(A) 06. Adoptar

En el tramo restante era inevitable pasar por la tienda de mascotas del vecindario. La había abierto una pareja joven hace un par de meses. Ambos eran recién casados y estaban buscando establecerse. Se conocieron durante la carrera –veterinaria– y su conexión fluyó, eso fue lo que MaeWoo me contó el mes pasado. Nos encontramos en la parada de autobús y nos pusimos a conversar para matar tiempo.

Ella era realmente joven y guapa. Su esposo también.

―¡TaRa!

―¡MaeWoo!

Y nos abrazamos dando saltitos como amigas que se ven después de años. Nos volvimos cercanas después de esa conversación. Muy cercanas. El hecho de que ella fuera tres años mayor no fue un impedimento.

―¿Qué haces aquí? ¿No dijiste que estabas ocupada? ―preguntó ella cuando nos separamos.

―Lo estoy, pero tengo que ir a la pastelería.

―Con cuidado, bebé. Escuché que su hija se comprometió, así que está presumiendo el hecho con todos los vecinos.

¿Ven? El señor Gang era hablador.

Suspiré.

―¡No quiero ir, MaeWoo! ¡Sálvame de la desgracia! ―dramaticé. 

Ella me trataba como su hermana menor. Incluso nos designamos hermanas de otra madre. Tal vez en nuestra vida anterior sí lo fuimos.

―Mejor dime quién es el chico. ―Con su mandíbula apuntó a algo detrás de mí.

Sabía que se refería a JeongGuk.

―Es el hijo de la mejor amiga de mi mamá.

―Creí que era tu novio. ―Chasqueó la lengua.

―¿¡Qué!? ¿¡El idiota!? ¡No!

―Es bien parecido.

―No te creas, tu esposo es más guapo.

―¡TaRa!

―Oye, no es mi culpa que TaeHyung tenga tan buenos genes. Sus papás debieron hacerle con amor.

―Tú no tienes censura. ―Se rió con timidez.

El nombrado salió por la puerta del local y se paró junto a MaeWoo.

―¿Ya decidiste adoptar uno de nuestros animalitos? ―consultó TaeHyung.

Recordé que hace unos días se lo comenté mientras esperaba que MaeWoo terminara una de sus consultas. Siempre quise tener una mascota y me había decidido a obtenerla, pero tenía un pequeño problema. Uno minúsculo: mamá era alérgica.

Necesitaba mudarme. Si tan solo tuviera el dinero suficiente.

―Todavía no. Primero debo conseguir dinero.

―¿No habías dicho que terminarías tu proyecto esta semana? ―preguntó ella.

―Ugh, no me lo recuerdes. Las pruebas salieron mal.

―Ánimo, TaRa. Eres muy capaz.

―TaeTae tiene razón, bebé. No te rindas.

Sonreí para ambos y asentí.

―Lo siento, TaRa, pero te robo a mi esposa. Tenemos unos gatitos bebés esperando.

―¡Cierto! ―Exclamó MaeWoo―. Salgamos otro día, bebé. 

Ambos se despidieron y desaparecieron dentro del local. Yo solo me quedé viendo por la vidriera todos los animales dentro. Había perritos, conejitos, aves, peces y gatitos. Los hermosos y superiores gatos. Me hinqué y me quedé observando a los felinos dormir.

―Pronto ―dije para mí. 

―No vamos a llegar nunca si nos detenemos cada cinco minutos, TaRa. Hablas con todo el mundo ―se quejó.

―Shh, no es mi culpa que no seas tan social como yo.

Sentí una pequeña gota impactar en mi hombro.

 ―Vámonos.

―¿Sabes? Siempre he querido tener un gato ―comenté.

―Sí, lo recuerdo. 

―Pensé que cuando fuera mayor, me mudaría y podría adoptar uno.

―¿Y cómo vas a mantener un gato si no trabajas? ―inquirió directamente. 

Ouch, ese fue un golpe bajo.

―JeongGuk, me subestimas.

―Ni siquiera estás yendo a la universidad. 

―No quiero un trabajo de oficina. 

―¿Entonces cómo piensas vivir?

―Viviré bajo un puente, ¿qué te parece eso? ―respondí con ironía.

―TaRa, esto es serio. No puedes echar a perder tu vida así.

―¿Ella te pidió que lo hicieras?

Un gatito atigrado se estiró y bostezó antes de volver a hacerse bolita. Tan bonito. Sonreí por instinto y toqué el cristal con mi índice.

―¿Qué cosa?

―Que me convencieras de ir a la universidad. 

―No. Lo estoy haciendo porque me preocupo por ti.

―No necesito que te preocupes. No somos amigos ni nada.

―Nos conocemos de toda la vida, TaRa.

―JeongGuk, que no viva mi vida como ellos están esperando, no significa que la esté echando a perder. Que parezca que no hago nada no significa que sea así.

―No dije eso.

―Parecía. Pero no te culpo por pensar lo peor de mí, todos lo hacen. ―Pausé unos segundos―. Siempre esperan lo peor, entonces, si fracaso, ¿alguien se sorprendería? No, ellos se sorprenderían si tengo éxito ―me respondí sola.

―¿Cómo puedes tener éxito si te la pasas haciendo la fotosíntesis todo el día?

Sonreí de lado con amargura. De verdad, todas las personas a mi alrededor, si omito a MaeWoo y a TaeHyung, pensaban que no hacía nada. Que vivía de arrimada en la casa de mis padres porque era vaga. Nunca me lo habían dicho a mí, pero sí a mamá.

―La clave para la sorpresa es que no esperen que suceda.

Otra gota cayó en mi brazo. Luego una en mi nariz y sentí otra golpear mi cabeza. El idiota había tenido razón. Llovió en verano.

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