"Jealousy, icy crystals and a stormy day" III
Un imponente rugido se llegó a oír en cada calle de Ciudad Fayenza mientras el combate pokemon en la casa del Equipo Plasma llegaba a su clímax y un electrizante sonido de corrientes fluyendo en el aire hacia zumbar los oídos de todos los presentes.
Una majestuosa criatura de colores oscuros y mirada carmesí abrumador se encontraba frente a la pequeña chica de coletas y su helado acompañante, mientras al lado de aquella bestia se paraba orgullosa su entrenadora dando un par de palmadas en una de las grandes patas del dragón humanoide. Touko no podía contener su emoción de luchar una vez más al lado de su fiel compañero de ideales mientras la sonrisa no se borraba del rostro de ambos, siendo la de Zekrom un tanto amenazadora por sus filosos colmillos que salían de su boca junto al rojo escarlata de sus dos brillantes ojos sumados al blanco de su iris.
-¡T-tu realmente eres-!
La voz de Rosa se cortó antes de terminar la frase en el momento en que Zekrom soltó otro rugido amenazador indicándole que el combate había comenzado. No le quedó más remedio que despojarse de su asombro o nerviosismo para con una voz seria dar la primera orden a su helado pokemon siendo ejecutada con una gracia sutil.
-¡Kyurem, una vez más rayo hielo!- Y nada más escuchar las palabras provenir de su entrenadora a una velocidad increíble el gigante helado cargó una bola de energía helada que dirigió en forma de rayo a su oponente, pero aún así ni toda la velocidad de Kyurem, aún sumado a la de Reshiram podría igualar la de Zekrom.
En un abrir y cerrar de ojos y sin esperar una orden de su entrenadora Zekrom se elevó por los aires a la vez que mostraba sus fuertes alas y envolviendose en electricidad daba un certero golpe eléctrico en la bestia de hielo que le miraba desde el suelo, haciéndole retroceder unos pasos. Con majestuosidad el pokemon negro aterrizó junto a su ama a la vez que se ponía otra vez en posición de batalla esperando a que su rival sacudiese los cristales rotos de su coraza congelada para seguir el combate.
-Pero si ella no le ordenó...- Su asombro se disipó otra vez en cuanto cambio la vista a su pokemon en el suelo que trataba de ponerse en pie y se sacudia de su cuerpo sus partes de hielo destrozadas por el ataque anterior, ahora sin su coraza de hielo Kyurem estaba más débil a cualquier ataque y Rosa no estaba segura de que otros ataques tendría Zekrom además de lo que al parecer había sido un Rayo Fusión -¿Estas bien Kyukyu?
-¡Kyuuuuuuuu!- El rugido lleno de valor y orgullo del dragón de hielo le hizo levantarse por completo sumado a la preocupación de su entrenadora. Kyurem sabía que no tenía oportunidad contra Zekrom estando Touko a su lado, pero tampoco dejaría caer tan fácil a Rosa, después de todo ya había encontrado alguien a quien quería proteger.
-¡Buen chico, adelante Kyukyu! ¡Tu puedes! ¡Pulso dragón!- Touko pestañeó un par de veces cuando Rosa ordenó el ataque y sin saber porque su voz también se alzó entre el lugar.
-¡Zekrom nosotros también, Pulso dragón!- escuchando ambas órdenes los dos dragones cargaron un potente ataque al contrario impactando en el aire ambas ondas en una lucha por ver quien era el más fuerte.
Pocos segundos duró la batalla entre el poder de Kyurem y el que provenía del dragón de ideales. Zekrom se alzó victorioso impactando directamente a un dragón helado que caía de espaldas en el suelo levantando piedras y tierra en el proceso, dejando a una Rosa boquiabierta a su lado.
-¡Y la ganadora del combate pokemon es nuestra campeona Touko!- La voz del sabio anciano unido a unas palmadas sorprendió a ambas féminas mientras la mayor le dedicaba una sonrisa sincera y sacaba la pokeball de Zekrom para dejarle descansar.
-Zekrom regresa- Y cerrando sus ojos el poderoso dragón eléctrico se dejó envolver por la luz roja que le hizo volver al interior de la pequeña cápsula a la vez que esta se hacía más pequeña y era colocada en el cinturón de la chica de cabello chocolate.
-Excelente combate señoritas- El sabio halagó a ambas chicas mientras daba unos pasos hacia ambas logrando que Rosa reaccionase y también hiciera volver a Kyurem a su ball para más tarde llevarlo al Centro Pokemon.
-Buen combate Rosa- La voz de Touko hizo a Rosa mirarla directamente a la cara y por un segundo su voz pareció hacer eco con la de White pero saco ese pensamiento de su mente rápidamente a la vez que un ligero rubor aparecía en sus mejillas sin motivo aparente. Touko extendió su mano en señal de saludo y la chica frente suyo dudó si tomarla o no por un segundo pero luego su anterior rabia regresó a ella y sin pensarlo de un golpe alejó el gesto de amistad de Touko.
-¡No pienses que por haber ganado me rendiré así de fácil!- Rosa exclamó llena de una emoción que no podía describir o siquiera controlar mientras sus ojos río parecían arder -¡Yo he estado más tiempo al lado del señor N, no es jus-!
La expresión de Rosa al cubrir sus labios lo decía todo, y Touko no necesitaba más confirmación luego de las escenas que vio en la Torre Duodraco; la sonrisa en su rostro desapareció en cuanto también se dio cuenta de los sentimientos de Rosa, pero justo como a ella N parecía rechazarla sin saberlo. No pudo evitar sentirse un poco mal por la contraria que de cierto modo se ganó su agrado, pero cuando estiró su mano para alcanzarla, Rosa salió corriendo pasando delante de todos los presentes ignorandolos y entrando al edificio otra vez.
-¡Rosa!- La voz de chico peliazul se escuchó alta mientras miraba hacia la puerta recién usada. En cuestión de segundos se giró hacia la actual campeona y dándole una reverencia de respeto junto a un "¡Disculpa!" salió corriendo persiguiendo a su amiga mientras los presentes sólo miraban la escena -¡Espera Rosa!
-Ya veo... Ella también- Fue todo lo que dijo Touko mientras veía la misma puerta que había sido usada hace cuestión de segundos -Anciano Ruga, Concordia, Anthea...gracias por recibirme, y perdón por las molestias. Me iré ahora, hay alguien que debo ver...
Y como si unos pensamientos salvajes se hubieran apoderado de Touko, sin mediar más palabra salió como un rayo en dirección a la ladera pequeña que conectaba hacia la calle principal de Fayenza y se deslizó por la tierra hasta tomar camino a la cueva electrorroca sin dudarlo un segundo, pero poco sabía ella que ese día ninguno tendría oportunidad de reencontrarse de una manera adecuada.
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