Capítulo 3
Llegamos a donde provenían los aullidos, la vieja mansión. La batalla entre la manada y los híbridos ya había comenzado, eran más de los que pensábamos.
— ¡Ya era hora de que llegaran! — exclamó Stiles mientras le disparaba a los híbridos, pero no lograba derribar a ninguno. Un híbrido no tardó en acercarse a nosotros, intenté proteger a Violet pero ella fue más rápida y se colocó enfrente de mí, disparo y a comparación de Stiles; si logró derribarlo.
— ¿Cómo diablos hiciste eso? — preguntó Isaac igual de sorprendido que yo.
— Balas de madera, lo vi en una película de vampiros.
— ¡Sigue disparando! — gritó Scott, Violet asintió y continuó disparando. Los híbridos se dieron cuenta de las balas de madera, quisieron deshacerse de Violet pero yo no me separe en ningún momento de su lado, lanzando a lo lejos todo híbrido que intentara lastimarla.
Cora y Peter lograron entrar a la mansión tratando de encontrar al líder los híbridos, Lydia se colocó frente a la puerta alejando a los que quisieran entrar con su grito de banshee.
— ¡Tenemos que apresurarnos! Las balas de manera no los detendrán por mucho tiempo — dijo Liam al observar que los híbridos en el suelo comenzaban a levantarse.
— ¡Malia cuidado! — grité cuando que vi que un híbrido se le acercaba por la espalda. Corrí lo más rápido posible, pero el híbrido fue más veloz y logró tumbarla, colocándose sobre ella y clavando sus garras. Violet le disparó al híbrido para quitárselo de encima y que no lastimara a Malia aún más, nos acercamos a ella y analizamos la herida, era una herida muy profunda y estaba perdiendo mucha sangre —. Tenemos que llevarla con Deaton, ahora, él es el único que puede ayudarla.
— Duele mucho — susurró Malia, tomé su mano para absorber su dolor.
— ¡Retirada! ¡Vámonos ya! — ordenó Scott, Cora y Peter salieron de la mansión e inmediatamente corrieron hacia nosotros.
— Tranquila cariño, vas a estar bien — dijo Peter tratando de tranquilizarla a Malia y tomándola entre sus brazos.
— Yo los cubro — mientras todos nos dirigíamos a la jeep de Stiles, Violet se encargó de dispararle a los híbridos que nos perseguían. Las balas de madera se acabaron justo cuando llegamos a la jeep. Violet corrió a toda velocidad, era la única que faltaba en subirse, pero los híbridos estaban a nada de alcanzarla. Bajé de la jeep y me dirigí hacia ella, soltando un fuerte gruñido para que los híbridos se asustaran y se alejaran.
Con respiraciones agitadas subimos a la camioneta y salimos del bosque. Stiles manejó como loco para poder llegar a la clínica de Deaton, Malia ya estaba perdiendo la consciencia, tomamos su mano para quitarle el dolor pero era demasiado, más del que podíamos aguantar.
Finalmente llegamos a la clínica, entramos y Deaton nos pidió colocar a Malia sobre la mesa.
— Jamás había visto una herida así, haré lo posible para salvarla — Deaton sacó sus especies y las puso sobre la herida de Malia, ella inmediatamente se levantó y vomitó un líquido negro, asustando a Deaton y a la manada. Inconscientemente abracé a Violet quien estaba aterrorizada.
— ¿Qué le está sucediendo? ¡¿Por qué está así?! — cuestionó Peter con un gran terror de perder a su hija.
— Salgan afuera — fue lo que respondió Deaton.
— No me voy a separar de mi hija ¡quiero saber que le está pasando!
— No puedo trabajar si están aquí distrayéndome, si quieres salvar a tu hija te pido que salgas y esperes — no tuvimos otra opción que salir, nos sentamos en la sala de espera en silencio, con miedo e incertidumbre.
— Ya perdimos a mucha familia, no puedo perder a mi prima cuando recién la recuperamos — dijo Cora tratando de contener las lágrimas.
— En cuanto Malia se recupere, nos largaremos de aquí — comentó Peter.
— ¿Y qué hay sobre los híbridos? — pregunté.
— Que se pudran ellos y este maldito pueblo, no me interesa en absoluto que Beacon Hills termine siendo un pueblo fantasma. Cora tiene razón, ya perdimos a mucha familia, y yo no pienso perder a mi hija otra vez.
— No pueden irse, los necesitamos — agregó Lydia —. Beacon Hills alguna vez fue su hogar, fue el hogar de Malia, no pueden irse y dejar todo así.
— ¿Entonces qué? ¿Nos quedamos y nos arriesgamos a que mis sobrinos salgan heridos también? ¿Qué mi hija muera? — contestó Peter poniéndose de pie para dirigir su mirada hacia Scott —. ¿Qué clase de alfa eres? ¿Poniendo a tus amigos en riesgo cuando ya estaban creando sus vidas, cuando ya se habían alejado de todo esto?
— ¿Crees que no tengo miedo, Peter? Sabía los riesgos, sabía que sería difícil, pero es nuestro trabajo proteger a Beacon Hills, aquí nacimos y crecimos. Me duele saber que Malia está ahí adentro con su vida en juego, me duele saber que podemos perderla, perder a cualquiera de los presentes; pero sólo nos queda enfrentarlo, enfrentar lo bueno y lo malo.
— Scott tiene razón — añadí —. Debemos proteger y defender a Beacon Hills, en honor a los que hemos perdido y amaban este pueblo — Violet sonrió levemente ante mis palabras.
— Veremos quien sale viva de esta — bufó Peter y volvió a sentarse.
Decidí salir por un poco de aire, Violet no dudo en acompañarme.
— ¿Sabes algo? Entiendo a Peter, no quiere perder a su hija, no quiere sentir el dolor de perder a su familia de nuevo, es un dolor terrible.
— ¿Perdiste a tu familia? — Violet no respondió, simplemente apartó la mirada —. Perdón, no fue la manera correcta de preguntar.
— No te preocupes. Sí, perdí a mis padres hace dos años, cuando recién empecé a trabajar como detective. Esa noche había salido muy tarde del trabajo, mis padres estaban dormidos cuando entraron a robar, y los ladrones los asesinaron a sangre fría mientras ellos dormían. Minutos después llegué, los ladrones ya se habían ido, encontré todo hecho trizas y a mis padres ensangrentados y sin vida en su cama. La imagen aún me atormenta, es mi peor pesadilla — lágrimas rodaron por sus mejillas, suavemente acaricié su rostro para limpiar sus lágrimas y mirarla a los ojos.
— No puedo imaginar lo que debiste sentir, lo lamento tanto — Violet suspiró.
— Al menos tenemos eso en común, ambos perdimos a nuestras familias, no es algo lindo pero podemos entendernos.
— Debemos de tener más cosas en común, cosas lindas espero — Violet rio por lo bajo.
— Espero lo mismo.
— Y, si no es molestia preguntar ¿encontraron a los ladrones?
— Sí, fueron meses de trabajo duro y los encontré, mi primer gran trabajo como detective. Estaban muertos, los cobardes se suicidaron luego de arruinar muchas vidas.
— Eso debió ser muy duro.
— Sí, pero estoy tranquila al saber que ya no harán más daño.
— ¿Es por eso que nos estás ayudando? ¿Para que nadie sufra lo que tú sufriste? — asintió —. Tus padres deben estar muy orgullosos de ti, yo lo estoy — sin decir nada más, Violet colocó su cabeza en mi hombro. Estar alrededor de ella me hacía sentir paz y tranquilidad incluso en las peores circunstancias, quería sentirme así para siempre.
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