3-La sombra.

Ah.... Lo había olvidado. El secuestro. Tigris se veía tan sorpre dida al ser atada y dormida mientras el sujeto trataba de huir entre los árboles.

Yo apenas notaba algo que no fueran esos dos en el bosque. Como por ejemplo, si mis hermanos me seguían o no; si me esperaba una emboscada o no.... Nada de lo que no fuera matar a ese sujeto me importaba.

No sé en qué momento comencé a transformarme. La calabaza estaba a mi lado durante la charla en la planicie, así que al bajar la había tomado. Por lo que podía ser cualquier momebto desde que habían atrapado a Tigris.

No sabría decirlo.

Tampoco recuerdo muy bien la persecución. Sé que comenzó con el sol terminando de ocultarse, y terminó con la luna alta en el cielo. Recuerdo que me esquivaba muy bie . pero en seguida logré herirle un costado.

Y lo recuerdo porque recuerso que Tigris estuvo a punto de caer. Recuerdo el miedo. Y entender abruptamente, que esa vez, sólo matarlo no me serviría. Quería salvarla. A Tigris.

Recuerdo, eso sí, cómo lo detuve. Recuerdo ir corrompiendo el suelo del bosque hasta saber que tenía suficiente arena y realizar unas cascadas de arena que le impidieron el paso.

Recuerdo perfectamente que él se detuvo y se giró a verme por fin. Recuerdo el cuchillo que apoyó en el cuello de Tigris. Y ya no recuerdo más, hasta que recuperé la conciencia.

El insoportable dolor de cabeza delataba que Shukaku me había poseído. Mis piernas no podía sostener mi peso. Había sangre por todos lados. Manchándome a mí y todo lo que me rodeaba. A lo lejos, mis hermanos me llamaban.

Pequeñas luciérnagas habían empezado a llegar. Tigris estaba justo frente a mí, también llena de sangre.

-Volviste-. Me dijo con alivio evidente- Shukaku se fue y no te movías y me preocupé y....

Caímos de rodillas mientras ella seguía enumerando sus razones para preocuparse.

No supe si era la leve luz de la luna o qué, pero parecía pálida.... Más que eso.... Blanquecina. Como si su piel se tornase blanca.

La revisé con la vista, haciéndola callar y mirarme, hasta que sonrió.

-No, Sabaku no Gaara.... No me pasó nada a mí. Shukaku sólo atacó a mi secuestrador.

-¿Cómo.... Se detuvo?

Ella sonrió y me puso cara de secreto.

-Hice jn jutsu. Es de mi creación, y es muy poderoso. Creo un espacio donde no se puede usar chakra. Eso los obliga a volver a los jinchuuriki, a los bijuu. Porque si permanecen mucho sueltos ahí, pueden llegar a morir.
-Esa... Esa técnica....

Era peligrosa. Demasiado. Ella sola acababa de parar un bijuu.
Como pude, la volví a ver:pálida, sudada, temblorosa.... Como yo, estaba al límite de su fuerza. Pero sonreía.
Me revolvió el pelo con su gesto cansado y sin dejar de sonreir. De sonreírme. Mi corazón se alteraba de pensarlo. Podía sentirlo en mis oídos.

De repente, cerró los ojos y se dejó caer en mis brazos. Recuerdo que sentí una ligera desesperación y las mejillas cálidas, al verla dejarse caer en mí. No sabía que hacer.

La sentí sonreir e incluso, reírse por lo bajo.

-Waaaaa.... Hace rato que no me sentía tan cómoda en alguien.

Murmuró suavemente. Era oficial. La calidez de mis mejillas se había tranformado en ardor y levanté la vista al cielo porque no quería que me viese ruborizado.

Pero en seguida la bajé nuevamente al bosque, mientras la arena nos rodeaba a ambos, y yo pasaba mis brazos por el cuello de ella, para mejor manejo. El rubor se me había ido.

Ella comenzó a lagrimear, aferrada a mi saco. Lo recuerdo claramente, como si fuese hoy. Eso y la sed de sangre que nos puso así a ambos.

Frente a nosotros, un enemigo. Uno de temer. No se dejó ver. Sólo pude adivinar su silueta.

Era, luego me enreré, quien había mandado a secuestrar a Tigris; y, esto me quedó muy claro, alguien que nos quería miertos.

El único por quien ví a Tigris llorar y temblar de miedo. Miedo igual de genuino que el que usaban para.mirarme a mí.

Pero, quizás por suerte, quizás porque llegaron mis hermanos, quizás porque lo notamos, quizás porque sólo quería presentarse; no nos atacó esa noche. Lo que sí, aunque no dijo palabra, mientras llegaban mis hermanos y él desaparecía, me quedó perfectamente claro.

Él volvería.

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