24.
Ambos nos sentamos en el sillón y de inmediato Luka se acomodó sobre mi apoyando su cabeza en mis piernas.
La acción me tomó por sorpresa pero poco después una sonrisa aparece en mi rostro por el tierno gesto.
—Y por cierto, _____. Ya que aclaramos las cosas y que por fin hemos vuelto a hablar...—Ríe levemente contagiandome también.—Aun no te he dado el regalo de cumpleaños que quedó pendiente.
—Cierto, me has dicho que no era nada material.—Recordé el susurro del peliazul en mi fiesta de cumpleaños.
—¿Estas libre mañana?—Levanta la mirada aun con su cabeza en mis piernas.
Una de mis manos no puede evitar acariciar su cabello y mis ojos admiraban indiscretamente su belleza. En verdad Luka era un chico demasiado atractivo digno de presentar a una madre.
Rei internamente por mi pensamiento.
—Eso creo. ¿Por qué?—Pregunté con curiosidad.
El se levanta de mi regazo y me sonrie con esa sonrisa que sólo él podía dar. Sumamente cautivadora.
—¿Te gustaría salir conmigo? En una cita...—Se muerde levemente el labio al mencionar la palabra "cita" Eso lo puso nervioso.
—Me encantaria, Luka.—Murmuré sonrojada. Mi corazón latía muy rápido.
Saldría con Luka, en una cita.
Vi como poco a poco acercaba su rostro al mio y el olor a menta de sus labios cortó mi respiración. Su fragancia masculina inundó mi ser y su calor envolvió mi cuerpo erizando por completo mi piel.
Nuestros labios terminan uniéndose e iniciaron una danza lenta. Sus manos fueron directo a mi cintura y en un movimiento terminé en sus piernas. Nuestros labios aumentaron su danza a una más salvaje, buscaban dominar al otro pero Luka gana cuando deja una suave mordida en los labios y me hace gemir sorpresivamente. El sonríe en medio del beso y separa lentamente sus labios de los míos dejándome acalorada y con ganas de tener sus labios sobre los míos 24/7.
—Si mi hermano se entera que estas así conmigo te mataria.—Mencioné con una sonrisa divertida.
—No sólo tu hermano.—Tuerce una sonrisa y deja una caricia en mis caderas.
—¿De que hablas?—Sus palabras me dejaron confundida.
—Pues, alguien más me querría muerto pero no por un lazo de hermandad.
Seguimos hablando un buen rato. La verdad es que nuestra conexión era inexplicable. Me sentía cómoda a su lado y amaba hablar con él sobre todo.
Le conté como fue mi vida en el pueblo donde vivi con mi madre lejos de París y me di cuenta lo mucho que extrañaba a mi madre.
—Tranquila, ya volverán a estar juntas.—Me consoló.
Todo este tiempo permaneci en el regazo de Luka. El me dejaba mimos en mi cabello mientras mi cabeza estaba en su hombro completamente acurrucada sobre él.
—Eso espero. Cuando subí al bus su expresión me rompió el corazón. Parecía en shock o algo así, supongo porque es la primera vez que nos separamos tanto. No me imagino crecer sin ella en mi vida.
Y seguimos hablando un rato más.
—¿Sabes lo feliz que estoy por tenerte en mis brazos, _____?—Me susurra suavemente en el oído erizandome la piel. Deja un pequeño beso en mis labios y luego mira su reloj en su muñeca.—Y aunque no quiera irme, le prometí a mamá ayudar en el orfanato.
Hice un puchero involuntario cuando tuve que bajarme de sus piernas para que él pudiese levantarse del sillón y el ríe al ver mi rostro.
—Va, bonita. No pongas esa cara, quisiera quedarme y lo sabes.—Deja un beso en mi frente.
¿Por que repentinamente no quería irme de su lado?
—¿Quieres que te acompañe?—Pregunté y un bostezo se escapó de mis labios. Repentinamente me sentí muy cansada y débil.
—Lo mejor será que descanses. Pasaré por ti mañana, te escribiré para darte detalles.
Ambos nos acercamos a la puerta de salida y nos despedimos con un beso.
Cuando cerré la puerta detrás de mi sentí frío y todo se volvió negro.
—El miraculous ha sido robado de las manos de la portadora. Los miraculous de primera generación corren riesgo. Unidas y en manos equivocadas abren el portal a la oscuridad eterna.
—La portadora de la luz se enferma cada día con más gravedad. El miraculous de luxy está dañado.
—En 80 días un eclipse se verá en el cielo de París. Si los miraculous siguen en manos equivocadas todo estará perdido.
El ruido de la puerta tocando me despertó de repente. Me quejé en voz alta mientras me levantaba del suelo posando una de mis manos en mi cabeza y la otra me ayudaba a levantarme pasandola sobre la pared. ¿Que había ocurrido? Mierda. mierda. mierda.
Toc Toc.
Me di cuenta que estaba aún en la puerta de entrada. ¿Me había desmayado aquí?
Al abrir la puerta una cabellera rubia se ve de inmediato.
—¡Ho...!—Su saludo para en seco y se acerca a mi con rapidez.—¿Estas bien? ¿Necesitas que llame a una ambulancia?
Aurore estaba inspeccionandome. Su rostro expresaba pánico y me di cuenta del por qué.
Sangre.
En mi nariz, en mi ropa y en el suelo.
—Yo, si. Es que me cai y me golpee.—Me excuse rápidamente y me hice a un lado para permitirle la entrada.
—Un golpe demasiado feo. Dejame revisarte. No sé mucho de curar a alguien pero asistí a un programa de primeros auxilios. ¿Tienes botiquín?
—Mm...si en el baño.—Murmuré sobando mi cabeza. Aun muy confundida por la situación.
Aproveché cuando Aurore fue al baño para limpiar la entrada de mi casa y no dejar manchas de sangre. Opté por limpiar mi nariz con mi remera que ya estaba sucia y luego me la quité para así cambiarla por otra.
—Por cierto, escuché a mi abuela quejarse de un par de adolescentes con las hormonas super alteradas aquí en el pasillo y hace un par de horas vi a un chico salir de aquí. —Me mira con una sonrisa pícara y nos sentamos en el sillón.
Me reí y me sonrojé cuando recordé la tarde que pasé con Luka y lo divertido de la situación con la anciana del otro departamento.
Aurore me revisó y cuando terminó de hacerlo me entregó dos sobres que tenia.
—Lo dejaron en mi departamento. Se equivocaron y al ver el nombre supe que eras tú.
Tomé la Carta entre mis manos y lo dejo a un lado agradeciéndole por traer la Carta a mi departamento.
La invité a quedarse y con gusto aceptó.
Con Aurore terminamos hasta altas horas de la noche. Hablando y riendo. Habíamos pedido comida y la verdad la estaba pasando bien olvidandome por un instante todo lo que había pasado antes.
Cuando se fué ordené lo que había quedado sucio y luego de una caliente ducha me metí bajo las sabanas y quedarme profundamente dormida.
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