Me miraste
A ti, hermosa villana...
Hoy has reforzado mi amor por ti.
Nuestras miradas se cruzaron, y note mi rostro enrojecer; tus ojos calaron en lo profundo de mi alma, sentí como si con una sola mirada hubieras podido observar todo mi interior, como si tus orbes azules examinaran cada parte de mi ser, ¡y eso que solo me miraste 15 segundos!Definitivamente estoy mal.
Nuevamente te estaba dibujando, perdido en tu belleza sobrenatural, cuando la maestra me regañó, ni cuanta me di, cuando la señorita Bustier estaba junto a mi con cara de pocos amigos y exigiendo mi dibujo. No se lo quería dar, pero me presionó y no tuve de otra; en ese minuto mis mejilla se tiñeron por dos cosas: la primera... La maestra dijo enfrente de todos "El amor fuera de mi clase, bonito dibujo, pero pon atención Nathaniel", y la segunda... Tu, (al igual que la mayoría de la nuestros compañeros), volteaste a verme con una risita entre burla y diversión, Creíste que dibujaba a Marinette.
Ay querida villana, si solo supieras que hace más de 2 meses mis dibujos están llenos de amarillo, de luz y misterio, están llenos de ti.
Nunca entenderás lo feliz que me hace que solo me dediques una simple mirada, ni lo aliviado que me pone que la maestra no haya nombrado la persona que estaba en mis dibujos. No entenderás que soy el único que nota un pequeño cambio en ti y que ve el esfuerzo que haces para no herir a más personas.
Aunque... Quizá algún día lo sepas, cuando yo me anime a entregarte estas cartas, hechas por un artista enamorado, que hoy se dormirá con una sonrisa enorme, porque su musa inspiradora le ha dedicado una simple sonrisa.
Con cariño,
tu eterno admirador.
Nathaniel Kurtzberg.
Después de terminar de escribir su nueva carta, la metió en un sobre, lo selló y guardó en su libreta, para luego tomar su manzana y salir del comedor.
— ¡Nathaniel, esperame!.
El pelirrojo rodó los ojos y paró en seco, reconocía esa voz en cualquier parte, era aquel chico que obtenía lo que el tanto deseaba sin ningún esfuerzo, ¡y el muy idiota lo rechazaba!, gracias al cielo en el último año, la rubia había dejado de insistirle a tal sujeto.
— Dime Adrien —. Sonrió algo forzado y miró al rubio con expresión de confusión, ¿que querría con el?, aquel modelo jamás le hablaba, más que por un saludo de cordialidad.
— Nathaniel, ¿te puedo hacer una pregunta?... ¿Tu sigues enamorado de Marinette? —. El rubio rascó su nuca nervioso, no sabía como dar a conocer su punto.
— No, tranquilo... Se que tu gustas de ella, pero yo la superé hace mucho —. Rió de manera leve, mientras miraba al rubio con curiosidad, ¿como no se daba cuanta de los sentimientos de la azabache hacia el?.
— Oh... Gracias por la aclaración, pero entonces, ¿A quien dibujabas? —. Ladeó la cabeza con curiosidad
— Es un secreto, pero no es tu chica, tranquilo.
Ambos chicos rieron y se dirigieron a la entrada del salón, pero antes de entrar el rubio dijo unas palabras que al pelirrojo lo dejaron confundido y nervioso.
— Todo esta bien mientras no sea Marinette o Chloé... Soy muy sobreprotector con mi mejor amiga —. Sonrió y entro, dejando al pelirrojo con un nudo en la garganta y en el estómago.
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