13. Maraton 2/2
Tras el descubrimiento de Luka y Layla en en baño ya no fui la misma, pero lo que terminó por colapsarme fue cuando en la última noche mi hermano y Kagami oficializaron su relación.
Después del viaje, al volver a París ya nada fue igual.
Me alejé completamente del grupo, mi hermano había intentado comunicarse conmigo pero jamás le respondí.
Mis ataques comenzaron a ser más intensos y trajo preocupación por parte de mi madre.
Mi padre por otra parte estaba de viaje con su novia por lo que dejé de verlo cuando volvió. Mi detonante fue el ver sufrir a mi mamá al enterarnos que su viaje fue con el fin proponerle matrimonio a su, ahora, prometida Becca.
Todo parecía estar mal. Mi cabeza estaba hecha un lío. Mi mamá llegó a la conclusión de irnos del país más no podíamos ya que su nuevo trabajo era mucho más exigente que nos impedía irnos, su contrato lo decía.
Optamos por mudarnos. Una casa amplia en un pueblo agricola.
Nunca había estado en un campo y la verdad es que me había enamorado.
Ahora tenía a cargo algunos animales, tenía dos caballo y todos estaban a mi cargo por decisión propia.
Claro que mi mamá había contratado personal encargada para ello pero yo ayudaba.
También asistía a comederos de personas con bajo recursos. La vida que estaba llevando logró despejar mi mente solo por un tiempo.
Los meses que siguieron comencé a tener sueños más recurrentes con la señora que me había asustado en las calles de París, ahora se agradaba.
A veces me hablaba cosas de los cuales no entendía nada pero ella insistía que algún día lo comprendería.
Hablaba sobre Kwamis, de poderes, de mi como guardiana de no se que y que debía encontrar a Luxy puesto que mientras no la tuviera mis días estaban contados, mi fuerza vital dependía de ella.
Me nariz sangraba con más frecuencia y me empezaba a sentir más débil.
-¿Estas bien?-Me pregunta un niño de tan solo 6 que estaba esperando su plato de comida en el merendero solidario.
-Oh si, estoy bien Jake.
El señala su propia nariz y ahí me percato que mi nariz estaba sangrando, por tercera vez en el día.
De inmediato utilizo la manga de mi remera larga para limpiarme e kntento sonreír para tranquilizarlo.
-Esto te pasará a ti si sigues dejando a un lado las verduras.-Exclamo fingiendo seriedad.
El parece asustarse y cuando le sirven su plato corre los más rápido que puede.
-¡Coman sus verduras!-Le grita a sus compañeros de mesa lo que provoca una pequeña risa de mi parte.
-Ve a casa, querida. Yo me ocupo del resto.-La señora Victoria toma la escoba que yacían mis manos y yo intento recuperarlo pero me lo impide.
La señora victoria era una mujer de 74 años, tan amable y reluciente que me quería como una nieta.
No me quedo más que abrazarla y besar su mejilla para así salir e ir a caminar por los prados hasta un río donde la pesca era común en ese lugar.
Más solo estaba ocupada por un viejo anciano en la orillas del mismo.
Seguí mi camino pateando algunas rocas escucho un fuerte grito en pedido de auxilio; era el anciano.
-¡Señor!-Exclamo al ver que el señor cayó cayó agua y que poco a poco se hundía.
No lo pensé dos veces para correr en su dirección y arrojarme al agua.
Tome aire y nade por debajo del agua para tomarlo entre mis brazos y volver a tierra.
El tosió escupiendo la poca agua que había tratado y al recuperarse toma aire.
-Gra...-Intenté decir y vuelve a toser. Le dejo pequeñas palmadas en su espalda.
-No hay por que.-Digo con una sonrisa.
Lo ayudo a recomponerse y luego de un rato de darme las gracias por haberlo salvado se va del lugar con su caña de pescar y su cubeta con algunos pocos pescados.
Lo miro hasta que se borra de mi visión y vuelvo la vista al horizonte.
Observo el hermoso atardecer.
Pienso en Luka, en Nath y en Kagami. Vuelvo a pensar en todo lo que ocurrió, pienso en como me sentí al ver a Nath y a Luka con la arpía de Layla y el hecho de que Kagami esta con mi hermano en una relación.
¿Por qué todos los casos me dolía?
Entiendo que Kagami sea mi ex pareja y siento incomodidad de verla con mi hermano pero me ponía feliz saber que ellos podían ser felices. Un sabor agridulce.
Pero...¿Qué me ocurría con esos par de teñidos?
Mis pensamientos son interrumpidos cuando los pocos rayos del sol rebotan por un objeto que termina llevando su luz a mis ojos.
Tapo con una mano mi visión y busco de donde proviene lo brillante.
Me acercó poco a poco y me encuentro un collar dentro de la tierra junto con unas rocas a su al rededor.
Quizás se le cayó al viejo. Pensé.
La tomo con mis manos y sacudo el polvo que tenia. Lo analizo y sonrio. Era hermosa.
Estaba a punto de colocarmelo por alguna extraña razón pero siento la voz de mi madre a lo lejos llamándome.
Guardo el objeto en mi bolsillo y me encamino nuevamente en la casa.
-¿Qué ocurrió? ¿Por qué estás mojada?-Me pregunta con preocupación.
-Es que un señor cayó en el lago, tu sabes que es muy profundo pero logre sacarlo a tiempo.
-Por los guardianes, que bueno que estuviste cerca.-Dije besando mi frente.
-¿Guardianes?-Me extrañé por su expresión y senti su cuerpo tensarse.
-Ve a cambiarte, te puedes enfermar.
-¿Más de lo que estoy?-Intento bromear pero ella me fulmina con la mirada. La cagué.
Ella odiaba que me burlara de mi misma.
-¡Ya lo siento! Iré a tomar un baño.
Río divertida y corro hasta mi cuarto. Al entrar al cuarto de baño me desvisto y escucho como la cadenita que había recogido en el lago cae al suelo. La levanto y lo apoyo sobre el mueble de mi lavamanos para así entrar a la ducha.
Tarde 25 minutos en dar mi gran concierto para los envases de crema y jabón mientras usaba el envase de shampoo como micrófono.
Al salir enrollo la toalla en mi cuerpo y peino mi cabello húmedo para desenredarlo.
-Que bonito.-Pienso en voz alta tomando el collar para analizarla.
La enjuago con un poco de agua y me miró al espejo para posteriormente colocar la joyería en mi cuello.
Me veo y me analizo, me quedaba muy bonito. Pero sabía que debía devolverlo sin embargo no tenía ni la más remota idea de quien era el anciano de baja estatura.
-¡A comer!-Grita mi madre desde la cocina.
Me dejo el collar puesto y al vestime este queda escondida debajo de mi blusa.
Los días pasaron, 2 semanas para ser exactos, y el collar seguía en mi cuello. Jamás volví a encontrar al anciano. Todos los días me dirigía dirigía lago para ver si él regresaba por su joyería más nunca lo hizo. Quizás nunca fue de él.
Lo extraño es que desde que tenia el accesorio no volvió a sangrar mi nariz, la señora de mi sueño dejó de aparecer y to me sentía mucho mejor, con más ¿Vitalidad? Tenía color en mis mejillas, mis labios ya no estaban quebradizos ni secos y parecía no cansarme nunca.
Incluso pensé por varios momentos que el collar era el causante de mi recuperación. Incluso los doctores estaban sorprendidos por mi mejora repentina.
Luxy, así le puse extrañamente a mi colla y me agradaba.
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