4.
Ni mi madre ni yo no emitimos sonido alguno cuando ambas nos subimos al elevador. Al cierre de las puertas lo único que se escuchó fue la típica música que ponían en el ascensor pero no le presté atención.
Miro de reojo a mi madre y hago un leve puchero, no me gustaba verla de esa forma.
Su mirada era pérdida y triste aunque cuando notó que yo la mirada me intentó sonreír yo sabía la verdad y sabía que ella no estaba para nada bien.
—Mami.. —Susurro y la abrazo.
De inmediato su aura maternal me envolvió y de esa forma nos quedamos hasta que las puertas se abrieron en el piso número ocho.
Al ingresar al Departamento no me había tomado la molestia antes de verla con detalle y la verdad era hermosa, la elegancia de los muebles y las paredes me transmitió cierto calor hogareño, y era junto lo que necesitaba en ese momento.
Mi madre y yo nos sentamos en el sillón que nos permitía ver desde allí gracias al gran ventanal la ciudad de París y la Torre Eiffel iluminada.
Mis ojos picada un poco, me aguanté las lágrimas y terminé por apoyar mi cabeza en las piernas de mi mamá. Ella acarició mi cabello y la escuché suspirar.
—Mamá..nunca me contaste el motivo por el cual dejamos París.
La oigo suspirar nuevamente y se inclina para dejar un beso en mi cabeza.
—Nunca quise dejar a tu padre, solo no tuve opción—Comenzó a hablar suavemente—. No necesitas saber todo, solo lo necesario pero todo pasa por algo ______.
—¿Tú aún amas a mi padre? —Pregunté con cautela y ella sonrió nostalgicamente.
—No.—Respondió pero sabia que mentia por su mirada. Mi madre solía hacer un extraño gesto que la relataba.
Preferí no insistir, París nos estaba afectando a ambas más de lo que nos hubiera gustado admitir.
—Bien, a dormir. Mañana tengo unos asuntos muy importantes que resolver aquí, puedes usar tu tarjeta pero no abuses. —Me señala con el dedo y yo la miro con un puchero divertido.—Es enserio, ____.
—Esta bien. —Digo entre risas y ella me regala una sonrisa. —Buenas noches.
Ambas bostezamos y cada una va a su habitación.
Me tomo una ducha relajante con agua tibia y me quedé pensando sobre todas las cosas que habían pasado hoy. Mi cabeza dolía más de lo usual por lo que al salir de inmediato me tomé las pastillas, no quería tener otro episodio.
Terminé de ducharme, vestirme con el pijama y lavarme los dientes para así ir directo a la cama. Tenía tantas cosas en la cabeza en ese momento pero el sueño me ganó y caí rendida en las comodas sabanas.
Me sumergí en un profundo sueño.
A la mañana siguiente mi cabeza dolía demasiado, había tenido extraños sueños sobre una criaturita, volaba a mi al rededor intentaba hablarme sin embargo no comprendía lo que me decía. Luego de ello todo fue negro.
Toqué mi rostro al sentirlo húmedo y me encontré con sangre en mi nariz. Me levanto y voy directo al baño, me lavo el rostro y los dientes para luego tomar mi celular para leer un mensaje.
"____ soy Adrien, estaré con mis amigos en el puente de Paris, ¿vienes?" 10:15 a.m
Sabía casi con certeza que Kagami estaría allí, pero la verdad no me importó o eso intenté creer.
"Voy para allá" 10:28 a.m
Salgo al balcón y noto el cielo completamente nublado con una brisa fría, amaba este clima. Mi atuendo fue simple pero bonito, un buzo negro con glitter, un jean mom junto con un cinto qje permitió marcar mi cintura, unas zapatillas blancas un gorrito de lana negro con el pelo suelto dejando mis ondas naturales y ya estaba lista. *imagen arriba*
Al salir de mi habitación veo una nota de mi madre en el mueble, la tomó entre manos y leo lo escrito.
Tengo unos asuntos que resolver, llamame si me necesitas. Pd: recuerda tomar tus pastillas. Te ama, mamá.
Sonreí levemente y tomé mis pastillas antes de irme. Tomaría el desayuno en alguna cafetería.
Salgo del hotel y sonrío cuando la brisa fresca azota mi rostro. Camino un par de cuadras cuando el olor de una panadería llama mi atención, agradecí cuando no había mucha fila y al cabo de cinco minutos fui atendida por una señora muy amable.
—De verdad todo huele de maravilla señora...
—Cheng, Sabine Cheng—Me sonrie.
—Señora Cheng me gustaría llevar dos
Croissant, por favor.
De inmediato me prepara el pedido, pagué y muy agradecida salí del lugar.
Al llegar a una cafetería pido y pago un Latte con caramelo para así ir rumbo al puente.
Al llegar al puente me sentí confundida al no ver a mi hermano allí. Termine mi café y mis Croissant.
Pero bastó caminar un poco más para verlo a lo lejos, su cabellera rubia era de muy buena ayuda a la hora de encontrarlo. Él y sus amigos estaban sentados en una perfecta ronda, con dos personas tocando la guitarra, desde aquí escuchaba algunas risas por lo que decidí acercarme.
—Hola.—Murmuré un poco tímida.
Todos los ojos estaban sobre mi y eso me hizo sentir algo pequeña pero mis ojos solo se conectaron con unos orbes azules por unos segundos.
—¡____! —Gritaron los presentes que ya me conocían, pero habían nuevos rostros que no.
—Ven, siéntate. —Rosita me invita y terminaron por expandir la ronda.
Me senté al lado de mi hermano bajo miradas muy curiosas y al notar que Kagami estaba en uno de los brazos de Adrien me hizo voltear la mirada.
Diablos, Kagami. ¿Por qué me afectas así?
—Bien, chicos. Ella es _____, es la hermana de Adrien. ____ ellos son Luka,Layla y Nathaniel.
Los saludo levantando la mano pero al conectar nuevamente mi mirada con el chico de pelo azul senti una gran puntada en mi cabeza. ¿Por qué me pasaba todo esto?
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