1-El Clan de los Cien Años.
Los sakuras del pié de la montaña parecían no haber cambiado. Dirigí a ellos mi vista. Creo que torcí mis comisuras en una sonrisa.
Prácticamente podía vernos a mis hermanos y a mí escondernos en ellos por primera vez, y ver al curioso, casi bizarro, que ahora estaba a mi espalda.
Nos había llevado ahí una misión clase S. Los tres habíamos sido ascendidos a chuunin. Y debíamos robar unas pociones.
Al estar en mitad de una cordillera, en el País del Demonio, nos fue extremadamente difícil conseguir información que sirviese. Sólo escuchamos rumores que creímos infundados, como que ése era un clan en el que todos sus integrantes tenían más de cien años. Y sobre sus apariencias, las cosas más inverosímiles, que hicieron que Kankuro tuviera teorías de lo más extrañas.
Yo, por mi parte, tenía una certeza: sean como fueran, iban a ser monstruos genuinos, como yo. Así que, voy a admitirlo. Estaba interesado en ese clan.
Desde la cima, los sakuras se ven claramente, pero no así al revés. Sin embargo, no teníamos otro lugar para ocultarnos y observar. Usé la técnica del Tercer ojo, mientras Temari y Kankuro cubrían mis espaldas.
Realmente, no sabemos cómo fue que pasó. Si ya estaba de antes y ni la vimos ni la sentimos; o si llegamos mientras observábamos.
No lo sé. Sé que de pronto escuchamos "¡Yay! ¡Ninjas!". Nos tomó tan por sorpresa que Temari reaccionó, atacándola con el abanico cerrado.
-¡Kyaaaaa! -Exclamó ella, pegando un salto, que le hizo perder el equilibrio, y caer de la rama donde se apoyaba, con un estruendo. Se hizo bolita, frotándose las piernas sobre las que cayó- Au, au, au, au.....
Nos quedamos como de piedra, viéndola. Ella estaba ciertamente frente a nosotros, podíamos verla.... Pero no sentirla. No emanaba vida, muerte, o energía alguna de ella.
Kankuro usó la técnica de dispersar genjutsus, posiblemente juzgándola una ilusión. Pero no debió de convencerle el resultado, porque lo hizo varias veces en lo que ella se levantaba y sacudía la tierra de su ropa. Noté que que se había raspado las piernas con la rama y el piso. Era alguien... si tuviera que definirla en una palabra... "Extraña".
La miré con más detenimiento: como yo, unos.trece años.... Catorce quizás. En su cuerpo ya había señales de pubertad: ligeramente alta, la cintura redondeada, y pechos aún por madurar. Pelo rubio, hasta por las rodillas, sujeto a la altura de la cintura con un broche. Ojos azul-celeste brillante, que nos miraban secundando el puchero infantil que hacía, frotándose las piernas.
Era.... Cómo decirlo..... Diferente a la imagen mental que daban los aldeanos, es decir.... Parecía una chixa de mi edad, común, sin ningún entrenamiento ninja o de ningún tipo.
Pero yo podía decirlo: no era cierto. Entendía el apodo de "monstruo".
Ya a la quinta vez, Kankuro o se convenció o se resignó, y bajó a hablar con la chica.
-Lo sentimos. Reacvionamos mal. ¿Estás bien?
Ella asintió, dudosa. Clavó en nosotros sus ojos, que repentinamente se me hacían despiadados.
-Ustedes no son.... Clientes.
No lo preguntó. Lo afirmó, mientras seguía clavándonod su mirada despiadada. Esa palabra me llamaba poderosamente la atención.
-¿"Clientes"?
Repetí. No entendía. No habíamos escuchado sobre ningún servicio. Ella me sonrió. Sentí que me faltaba el aire por unos segundos. Verla así me quitó el aire. Al instante, supe que ésa, era una imagen que no podría olvidarme, ni aún queriendo.
-Clientes, Sabaku no Gaara. Éste es el es el clan Bertinovsqui. Vendemos medicamentos y antídotos. Pero ustedes no son clientes. Son ladrones.
Y no terminó de decirlo, que los tres fuimos noqueados. Incluso yo.
YYo desperté en el mismo lugar en el que ahora están puestas las mesas: una planicie con pasto, al lado del extraño edificio del clan (Una especie de castillo japonés de sólo dos pisos y del tamaño de una casa familiar común); la hierba del piso era suave y fresca.
Tardé unos segundos en darme cuenta que me estaba despertando. No era una sensación que recordase, no era alho que se diese comúnmente.
Pero no tardé en notar lo raro: en parte, nonsentía a Shukaku, ni sus secuelas, ni la calabaza, ni su sed de sangre, no me dolía la cabeza.... De hecho... La sentía suave, relajada, cálida.
De a poco en poco, me iba despertando, y también lo hacían mis sentidos. Y por eso, noté la mano en mi cabeza.
Abrí los ojos, repentinamente. La chica rubia queestaba en el sakura estaba arrodillada a mi lado, acariciando mi cabeza. Al verme, se ruborizó fuertemente.
Al verña así, sentí que mi corazón me colpeaba el pecho. Primero, pensé que era miedo, porque estaba completamente a su merced. No me podía mover. Y era evidente que era causa de ella. O que por lo menos, ella era conciente y podía aprovecharse.
Pero yo ya había sentido miedo, el miedo era una sensación que ya conocía. Y no era la que en ese momento me alteraba el pulso.
Me costó entender lo que eso era.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top