Un paso en falso, es igual a un movimiento de tu oponente.

"A ti, hermosa villana...

¿Puede una persona acaso, hacer que el mundo de otra gire en torno suyo?.

Pues yo jamás creí eso. Mis amigas solían decirme que cuando te enamoras, vuelas en una nube se algodón con solo un abrazo esa persona, que cuando sonríe tu corazón da un vuelco y sientes que es el sonido más armónico del mundo, que cuando de sus labios se escapa tu nombre, suena como la palabra las bella del mundo. Pero lejos la mejor sensación de todas, era cuando esa persona te besaba, porque ese simple contacto te hacía volar lo más lejos posible, tocando la luna con las yemas de los dedos.

Y lo sentí, cuando me besas sentí que llegué más allá de la luna, con el corazón enloquecido, las mejillas ardiendo y mi mente perdiéndose en el dulce sabor de tus labios, en esa perfecta forma en la que nuestras bocas encajan como el más precioso y perfecto rompecabezas.

Puedo sentir como el mundo se detiene a mi alrededor, aunque es una locura porque todo sigue su curso natural, el amarillo en tu cabello, el azul de tus ojos, el carmín en tus mejillas, junto con el rosa en tus labios, son la paleta de colores que este artista quiere tener para el toda la vida, y con la que pintaría mil y un cuadros de amor.

Tus labios son la miel más dulce que he probado en mi vida, y la que alimenta mi hambre de tus besos, de tu cercanía y de tu sonrisa.

Ay villana de mi alma, con porte de reina, belleza y pureza de princesa, ojos de profundo mar, y sonrisa de perlas, ¿Que le hiciste a este pobre plebeyo, hipnotizado con tu completo ser?.

Si me hiciste un hechizo, dejame así, bajo tu posesión soy feliz. Si puedo tener tu sonrisa y tu compañía junto a mi, me siento completo, me siento lleno de amor.

Ay amada miel, ¿Acaso existen palabras para describir la sensación que albergo en mi corazón, hacia tu persona?.

Con amor.
Tu embobado artista.

Nathaniel Kurtzberg".







El pelirrojo terminó su carta sonriendo bobamente, si cerraba los ojos aún podía sentir el aroma a vainilla, tan característico de su amada musa, o el calor de sus brazos aferrándose a su cintura cuando estaban en la motocicleta.

Tan distraído estaba que fue incapaz de notar como una joven de rubios cabellos, se ubicaba tras él para mirar el papel sobre su mesa.

—¿Quién es tú "hermosa villana"?—. Nathaniel despertó de un salto, escondiendo la carta en su mochila rápidamente.

—No es nada, cosas personales que prefiero mantener así, aunque... ¿Qué haces aquí?, ¿Estudiarás con nosotros?—. Melodie miró el la mochila con curiosidad por un momento con el ceño fruncido, y luego sonrió.

—Si, soy tu nueva compañera de curso, así que ahora nos vamos a conocer mejor, ¿No es genial?—. El joven artista le sonrió de manera amable, asintiendo con la cabeza, le agradaba la idea de tener nuevos amigos.

—Claro, pareces ser una persona agradable—. La de orbes violeta sonrió ampliamente, tomando asiento a su lado. Para luego comenzar una amena plática con el joven que había llamado su atención el día anterior.

Pero lo que Melodie no sabía, era que dos jóvenes bastante atractivas habían entrado al salón justo cuando ella reía junto con el de orbes turquesa. Una de inmediato había fruncido el ceño ante su presencia, ¿Quién era aquella chica que estaba tan cerca del pelirrojo?, bueno, eso no debía importarle, después de todo ellos ni amigos eran. Pero... ¿Por qué sentía una opresión en el pecho, al verlo reír tan familiarmente con esa nueva joven?. Finamente sólo suspiró, fingiendo ignorar todo y se ubicó en su lugar.

En cambio cierta Italiana, al ver como la nueva joven arruinaba el progreso de su amigo con la rubia, se dirigió hasta ellos con el ceño fruncido, y carraspeo.

—¡Hola!, Mi nombre es Lila Rossi, mucho gusto, ahora, ¿podrías quitarte de mi lugar?, necesito sentarme—. La chica volteo a mirar a la castaña y fruncio en ceño.

—Hola, mi nombre es Melodie Briand, el gusto es mío, y ¿Podrías esperar un poco?... Estoy conversando con Nath—. La castaña soltó un bufido molesto, ese era su amigo, su lugar y su futura cuñada estaba enojada al frente, por culpa de esa forastera.

—Nathaniel... ¿Le podrías decir a esta tabla de planchar que se escurra de mi lugar?, tenemos clase—. El pelirrojo solo rió ante el comentario de la castaña, al igual que ciertos rubios, una azabache y un castaño, mas adelante.

—Melodie, luego hablamos ya... Este es el asiento de Lila—. La rubia soltó un molesto bufido, y se apartó, besando la mejilla del pelirrojo y caminando hasta ubicarse junto a una pelirosa, que discutía graciosamente con un chico atlético.

Por mientras esbelta princesa de París seguía riendo en voz baja, <<Por suelta>>. Pensó mientras compartía una racimo de uvas con el castaño.

—Chloé, quería saber si tu...  ¿Podrías acompañarme a recorrer París?, es que aún me pierdo mucho y se que tu conoces mucho el lugar... —. La rubia lo miró algo extrañada, pero con una sonrisa, le encantaba cuando algunos rasgos de su infancia tímida se asomaban por la personalidad, ahora segura y coqueta, del castaño.

—Por supuesto Claude, después de todo se que te pierdes en todos lados—. El de orbes azul grisáceo sonrió coqueto, acercándose al oído de la hija del alcalde.

—Solo me pierdo en el azul de tus ojos, preciosa—. Chloé rodó los ojos divertida, ese chico era todo un caso.

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