~La pequeña princesa de Papi~ +18
Era temporada de nuevo ingreso en la UA, y en uno de los grandes jardines que hay en las instalaciones dos chicas que acababan de entrar a tercero hablaban con tranquilidad.
-¿Cómo crees que le vaya a Izu-sama?- preguntaba una linda chica peli castaña clara de unos diecisiete años.
-Debe irle bien para seguir trabajando en el extranjero, aunque quisiera que volviera ya y nos diera su respuesta- respondió otra chica peliblanca de la misma edad.
-¿Tú crees que vaya a aceptar? Él ya es un adulto y héroe, mientras que nosotras aún debemos ser como niñas para él- comento la primera chica, decaída.
-No lo sé, solo espero que lo haga, ya que estos sentimientos no se han apagado en todos estos años- dijo la chica peliblanca con una mano en su corazón.
-Tienes razón, no hay que ser pesimistas ¡Nuestros sentimientos serán correspondidos!- exclamo la primera chica.
-Después de lo que hicimos antes de que se fuera, eso espero- respondió la chica peliblanca sonrojándose junto a la otra.
-¡Mahoro Nee-san, Eri-chan!- las llamo un chico parecido a la peli castaña de unos quince años.
-¿Qué pasa Katsuma?- pregunto la chica parecida a él.
-Nee-san, el director está llamando a todos al auditorio, parece que van a dar un anuncio importante- aviso el joven llamado Katsuma a su hermana.
-Ugh... de que tratara esta vez, la última vez fue demasiado aburrido- se quejó Mahoro cruzándose de brazos.
-Tranquila, de nada sirve quedarse, solo vayamos. Te cubro si te quedas dormida- comento Eri poniendo una mano sobre su hombro.
-¡Te amo! ¡Quédate conmigo para siempre!- exclamo Mahoro abrazándola y dándole un beso en la mejilla.
-Sí, sí- respondió Eri regresandole el abrazo.
-¡Nee-chan!- exclamo Katsuma con evidentes celos.
-¿Qué pasa hermanito?- pregunto Mahoro haciéndose la inocente.
Katsuma no dijo nada, solo respondió con un puchero.
-Mejor vamos al auditorio, parece ver que necesita el director- dijo Eri con una sonrisa algo nerviosa, tratando de calmarlo.
Katsuma solo desvío la mirada con un sonrojo y asintió.
Cuando todos llegaron al lugar, vieron a un pelinegro con gorra roja esperándolos con lugares apartados.
-Kota, ¿tú sabes de qué se trata esto?- pregunto Eri sentándose junto a Mahoro.
-No estoy seguro, pero parece importante. Los maestros parecían algo nerviosos cuando los vi- respondió el chico identificado como Kota.
Antes de que alguien pudiera hablar de nuevo, la voz del director se hizo presente.
-Buenas tardes, estimados estudiantes. Sé que muchos se preguntaran el por qué los henos reunidos hoy- hablo la pequeña quimera conocida como Nezu, llamando la atención de todos -Están aquí reunidos para presentarles al nuevo docente. Sé que muchos se preguntaran que tiene de especial un maestro para llamarlos de esta forma y la respuesta es que después de tres años...
-¡YO ESTOY AQUÍ!- se escuchó una imponente, pero amigable voz.
Del techo del auditorio, El Héroe Dekiru en sus veintidós hacía acto de presencia con una caída de superhéroe.
-Chicos, no hagan esto, es malo para las rodillas-menciono el famoso Héroe, levantándose, antes de que todo el auditorio estallará en aclamaciones y gritos.
A un lateral del lugar, se veían a cuatro chicos. Todas las reacciones eran de incredulidad, mayormente, pero las que seguían los diferenciaba en dos grupos.
El primero, conformado por las chicas, era de felicidad al punto de llegar a sonrojarse por ver a la persona con la que querían estar desde hace años.
El segundo, conformado por los chicos, era de preocupación, sabían muy bien del enamoramiento de sus amigas y hermana por el Héroe Dekiru y no creen que podrían competir contra alguien tan llamativo y sobresaliente como la persona más poderosa del mundo.
-Mucho gusto, chicos. Yo seré su nuevo maestro y consejero general, soy el héroe Dekiru o me puede llamar... Izuku-sensei...
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La reunión había terminado, todos los alumnos se retiraban emocionados por lo que acababan de ver.
-No puedo creer que haya vuelto de la nada- dijo Kota algo emocionado, pero con la mirada un poco perdida.
-¡Lo sé! ¡Es genial que haya vuelto!- Exclamo Eri con emoción y felicidad.
-¡Sí! Aunque me gustaría estar en el curso de héroes para que me diera clases también...- añadió Mahoro con algo de tristeza.
-Tranquila, sé que él tendrá tiempo para vernos siempre- dijo Eri tratando de animarla.
-¡Tienes razón!- contesto Mahoro motivada.
Detrás de ellas, ambos chicos las seguían mientras las miraban hablar con tanto entusiasmo de Izuku. Kota miraba a Katsuma observar a Eri con algo de preocupación.
-Tranquilo, aún tienes tiempo, no creo que Dekiru vaya a aceptarlas. Todavía son menores y él ya es un adulto- comento en voz baja, calmando a Katsuma.
-Sí, tienes razón- respondió Katsuma un poco más tranquilo sin que ninguno de los dos supiera lo que había pasado entre las chicas e Izuku en el pasado.
Después de esa corta platica, todos volvieron a sus respectivos salones para terminar las clases del día.
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Las clases siguieron con normalidad, solo que ahora, varios alumnos fueron al despacho privado de Izuku para poder hablar con él en sus ratos libres. Cuando las clases terminaron, todos se retiraban felices de haber visto al mayor héroe del mundo.
Los chicos, por su parte, no habían ido en todo el día. Esperaban a la salida para que hubiera menos personas. Cuando llego el momento, Eri Fue al salón de Mahoro para que fueran juntas, ya que Kota no podría al tener que ayudar a su tía con algo, pero las cosas no fueron como quería al ver llegar a Katsuma.
-Vamos, Nee-chan. Papá dijo que quería que hoy llegáramos temprano- dijo Katsuma llamando la atención de su hermana.
-Pero... Izu-sama... Yo quería ir a verlo ahora que no hay tanta gente- respondió la chica recordando las palabras de su padre.
-Lo sé, yo también quiero ir a verlo, pero papá dijo que era importante- replico Katsuma caminando hacia la puerta.
-Yo... yo..., ya que...- dijo Mahoro resignada -Hasta mañana, Eri- añadió saliendo del salón con la cabeza baja.
Eri solo se quedó ahí de pie despidiéndose con la mano.
-Parece que seré yo sola...- se dijo en un susurro -¡Siiiiiii!- exclamo con los brazos al aire feliz de que tendría a Izuku para ella -No puedo perder más tiempo- se dijo para ir al despacho de Izuku.
A Izuku le habían dado un cómodo y grande despacho en el último piso del edificio que compartían las clases heroicas y de estudios generales. Desde ahí, planificaba sus clases y recibía a los alumnos que necesitaran hablar con él.
Caminando los largos pasillos y las interminables escaleras, Eri sentía como su ansiedad aumentaba a cada paso y sus piernas flaqueaban. Siendo invadida por los nervios, no se dio cuenta cuando llego a la oficina. Tratando de calmarse, soltó un profundo suspiro y toco la puerta. Esperando unos segundos, escucho una respuesta de Izuku desde el interior.
Al momento de abrir la puerta, miro a Izuku revisar unos papeles seriamente, pero lo que más le llamo la atención fue la apariencia de Izuku, sin duda había cambiado desde la guerra y la muerte de varios de sus conocidos. Sin embargo, en el fondo seguía siendo igual de amable y bueno como siempre.
-¡Oh, Eri!- dijo Izuku con una sonrisa al ver quien había entrado.
-Hola, Papi...- respondió la chica sonriente, llamándolo por su apodo que todos creían inocente, mientras se acercaba a él y se sentaba en sus piernas -Sabes... Mahoro-chan y yo te hemos extrañado mucho- dijo mientras movía levemente su cadera.
-¿Apenas volví y ya estás así?- pregunto Izuku sosteniéndola de la cintura y abdomen -Me pregunto cuando fue que te volviste una chica tan pervertida- murmuro en su oído sacándole un gemido a Eri antes de comenzar a besarle el cuello.
-Lo siento por ser una chica mala, Papi- dijo dándose la vuelta para besar los labios de Izuku mientras él le desabotonaba la blusa del uniforme y acariciaba su piel directamente.
-Tu piel sigue siendo tan suave- murmuro sin cortar el beso y subiendo su mano hasta el sostén de Eri para meter su mano y acariciar uno de sus grandes pechos.
-Ya no soy tan pequeña como el día que te fuiste- dijo Eri separándose un poco y quitándose el sostén para que Izuku tuviera una vista plena de ellos.
Él no dijo nada, solo acaricio ambos pechos antes de meter uno de los pezones de Eri en su boca y pellizcar el otro. En respuesta, Eri abrazo su cabeza con fuerza mientras gemía y frotaba sus húmedas bragas contra la creciente erección de Izuku.
Acariciando su trasero y lamiendo sus pechos, Izuku rompió las bragas de Eri sin pensarlo para meter dos dedos dentro de ella.
-Papi...- gimió Eri al sentir a Izuku mover sus dedos dentro de ella -Por favor, ha pasado mucho tiempo y te necesito dentro de mí- pidió tomando el rostro de Izuku para besarlo.
Izuku se levantó, separándose del beso para sentarla sobre su escritorio y comenzar a quitarse la ropa, dejando su musculoso y esbelto cuerpo a la vista de Eri, excitándola aún más. Ella, por su parte, solo estaba recostada sobre el escritorio en medias negras hasta el muslo y falda.
-Te ves muy sexy, Princesa- dijo Izuku colocándose sobre ella para besarla, acariciando la vagina de Eri con su gran erección.
Izuku la besaba mientras jugaba con su cuerpo hasta que decidió que era suficiente y comenzó a entrar en ella.
-AHHHHH- gimió Eri al sentir el pene de Izuku expandir su interior y comenzar a embestir con delicadeza.
Delicadeza que poco a poco fue dejada atrás cuando Izuku comenzó a moverse de forma más rápida y entraba más profundamente en ella.
-Papi... ¿Quieres te enseñé un truco que aprendí durante estos años?- pregunto sin poder contener sus gemidos y acariciando sus pechos.
La única respuesta que Izuku pudo dar fue un gruñido junto a un leve asentimiento ante lo estrecha que era Eri. Sin tener una idea de que seria, solo vio como el cuerno de Eri se iluminó y redujo su tamaño un poco, a la vez que su vagina se estrechó aún más.
-Q... ¿Qué hiciste?- pregunto moviéndose un poco más lento debido a lo apretada que se puso Eri.
-Solo... rebobiné mi cuerpo a una edad más joven...- revelo dejando un poco en shock a Izuku -Ahora puedes correrte dentro de mí sin que haya peligro de que quede embarazada y no tienes que preocuparte, puedo rebobinarme de regreso a la normalidad- añadió moviendo sus caderas y besando el cuello de Izuku.
Al momento de escuchar esto, Izuku no supo qué le paso a su cuerpo, solo sintió como aumento la temperatura y su pene creció un poco mientras se ponía aún más duro, provocando más gemidos de Eri.
-No puedo creer que mi princesa use los poderes que deberían ser para salvar a las personas para algo tan pervertido- dijo Izuku con una sonrisa, agarrando con un poco de fuerza el trasero de Eri y levantándola -Debería castigarte- añadió quitando una de sus manos para azotarla con un poco de fuerza.
Izuku la cargaba mientras la penetraba y le daba nalgadas, provocando que Eri lo abrazara con sus piernas y rasguñara su espalda mientras se besaban con amor y pasión.
-¡Sí, Papi! ¡Castígame! ¡Me he portado muy mal!- gritaba Eri en éxtasis con la lengua de fuera.
-Dime, princesa. ¿Por qué Mahoro no vino?- pregunto sin detener sus movimientos y tomando el rostro de Eri, haciendo que comenzara a chuparle el pulgar con necesidad.
-Esha tenía que ir con shu papá- respondió lamiendo los dedos y la palma de la mano de Izuku.
-Ya veo... también quería saludarla, pero supongo que será para la próxima. ¿Por qué habrá próxima verdad?- pregunto acelerando sus movimientos hasta dar una profunda penetración y terminar dentro de Eri.
¡Shhhiiiiiii!- grito en respuesta al sentir el semen de Izuku inundar su interior -Esh mucho másh que la última vesh- dijo recordando el día que Izuku se fue de viaje.
-Me he retenido solo para ustedes- susurro en el oído de Eri, acariciando su mejilla.
-¡Te amo, Papi!- exclamo Eri para abrazarlo y besarlo con pasión.
-Yo también te amo, princesa- contesto Izuku abrazándola suavemente.
Durante el abrazo, Eri noto que Izuku seguía dentro de ella y que su erección no había disminuido en lo más mínimo.
-Parece que Papi no está satisfecho...- dijo con un sonrojo mientras lo miraba a los ojos y movía sus caderas.
Izuku solo sonrió antes de comenzar otra sesión de amor.
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-Sí, Aizawa-sensei. Ella se está quedando conmigo, nos quedamos hablando hasta tarde y se quedó dormida, así que la traje a descansar a mi casa- dijo Izuku a través de un teléfono.
-Ya veo, me había preocupado cuando no recibí ningún mensaje de ella- respondió Aizawa con un tono tranquilo -Solo asegúrate de que mañana llegué a clases- pidió a su exalumno.
-No se preocupe, sensei. Ya comencé a trabajar ahí, así que llegara a tiempo sin duda- dijo Izuku mirando hacia arriba mientras contenía un gemido -Hasta la próxima, sensei. Tengo muchas ganas de hablar con usted en persona- dijo conteniéndose más.
-Hasta luego, chico problema- contesto Aizawa colgando la llamada.
Dejando el teléfono de lado, Izuku miro hacia abajo. Lugar donde se encontraba Eri de rodillas mientras lamia y chupaba su pene con avidez. Llegando casi al límite, tomo la cabeza de la chica y comenzó a penetrar su boca más rápido hasta correrse dentro de ella.
Todo lo que se escuchaba en la habitación eran los suaves gruñidos de Izuku y a Eri tragar todo el semen que podía durante unos minutos. Terminando de correrse, Izuku retiro su pene, ya flácido, de la boca de la joven chica que tenía la mirada perdida a causa de la falta de aire, el placer y el éxtasis de la situación.
Tomándola en brazos, Izuku la levanto y acostó en la gran cama de su habitación, para abrazarla por la espalda.
-En verdad te volviste una princesa pervertida. Mira que hacer eso mientras hablo con tu padre- dijo Izuku acariciando los sensibles pechos de Eri.
Ella solo podía gemir en respuesta, así que Izuku decidió que era hora de descansar. Mañana será un día interesante, ya que Mahoro tenía ideas algo diferentes respecto al sexo y sabía, sin dudas, que ella vendría mañana...
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Aquí otra historia de esas que tanto me gustan, sencillas y cargandas de sexo hasta arriba. Espero que les haya gustado.
Sin más, no se olviden de dejar su estrella y comentario. Hasta la próxima.
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