003

YOONGI




—Bienvenidos a Blue Cardenal, ¿hicieron reservación previa? —pregunto la mujer, en canto lo hizo le di un asentimiento como respuesta—. ¿A nombre de quién, disculpe?

—Min Yoongi —mi novio estaba abrazando mi brazo con algo de fuerza, apretándolo mientras su vista viajaba por dentro del lugar, sé que siempre se emociona al estar en aquel restaurante de clase media alta, le encanta la comida, siempre lo menciona.

La mujer en cuanto encontró mi nombre, nos invitó a pasar, elegí una mesa en el centro del lugar, pues el sitio tenía una vista excelente desde allí, podías ver las pinturas hechas en la pared, todas representando un hermoso jardín lleno de aves exóticas y además de hacernos ver un paisaje de naturaleza muerta que a decir verdad no era mucho de mi agrado, pero para Minseok era todo distinto, sus ojos siempre brillan cuando ve esas pinturas en los muros.

—Pensé que era una broma cuando mencionaste que me traerías —comento mi novio—, pero veo que tu palabra siempre es verídica —sonrió, y yo no pude evitar perderme por unos momentos en aquella sonrisa suya, tan linda y autentica, era como ver un millón de estrellas en el espacio.

—Sabes que me gusta complacerte —lleve mi mano hacia la suya sobre la mesa, acariciando el dorso de esta misma para brindarle calidez.

Ciertamente quería pasar el mejor de los aniversarios a su lado, pero el nerviosismo inclusive me estaba ganando, a cada momento recordaba el anillo que guardaba en secreto, planeaba pedir algo de vino blanco y un postre ligero, y después le pediría que se case conmigo, aunque también muero de ganas por pedírselo de una vez por todas antes de iniciar la comida.

Tengo que resistir esta ansiedad que me carcome por dentro, debo de aguantar un poco más, cenaremos y luego se lo pediré, y espero que él acepte gustoso, nada me haría más feliz que eso.

El mesero llego y pedimos lo de siempre, él gustaba de pedir una ensalada Cesar, junto a un corte de carne de filete mignon, en cuanto a mí, me gustaba más lo tradicional, gustaba de pedirme un mandu-guk, pedimos agua para beber, y comenzamos a comer.

Hablamos de cosas triviales, nuestras conversaciones podían comenzar por el trabajo de ambos y terminar por hablar de lo que pasaba en nuestras infancias, está vez el me volvió a hablar de aquella vez cuando de niño se había caído de la bicicleta frente a sus vecinos, lamentablemente traía algo de arroz que su madre le había encargado, había terminado por tirar la bolsa y esta se había roto, media calle estaba cubierta por arroz, tuvo que levantar grano por grano con ayuda de su vecino de enfrente que no dejaba de decirle lo gracioso que se había visto al caerse, como siempre ante ese relato, no evite sonreír, y él también.

La cena pasaba tranquila, pero en cuanto él había metido el ultimo trozo de carne a su boca, supe que quedaba poco tiempo para que mi plan se llevará acabo, lo que me mantuvo cada vez más nervioso por el asunto, apreté mi vaso dándole después un largo sorbo terminándome el agua que contenía, y entonces vinieron a retirar nuestros platos.

—¿Gustan de algo más? —pregunto el mesero.

—Sí, tráigame su mejor botella de vino blanco, y un par de pasteles de ángel, por favor —mencione, el mesero asintió, y Minseok me miro con el ceño fruncido confundido.

—Jamás pides postre y vino —comento, cruzo sus brazos sobre la mesa y me miro, como si quisiera saber lo que estaba planeando—, ¿es acaso una ocasión tan especial?

—¡Por supuesto que lo es, amor! —sonreí, no quería arruinar nada—. Es nuestro aniversario, de vez en cuando hay que celebrarlo a lo grande.

Minseok entrecerró los ojos, parecía no creerme, me obligue a regalarle una sonrisa para que no sospechase nada, y él me regalo un asentimiento, aunque sabía que él no me estaba creyendo para nada.

El vino y el postre no tardó en llegar, comenzamos a comer el pastel, mientras disfrutábamos del afrutado sabor del vino, seguimos hablando y soltando suaves risas para no causar mucho escándalo en el lugar, y entonces metí mi mano en el bolsillo, sentí la cajita, apreté mis labios y la sostuve con fuerza, era hora, estaba seguro, estaba frente al chico con quien deseaba pasar el resto de mis días, no tenía nada de dudas con eso, y era la hora de pedirle que se case conmigo, mientras él servía otro poco de vino en nuestras copas, saque el anillo, y lo mantuve sobre mi regazo.

Solté un resoplido, y él me miro.

—¿No sientes calor? —pregunte y él soltó una suave risa.

—No, hace más frío aquí que en mi trabajo —era cierto—, además esto —señalo la copa de vino—, ayuda mucho para quitar el frío.

—Nada que no pueda negarte.

Y entonces él acerco la copa a sus labios.

—Minseok —le hable, él dejo la copa para mirarme a los ojos—, ¿sabes? Hemos estado varios meses y años juntos —él me regalo un asentimiento—, sé que a veces no puedo estar contigo todo el tiempo, pero siempre trato de que estemos juntos el tiempo que sea necesario.

—¿Qué no pasamos mucho tiempo juntos? Yoongi, pasamos mucho tiempo juntos, creo que eres el novio más considerado del mundo, me encanta que siempre estés allí para mí.

Coloco su mano sobre la mesa y yo la agarre.

—Y a mí que estés para mí —y fue allí cuando saque la caja, miro aquello y su sonrisa fue decayendo de a poco, seguramente estaba emocionado al ver la caja, aparto su mano y yo abrí la caja—, Minseok, ¿quieres pasar tu vida junto a mí? —mostré el anillo, no era caro, pero era hermoso.

Esperaba que se emocionará, esperaba que me sonriera, que nos levantáramos para abrazarnos, pero en cambio obtuve su mirada baja, justamente sobre el anillo, mientras poco a poco negaba con la cabeza.

—G-guarda eso —menciono.

—Minseok...

—Sólo guárdalo —empujo mis manos, y entonces fruncí el ceño, el mordió su labio inferior con fuerza mientras cerraba sus ojos con fuerza—, lo siento, Yoongi, pero no...

—¿Por qué reaccionas de ese modo? —no me estaba molestando, pero estaba totalmente estupefacto por su reacción tan negativa—. Minseok, llevamos.

—No importa si llevamos diez años o cinco saliendo, Yoongi —me interrumpió de manera abrupta—, no está en mis planes casarme, y nunca lo estará.

Sentí mi pecho oprimirse por su respuesta, relamió sus labios mientras yo me quedaba estático en mi sitio, ¿qué hice para que él me rechazará? No lo sé, se levantó encolerizado mientras negaba y se iba a los sanitarios, y yo me quedé allí sentado, mirando a un punto fijo, sin saber que hacer o que decir.

Ni siquiera sentí cuando la primer lagrima salió por mis ojos, anunciando la tristeza que había causado tal respuesta, me dolía el corazón a más no poder.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top