"Deal and goddesses"

-Scolipede...

Esas fueron las únicas palabras que salieron de los labios de White cuando su ciempiés de dos metros caía a sus pies derrotado por un zorro de colores negro y rojo. Ella no se esperaba eso. Aún teniendo la ventaja y conociendo su propia fuerza, la de su pokemon y la de sus adversarios; aún sabiendo que ya una vez habían derrotado juntos a aquel zorro siniestro, aún teniendo la ventaja. Ella había perdido frente a él por primera vez en mucho tiempo...

Recuerdos de hace dos años y medio llegaron a su mente, en su primer combate contra el purrloin de N, ella también había perdido mientras en la escena repitiéndose podía ver otra vez esa mirada quemandose en silente azul dirigido sólo a ella. ¿N se había vuelto más fuerte? ¿O acaso tanto deseaba encontrarla? Incluso si había perdido contra él por primera vez en tanto tiempo, ella sólo podía sonreír.

-Scolipede lo has hecho bien, buen chico- Dejando de mirar aquellos ojos cielo nublado, White se agachó a la altura de su pokemon derrotado y acaricio lentamente su cabeza entre los cuernos para sacar una pokeball y devolverlo a su cálido interior -Te mereces un descanso- Y con un último rugido el pokemon rojo de cornamenta se metió en su pokeball mientras la luz del mismo color lo cubría.

White habló otra vez mientras veía como el joven hombre frente a ella devolvía también a su pokeball al pokemon siniestro.

-Tu has ganado limpiamente, un trato es un trato- Se arregló la gorra antes de continuar mientras se levantaba del suelo y  daba la espalda al joven de cabello verde -Mañana a está misma hora, en la próxima ciudad frente a la Cueva Electrorroca. Un placer haber combatido contigo otra vez, N...

Y sin decir ni una palabra más la joven se fue entre los árboles del bosque cercano al parque dejando a un peliverde atrás que miraba estupefacto a la nada frente suyo mientras parecía reaccionar ante algo y corría en dirección al bosque para no encontrar a nadie.

-Acabo de derrotar a...

***

El día ya había comenzado y Touko aún no podía olvidar lo que había sucedido la noche anterior. Primero haber sido emboscada de esa forma infantil y típica de él hasta cierto punto, como si tuviese miedo a decir sus verdaderas intenciones pero no porque no fuese sincero, sino sólo por... miedo de algo. Y luego aún teniendo la confianza de que podía ganar, de que lo había hecho tantas veces pero sin embargo había perdido frente a él como la primera vez y no podía dejar de mirar las llamas azules en sus ojos llenas de determinación ¿Sería eso lo que también habría visto Reshiram cuando lo escogió como héroe?

Nerviosa por el trato al que había accedido en su última batalla pokemon y además por haber perdido frente a alguien, aún siendo la campeona de Teselia; se encontraba una joven de rizos chocolate cortos mientras salía del centro pokemon de Ciudad Fayenza envuelta en una estola larga color café para ocultar su ropa, esta vez tenía que ir como Touko.

Touko pensaba hacer un poco de turismo luego de tanto tiempo y tal vez así relajarse y conocer más de su región y cuanto había cambiado los años que ella no la había recorrido. La pequeña plaza donde vendían variedad de artículos llamo su atención y decidió entrar pero un cierto hombre con un uniforme muy familiar llamó por completo cada centímetro de su ser.

A paso apurado la joven campeona se paró frente por frente al hombre en uniforme azul claro quien pareció reconocerla al instante e hizo una reverencia por algún motivo. Touko se cuestionó por un segundo si este era el equipo plasma que Iris le había dicho que había vuelto.

-¡Señorita Touko!- El hombre agachó la cabeza cuando se dio cuenta de lo alto de su voz e inclinandose corrigió su error -¡Quiero decir- Campeona Touko!

-Touko está bien, no pensé que me reconocieras aunque creo saber porque. Me estuvieron persiguiendo por cada lugar donde pasaba hace dos años... Ustedes y su estúpido rey...- Touko no pudo evitar decir lo último en un tono más bajo y lleno de un sentimiento un poco confuso para el ex-miembro del equipo plasma que cuando levantó la cabeza para defender el nombre de su señor calló al ver la expresión de tristeza en el rostro femenino mientras miraba hacia una de las mujeres que trabajaba en el lugar.

-...El señor N la ha estado buscando, pero no soy yo quien debería contarle esto...- El hombre de cabello naranja rojizo hizo una pausa mientras recibía un "Lo sé" de parte de la persona frente suyo -Por favor acompáñeme, Señorita Touko

-¿Umm?

Touko no pudo decir nada más mientras el hombre salía de atrás del mostrador y se quitaba el delantal azul con un logo de pokeball que llevaba y lo dejaba sobre un asiento.

-Señora Emma ¿Podría cuidar mi puesto por mi?- La mujer del puesto junto al suyo le miró y con una sonrisa le despidió con la mano mientras el le daba las gracias junto a una reverencia.

-Claro hijo, tomate el tiempo que quieras pero recuerda estar aquí para la hora del cierre, no podemos dejar tu puesto abandonado. Que les vaya bien- La mujer amable sonrió otra vez mientras se despedía y se colocaba junto al puesto del hombre que ahora con un gesto de mano le indicaba a Touko el camino hacia la parte de atrás del local para salir de él.

-¿A dónde me llevas?- Dudosa preguntó la joven mientras disimuladamente colocaba una mano en la pokeball de su Serperior, está vez llevaba a todos consigo incluyendo a Zekrom.

-Eso no será necesario, no tengo intención de provocarle ningún daño señorita, por el contrario- Frente a las escaleras en la colina de Fayenza el peli naranja se detuvo mientras la miraba frente a frente y se arrodillaba frente suyo, por suerte no había nadie en la calle en ese momento -En nombre de los antiguos miembros del equipo plasma, los que seguimos al señor N, y también en nombre de mi señor. Queremos pedirle disculpas por los problemas que le ocasionamos en aquella época...

Touko pestañeó dos veces y miró al hombre postrado a sus pies, el tono de arrepentimiento y su actuar parecía verdadero, demasiado verdadero al punto de que toda la guardia que había mantenido en alto cayó al suelo y se agachó a su altura.

-No te inclines ante mi, no soy yo quien merece tu respeto y devoción. No es necesario- Touko dedicó una pequeña sonrisa mientras ayudaba al contrario a ponerse en pie -Además, el pasado está en el pasado, no es algo que podamos cambiar, y... yo no les guardo rencor a ninguno de ustedes.

El hombre asintió un par de veces y tomó la mano de la joven mientras la guiaba por las escaleras hasta llegar frente a la puerta de la casa que se hallaba en la cima de la pequeña colina.

-Aquí adentro hay personas que también quieren verla, no sólo a usted, también a nuestro señor. Pero el dijo que no volvería hasta encontrar su verdad otra vez...

Touko dio una mirada desconfiada por un segundo para luego tocar la puerta de manera dudosa pero las personas que la recibieron hicieron que cada duda desapareciera mientras lágrimas se formaban en los ojos de las mujeres presentes.

-¡Touko!-
-¡Touko!-

La voz al unísono de las hermanas y el abrazo lleno de lágrimas trajo a la joven de mirada azul de vuelta a la realidad mientras se abrazaban mutuamente con toda la fuerza que tenían en ese momento.

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