|| CAPÍTULO VEINTICINCO ||
CAPÍTULO VEINTICINCO
APOLO
¿Qué has hecho, Apolo?
El agua cae sobre mí y bajo la cabeza, dejándola deslizarse hasta gotear de mi cabello. Ni la ducha helada ha apaciguado la calentura que aún me recorre. Tuve que salir de la cama porque a pesar de que ya me había corrido, lo único que quería era seguir follando y necesitaba despejar mi mente de toda esa lujuria. Me desconozco por completo, no pude parar. Pensé que tenía más control que esto, pude detenerme con Rain, ¿por qué no con Xan? Ni siquiera sé que significa esto entre nosotros. No suelo acostarme con alguien sin tener claro que queremos, sin un plan.
Al parecer, plan y Xan riman, pero no van de la mano.
Sé que me gusta, Xan me pareció adorable desde la primera vez que lo vi con sus mejillas sonrojadas siempre. Me mantuve a raya porque Rain y Vance estaban de por medio, y al parecer con ellos fuera de escena, mis ganas llegaron a punto caótico. Desde que Xan llegó al apartamento, todo ha ido avanzando entre nosotros. Me encontré observándolo más seguido y notando las pequeñas cosas. Y ahora que lo hicimos, me doy cuenta de que todo del chico de cabello azul me descontrola: su olor, su piel, sus gemidos, incluso como siente estar dentro de él. Y que más allá de lo físico, Xan y yo la pasamos bien, somos amigos y hay una conexión.
Después de ponerme un pantalón de pijama, salgo del baño sin camisa. Xan ya se ha vestido, quiero decir algo, sin embargo, nada me sale. Sus ojos evitan los míos y me pasa por un lado para entrar al baño.
Incómodo, bueno ¿qué esperaba? Pasamos de ser amigos recientemente a darnos con todo ahí en mi cama.
Decido ir por un vaso de agua y me encuentro a Greg en la cocina, sirviéndose jugo de naranja.
—¿Acabas de llegar? —pregunto, él sacude la cabeza, aguantando una sonrisa—. ¿Qué?
Abro el refrigerador y su luz azulada ilumina la cocina por unos segundos. Gregory se recuesta contra la isla y cruza sus brazos.
—Por fin, pasó, ¿eh?
Lo miro extrañado, fingiendo demencia.
—¿Qué?
—Apolo, es un apartamento silencioso, se escuchan... muchas cosas.
Me tienes que estar jodiendo.
—No sé de que me hablas.
Greg sonríe y me da una palmada en el hombro.
—Ya era hora, la tensión entre ustedes era muy obvia.
Escucho la puerta de mi habitación abrirse y de inmediato, abro los ojos con alarma y le digo:
—Gregory, ni una palabra.
—Tranqui. —Él bebe un sorbo de su jugo—. Tu secreto está a salvo conmigo. Aunque debo decir, esto es inesperado, pensé que la cosa iba con Rain.
—Es complicado.
—Ya veo.
Xan emerge del pasillo, con las manos juntas frente a él, jugando con sus dedos.
—Vine por agua —informa y va al refrigerador.
Greg me mira.
—Sí, me imagino, uno a veces puede deshidratarse cuando... hace ejercicios.
Si Xan nota la indirecta, no lo demuestra porque simplemente bebe agua, su mirada yendo de Gregory a mí. Mi amigo alocado es el que habla de nuevo:
—Xan, lo consulté con el abogado de la familia, ya que, en la compra, pusiste el 70% del dinero, la mayoría de la propiedad es tuya, pero puedes comprarle el 30% de Vance.
—¿Y es algo que puedo hacer así él se rehúse? —pregunta Xan.
Me quedo escuchándolos porque no tenía ni idea de que Xan le ha pedido el favor a Gregory.
—Lo ideal sería que pudieras llegar a un acuerdo con él, pelearse legalmente por la propiedad no solo será un proceso largo, sino también muy costoso.
Xan suspira.
—No sabía que Vance también era propietario de Nora.
Él asiente, pero no me mira.
—Sí, mamá me ayudó con sus ahorros, pero me faltaba dinero. Ya sabes, la ubicación de Nora es muy buena, dentro del campus universitario, el precio fue más de lo que calculamos.
—Así que Vance te ayudó. —Termino por él.
Por supuesto que ese idiota lo ayudó, es otra forma de controlarlo. En especial por la importancia que tiene Nora en la vida de Xan, es todo lo que él quiere y necesita, su sueño, su... recordé las palabras del abuelo: su lugar seguro.
—No sé como quedaron las cosas entre ustedes —interviene Greg—. Pero yo intentaría el acuerdo, Xan. La verdad el proceso legal sería muy largo y costoso si él se niega.
—¿Y si vendo?
Arrugo mis cejas.
—Xan —protesto, y él me ignora.
—Si vendo, le doy el 30% y eso corta todo entre nosotros, ¿no?
Greg hace una mueca.
—Es otra opción, sin embargo, por lo que cuentas, Nora tiene ganancias increíbles y su ubicación es clave, Xan. Un café en un campus universitario es un negocio muy rentable, siempre estará a flote, dudo que encuentres algo igual.
El rostro de Xan se apaga aún más.
—Lo sé.
Greg y yo compartimos una mirada, le hago un gesto con la mano de que lo deje ir.
—De acuerdo, es tu decisión, Xan. —Finaliza Greg y le da una palmada en la espalda antes de irse a su habitación.
Nos quedamos solos y el silencio es tenso y extraño. Xan evita mi mirada a toda costa y yo no sé que decir. Parece imposible de creer que hace unos minutos estábamos follando. El recuerdo me tensa y tengo que apartarlo porque necesito pensar con claridad, no indagar en lo placentero que se sintió lo que pasó.
Le doy la vuelta al mesón y me acerco a él con cautela, mantengo mi distancia porque al parecer, no soy bueno controlándome cuando Xan está pegado a mí. Me quedo frente a él, y sus ojos finalmente encuentran los míos, no por mucho tiempo, un par de segundos antes de enfocarse en mi pecho.
—Xan.
—Es tarde, deberíamos dormir. Buenas noches, Apolo.
Él me pasa por un lado y se va a la habitación.
Me giro y descanso las manos en el mesón, inclinándome hacia adelante, cerrando los ojos. Quiero detenerlo, hablarlo, intentar razonar o buscarle significado a lo que pasó, pero tampoco quiero presionarlo, o forzarlo a tener una conversación que no quiere. Me trago mis preguntas y me voy a la habitación.
Xan ya está debajo de las sábanas cuando entró, cubierto de pies a cabeza. Me meto en la cama y lo dejo tranquilo, y aunque es difícil dormirme en la misma cama donde estuvimos dándonos placer hace poco, lo consigo después de un rato.
#
—¡Tierra a Apolo!
Érica sacude su mano frente a mi cara.
—Lo siento. —Vuelvo a la tierra.
Estamos en las mesas picnics del área verde de la universidad, esas mismas donde tuvimos el festival hace unas semanas, donde golpeé a Vance. En esos momentos no sabía la verdad, aún estaba explorando lo mucho que me gustaba Rain, y aún pensaba que solo quería proteger a Xan. Puras mentiras, es como si hubiera justificado mi atracción por él con excusas baratas.
Xan no era el primer chico en mi vida, ese fue un chico que Daniela me presentó en una fiesta universitaria a la que me invitó el año pasado cuando yo aún estaba en la preparatoria. Ella sabía que yo quería explorar, creo que incluso lo supo antes que yo, y fue mi guía. Lo del chico no fue nada serio, pero si que me abrió la puerta a muchos otros.
Luego, fue Rain y terminé conociendo a Xan, cada vez que lo miraba y sentía algo, encontraba alguna excusa para justificarlo, ya no más. La noche anterior fue una prueba de eso, tarde o temprano, la atracción que sientes hacia alguien se acumula y hace erupción de la forma más inesperada. Como me dejé llevar anoche no es algo que haya hecho muchas veces en mi vida.
—¿Vamos a terminar el proyecto o que? —pregunta Érica, preocupada, no la culpo, queremos irnos de descanso de acción de gracias sin trabajos pendientes.
—Claro, claro, lo siento, han pasado muchas cosas últimamente.
Ella alza la ceja.
—¿Rain?
—Algo así.
—¿Algo así?
Inspiro profundamente antes de exhalar.
—Hice algo que no debía, o bueno, que no es usual en mí.
La ceja de Érica se enarca aún más, no pensé que fuera posible.
—Apolo, si sabes que somos amigos y no te tienes que andar con rodeos, ¿no?
—Se trata de Xan.
Ella me hace un gesto para que continúe.
—Xan se está quedando en el apartamento.
—Eso ya lo sé —dice como si nada y es mi turno de arrugar las cejas.
—¿Cómo lo sabes?
Érica aparta la mirada y se aclara la garganta.
—Estamos hablando de ti.
—Anoche... pues, lo hicimos —murmuro, apenado.
—¿Hicieron qué? —Le toma unos segundos caer en cuenta—. Oh... oh.... ¡Oh!
—Sí —repito porque parece que no se lo cree. Siento calor en las mejillas y sé que me he sonrojado.
—Inesperado —susurra.
—Lo sé.
—¿Y eso te tiene en las nubes porque....?
—Porque Xan está fingiendo demencia y él está pasando por un mal momento en su vida, lo entiendo, pero no soy de los que se dan un acostón con alguien y ya está. Por más que lo intento, necesito saber que significado tiene lo que pasó para él. ¿Fue algo de una noche, o sí quiere algo conmigo?
Érica exhala y menea la cabeza.
—¿Por qué eres tan intenso, Apolo?
—¡No lo sé! —exclamo, pasándome la mano por el cabello—. Y no quiero presionarlo porque no necesita eso ahora, pero...
—Te está comiendo la cabeza.
—Exacto, y ni siquiera han pasado veinticuatro horas, Érica, literal, esto pasó anoche.
—Primero que nada, relájate un poco, ¿de acuerdo? Fue sexo, Apolo, no una propuesta de matrimonio. Se dio entre ustedes, lo disfrutaron, genial. No todo debe tener una etiqueta o un significado profundo. Y ya sé como eres, pero también tienes que pensar en Xan. Ya hablaran de ello cuando ambos se sientan cómodos, estoy segura.
—¿Y mientras tanto que hago? ¿Lo trato normal como si nada?
—Supongo.
—Érica, no puedo verlo a la cara sin recordar... ya sabes, todo lo que pasó y quiero...
—¿Quieres más? —Asiento—. ¿Y has intentado algo?
—No, no, claro que no, si ni siquiera sé que significo la primera vez, no creo que pueda manejar si esto se vuelve un patrón repetitivo sin explicación de que somos.
—Apolo. —Ella toma mi mano encima de la mesa—. No te compliques tanto, por dios. Respira.
Exhalo y pongo mis manos detrás de mi cabeza, estirándome un poco.
—De acuerdo, me relajaré. —Érica entrecierra los ojos—. Lo prometo.
—Quizás, Xan no quiere conversaciones intensas ahora, Apolo. ¿Y si quiere solo sentir contigo y ya está? Y si tú tanto quieres repetir lo que pasó, pues coquetéale. Las palabras no son la única forma de comunicarse, el cuerpo... —Ella sube sus cejas arriba y abajo de forma sugestiva—, también puede comunicar de muchas formas mucho más creativas.
—No lo sé, y ahora, que ya hablamos, ¿cómo supiste lo de Xan? ¿Estás hablando con Greg de nuevo?
Su expresión cambia a una de cansancio.
—Somos amigos.
—¿Tú y Greg?
—Así es, me rogó y pues, decidí dejar todo atrás y aceptar su amistad.
Recordé a Kelly saliendo del apartamento, ¿a caso las esperanzas de Gregory se están inflando? ¿Por eso terminó todo con Kelly? ¿Para intentar ganarse a Érica nuevamente?
—Eres consciente de que él aún tiene sentimientos por ti, ¿no?
Ella asiente.
—Ese es su castigo. —Su voz toma un tono decaído, melancólico—. Ser mi amigo, estar a mi lado, sin tenerme del todo como él quisiera.
—Érica.
—Ya lo sé, es cruel, pero después de lo que me hizo, creo que se lo merece. Él me rompió, Apolo, de una forma que nunca nadie me había roto en la vida. Imagínate amar a alguien con todo el corazón y que de un día para otro te dejé, por otra persona, sin aviso, sin nada y tengas que verlo en redes sociales y en todos lados con ella, sin remordimiento alguno. Me volví el hazmerreír del campus por un tiempo. Así que sí, él puede sufrir esta tortura por un tiempo.
—¿Crees que algún día puedas perdonarlo? —pregunto porque, aunque soy muy creyente de que perdonar es dejar ir, hay cosas que necesitan mucho tiempo para sanar.
—Yo ya lo perdoné. —Me sonríe y sé que está siendo honesta—. Eso no quiere decir que aún lo quiera, ni que me quiera tan poco a mi misma como para volver con alguien que no me valoró en su momento.
—Me siento mal por él —admito—. Sé que no tengo derecho a decir esto, pero él se dio cuenta muy tarde de lo mucho que te quiere porque sí, te quiere, Érica.
—Lo sé.
—Ah, y yo pensando que la universidad sería menos complicada que la preparatoria.
—Iluso, ahora terminemos esto para que puedas ir a casa y besuquear a Xan.
Me rio con ella y enfoco mi atención en el proyecto.
De vez en cuando, mi mente divaga e imagina todas las formas en las que me acercaría a Xan al verlo, las aparto porque quizás él no quiera, y lo de anoche fue algo aislado que no se repetirá. Esa posibilidad me entristece porque si de algo estoy seguro, es de que quiero más de Xan.
Mucho más.
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Nota de la autora: Yo aquí viendo que todo el mundo quiere más de todo el mundo. A VER SE ME CALMAN, XAN Y APOLO, PARFAVART.
Hoy vengo un domingo porque ayer bebí un poco demás, hehehehe y no era gente xD Tranqui, no vuelvo a beber T.T
MUCHAS GRACIAS POR TODO EL APOYO QUE LE ESTAN DANDO A APOLITO. De la trilogía este es el libro más corto, quedan aproximadamente cinco capítulos más, el último siendo el más largo y más el epílogo. Me encanta como termina todo, aunque sufriremos un poco, lo admito. ;)
Volvió el infame meme time:
muakatela,
Ariana G.
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