"Ferriswheels and old friends"
Una joven de cabello castaño rojizo se encontraba sentada en una cama del centro pokemon de Ciudad Loza, las lágrimas bajaban por su rostro mientras se sentía condenada otra vez. ¿Por qué había respondido aquel mensaje? ¿Por qué él no notaba su esfuerzo por ganar su corazón?
Para Rosa, N era el mismo sol, brillando en su mundo desde que la salvó, un verdadero héroe de verdades ocultas. Pero aún así justo como el sol que ilumina nuestra galaxia, N era algo distante para ella, atado a la sombra de alguien más, al igual que ella a sus ojos. Ella lo recordaba perfectamente, cada vez que decidía pasar por Mayólica, cada viernes, a la misma hora justo antes del ocaso; no podía borrarse la imagen de su mente, el cabello verde movido por la brisa nocturna a la vez que dos ojos cielo nublado contemplaban algún lugar en la atracción gigante frente suyo. Él siempre lo había mostrado, no sentía ningún interés por ella, pero aun así ¿Por qué Rosa no era capaz de rendirse? ¿Por qué estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por él con tal de mantenerlo a su lado? ¿Hasta dónde llegaría con su tan ridículo amor? Oh, pero entonces él había dicho esas palabras: "Sólo puedo contar contigo" Sólo por eso ella era capaz de todo...
"Lo que usted desee mi señor, N"
***
Touko había acabado de llegar a una cálida habitación del centro pokemon de Ciudad Caolín, ella y Zekrom habían tardado unas pocas horas en llegar a esa ciudad y del cansancio acumulado lo primero que había hecho había sido ir a curar a su equipo para luego tomarse un descanso por todo el ajetreo de la tarde. Se dejó caer en la cama soltando un fuerte suspiro exhausto, las últimas horas habían sido una montaña rusa de emociones para ella, empezando por cierto joven peliverde al cual había reencontrado pero aún así no tuvo el valor de dar la cara.
La chica de rizos chocolate se volteó en la cama quedando boca arriba mirando el techo de la habitación mientras su mente divagaba sobre el chico que se había encontrado. Había estado buscándole por dos años y medio y al final había sido él quien había aparecido frente a ella como si nada ¿Qué hubiera hecho N si supiera que se trataba de ella y no existía tal persona llamada White? Touko no podía evitar pensar demasiadas cosas en torno al hombre que amaba, tantas cosas que sin pensarlo su mente empezó a desconectarse y sus ojos a cerrarse debido al cansancio hasta que un sonido proveniente de su videoemisor la despertó de golpe.
Con mucho pesar y un suspiro Touko levantó la parte superior de su cuerpo mientras ladeaba su cabeza hasta ver la pantalla del aparato para ver una notificación en la pantalla. Un mensaje para ser exactos, de un remitente que ella no se había esperado ya que nunca le había escrito a pesar de tener ambas el contacto de la otra.
En la pequeña pantalla podía leerse el nombre de Rosa y un mensaje pidiendo un encuentro entre ambas frente a la noria de Mayólica "Para repetir la experiencia de la otra vez y divertirse juntos"
Touko no pudo evitar sonreír mientras tocaba la pantalla lista para responder. Podía permitirse un rato de diversión al día siguiente, ya luego se encargaría de pensar sobre que debía hacer a continuación y si debía ir en busca de N o preguntarle a Rosa sobre él. Y pensándolo mejor, la oportunidad que Rosa le había dado era perfecta para preguntar y aclarar todas las dudas con las que se había quedado la última vez que se vieron. Y con eso en mente se dejó caer al sueño hasta la mañana siguiente pensando en ruedas de la fortuna y parques de atracciones.
Los rayos de la mañana recién tocaban el techo del centro pokemon de Ciudad Caolín mientras en el patio de juegos del centro pokemon se encontraba una chica de cabello castaño cepillando a una bella Zoroark mientras el resto de sus pokemon disfrutaban de su comida o algunos simplemente descansaban, como era el caso de Zekrom, quien estaba recostado junto a su entrenadora mientras la veía cuidar de Zoroark.
-Y... ¿Por qué no me has dicho que encontraste al héroe de la verdad?- La voz firme de Zekrom hizo a la joven a su lado reaccionar mientras le veía fijamente. Touko suspiró y vio también a su pokemon directamente a los ojos.
-No puedo esconder nada de ti ¿cierto Zekrom?- El dragón sólo asintió frente al comentario femenino y parpadeó para enfocar su vista en su maestra otra vez, ella había tenido cuanto quería frente a sus ojos pero había huido, Zekrom no podía entender -Iba a decirte... eventualmente...
-¿Por qué huiste de él?- La pregunta de Zekrom sorprendió a Touko de hecho, ella no había esperado tal pregunta. Había esperado unas cuantas quejas o tal vez ánimos como "¿Por que me lo ocultaste?" "¿Cómo pudiste ocultar algo de mi?" o "Sabes que puedes contar conmigo" Pero no tuvo nada de eso, sólo obtuvo una pregunta que no estaba segura de como responder.
- Yo... no quería decepcionarle...- Touko comenzó a responder sin siquiera pensar que decía mientras todos sus pokemon habían detenido cuanto hacían y se habían acercado a ver -Si yo me mostraba en ese momento, débil, sin ti a mi lado, destrozada... hubiera caído ante sus ojos y yo no...
- No querías decepcionarlo... ¿Y que piensas de mi? ¿O del resto de nosotros? Incluso de ti misma. ¿Si estaba bien traicionarte a ti misma?- Zekrom agachó su cabeza mientras veía como la mirada cristalina de la joven frente suyo ahora le evitaba y se agachaba para ocultarse -Respondeme Touko. ¿Por qué él fue más importante para ti?
Zekrom sabía a donde quería llegar, sabía perfectamente como presionar los hilos en su maestra y empujarla a grandes cosas, a perseguir sus ideales. Zekrom podía sentir cada latido contrario y cada emoción o pensamiento, el quería ayudar y para hacerlo, primero ella misma debía aceptar quien era y su error. Para ser valiente otra vez. Tenía que admitirlo abiertamente frente a todos, así serían capaces de ayudarla.
-Porque lo amo... desde que lo conocí incluso antes- Los sollozos de Touko llegaron a oído de todos sus pokemon mientras la abrazaban con una sonrisa en sus rostros. Zoroark, Serperior, Scolipede, Braviary, Lucario y hasta el mismo Zekrom rodearon a su entrenadora y parecían más que felices ante su confesión abierta. -Yo amo a N.
Y con esas palabras la mirada azul mar contempló dos cristales rojos que ahora estaban frente a frente y un poderoso dragón negro se recostaba a ella. Eso era todo lo que ellos habían necesitado escuchar.
-Bien hecho, Touko- La frase paternal de Zekrom causó cierta ternura en ella mientras las garras de su pokemon le daban ligeras palmaditas en la cabeza haciéndola sonreír. -Ahora después del encuentro de esta tarde, creo que tenemos un N que buscar ¿No crees?
-Tienes razón, gracias a todos- con una pequeña carcajada la chica de cola de caballo abrazó a todos sus amigos mientras ciertas dudas se dispersaban de su mente.
No importaba que era lo que N pensaba, tampoco si estaría decepcionado o no, o como reaccionaría. Ella no tenía control ni método para saber eso más allá de intentarlo realmente, de ir y hablar con él. Comprobar que sería lo que sucedería y no pensar tanto en ello. De los cobardes no se había escrito nada después de todo.
***
La tarde en el parque de atracciones de Mayólica pasaba animada, "White" podía ver como los niños corrían de un lado a otro y jugaban con varios de los pokemon, podía ver también varios jóvenes y adultos, mayormente parejas, se ponían en fila para montar la montaña rusa tan ruidosa junto a la noria. Parada frente a su atracción favorita estaba White esperando un encuentro.
El movimiento cíclico de la rueda gigante era lento y calmado y las luces en cada cabina con forma de pokeball cambiaban de vez en cuando. Era increíble pensar que tan majestuosa atracción estaba siendo olvidada y se quedaba sin fondos, y que en una semana iba a ser desmontada del lugar y tal vez reemplazada por un carrusel para niños. Ella no quería que se fuera de aquel lugar, pero no era su decisión, así como no lo fue el que N se fuese o no hace dos años.
Una suave brisa recorrió su rostro y movió los mechones de pelo que salían de debajo de su gorra. Aún estaba esperando a Rosa, de la cual no había rastro por ningún lado mas una voz a su izquierda llamó su atención.
-Rosa no vendrá... Pero me gustaría hablar contigo si me lo permites- Y como una ilusión o giro del destino, cuando volteó a su lado pudo ver como el joven de cabello verde té, miraba también a la gigantesca atracción frente a ambos -¿Quieres montar conmigo en la noria?
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