Salí del baño y me dirigí a paso lento a la fiesta. Tan alegre y movido que no armonizaba con mis recuerdos en lo más mínimo.
Mis recuerdos que se habían vuelto a parecer una tormenta de arena en mi cabeza, que me sacudían y me herían. Y más ahora, que estaba en esa casa...
Caminé un poco, ni siquiera sé dónde iba o cómo llegué donde lo hice.
De repente, lo recordé. La carta que pedía que el País del Viento asistiese a los chuunings de ese año, en la Aldea Oculta de la Hierba. Yo ya era kazekage para ese momento, y Tigris se metía en mi despacho con una facilidad que enojaba a mis hermanos mayores. Ella estaba a mi lado, leyendo a la carta,y la tomó cuando yo la dejé a un lado con un suspiro y redactaba la respuesta, la siguió releyendo una y otra vez mientras daba las órdenes y aún no la soltaba cuando me llegó la lista de equipos posibles.
Yo la miré. La carta tenía tres líneas. No era ninguna complicación su contenido... ¿o sí?.
Lo siguiente no lo entendí. No lo entendí para nada en ese momento. Lo único que supe fue que tenía rato sin que un grupo de palabras no me lastimasen tanto. De hecho, tenía tiempo sin que me doliese algo que no sangrara.
¿La vida debe darte este tipo de recordatorio, para que nunca olvides lo feo que es ser lastimado en el alma? ¿Debe empeñarse tanto? ¿Yo lo estaba olvidando, como para merecer ese recordatorio?
-No me dirijas la palabra, Sabaku no Gaara.
Tras eso, se fue, caminando resuelta hasta que se fue de la ciudad. Yo la perseguí, pero no la encontré ni en la ciudad ni en el desierto. Era como que se hubiese ... desaparecido.
Se lo dije a mis hermanos, y los tres intentamos hablarle, pero ella sencillamente era humo entre nuestros dedos. Hasta Kage en las clases con mi hermano se negó a dejarle mensajes. O a hablar por ella. Sólo nos dijo que ella debía "resolverlo".
Pero no nos quería decir resolver qué.
Y los chuunings se me acercaban como nubes, por lo que tuve que dedicarles tiempo.
Hasta que no pude más, y traté de infiltrarme en el Clan de noche, por mi cuenta.
Necesitaba verla.
Necesitaba hablarle. Preguntarle qué había hecho mal. Qué estaba haciendo mal, o qué le había pasado.
Recuerdo que Draco se puso de un lado de la puerta del clan y Demon del otro. Y me amenazaron de muerte. Recuerdo que no me querían ver a la cara.
Yo insistí. No me podía sencillamente ir, como me lo habían pedido. Sencillamente....
Hasta que las vi llorar. Por última vez, con un hilo de voz, me pidieron que por favor me fuese.
Ya no porque mi vida estaba en peligro.
Ya no porque me matarían si no lo hacía.
Ya sin amenazas o extorsiones.
Me fuí porque supe que ellas estaban lastimadas. Y si yo seguía de esta manera, lastimaría a Tigris estaba vez. Cuando les dí la espalda, me despidieron con un "¡Y NO VUELVAS!"
Una frase que llevaba escuchando desde muy pequeño...
Una frase que nunca había dejado de dolerme.
De la forma en la que volví a la Aldea,mis hermanos temían que yo representase a la Aldea. Me dijeron que les recordaba al "viejo yo". Eso me reconfortó un poco. Por lo menos,no había sido una completa mentira. Por lo menos, yo había crecido, ¿no? Yo... Yo había cambiado, ¿no era así?
...
¿O seguía siendo el monstruo de la arena con el que Naruto había peleado?
La respuesta a esas preguntas me vinieron antes de lo que o pensaba, y de manera inesperada.
Fue en una reunión con la quinta Hokage, Tsunade-sama. Era una reunión para discutir un tema trivial. Quienes nos "cuidaban", eran su asistente y mis dos hermanos.
Y de repente, apareció frente a nosotros con su sonrisa torcida, y sus ojos desencajados de.... locura. Porque ni siquiera era sed de sangre. No era odio. No era igual a mí antes. Él... él tenia algo raro. Todo en él.
-Buenas tardes, kages-sama- entonces, se giró a mí. Temari se lanzó él, abanico en mano, a golpearlo; y cuando él la apartó de un golpe, y fue encerrado dentro de Kuro Ari, pensé que mis hermanos debían ser más calmos. Tsunade suspiró mientras la marioneta se dormía, y su asistente se lanzaba al intruso, y él la usaba para noquear a mi hermano, dejándolos a ambos fuera de combate-... ¿Algo más?
Tanto ella como yo le hicimos a Temari una seña de que no interfiriese más. Ella iba a protestar, pero la calle de un gesto y me enfrenté al mismo individuo que encontramos en el bosque. Soltó unas risas totalmente sacadas de sí, y me miró a mí, directamente a los ojos.
-No vuelvas a mostrarte frente a mi Tigris. O te mataré... o quizás haga algo peor que eso. ♥
Lo dijo divertido.
Realmente, divertido.
Como para mostrar que sí podía hacerlo, y segundos después de tirar una bomba de humo, me tiró un kunai a la frente.
Al principio, no me iba a mover. Pero mi instinto me advirtió de moverme.
La arena no me protegió de su ataque. Mi hermana tenía los ojos abiertos de par en par.
Y yo no puedo decir que estuviese sin reacción.
Ante ese hombre... ¿No me diferenciaba de un ninja común y corriente?
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