|| CAPÍTULO VEINTIUNO ||
TW: Abuso físico.
CAPÍTULO VEINTIUNO
XAN
No quiero despertar.
Eso significa lidiar con todo, pensar en lo que pasó, en él.
Además, tenía meses sin dormir tan bien, he descansado. No sé que hora es, pero cuando noto lo alto que está el sol por la ventana, sé que es tarde. Apolo no está por ninguna parte, así que uso el baño, y salgo al pasillo. Tampoco hay nadie en la sala ni en la cocina, solo una nota en el mesón.
'Xan, he ido a clases, volveré después de las dos, hay Waffles en el microondas y comida en el refri si te quieres preparar algo diferente. Por favor, espérame.'
Esa última frase envía una sensación cálida a mi estómago porque ¿cómo sabe que haré? Lo primero que pensé al salir de su habitación fue en irme, mientras más despierta mi cerebro, más pienso de que esto fue un error. No puedo negar que he disfrutado estar aquí, me he sentido seguro, sin embargo, no quiero envolver a Apolo en mis problemas. No me quiero aprovechar de su bondad. Simplemente, no tenía a donde ir. Vance lo es todo para mí: casa, trabajo, relación etc. Sin él, me quedo básicamente en la calle.
Porque él lo ha hecho todo para que te sientas así, para que no lo dejes.
Las palabras de Apolo vuelven a mí. Suena difícil de creer, planear algo así... ¿qué clase de persona lo haría?
Es mi hermano, y no es una buena persona.
Ahora es la voz de Rain la que me atormenta. Tomo una respiración profunda, caliento los Waffles y me sirvo un poco de café. Al sentarme frente a la isla de la cocina, me quedo viendo mi celular apagado. Me armo de valor y lo enciendo. Las manos me sudan y me lamo los labios, sintiendo un vacío en el estómago cuando empiezan a llegar los mensajes:
Vance:
01:04 am
¡CONTESTA EL TELÉFONO!
01:05 am
XAN, CONTESTAME AHORA MISMO.
01:06 am
¡¿Dónde te has metido?!
01:06 am
Xan, te juro que sino me contestas...
01:07 am
¿Por qué no te llegan mis mensajes? ¿Apagaste el celular?
9 mensajes de voz en el buzón.
No los escucho, sigo leyendo sus mensajes que aparecen en la pantalla de notificaciones uno tras otro, los primeros enojados, llenos de amenazas y luego se va calmando como siempre, el último mensaje es completamente diferente a los primeros:
Xan, lo siento mucho, por favor. Estoy preocupado por ti, ya ha amanecido, por lo menos dime que estás bien, es todo lo que pido.
Considero decirle que estoy bien y ya, pero el recuerdo de la noche anterior me congela.
La estábamos pasando bien, viendo una película y de pronto, él recibió una llamada y se fue al cuarto de stream a responderla. Me quedé en el sofá por unos minutos, esperando, con la bolsa de palomitas sobre mi regazo. Cuando él volvió, me dijo que otro día seguíamos viendo, que tenía que estar en stream. Y así comenzó la discusión, no supe como terminamos hablando del hecho de que él me tenía escondido como un secreto mientras coqueteaba con todo el mundo, en sus streams y en la calle.
Vance intentó arreglarlo todo con sexo y cuando me negué, se enfureció aún más. Y ambos gritábamos, no nos escuchábamos y él perdió el control.
Esta vez, no se detuvo con golpes, me agarró del cuello y me presionó contra la pared mientras me ahorcaba. Estuve a punto de desmayarme cuando él me soltó, sus hombros subían y bajaban con furia, me seguía gritando, sin embargo, mis oídos solo escuchaban un chillido fijo y constante. Mi instinto de supervivencia entró en acción y sin darme cuenta, corrí. Me apresuré en el ascensor. Salí a la calle, descalzo, confundido y no me detuve hasta estar lo suficientemente lejos de él.
Por horas, deambulé sin rumbo, en el frío del otoño por las calles vacías de Raleigh. Consideré a Rain, pero sabía que Vance me buscaría ahí, no era la primera vez. Así que terminé frente a la puerta del chico de sonrisa cálida: Apolo Hidalgo.
Jamás pensé que terminaría aquí. Él se ha portado increíble, como lo esperaba. Apolo es una buena persona, lo supe en el instante en el que lo vi entrar a Nora, ese día que esperaba a Rain, lo nervioso que estaba, lo transparente que eran sus reacciones. Y con el pasar del tiempo, solo he confirmado lo genial que es. Odio que sepa todo lo de Vance, que sea testigo de esa parte de mi vida, pero también odio que los gestos más simples de su parte me hagan sentir cosas que no debo.
Mi teléfono repica con una llamada entrante: Vance. Trago con dificultad, sé que tengo que enfrentarlo tarde o temprano, aún así, no me siento con fuerzas ahora.
Salto al escuchar la puerta abrirse y me giro para verlo entrar. Apolo lleva vaqueros, un suéter azul cielo y un gorro del mismo color. Él carga una mochila de lado, el alivio en su expresión es obvio cuando me ve.
—Me esperaste —dice con una sonrisa que me hace sentir que todo estará bien y se resolverá. Y me doy un golpecito mental: no es el mejor momento para esto. Mi vida está en ruinas, mi mente en caos, lo menos que necesito ahora es tener un crush en un chico hetero.
—Los Waffles me convencieron. —Miento porque apenas y comí un poco.
Apolo pone la mochila en el mesón, se quita el gorro desordenando su cabello y se acerca a mí. Los nervios me envuelven cuando su mano inspecciona mi cara.
—Creo que los morados sanarán pronto. —Trago grueso y aparto la mirada.
—Sí.
Él se queda ahí, vuelvo a mirarlo y pienso: ¿este chico no tiene concepto de espacio personal o qué? Está tan cerca que mis rodillas, levantadas un poco por la silla, casi lo rozan. Finalmente, él se aleja y siento que puedo respirar de nuevo.
—¿Cuál es el plan? —pregunta, sirviéndose un vaso de agua.
—No lo sé. —Suspiro—. Tengo que abrir Nora en un rato... pero sé que él...
—Estará ahí, ¿quieres que te acompañe?
—No, has hecho suficiente, tengo que resolver esto.
—Xan.
—Muchas gracias... por todo.
—No tienes nada que agradecer —responde, pero la preocupación inunda su rostro—. ¿Qué harás después de cerrar Nora? ¿A dónde irás?
Esa es una buena pregunta, mi plan hasta ahora es dormir en el café.
—No te preocupes, estaré bien.
—Puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras, Xan. Este apartamento es inmenso y a Greg no le molesta.
—No, no quiero aprovecharme. Ya han hecho suficiente.
—De verdad que no es nada. Somos buenos compañeros de piso, lo juro.
Eso me relaja y sonrío.
—No lo dudo, no tenía ni idea de que Gregory eran tan bueno en la cocina.
Apolo levanta el mentón.
—Yo hago buenos postres, ¿de acuerdo?
—Tengo que probarlos algún día, yo me encargo de preparar el café, porque esto sabe horrible. —Señalo la taza—. Sin ofender.
—Oh, perdón, gran señor del café por insultarlo con nuestra humilde bebida.
Me rio y Apolo se me queda viendo.
—¿Qué?
—Te sienta bien reír, sobre todo después de lo que pasó.
—¿Gracias? Sobreviviré, no te preocupes.
—Eso espero. —Él se inclina sobre el mesón—. Xan, de verdad, te puedes quedar aquí.
—¿Y compartir cama con alguien que comete estos sacrilegios en contra del café? —Bromeo, levantando la taza—. Eso va en contra de mis principios.
—Si lo que te preocupa es lo de la cama, puedo dormir en el sofá o podemos comprar otra cama para el cuarto de huéspedes.
—Apolo. —Volteo los ojos—. Estoy bromeando.
—Lo sé, solo quiero asegurarme de que estés cómodo.
No sé porque ya me puse nervioso de nuevo.
—¿Tú estás cómodo con eso? —pregunto.
Apolo sonríe.
—¿Compartiendo cama? —Asiento—. Claro, de hecho, Greg y yo compartimos cama por un mes cuando me mudé y estábamos esperando que trajeran la mía.
—Sí, pero ustedes son amigos de años, tú y yo...
Apolo espera y me bofeteo mentalmente de nuevo.
«¿Por qué lo estás volviendo todo incómodo, Xan? Por supuesto que es normal para él compartir cama con un amigo, deja de analizarlo todo. Intenso».
—¿Tú y yo? —Apolo presiona ante mi silencio.
—Tú y yo somos amigos desde hace poco.
Él arruga las cejas, pero lo deja pasar.
—No me molesta, Xan.
—Debería prepararme para ir a Nora.
—¿Te presto algo de ropa?
—¿Dices que apesto?
Él se ríe.
—Nah.
—Gracias —digo con honestidad—. De verdad, gracias.
#
Nora me recibe en silencio, y una tristeza profunda me consume. Este café es mucho más que un negocio para mí, es mi vida, mi sueño. Suena simple, hasta mamá me regañó en su tiempo por mis aspiraciones tan pequeñas, pero nunca le vi lo malo a querer una vida así, dedicándome a estar rodeado de ese aroma a café y brindarle un descanso, un lugar de conversaciones y tranquilidad a otras personas.
No me sorprende la figura que está sentada en una de las mesas de la esquina esperando. Vance luce desvelado, su camisa arrugada, ojeras bajo sus ojos. Mis manos tiemblan así que las aprieto en puños para que no se note. Vance se pone de pie, la oscuridad en su mirada asusta y me pregunto si debí dejar que Apolo me acompañara.
—¿Dónde estabas? —Su voz es fría, controlada.
Lucho por mantener mi cabeza en alto.
—¿Qué haces aquí? Debo abrir en veinte minutos.
—Xan, ¿dónde pasaste la noche? —Él ojea el suéter negro y los vaqueros que me quedan largos porque Apolo es más alto que yo—. ¿De quién es esa ropa?
—Vance, tienes que irte.
—¡Respóndeme! —Su grito me hace saltar—. ¡No he dormido nada! Mientras tú... parece que la pasaste increíble, te ves... bien, usando la ropa de otro.
—¿Estás loco? —pregunto en serio—. Después de lo que hiciste anoche, ¿crees que tienes el derecho a hacer preguntas? ¿De hacerme esta escena?
—Xan, no me provoques, ¡solo responde la maldita pregunta!
—¡No!
Vance me agarra del brazo y me arrastra detrás del mostrador.
—¡Suéltame! ¡Vance! ¡Suéltame!
Él me lanza al suelo y se sube encima de mí. No, no.
—Sino quieres responder, tengo que revisar.
—¡Basta! ¡Para! ¿Qué haces? —Me congelo cuando su mano desabotona mis vaqueros y luego él desliza su mano dentro—. No, no, Vance.
Lágrimas inundan mis ojos mientras sus dedos indagan dentro de mis nalgas, buscando... fluidos de alguien más. Vance se levanta y me quedo ahí en el suelo porque esto... ha dolido más que los golpes, esto... ha me ha matado por dentro.
—Bien —dice seguro—. Volveré por ti a la hora de cierre. No vuelvas a asustarme así, Xan.
Y se va.
Y yo me quedo ahí acostado, mirando hacia arriba con la vista nublada por lágrimas. Las luces que cuelgan de las vigas del techo están encendidas, cálidas, las escogí con ese propósito, para que este lugar fuera eso: un punto de encuentro, donde la gente se sintiera cómoda, donde estuvieran seguros.
Me siento, y poco a poco, me pongo de pie. Me abotono los vaqueros con dedos temblorosos, aguantando las ganas de vomitar. Me lavo las manos y la cara y me preparo para abrir Nora. Ahora no quiero pensar, ni mucho menos lidiar con lo que acaba de pasar.
Solo quiero preparar deliciosos cafés cuyo aroma me haga sentir en casa, envuelto en los brazos de mamá, no en las garras de un monstruo como Vance.
Porque finalmente, me doy cuenta de que Vance Adams es un monstruo.
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Nota de la autora: Fue difícil escribir este capítulo, no les voy a mentir, sobre todo el final. Pero es necesario escribir lo incómoda y dolorosa que es la situación de Xan, si nos saltamos las partes feas, creo que le quitamos realidad y respeto a todo lo que pasan las víctimas de abuso. Te odio, Vance.
Apolito, ¿cómo así que le invitas a compartir cama? No te hagas el menso, wey.
Estos capítulos están calmados, pero como que tranquis jejejeje a votar para que todo siga calmado, es broma ;)
Meme timeeee:
muakatela,
Ariana G.
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