15. (+18)

⚠️ Capitulo explícito.  Que lo disfruten.

Adrien estaba frente a mi. En silencio y observándome con atención. Yo mordí mi labio inferior intentando no mirarlo pero era imposible, me ponía nerviosa.

—¿Y bien? ¿Me dirás que es lo que pasó?

Quisiera, hermano. Pero no puedo.Pensé

—____....

—Bien.—Exclamé para posteriormente soltar un gran suspiro.—Pero primero pediremos comida y en lo eue llega el delivery yo me daré  un baño, el viaje fue largo.

El parece pensarlo un segundo y luego se rinde asintiendo con la cabeza.

—Bien, ve. Yo pediré la comida.—Me sonríe dulcemente como solo él sabe hacerlo.

Me apresuré en tomar mi pijama e ir directo al cuarto de baño. Cerre la puerta detrás de mi. Por lo menos me daba tiempo suficiente para pensar en lo que le diría a Adrien.

Me cuestióné en el baño si decirle lo que había ocurrido con los chicos, las amenazas de Layla, y que su novia es mi ex con la cual perdí la virginidad.

¿Por donde comenzar?

Este último quizás sea el más chocante para él. Pensar en la virginidad provoco el recordar la primera vez que estuve con Kagami, a los 16 años de edad.

Creo que era muy obvio. Ambas éramos muy curiosas desde pequeñas y es que habíamos crecido juntas prácticamente fue mi única amiga. Sin embargo nuestra curiosidad se impulsó aun más cuando vimos por accidente una película de adultos a mis 14 y sus 16 años de edad en el que eran partícipes dos mujeres; "La vida de Adèle"

Desde ese momento nuestros toques más íntimos no pasaban de besos y algunos toqueteos sobre la ropa a escondidas de todos. Hasta que en mi cumpleaños número dieciséis quisimos ir más allá.

Recordé del buen sexo que tuvimos la primera vez pese al no tener experiencia.

—Te traje un regalo de cumpleaños..—Murmura Kagami sobre mis labios mientras sus manos se pasan debajo de mi camiseta.

—Sabes que no es necesario, el regalo que más quería este día está besando mis labios.—Digo coquetamente y vuelvo a retomar el beso. Ella sonríe.

—Más bien es un regalo para ambas.—Me susurra bajando sus labios a mi cuello.

Termino por apoyar completamente mi espalda en la cama y ella sube sobre mi cuerpo. Sonriendo coquetamente muerde su labio inferior lo que me hace elevar una ceja. ¿Qué estaba tramando?

Ella pone un dedo sobre sus labios indicando que no haga ruido, si bien no había nadie en la casa escuchaba como mi madre por momentos iba y venía puesto que ese día estaba terminando la organización de lo que seria mi fiesta de 16 años en un gran salón. En Japón no tenían esas costumbres pero mi madre no permitiría dejarme sin una fiesta.

Volviendo con Kagami, la ropa ya no fue necesaria y ella se había encargado de quitarme toda la tela, excepto mis bragas.

Estaba casi desnuda frente a ella.

Mis nervios de inmediato se hicieron presentes y la humedad en mis bragas delataba mi excitacion.
Kagami bajó  sus besos lentamente a mis pechos y los chupó sin pudor. La buena genética me había proporcionado senos al tamaño justo y firmes, perfectas para mi edad.

Sus manos recorrieron mi cuerpo y aunque yo intenté tocarla ella me gruñó en negación.

—Quiero tocarte y tú  disfrutes.—Su voz estaba levemente más gruesa. Excitada.

Sus palabras de alguna forma me calentaron más y cuando llevó sus dedos sobre mis bragas no pude evitar suspirar.

—Estas mojada...—La escucho susurras y comienza a bajar sus besos hasta mi abdomen.

Poco a poco retira la última prenda y ahora si, estaba desnuda.

Ella baja sus besos a mis muslos y acompaña sus labios con caricias en mis piernas.
No puedo evitar morder mi labio inferior, lo estaba disfrutando pero por alguna razón moría más por sentir sus labios sobre mi femineidad.

—Por favor...—pedí  en un susurro con las mejillas sonrojadas.

La escucho reír levemente por mi desesperación y ahí es cuando sus besos se acercan hasta posarse en el clitoris.

Besó, chupó y lamió mi punto haciéndome suspirar.
Quise mover mis caderas para sentirlo mucho más sin embargo ella no me lo permitió reteniendome con sus manos.

—Quédate aquí.—Murmura.

Cerré mis piernas intentando calmar las sensaciones que tenía ahí debajo pero fue inevitable llevar mis dedos donde previamente los tenía Kagami. Me toqué lentamente en la espera de la peliazul y cuando volvió escuché como tragó saliva.

—Ese es mi trabajo.—Murmura  subiéndose nuevamente sobre mi. Toma de mis muñecas y las lleva detrás de mi cabeza provocando un gran quejido mío.— Ahora, solo relájate.

Mis manos quedaron aprisionadas y aunque quisiera moverlas  me eran imposible. También acercó una venda y las colocó  sin objeción sobre mis ojos. ¿Qué es lo que haría?

Segundos después volví a sentir su respiración en mi parte baja y su lengua no tardó en aparecer.

Intenté callar mis gemidos pero falle cuando sentí un dedo en mi interior. Molestó en un principio sin embargo cuando estuve lista uno más se le sumó y por último eran tres dedos penetrandome.

—Mierda...—Gemi arqueardo mi espalda. Kagami estaba follandome con sus dedos a la vez que su lengua se frotaba en mi clitoris.

Al tener los ojos vendados mis sentidos parecían haberse agudizado y eso me gustaba. Me permitía sentir mucho más.

—Iré suave para no lastimarte...—Exclama y retira sus dedos cuidadosamente.

Hubo un momento de silencio de palabras. Lo único que se escuchaba era mi agitada despirscion y la de Kagami. Confusión de mi parte al escuchar pequeños ruidos como si  estuviera abrochado algo y preparando todo para lo que vendría después.

Kagami toma de mis caderas para acomodarme a su gusto y retira el vendaje.

Se había colocado un arnés e iba a follarme en ese mismo instante.
La observo y sus mejillas también estaban sonrojada, sus pezones estaban duros y su pecho subía y bajaba con rapidez.

—¿Lista, amor?

"Amor" mi corazón latió más fuerte. Asentí ante su pregunta.

Poco a poco llevo aquel dildo que simulaba un pene a mi entrada y poco a poco fue penetrandome.
El dolor que se sintió fue extrañamente placentero. Cuando el platico ingresó por completo nuestros senos quedaron pegados, nuestros rostros estaban muy cerca y mis piernas estaban temblando.

Nos besamos lentamente en lo que la molestia se disolvia. Con sus manos Kagami me acariciaba la cintura con dulzura.
Poco a poco comenzó a moverse, lento en un principio pero la velocidad aumentó y la dureza de sus estocadas también.

Mi cuerpo se sacudió  bajo de ella. Sin pudor gemi. Mis manos aún permanecían atadas detrás de mi cabeza y Kagami follaba mi interior con ansias. Sentía como mis fluidos se resbalaban por mis piernas y si pensaba que no podía tener más placer estaba equivocada. Kagami sacó un pequeño vibrador y lo encendió.

Cuando lo colocó sobre mi clitoris todo el placer se duplicó y mi cuerpo parecía conculsionar. Por supuesto no pude aguantar mucho más cuando el gran orgasmo  me invadió, kagami también gimió al verme en ese estado.

—¡___! ¡el delivery ya llegó!—La voz de mi hermano interrumpió mis pensamientos.

Mi respiración estaba acelerada, el agua caliente aún recorría por mi cuerpo y mis dedos estaban inconscientemente acariciando mi clitoris. Mierda. Estaba excitada.

De inmediato retiro mis dedos de mi zona y cambio el agua hasta ponerlo fría.

Me había calentado con mi recuerdo teniendo a Adrien en la sala. Estaba loca.

Al salir ya vestida y con una toalla envuelta en mi cabello húmedo Adrien me muestra las cajas de comida que yacían sobre la mesa. Río al ver la cantidad de comida que estaba encima de esta.

—¿Tendremos invitado?—Pregunto curiosa de forma divertida sin esperar realmente un si.

—De hecho....

Unos golpes en la puerta lo interrumpen y cuando abre la misma mi rostro empalidece.

Luka, Nath y Kagami estaban del otro lado.

—Cuando se enteraron no pudieron esperar hasta mañana para verte.—Dice mi hermano llevando su mano a la nuca, estaba apenado.

Mis ojos se dirigen a esta última y no puedo evitar apartar mi cabeza para esconder mis posibles mejillas rosas de la vergüenza.

Esta será  una posible larga noche.

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