Gracias totales || Reto #2
¿Para qué vine a la entrega? Pues, si he de ser sincera, la comida gratis me llamó cual canto de sirena. Digamos la verdad: las chances de repetir la carambola del año pasado son escasas, pero al menos me voy a ir a casa con el estómago lleno y las caderas contentas. ¿Decís de venir para repartir felicitaciones y aplaudir como foca a quienes ganen? ¡Por favor! Si ya los veo a todos, mirando al de al lado con un poquito de odio y al tenedor con un poquito de amor. ¿Venir para hacer sociales, tal vez? La gente está demasiado ocupada memorizando discursitos que no se los va a escuchar ni la madre, ni la abuela, ni el perrito que no entiende nada. No nos mintamos, acá todos queremos ganar. Y muchos no tendrían problema en ensartar a la del fanfic popular con tal de hacerse con el premio.
Yo no me preocupo. A estas alturas de la noche, después de que se anunciaran las únicas categorías de donde podría haber manoteado algo, lo único que me queda hacer es criticar vestidos y robarle lo que quede del postre a alguno de los de la mesa en la que me tocó sentarme. Acá, al fondo, a la derecha, justito al lado de la puerta que da a la cocina. Supongo que es donde nos esconden a los proyectos medio fallidos y a los que no tenemos remedio, aunque no puedo asegurarlo. Igual, no me quejo. Puedo comer tranquila, sin que nadie se espante. Total, ya llevo anotados dos de tres en la lista de logros wattpadianos. Si antes las metas eran plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo, ahora es hacerte amigo de un embajador, terminar alguna de las historias que tenés en borradores y ganar un Watty. Bien pensado, no estoy muy fallada. ¿Qué cuernos hago en esta mesa?
—Y el premio Watty a mejor historia de humor es para... —Vaya suspenso se manda la conductora. Como si conociese a muchos autores que escribieran ese género aparte de Jal, el chico de los patos—. ¡EvangelineV!
Esperá un poquito... ¡¿Qué me estás contando?! Si yo ni siquiera escribo cosas humorísticas. Emma te hace llorar como magdalena, los amantes desgraciados te llevan a la locura y de Genevieve mejor ni hablo. ¿Es que acaso se tomaron alguna de mis seriedades extremas como una broma? Imposible. Pero a caballo regalado no se le miran los dientes, ¿no? Subo, reclamo la estatuilla, bajo y estamos. No hay manera de fallar con tremendo plan. Así que lo hago. Voy, luzco los tacazos que llevo y, de paso, le sonrío al que me entrega el premio.
—Gracias, gracias. No esperaba ganar este galardón. Así que alguien que me quite la duda: me lo están dando porque la cantidad de actualizaciones al año que hago es un chiste, ¿cierto? Es que no me encuentro otra razón. Pero gracias totales.
Y bajo. Rodando por los tres míseros escalones, pero bajo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top