De enemigos a amigos, sólo hay un paso.
No tenía ni la menor idea de como es que había accedido a esa barbaridad, ni que se le había pasado por la cabeza cuando decidió seguirle la corriente a ese maniático.
Pero ahí estaban. Él y Claude escondidos dentro del enorme closet de la rubia , tratando de ni respirar, mientras ella daba vueltas por la habitación con solo una bata de baño, y buscando su ropa.
¿Como llegaron a todo eso?, pues fácil.
•••••
En la tarde, le había pedido al castaño una pequeña ayuda para poder entender que había sucedido con la otra rubia, y después de recibir un puñetazo en el estómago por haber tratado de esa manera a la mujer que ambos amaban, Claude accedió a darle una mano en su ideal.
Todo durante el día estuvo perfecto, hasta que "misteriosamente", al de ojos azul con gris le había comenzado a dar un enorme dolor de estómago una hora antes de salir de clases, y lo había venido a retirar su mayordomo, el cuál con una pequeña amenaza al director, también había logrado retirar al pelirrojo.
Ambos corrieron hasta el famoso Le Gran París y con la ayuda de una llaves, que temía preguntar porque las tenía Claude, lograron entrar al cuarto de la rubia.
— Busca cualquier cosa que parezca un libro amarillo, desde que sabe escribir, ella siempre ha narrado cada día en diarios del mismo color—. Fue la instrucción que el castaño la había dado, a lo cual Nathaniel fruncio el ceño de primera.
— ¿Eso lo sería invadir su privacidad? ¿Y qué tiene que ver su diario con lo que pasó con Melody?, no entiendo tú lógica a lo Holmes, Claude—. Comentó Nathaniel y, haciendo que el contrario sólo rodara los ojos, ¿cómo podía no entender algo tan simple?.
— Primero, estamos en su cuarto, sin su permiso, eso ya es invadir su privacidad... Segundo, lo hacemos para demostrar que eres un imbécil, Melodie una sínica y mi Abejita tan genial como siempre... Y tercero, si buscamos en el diario la fecha en la que tú y ella discutieron por culpa de esa chica, puede que ella haya escrito las causas de su discusión con la... Jovencita esa —. Comentó con obviedad él mejor amigo del Agreste.
Nathaniel solo bufo y comenzó a buscar el objeto mencionado al principio, odiaba darle la razón al castaño.
Por su parte Claude solo rió por lo bajo, si no supiera que el pelirrojo estaba logrando robarle la única alegría que su vida hueca tenía, estaba seguro que podrían ser buenos amigos.
Pero volviendo al tema principal, ambos chicos buscaron por unos minutos juntos, hasta que el modelo juvenil mandó al pelirrojo a vigilar, debido a que éste no hacia más que sonrojarse por encontrar cosas de la rubia, o tropezar con alguna cosa y tirar todo al piso.
— ¿Has encontrado algo?, escucho gente en el pasillo—. Susurró el pelirrojo, mirando cómo el castaño curioseaba en los cajones de una elegante cómoda blanca.
— No, hasta ahora lo único que sé, es que Chloé: Conserva a abracitos aún, ternurita... Tiene muchas fotos con Adrien, no me agrada... Y es copa B y C de sostén, me guardo mis comentarios sobre eso—. Claude soltó una risa nerviosa y Nathaniel se sonrojó de manera feroz.
— ¡No tienes que mirar eso! ¡Dedicate a buscar el diario!— Chilló y luego cubrió su boca al sentir unos pasos se aproximaban a la habitación. — ¡Ahí viene! ¡Escondamonos, rápido!—. Susurró alterado, y ambos miraron a todas partes, buscando un lugar donde ocultarse, hasta que vieron su oportunidad en el armario de la rubia, un lugar lo suficientemente grande para ambos.
Se metieron dentro y a los pocos minutos Chloé entró a su habitación con una ligera mueca de desagrado, que ambos pudieron ver gracias a un pequeño espacio que se producía en la unión de ambas puertas.
— ¡Maldita zorra sin cerebro! ¡Se cree la muy importante porque él otro se traga todas y cada una de sus mentiras! ¡Agh! ¡Los detesto a ambos!—. Bufo la de cabellos dorados, mientras lanzaba lejos su bolso y se quitaba la chaqueta, sonrojando a ambos chicos... Que tampoco quitaban la vista.
Ya cuando la joven bajó el cierre de su vestido, ambos adolescentes pusieron su mano sobre los ojos del otro, completamente apenados por sus malos pensamientos ante la escena frente a ellos, y tratando de que el otro no hiciera trampa y mirara.
Cuando la rubia entró a la ducha, ambos salieron nuevamente y el pelirrojo se acercó a la puerta nervioso.
— Vámonos de una vez Claude, o nos meteremos en graves problemas—. Comentó lo más bajo posible, viendo como el castaño seguía rebuscando en las cosas de la joven.
— ¡No! ¡Ya casi lo encontramos, Nathaniel! ¡No me iré hasta tener ese diario en mis manos!—. Le respondió Claude mientras se metía bajo la cama de la rubia y sonreía ampliamente.— ¡Lo ten...!—. Sus palabras se vieron rápidamente interrumpidas, cuando el celular de la rubia sonó y ambos tuvieron que volver al closet con rapidez, pues la ducha ya había parado de sonar.
•••••
Y así es como llegamos al principio de todo.
Ahora la rubia ya se encontraba vestida, hablando animadamente con alguien por teléfono.
— ¡¿Cómo que éstas en el hotel?! ¡Sube a mi cuarto ahora, que muero por darte un abrazo después de todos estos años!—. Chloé cortó la llamada y después de darse una mirada rápida al espejo, esperó sentada en su cama con una amplia sonrisa, pocas veces vista en ella.
Mientras que dentro del mueble dos jóvenes estaban con el ceño fruncido y los brazos cruzados, ¿De quién hablaba la Bourgeois?.
A los pocos minutos se abrió la puerta, dejando a una emocionada rubia, un confundido pelirrojo y un castaño ardiendo en furia.
— Al fin regresaste, no sabes cuanto te extrañe—. Dijo ella, antes de abalanzarse sobre el rubio que la recibió en sus brazos, dejando su cama expresión de seriedad por unos segundos, en los cuales una sonrisa cálida se formó en sus labios, y sus manos abrazaron la cintura de la joven menor que él.
Está última acción encendió la ira total del impulsivo Faure-Dumont, que en un arranqué abrió las puertas del closet y salió rápidamente, dejándose a el y al pelirrojo en descubierto.
— ¡Sueltala en éste instante Félix Agreste o te juro que no respondo!—. Bufo enojado Claude, dejando a la rubia atónita, y al mayor sonriendo con burla,
Por su parte Nathaniel solo tenía una cosa en la cabeza.
<<Aquí, arderá Troya>>.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top