me siento cómoda diciéndole mi nombre a personas que no conozco.
- Pero si no nos presentamos, cómo vamos a concernos- le volvió a responder él.
Ella ya estaba que explotaba de la rabia quería irse de ese lugar y este hombre molesto no la dejaba, pero no quería ser grosera ya que no sabía con quién estaba tratando.
- Me presentó señorita me llamo Galaga Primero ¿y usted?- dijo mientras le extendía la mano.
- Rosa- mintió mientras le estrachaba la mano - Rosa del Prado, es un placer en conocerle señor.
Conversaron un poco más y luego ella se marchó como pudo y cuando nadie la veía se introdujo en el bosque. Estaba exhausta, no solo por el trayecto que había hecho por todo el mercado, sino porque aún seguía algo frustrada por el encuentro con ese hombre, lo único que deseaba era llegar a su casa para descansar.
Entre ella y Eduard compartían una cabaña en lo más profundo del bosque alejados del ojo ajeno, con esto, tenían más libertad de poder curar y ayudar a aquellas criaturas que necesitaran su ayuda.
A su caminata se le volvió a unir Arquímedes el cual muy risueño le comenzó a hablar - Así que Rosa del Prado- se burló de ella por su anterior conversación - De verdad no pudiste elegir un nombre mejor - le siguió diciendo sin dejar de reír por lo gracioso que le parecía las ocurrencias de su familiar.
- Ay deja de burlarte- le ordenó ella muy molesta - Fue lo único que se me ocurrió y ese hombre me estaba colmando la paciencia-
- Y..
Intento decir el búho mientras dejaba de reír con dificultad - ¿Te habrá creído?-
- La verdad es que no lo sé y ni me importa-
- Si se lo llegó a creer debe ser un hombre algo tonto- añadió Arquímedes con mucha seguridad
- Aunque estoy seguro, de que lo próximo que voy a decirte si va a llamar tu atención.
- ¿Y que se supone que es eso tan importante que debo saber?- Helena se detuvo cuando el búho voló desde su hombro hasta una de las ramas de un árbol que estaba delante de ellos
- Que escuche por ahí, que el cazador...bueno de hecho cazadora, estará esta noche en el bosque, buscando a la famosa criatura que atormenta a la pobre familia de la mansión del pueblo- exclamó esto último burlándose por la mentiría que siempre le decían a todos los que llegaban para el trabajo.
- Entonces eso significa que esta noche tengo trabajo- dijo con una sonrisa burlona.
- Eduard dijo que no te arriesgues - le reprocho Arquímedes con severidad.
- No te preocupes- dijo ella con picardía - No me arriesgare, solo le daré un pequeño mensaje el cuál no olvide-
....
L
a noche había caído y Helena ya se encontraba preparada para poner en marcha su plan apenas viera a la caza recompensas. Se había puesto su máscara y había invocado el atuendo que la orden le había dado a ella, la cual consistía en una traje de hechicera que se inspiraba en las vestimentas de Nari y la capa de Skrael, la cual la ayudaba a pasar desapercibida en la oscuridad de la noche.
Con esa mezcla de vestimenta en la noche, ella lograba pasar desapercibida para que no la confundieron con una humana y más bien pareciera una Dríada o una ninfa ya que también llegaba a tener algunas flores que adornaban su pelo.
Así que con esa idea se encontraba en uno de los árboles esperando a ver si lograba ver algo entre las sombras por la oscuridad de la noche, pero lo que logró ver le sorprendió mucho ya que era una persona que caminaba con una capa de color rosa y traía la capucha puesta.
- Esto debe ser una broma- se dijo así misma, ¿Quien en su sano juicio iría a encontrarse con una criatura que supuestamente es un peligro, con una capa que no la hace pasa desapercibida?.
Eso la verdad la desconcertaba bastante y solo podía haber una explicación de dos o esa persona simplemente era una novata y no conocía lo que era la palabra discreción o simplemente se sentía sumamente poderosa y confiada que buscaba la manera de llamar la atención de su supuesto adversario con esa capa.
Apartó esos pensamientos de su cabeza y comenzó a recitar un hechizo que hizo que la niebla y el frío descendieran para así nublar la visión de su contrincante pero asegurarse de que sus ojos si pudieran tener visibilidad, no quería pelear solo darle un susto para que no regresará al igual que todos los anteriores, pero no sabía cómo aquella chica podría reaccionar así que tenía que asegurarse de poder ver entre la niebla.
Al ver lo desconcertada que estaba la muchacha abrió un portal de luz y se presentó flotando delante de ella con una distancia prudente ya que noto que la chica había invocado su magia debido a que sus manos brillaban de un intenso color rosa.
Sin querer perder más tiempo y con ayuda de su magia, intensificó su voz para que sonara más amenazadora y no como una chica común y amable que no asustaría ni a un ratón.
- ¿Quien eres tu?, ¿Y que haces en mis dominios?-
- Así que tú eres la criatura que a estado acechando a las personas del pueblo-
Esa respuesta no le gusto a Helena ya que sonaba algo altanera y muy fuera de lugar de lo que ella había preguntado pero no respondió a eso ya que escucho que unos árboles comenzaron a chocar y cuando volteo varios troncos caídos se acercaban a gran velocidad a ella mientras la encapuchada misteriosa se apartaba del lugar.
Helena tuvo que reaccionar rápido y levantó una barrera de hielo lo cual hizo que los troncos se destruyeran con el impacto y sin quererlo se vio envuelta en una batalla con la encapuchada de color Rosa.
La magia iba y venía, cada una atacaba y se defendía como podía ya que parecían estar en el mismo nivel.
Helena atacaba con el hielo y con magia de luz no quería invocar las raíces ni las plantas al menos que fuera necesario mientras que la encapuchada peleaba con diversos hechizos cada uno diferente a otro lo que ocasionará de que Helena no supiera lo que esperar.
Por suerte en uno de esos ataques levantó con rapidez una barricada de hielo y cerró los ojos por miedo al impacto, al abrirlos rápidamente se dio cuenta que por poco una flecha le cae justamente en la cabeza, que si no fuera por qué se había incrustado en el hielo, no la contaba.
Miro a la encapuchada con algo de miedo ya que está había sacado un arco para atacarla y ya estaba tensando la cuerda nuevamente con otra flecha. Así que la de ojos azules no lo pensó dos veces para bajar la barricada de hielo e invocar a todas las raíces y plantas para que amarran de pies y de manos a su atacante.
- Ya me cansé de ti y me quedaré con esto- le gritó al verla luchar en su trampa mientras recogía su arco el cual había tirado, pero rápidamente lo soltó al sentir un corrientazo por parte de este y una energía muy familiar que la desconcertó.
- ¿Quien se supone que eres tú?- exclamó ahora confundida sin dejar de verla, así que extendió su magia y creo una ventolera para que la capucha se cayera de su cara pero al ver de quién se trataba solo retrocedió asustada - Arabella De Pericles- susurro para si misma pero la joven que estaba atada termino por escucharla.
- Así que me conoces - grito con orgullo - Entonces sabrás que si no me quitas esto y te alejas de esas personas terminaré por convertirme en tu peor pesadilla- sus ojos se volvieron rojos en amenaza y Helena le asustaba ver esa nueva imagen de su amiga de la infancia.
Pero no pudo ni procesar sus sentimientos que estaban en colapso ya que una inmensa pantera blanca se le lanzó en cima y le gruñía con fuerza cada vez que intentaba liberarse de ella.
Arabella al ver su descuido también se liberó y vio con superioridad a la hechicera que buscaba por liberarse de su familiar mientras está seguía gruñendo.
- Te lo dije, ahora tu estás en problemas por lo que has estado haciendo- exclamó con una gran sonrisa de triunfo.
- Te equivocas Arabella- le gritó ella sin importarle que una inmensa pantera la estuviera amenazando - Tu eres la persona que está en problemas y no por mi, sino por la persona que te contrato. Te daré un consejo aléjate de este lugar o pagarás un gran precio.
Luego de decir eso invocó en lo más profundo de su magia e iluminó la noche haciendo que tanto Arabella como su familiar cerrarán los ojos por la luz repentina y al abrirlos nuevamente la persona que tenían cautiva había desaparecido y la noche había tomado nuevamente su lugar.
-Ahh- grito la rubia furiosa por el repentino escape.
En el otro lado del bosque Helena apareció en su cabaña quitándose la máscara y respirando con dificultad por lo que había pasado, de todas las personas nunca se llegó a imaginar que se volvería a encontrar con Arabella en ese lugar y mucho menos en esas circunstancias.
- ¿Pero que te ha pasado? - le pregunto preocupado Arquímedes cuando noto como estaba su familiar sentada en el suelo y son los ojos cristalizados por toda la situación.
- Tenemos un problema Arquímedes- dijo con una voz entrecortada - Con Arabella.
- Con la hija de Morgana, ¿pero que problema podríamos tener con ella?- exclamó el Búho sin entender nada.
- Que está aquí en el pueblo y es la caza recompensas que han contratado.
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Hola a todos hoy seguimos con los invitados que son de mi amiga LaChicaEterea.
Se supone que está parte de la historia iba a tener dos partes pero me inspire mucho y se volvió largo así que decidí dividirla un poco más así que está aventura aún no termina.
Helena sin entender porque alguien iría con una capa rosa hacia el bosque si sabes que vas a ir a buscar a una supuesta criatura que está acechando el bosque, pero si no es rosa no es Arabella.
En la batalla creo que Helena no dio el 100% de su capacidad ya que ella no quería dañar, solo asustar pero la asustada fue ella. 😂
Y creo que hasta cierto punto Arabella tampoco, pero hay que entenderlas aún estaban algo jóvenes y les faltaba práctica en las batallas.
Y White siempre salvando la patria de su familiar y Galaga siempre de coqueto, no estaba pensando para este capítulo pero luego recordé que donde está Arabella estaba Galaga por sus viajes, así que no podía faltar.
Así que sin más, nos leeremos pronto.
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