❸ Fuego

Jimin tenía un completo debate mental. Para empezar, la estrella había sacado a todos de la habitación,
incluso a su manager. Jamás pensó que Taehyung aceptaría que continuara con la entrevista, pero no podía desaprovechar la oportunidad.

—Genial. —habló con seguridad. El cantante no despegaba sus negros y profundos ojos de él. Tomó asiento en el sillón de nueva cuenta y abrió su libreta.

—Procede. —ordenó el azabache al aventar la botella que sostenía en su mano al piso. El estruendoso sonido del vidrio rompiéndose logró poner nervioso al rubio.

—Dices que no hay persona que te conozca más a ti que tú mismo. Entonces, ¿puedes decirme quién es Kim Taehyung? ¿Qué se siente ser tú? —preguntó fijando sus ojos en los contrarios.

¿Qué se sentía ser él mismo? Jamás le habían preguntado eso. Miró al rubio con curiosidad y pudo notar nerviosismo en sus hermosos ojos. El rubio lo intrigaba. Por supuesto que sabía que los entrevistadores se tenían que interesar en las estrellas, pero con Jimin era diferente. Podía sentir mucho más que simple interés por trabajo.

—¿Qué se siente ser yo? ¿Quién soy yo? —la estrella bufó con burla. —. ¿De verdad no se te ocurren preguntas más creativas, MinMin?

—Mi nombre es Park Jimin, y por favor le voy a pedir que responda mis preguntas. —contestó con molestia y prosiguió: —Supongo que será pan comido para usted. Se conoce demasiado...

El azabache pasó su mano tatuada por su cabello, estilizándolo así y logrando que los ojos del entrevistador brillaran. Se levantó del sillón y caminó lentamente hacia Jimin.

Debía de admitirlo, se sentía demasiado cohibido por el hombre que tenía en frente. Es que Kim era... casi perfecto. Sus músculos se veían demasiado duros; sus ojos eran grandes y preciosos. Ni hablar de los tatuajes que cubrían su desnuda piel del abdomen.

—¿Quieres saberlo? ¿Confidencialmente? —susurró Taehyung una vez que estuvo cerca del rubio. Básicamente estaba invadiendo su espacio personal de nuevo. Las mejillas del periodista se colorearon de un color carmín y trató de evitar el contacto visual.

—Sí. —fue lo único que pudo salir de su boca. El cuerpo del otro estaba demasiado cerca; lo deseaba de una manera secreta y desesperada.

—Sexo.

No pudo evitar sobresaltarse al escuchar esa palabra. Por supuesto que era normal, pero en ese momento... no entendía por qué se sentía tan nervioso. No se sentía incómodo, pero sí tenía unas ganas inmensurables de besar al chico que invadía su espacio.

—Las proyecciones de otras personas de lo que quieren que yo sea. —su ritmo cardíaco comenzó a acelerarse al momento en que el cantante tomó su mentón y lo obligó a encararlo a los ojos. —. O lo que tú y todos tus lectores quieren que yo sea.

—Yo soy sexo, alcohol y drogas. —su pecho subía y bajaba exageradamente. Cada vez necesitaba más oxígeno. Había algo en aquel chico que mostraba esos bien trabajados y duros abdominales que lo volvía loco; ya no estaba pensando con claridad. Es como si lo abrazara y lo hundiera dentro de un lago de lujuria pura y curiosidad.

—Soy un esclavo del rock and roll —los labios estaban a centímetros de tocarse y Jimin comenzó a producir demasiada saliva al pensar en besar esos labios ahogados de alcohol. —. Nadie puede conocerme mejor que yo, porque yo vivo aquí.

—Yo puedo. Yo quiero. —habló el rubio con prisa. Necesitaba besarlo en ese momento.

Sus ojos se conectaron con intensidad antes de unir sus labios en un sediento y necesitado beso. Las manos de Jimin recorrieron todo el abdomen del contrario y lo disfrutó con locura. El beso no era flojo; al contrario, era salvaje.

Las lenguas de ambos habían ansiado encontrarse con locura; sus salivas se conectaron al instante y era algo embriagante, sobre todo por el hecho de que Kim aún sabía a alcohol.

No pudo evitar subirse sobre el cantante. Se sentó sobre su pelvis mientras lo besaba con pasión y pasaba sus manos por el largo cabello. La playera negra del periodista desapareció en segundos, y su tersa piel blanca fue recorrida por las expertas manos de Taehyung.

Nadie podía decir ni una palabra. Sólo se dedicaban a disfrutar del momento; nadie lo había planeado, pero vaya, los dos cuerpos se necesitaban el uno al otro. Taehyung sin duda, era sexo. Y Jimin lo corroboró cuando sintió su miembro endurecerse y crecer debajo del pantalón.

—Ha~ Taehyung... —jadeó cuando los ardientes besos del azabache bajaron por su mandíbula y se instalaron en su cuello.

—Bebé, disfrútalo. Sé mío por este momento. —pidió mientras devoraba el cuello del pequeño chico que le había gritado unos minutos antes.

Debe de admitir que sintió cómo su vida se le escapaba cuando estuvo debajo de las manos de aquel hombre. No podía pensar en otra cosa que no fuera el azabache. No podía pensar en otra cosa aparte de la erección del otro.

Por lo mismo, se bajó del regazo de Taehyung y se arrodilló frente a él. Comenzó a luchar contra el pantalón de cuero de la estrella; para bajarlo, tenía que desabrocharlo jalando los hilos que ajustaban la cintura y terminaban en un nudo en la parte de enfrente.

El azabache acariciaba los cabellos rubios y echaba su cabeza hacia atrás. La verdad es que su gran erección lo estaba matando en ese momento y el pequeño entrevistador de piernas delgadas se estaba tardando una eternidad en liberarlo de ese martirio.

Cuando finalmente logró bajar el pantalón, se dió cuenta de que el artista no llevaba nada más que eso; por lo tanto, se maravilló con el tamaño de aquel grueso y largo pene. Se mordió el labio inferior y con delicadeza besó el glande.

—Oh~ bebé. Si lo haces de nuevo no creo poder aguantar. —Pudo apenas decir antes de sentir cómo el rubio introducía toda su extensión dentro de esa cálida boca—. Deténte. No sigas, por favor. —rogó el azabache.

A pesar de estas peticiones, Jimin hizo caso omiso y siguió succionando con dureza el pene del contrario. Le encantaba delinear las venas del falo de la estrella con la lengua, lo excitaba demasiado. No iba a parar, por supuesto que no. Necesitaba el semen contrario empapando sus papilas gustativas.

—Bebe, deténte, para ya. Estoy a punto~ —suplicó el azabache antes de dejar escapar un varonil gruñido de su boca.

Jimin saboreó hasta la última gota de elixir que era el esperma de su ídolo. No dejó que ninguna gota se desperdiciara y el sabor amargo invadió su gusto.

—Pequeño, lo hiciste increíble. Pero ahora, me temo que tendré que hacerte rogar para me detenga. —Una vez que se recuperó del orgasmo provocado por la boca del periodista, se levantó del sillón y cargó al rubio sobre su hombro.

Caminó con él hasta llegar a la mesa de billar que se encontraba a la mitad del cuarto. Lo sentó al ras de esta y tomó el borde del pantalón blanco con posesión.

—Oh, Taehyung~ —jadeó el menor de los dos al sentir la profunda mirada del chico contrario sobre su cuerpo.

Desabrochó el pantalón y bajó el cierre. De un movimiento le dió la vuelta al delgado chico, logrando así que este último colocará sus codos sobre la mesa y su trasero quedara elevado.

Su pantalón fue bajado de un brusco movimiento; Taehyung observó la hermosa piel aterciopelada de sus esbeltas piernas y la acarició con experiencia.

Seguido de esto, retiró la ropa interior blanca del menor y se maravilló al ver ese aro de músculos que tanto deseaba. Es que el periodista no podía ser más perfecto.

—¿Estas listo, lindura? —preguntó mientras acariciaba la espalda contraria; el rubio asintió con la cabeza y Taehyung lamió su dedo índice antes de introducirlo al interior del otro chico.

Gemidos se escucharon y el cuerpo de Jimin temblaba bajo el toque del mayor. Sus piernas flaqueaban cada vez que los dedos llegaban y se acercaban a su próstata. Sólo se limitaba a jadear y a babear sobre la mesa.

—Mh~ Tae-

El cantante no pudo evitar morderse el labio y cerrar los ojos cuando tomó su erección con una mano y la frotó un poco; seguido tomó el condón que había estado guardado en su pantalón y se lo colocó. Adoraba ver a ese chico volviéndose loco y temblando bajo sus manos.

Sostuvo sus caderas con fuerza y levantó su trasero. Era casi glorioso ese chico. No podía creer que desperdició tanto tiempo cogiendo con mujeres en lugar de hacerlo con chicos como Jimin.

Comenzó a introducir con lentitud su falo en ese hermoso y apretado agujero. Se sentía tan hermoso como el interior del rubio se amoldaba a la perfección con su longitud. Los gemidos de ambos se hicieron presentes al igual que las embestidas.

Eran profundas y certeras. El chapoteo de sus dos cuerpos impactando uno contra el otro se hizo presente y ambos se sintieron acogidos por el espíritu del rock.

Todo era sexo. Todo era coger; follar si quieren. Pero hacerlo con aquel rubio de cuerpo delgado era lo que le daba sentido a su vacía vida. Escuchar sus gemidos y súplicas era lo más hermoso del mundo. Era mejor que cualquier melodía que pudo haber compuesto él mismo.

Cada vez que golpeaba su próstata, Jimin gritaba fuerte; sus piernas se doblaban y tenía miedo de caer al suelo. Pero la fuerza de Taehyung era tal, que podía sostener al rubio sin ningún tipo de dificultad.

—Ah~ ¡Taehyung! ¡Más, joder! ¡Más! —pedía el menor. Y fue cuando sé sintió vacío; Taehyung había salido de su interior.

El azabache volvió a hacer un movimiento brusco con el menor y lo subió a la mesa por completo; esta vez, el entrevistador lo vería a él mientras era follado.

La estrella se subió sobre la mesa de igual manera y volvió a entrar en el cuerpo del menor. Su espalda se arqueaba con cada embestida y sentía su cuerpo aún más débil que antes; la follada que estaba recibiendo le estaba arrebatando la vida. Su abdomen recibía descargas y pequeños jalones cada que veía el rostro sudado del azabache tan cerca del propio.

Era hermoso. Era simplemente hermoso ver a Kim de tan cerca. Sus profundos y hambrientos ojos lo fascinaban; sus cuerpos se estaban fusionando debajo de la lujuria. El orgasmo de ambos se avecinaba.

Jimin no se pudo resistir a lamer a su pareja por esa noche. Lamió desde su barbilla y recorrió su mandíbula hasta llegar a la oreja con miles de perforaciones.

—Eres genial, Taehyung —susurró segundos antes de que ambos llegaran al orgasmo; Taehyung se vació dentro del condón que había colocado sobre su pene y Jimin lo hizo sobre el abdomen de ambos.

Después de correrse, el cantante de rock cayó sobre la mesa junto al chico que se había follado y trató de recobrar el aliento. Por otro lado, Jimin, quien apenas lograba recobrarse del enorme orgasmo que había experimentado, trató de recorrerse un poco; sin embargo, la mesa se terminó y el rubio terminó en el suelo frío.

—Ah, demonios. —se quejó el periodista en voz alta.

—Eso fue... increíble —mencionó el azabache unos segundos antes de que la puerta fuera golpeada desde afuera. —. ¿Qué? —gritó con fastidio.

—Señor Kim, sale en cinco minutos. —se les fue anunciado y el cantante se levantó de un salto.

—Perfecto, pequeño. Puedes agarrar tu ropa e irte, yo tengo un concierto que dar —habló mientras volvía a subir sus pantalones y a estilizar su cabello largo. El rubio se levantó con rapidez y agarró sus pantalones. —. De verdad espero un gran artículo de tu parte.

Sus ojos se volvieron a conectarse; el mayor sostuvo el mentón contrario de nuevo y le dió un corto pero lindo beso. Y, sin embargo, Jimin se sintió confundido, ese beso era algo desinteresado. ¿Había sido un error coger con ese hombre? ¿Lo hizo únicamente por el artículo?

Le dedicó una última sonrisa antes de salir de la habitación y dejar al menor confundido y desnudo. Por supuesto que no olvidó tomar otra de las miles de botellas que había en el carrito de las bebidas antes de salir; jamás se le olvidaría algo tan importante.

—Mierda... —susurró el rubio para sí mismo.


La gente era una locura debajo del escenario. Las luces se apagaron por completo y los gritos comenzaron a intensificarse. Por primera vez, Kim Taehyung se presentaba como solista; la gente estaba vuelta loca.

Había pasado ya mucho tiempo desde que el cantante pisó el escenario, y cuando subió a él en la oscuridad, volvió a sentirse vivo. Volvió a sentirse consumido por las embriagantes llamas del verdadero placer; el rock.

La música comenzó a sonar y el espectáculo de luces impactó a cada uno de los espectadores. Los símbolos del rock no se hicieron esperar, pues el público levantaba sus brazos con seguridad y el símbolo del diablo era formado por sus manos. Estaban listos para rockear.

Una vez que el escenario estuvo completamente iluminado y el cantante comenzó a cantar, el fuego comenzó a salir y el ave fénix fue llamada.

“Love is like a bomb, baby.
C’mon get it on.
Livin’ like a lover with a radar phone.
Looking like a tramp, like a video vamp.
Demolition woman, Can I be your man?”

Todo el mundo gritaba al escuchar cantar a su artista favorito. Era obvio que segundos antes de entrar al escenario, el chico no pudo resistirse a meterse algo; esto con la intención de poder lograr su actuación.

El público entero cantaba junto con Taehyung. Las chicas se volvían locas al ver el buen definido torso del cantante; sus movimientos eran demasiado provocadores sobre el escenario.

Jimin, por otra parte, estaba haciendo lo posible por terminar de vestirse y agarrar todas su cosas. Escuchaba al chico cantar y su corazón se aceleraba a más no poder; esa era su canción preferida.

El alcohol abundaba por el lugar, nadie podía despegar su vista del escenario y soltar su botella. Los músicos de atrás tocaban con toda la energía del mundo, es que Kim podía incendiar un escenario en minutos.

—¿Ves? ¡Te lo dije! Kim es el mejor cantante de rock de la época. Te dije que no te arrepentirías. —gritó el manager en el oído de Yoongi. Hoseok no podía parar de cantar junto con el público y la estrella.

—Seguro que lo dijiste, Kim es una estrella. —aseguró el azabache de ojos rasgados.

El periodista salió por fin del camerino y corrió a mezclarse entre el público. Taehyung era excepcional. Su manera de cantar volvía loca a la gente, sin mencionar que era el chico más sexy del mundo.

Sé sintió algo extraño cuando, después de rociar una botella de cerveza sobre el público mientras cantaba, subió a una chica al escenario. Por supuesto que nadie lo tenía planeado, y esto se notó cuando la chica no pudo controlarse y comenzó a manosear el precioso cuerpo del cantante.

No podía sentirse enojado, después de todo, solamente habían follado antes del concierto y nada más. Pero finalmente, la chica se desmayó cuando el azabache le guiñó el ojo y continuó cantando.

“Pour some sugar on me!
Ooh, in the name of love...
Pour some sugar on me!
C’mon fire me up...
Pour your sugar on me!
Can’t get enough...”

Todo el mundo estaba gritando la letra de aquella canción. Todo el mundo, excepto Jimin. No podía pensar en otra cosa que no fuera Kim. Lo deseaba de nuevo... deseaba su cuerpo. Pero había algo más, deseaba conocerlo de verdad.

“I'm hot, sticky sweet
From my head to my feet, yeah”

Después de este pequeño verso, el solo de la guitarra se hizo presente y se sintió acogido en los brazos del rock and roll. No había retorno, Taehyung estaba viviendo lo que amaba. Tal vez no de la mejor manera porque estaba drogado, pero lo estaba disfrutando más que a cualquier otra cosa.

Abrió los ojos y su mirada se encontró con la de aquel rubio que lo miraba desde el público. Le sonrió de la única manera en la que podía hacer que alguien se derritiera, funcionó con Jimin. Para el siguiente verso, lo señaló.

“You got the peaches, I got the cream
Sweet to taste, saccharine
'Cause I'm hot, say what, sticky sweet
From my head, my head, to my feet”

Un grito se hizo presente por parte del cantante y la gente correspondió y gritó en respuesta. Sin duda, era la mejor noche de la vida. Para todos en general.

Yoongi se estaba hinchando los bolsillos de dinero; Seokjin había revivido a una estrella del rock; Taehyung estaba haciendo lo que más disfrutaba en el mundo; y Jimin... él se estaba enamorando.

Todo el escenario ardió en llamas cuando el cantante continuó cantando todas las canciones famosas de la época. Sin duda, iniciar con: “Pour some sugar on me” había sido un éxito. Kim Taehyung estaba de nuevo en el juego.

Sólo faltaba que el artículo que publicara cierto jovencito de mejillas tiernas fuera bueno para volver a ganar la aceptación de la gente y los críticos.

—¡Estamos aquí por el rock and roll! ¡Vivamos por el rock! ¡Hagamos el amor a plena luz del día, emerjamos de nuestras cenizas como la mismísima ave fénix!

Todo el mundo gritó en aceptación de lo que había gritado el cantante cuando terminó su concierto. Jimin salió corriendo de ahí, sinceramente ya no podía seguir sintiendo aquello. No podía seguir pensando en aquella estrella, porque eso era. Una estrella inalcanzable para él; una estrella que podía tener lo que quisiera, ¿por qué querría a Jimin?

Era hora de escribir ese artículo. Sin duda, Kim se había ganado mucho más que el regreso como solista, se había ganado el corazón del periodista Park.

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Nos vemos en el siguiente capítulo.

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